Tybur

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Mikasa abrió los ojos con un cúmulo de emociones en su cabeza.

— ¿Que sucede Mikasa? ¿Deseas unos azotes? — Preguntó riendo bajo la cazadora del clan Leonhard mientras acariciaba un latigo de cuerdas de plata que tenía enrrollado en su cintura.

Mikasa apretó los dientes, su secreto ahora era sabido por quién menos quería — Cállate Annie, eso no es de tu incumbencia.

— Claro que lo es Mikasa, esperaba ver en qué clase de cazadora se convirtió mi autoproclamada rival, pero creo que espere demasiado — Decía mientras observaba la ropa de Mikasa y a Farlan — Incluso con un compañero terminas así, vaya vaya.

Annie no solo había empezado antes su carrera como cazadora sino que jamás necesito de acompañantes, era una loba solitaria.

Farlan decidió presentarse — Farlan Chruch, un placer.

— Annie Leonhard, el placer es mío — La cazadora rubia parecía educada, parecía — Volviendo al tema, seguramente dejabas que los monstruos te lastimen para placer propio ¿Me equivocó?.

"¿Se equivoca?" El propio subconciente de Mikasa la estaba traicionando.

— Guarda silencio pulga, seguro no has enfrentado enemigos ni la mitad de fuertes que los míos.

— Talvez — Respondió con sinceridad la rubia — Pero lo he hecho sola y estoy llendo por algo grande, por eso llegué aquí.

— Entonces llegas tarde, ya me encargue del asunto de las sucubus, aunque me hubiera gustado llegar más tarde para verte como la esclava de esos demonios — Mikasa sonreía haciéndose una idea de lo que sería reírse de su rival al verla como una perrita de los demonios.

— No soy tan débil Mikasa, pero seguramente pensaste en esa posibilidad al experimentarlo de primera mano — Odiaba que Annie fuera muy deductiva — Tu silencio lo confirma.

Mikasa apretó los dientes y bajo de su caballo, las palabras nunca fueron su fuerte después de todo.

Annie la observó de pies a cabeza fijándose en el aparato de su cintura, por lo que también bajo de su caballo y puso sus puños a la altura del cuello.

— Con que esa es la dichosa arma de los Ackerman, un aparato que sirve para volar por los cielos — Comento la cazadora rubia penetrando los ojos grises de Mikasa con sus ojos azules.

Mikasa ignoró la curiosidad de su antigua amiga y ahora rival, mientras desenvainaba sus espadas.

Annie observaba cada detalle del modo de pelea de Mikasa, sonrió con satisfacción, no había cambiado en nada, luego de eso inclinó más sus brazos y levanto una pierna, desde los brazos de Annie salieron a relucir pequeños cuchillo recubiertos de platino, mientras que cuchillas en forma de guadaña saltaban a la vista a los lados de sus tobillos.

Mikasa abrió los ojos sorprendida al ver las armas de Annie, con esas armas no importaba a dónde cortará a las sucubus las haría cenizas en segundos, además de que esas cuchillas retractiles, ella la quería.

La tensión entre ambas cazadoras empezaba a hacer pesado el aire, y Farlan se puso entre las dos pensando en que decir para no terminar entre la pelea de una leona y una pantera — Vamos, vamos, las dos están del mismo lado, no tienen porqué luchar entre ellas.

— Supongo que tu novio tiene razón Mikasa, esperaré a que seas la esclava de un monstruo — Comento con frialdad la cazadora rubia para retraer las cuchillas de sus manos.

Mikasa apretó las empuñaduras con molestia pero decidió guardar ambas espadas y tratar de calmarse — Lo mismo digo, después de todo soy la salvadora de una aldea y una ciudad — Trato de demostrar superioridad.

— ¿Solo éso? Que decepción... — Comento Annie enfadando a la Ackerman — Pero ya que estás aquí, quiero saber algo, en esta misión ¿Encontraste algo relacionado con una T?.

Mikasa abrió los ojos sorprendida, si eso tenía algo que ver con el objetivo de Annie, no podía dejar que ella llegara antes, ahora tenía una pista, una T, una T como la de los... Tybur.

— No — Respondió cortante Mikasa para luego observar a Farlan con una mirada de que no diga ni una palabra.

— S-si, no vimos ninguna T — Técnicamente no mentía, solo escucho de eso.

— Bueno, siendo tan bruta como eres seguro no viste esos detalles, iré a revisar, nos vemos Mikasa y joven Chruch — Se despidió la cazadora pasa cabalgar había la ciudad Sina.

La pelinegra y su acompañante quedaron unos momentos en silencio, cuando Farlan intento aliviar el ambiente.

— Tu amiga, es un tanto interésante — Comento Farlan riendo bajo, para luego ver cómo Mikasa lo veía con un aura asesina.

— Ni una palabra — Ordenó cortante para subir a su corcel y darle la orden de galopar rápidamente.

— Lo siento...

Ambos cazadores se dirigieron hacia la base de los Ackerman.

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— ¡Farlan! — Gritó emocionada Kuchel para ir a abrazar al rubio — Cuánto tiempo sin verte, has crecido mucho, es una pena que no venga Isabel contigo.

— Mamá, solo pasaron 5 meses desde la última vez que lo viste — Indicó Levi, pasa luego estrechar la mano de su amigo de la infancia — Bienvenido a la guarida Farlan.

— Siempre igual de serio Levi — Sonreía el rubio para luego hacer una reverencia ante la señora Kuchel — Un gusto volver a verla señora Ackerman.

— ¡Farlan! ¡¿Cómo has estado?! — Gritó Hanji para tomar la mano de Farlan con ambas manos y estrecharla enérgicamente.

"Aunque Hanji es como tener a una Isabel más grande" Pensó Mikasa, para luego dejar en la mesa las monedas de oro y medalla que obtuvo en Sina — He cumplido con mi misión.

— No diría que cumpliste bien — Comento Kenny — Ya ve a cambiarte, no hay donde mirarte sin sentir asco y vergüenza.

— No fui la única que no cumplió bien su misión tío — Dijo de forma retadora Mikasa.

— ¿A qué te refieres? — La menor de los Ackerman llamo no solo la atención de Kenny, sino la de toda la familia, incluído el abuelo Ackerman que abrió uno de sus ojos con curiosidad.

— Me refiero a que yo terminé tu trabajo — Mikasa rebuscó entre sus cosas para sacar la granada mordida, objeto que desprendía un aura que llamaba la atención de todos, aún más de la científica Hanji que no dejaba de mirar el fruto con intriga y gran obsesión.

— ¿De dónde sacaste eso? — Preguntó Kuchel llevando su mano su daga, aquel fruto desprendía un aura demoníaca.

— De una bruja — Esas simples palabras desviaron la vista hacia Kenny que estaba a nada de tener su mandíbula en el suelo.

— ¡Mientes! Yo mate a todas las brujas — Se levanto alterado Kenny sosteniendo a su sobrina de los hombros — Fuiste a pelear contra sucubus, demonios, quizás de ahí lo sacaste.

— No tío, antes de llegar a Sina pasamos por un pueblo, Ragako, donde fui nombrada la héroe de Ragako por salvarlos de una bruja — Indicó con soberbia Mikasa.

— ¡Farlan! — Gritó el Ackerman caminando con ojos de loco hacia el rubio — ¿Es eso cierto?.

Farlan empezó a temblar y sudar retrocediendo — S-si lo es señor Kenny, jamás le mentiría a usted.

Kenny bajo la cabeza, sintiéndose humillado, pero Farlan intento animarlo.

— Aunque según investigamos, aquella chica fue abandonada de niña y no despertó sus poderes hasta más avanzada edad, y solo se dedicaba a habitar un pantano atacando a un pueblo con un niño transformado en monstruo.

— ¿Monstruo? — Preguntó Kenny y luego empezó a reír a carcajadas mientras caminaba hacia su asiento a servirse un trago — Era una novata, usualmente las brujas y brujos usan invocaciones como guardianes, no es sorpresa que se me pasará una amenaza tan débil.

—¿Invocaciones? — Preguntó Mikasa sorprendida viendo a su tío beber un vaso de licor, recordó algo importante — Tío, sabes algo de la familia Tybur.

Ese apellido hizo a Kenny escupir su bebida y quedarse quieto.

— ¡Kenny! — Regañó Kuchel a su hermano, pero luego se dió cuenta de que había algo raro — ¿Kenny?.

— Tybur... ¡¿Dónde escuchaste ese apellido maldito?!.

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