La gran cazadora

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Mikasa era aplaudida y ovacionada por todos los habitantes de Sina que no estaban siendo atendidos en el hospital, estaba parada en el centro de la ciudad frente al gran reloj de sol.

— Mikasa Ackerman — Empezó a hablar el alcalde Zackly, lo que hizo que el resto de las personas guardarán silencio — En honor por tus servicios hacia la ciudad de Sina te conmemoramos con una medalla a tu valor para que el mundo sepa lo que hiciste por nosotros.

Mikasa sonreía mientras se agachaba levemente y dejaba que la comandante Brzenska le colocará aquella medalla redonda de oro con una cinta roja en su cuello.

— Farlan Chruch — Volvió a hablar el alcalde haciendo que el rubio se ponga firme — En honor a tu gran aporte en la liberación de la ciudad Sina de las temibles sucubus, te conmemoramos con una medalla a tu intelecto — En el cuello de Farlan fue colocada, por el subcomandante Ian Dietrich, una medalla de oro con una cinta de color verde.

Todo Sina aplaudió y algunos silbaron a los héroes de su ciudad.

— Y debido a su gran trabajo erradicando a la plaga de sucubus de nuestra ciudad, se les recompensa con 10000 monedas de oro — La comandante Brzenska levanto con algo de dificultad una mochila llena de monedas de oro para entregársela a Mikasa — Doy por finalizado este discurso.

El alcalde se retiró con la comandante y el subcomandante de la armada detrás de él.

Sina estaba en reparaciones por todos los daños causados por las sucubus, y por Mikasa, pero aún así varias personas estaban felices de volver a sus vidas sin tener que preocuparse nuevamente de las sucubus.

Cuando termino el discurso varios habitantes rodearon a Farlan y Mikasa para felicitarlos y agradecerles lo que hicieron por Sina.

— Valiente y hermosa, merece esos y más elogios señorita — Comento una voz que se acercaba a Mikasa, se trataba de un joven de cabello castaño cenizo el cual tomo la mano de la cazadora para besarla — Si desea puede venir a tomar a mi bar.

— Gracias — Mikasa se sentía un tanto disgustada por el gran acercamiento de aquel chico — disculpe, me dice su nombre.

— Vaya que torpeza la mía, olvide presentarme señorita Ackerman, soy Jean, Jean Kirstein para servirle.

Mikasa rápidamente reconoció ese nombre, aquel casanova de cuarta no era nada más ni nada menos que uno de los tontos que participaron en el ritual de invocación de sucubus, parecía muy bien de salud como para también haber sido afectado por las sucubus.

— Entiendo, ¿puedo saber cómo es que no se ve tan debilitado joven Kirstein? — Dijo Mikasa con cierta molestia mientras se alejaba y limpiaba su mano en su ropa.

— Soy demasiado exigente con las mujeres para dejarme seducir por un simple demonio, la belleza antinatural de aquellos monstruos no se comparan con su belleza digna de una escultura hecha por el mejor artesano, señorita Ackerman — La cazadora ya entendía, seguramente se había escondido en alguna parte todo ese tiempo como un cobarde, además ahora trataba de cortejarla con frases cursis y ridículas.

— Me alegro por usted joven Kirstein, pero...

— Jean, porfavor solo dígame Jean — Interrumpió el chico mientras volvia a tomar sus manos — Y déjeme decirle que a cautivado mi corazón, ¿puedo decirle Mikasa?.

— No — Respondió cortante la pelinegra.

— Disculpa chico, pero tenemos algo de prisa si no te molesta — Interrumpió Farlan con una sonrisa tranquila, aunque por alguna razón Mikasa sentía que desprendía un aura hostil.

Jean trago saliva y se alejo un poco — Espero que vuelvas a Sina un día de estos mi querida Mikasa, pronto seré un gran oficial y ya no tendrás que estar obligada a trabajar, podremos tener una vida pacífica y muy cómoda.

Mikasa simplemente empezó a alejarse junto a Farlan, apretaba sus puños y la mano de su compañero de la rabia, aquel idiota prácticamente ya planeo su vida con ella y también planeaba alejarla de su trabajo, de su vida, de su sueño.

Jean se alejo fastidiado mirando con molestia al chico que se llevó la que proclamó como su chica, mientras iba junto a su amigo Marco, el cual no había participado en el ritual debido a que estaba ocupado con su novia Ilse — Si ese idiota de cree que podrá arrebatarme a esa belleza pelinegra se equivoca, le voy a enseñar sus verdades.

Marco solo sonreía tímidamente — Jean, no te sigas metiendo en problemas porfavor.

— Descuida, seré millonario muy pronto y Mikasa volverá a mí rogando, ¿no viste como se pusieron sus bellos ojos con esas monedas de oro, Marco? — El cabello cenizo no recibió respuesta de su amigo pelinegro, mientras era rodeado por algunos guardias — ¿Marco?.

— Jean Kirstein — Hablo con seriedad la voz fría de la comandante Brzenska, atrás de ella estaba Marco tratando de no ver.

— So-soy yo, ¿Sucede algo linda? — Jean tuvo la fantástica idea de adular a la temible comandante tratando de salir de sus nuevos problemas.

— ¿Linda? — El rostro de la comandante se mostró molesto, aunque lo ocultaba bastante bien — Hablando con el señor Braum, dueño de la residencia dónde se encontraba el ritual de invocación de sucubus, tuvimos cierta información sobre el origen de aquellos despreciables demonios y queríamos hacerle una preguntas, ¿Puede acompañarnos?.

— Verá... yo la verdad debo atender el bar de mi padre y mi madre no me deja salir... — Jean sudaba mientras retrocedía lentamente hasta chocar con dos guardias armados — En otras palabras, sería un honor, lindura.

Jean recibió un fuerte golpe en el estómago por parte de la comandante, la cual empezo a caminar a la estación seguida de sus guardias que arrastraban al joven Kirstein, aquella mujer era muy fuerte, pero no estaba al nivel de los Ackerman por lo que no podía hacer casi nada contra monstruos, mucho menos contra demonios.

Mikasa y Farlan prepararon sus cosas para irse a caballo a la guarida, aunque la cazadora estaba algo molesta por estar llevando un traje con varios cortes, aquella bruja y las sucubus no le dejaron ninguna prenda intacta, debería volver con su ropa menos dañada.

Mikasa decidió alegrarse un poco bromeando — Oye Farlan, ¿acaso sentiste celos por aquel idiota? — Pregunto imitando la coqueta voz de la sucubus, si su tio Kenny ya reclamaba a una chica como suya solo por invitarle un trago Farlan seguro la veía de otra forma luego de lo que hicieron, aunque ella no sentía nada, quizás.

Farlan estaba bebiendo de su cantimplora en ese momento hasta que empezó a toser por la pregunta y poniéndose nervioso trato de inventar algo — S-solo trato de protegerte, a Levi no le gustaría que alguien se acerque mucho a su prima.

— Me pregunto si le gustará saber sobre lo mucho que te me acercaste cuando matamos por primera vez a las sucubus — La pelinegra empezaba a disfrutar de los nervios en aquel chico seguro de si mismo.

— E-eso fue porque entraste en territorio enemigo sin pensar — Ahora el rubio encontró la forma de vengarse — Igual que contra Hitch, eso me recuerda ¿Te gusta ser azotada?.

El rostro de Mikasa se puso tan rojo como su bufanda y empezó a tartamudear — Y-yo... N-no es que me encan... Guste... No e-es que s-se sienta bien... Tragame tierra... — La pelinegra bajo la cabeza hecha un nudo de nervios, ya no era divertido.

Farlan estaba por decir algo pero una voz femenina los interrumpió.

— ¿Te gusta ser azotada? Y pensar que ya eras muy rara, Ackerman — Mikasa reconoció aquella voz fría y enigmática, una voz sería que camuflaba emociones que solo ella podía reconocer.

Mikasa volteo con sorpresa encontrándose con la dueña de esa voz.

Cabalgando en un corcel blanco, vistiendo unos pantalones blancos, sobre estos una minifalda de cuero marrón, calzaba botas cafés, una sudadera blanca bajo una chamarra marrón, con guantes blancos recortados en los nudillos, y un pañuelo celeste atado en moño en su cuello, de baja estatura, rubia y ojos azules, se encontraba su rival.

— Annie.

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