Capítulo 063

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Narrador

Millie sonrió un poco al observar con detenimiento a la chica que tenía en frente suya, durmiendo con una gran paz y tranquilidad reflejados en su rostro. Sus dedos estaban muy cerca de su boca, con algo de saliva en ellos. La castaña no pudo reír un poco de ternura al imaginar a Claytone con el dedo pulgar en su boca, succionándolo como si fuese un bebé.

Eran las diez de la mañana. Mañana debían grabar y en dos semanas, Esmeralda volvería a Inglaterra y antes del verano, regresará a Los Angeles para quedarse.
Eso emocionaba a Brown demasiado.

Millie se acercó hasta quedar a unos escasos centímetros de sus labios. Su cuerpo estaba pegado al de la contraria, ya que Esme agarraba su espalda.

- Hey, Es.- Susurró dulcemente.

Esmeralda despertó al instante, pero no quería abrir sus ojos.
Millie seguía insistiendo, creyendo que la mayor seguía profundamente dormida. Se equivocaba. A la ojiverde le gustaba sentir el cálido aire chocar contra sus labios cuando ella le susurraba.
Finalmente, no contuvo sus pequeñas carcajadas.

- No me sorprende.- Dijo contagiándose de las dulces carcajadas de la adolescente.

Esmeralda abrió sus ojos despacio. La primera imagen del día, fueron los claros iris miel de Millie.
No habrá sido lo primero, pero Millie cayó rendida al ver los ojos verdes esmeralda de ella. Tan brillantes, puros e inocentes. Eso cautivaba tanto a Bobby cada vez que la miraba.

- Hola.- Saludó Esmeralda cuando dejó de reír. Una sonrisa se dibujó en sus labios.

- Hola.- Repitió Millie queriendo besarla de repente.

Querían decir algo sobre lo que había pasado el día de ayer. Ninguna tenía mucho valor ahora mismo.

- ¿Vamos a desayunar?- Dijo la castaña sin dejar de mirarla.

Esmeralda asintió.

Ambas se sentaron en la cama. La ojiverde se estiró y bostezó, para después acomodar un poco su cabello desordenado.
Millie la veía hermosa todo el rato. Siempre era así. Nunca habían ni habrán excepciones.

- ¿Qué pasa?- Preguntó la mayor al sentir la intensa mirada de la castaña en ella.

Brown se arrastró en la cama de rodillas. Y cuando Esmeralda quiso darse cuenta, el torso y abdomen de la pequeña, estaban casi unidos a ella.

- ¿P-puedo besarte?-

Esmeralda lo pensó un segundo y luego sonrió tímida. Millie rió tiernamente al ver como la ojiverde miraba hacia abajo.

- Siempre puedes.- Susurró humedeciendo levemente sus labios.

Millie cerró sus ojos a la vez que sus labios se cerraban con fuerza sobre los de Esmeralda. Ésta, se apoyó el el colchón con una de sus manos, ciertamente sorprendida con la fuerza. Su otra mano libre sostuvo la mejilla de la menor.
La ojimiel no pudo evitar suspirar al sentir tanto en un solo beso. Algo que nunca había sentido en las otras tantas veces que ya se habían besado.
Ah, claro. Ahora las dos sabían que sus sentimientos eran mutuos.

No se detuvieron ni cuando Kelly tocó la puerta para que las chicas se preparasen para salir.

Millie se separó de ella y apartó su propio mechón de pelo de su rostro. Esmeralda acarició la mejilla de la morena.

- Te quiero.- Dijo la ojiverde en un susurro algo cansado.

La contraria algo decepcionada sonrió y asintió con las mejillas algo sonrojadas.

- Sí... Yo también.- Sé levantó de encima de ella.- ¿Bajamos?- Preguntó con una bonita sonrisa.

[...]

Cuatro días después

- ¿A qué jugamos entonces?- Preguntó Finn sentándose.

La ojiverde fingió pensar ante la atenta mirada de todos sus amigos y finalmente habló.

- ¿Saben ese juego que tratan de pasarse los unos a los otros un pequeño trozo de papel?-

Algunos contestaron que sí, excepto Noah, Millie y Caleb, lo cuáles no sabían nada de ese juego.

- Es fácil. Yo tomó un papel muy pequeño, solo unos pocos centímetros y nos lo vamos pasando los unos a los otros sin tomarlo con la mano. Si lo tocamos con nuestros dedos nos tendremos que besar.

- O sea, que sí yo lo toco con la mano y me tocaba pasárselo a caleb, ¿tengo que besarle?- Pregunta Noah.

- O también si se te cae de los labios.- Explicó Esmeralda.- Pero... Vamos a añadir un nivel más, para que sea más divertido e intenso...-

- Y si en vez de un simple beso, ¿hacemos siete minutos en el paraíso?- Propuso Sadie con una pequeña sonrisa.

- No sé si quiero jugar...- Murmuró Brown con el ceño levemente fruncido.

- ¿Por qué no?-

- No quiero tener tanto tiempo en una habitación con uno de ustedes besándonos... Si es un simple beso, está bien.-

- Vale, los siete minutos no son obligado, pero tiene que besarse delante nuestro.- Propuso Claytone.

- Bien.- Aceptó.- Juego.-

- Me pido pasarlo primero.- Dijo la pelirroja enrollando el fino papel.

Tras casi una hora de juego, aún el papel no había caído de los labios de nadie. A Esmeralda se lo había pasado Millie y ahora la ojiverde debía darle la vuelta a la botella.

- Sadie.- Dijo Gaten con una sonrisa.

Esme sonrió un poco y Sadie no pudo evitar imitarla.

El trozo de servilleta estaba a punto de caer de sus labios, pero no podía hacer nada.

Gateó despacio hasta la pelirroja y acercó su rostro al de ella. Por el rabillo del ojo vio a Noah haciendo estupideces, mientras que Finn miraba con emoción la escena. Tales acciones hicieron que Esmeralda ni contuviese la carcajada. El silencio reinó en todo el hogar de los McLauglhing y pronto el alboroto que ensordeció a todos.

Sadie abrió sus labios sorprendida y miró al piso. Su rostro se comenzaba a sonrojar sin pausa. Esme, por su parte, quería morir ahí mismo.

- A Loboduro le gusta esto.- Dijo Finn entre risas junto con Caleb.

- Sads... Lo siento...- Le susurró creyendo que la chica estaba enojada.

- No pasa nada. Es un juego.- Un juego que Millie odiaba.

- ¿Dónde se van a...?- Sadie interrumpió.

- No pienso darlo con ustedes delante.-

Los chicos alzaron sus manos inocentes. Millie solo los miraba con ganas de irse de allí y romper algo.

Las adolescentes se levantaron del suelo y entraron en el gran vestidor del dueño de la habitación Caleb.

Esmeralda estaba nerviosa y no sabía bien porqué. Sadie estaba el doble, pero no quería decir nada.

- Antes de nada, quiero que sepas que no quiero que te enfades conmigo, no te obligaré a nada y...- Sadie rió tiernamente y agarró sus mejillas.

- Solo procura besarme bien.- Gracias a aquel comentario, la tensión bajó.

La ojiazul bajó sus manos hacia sus hombros y quitó la sonrisa de su rostro al mirar de cerca los labios de su mejor amiga.

La menor sacó valor de ella. Agarró las pecosas mejillas de Sadie y la besó casi con miedo. No quería hacerlo mal, quería que Sadie no estuviese incómoda en el proceso.
La mayor la recibió sorprendida, pero no dijo nada. Tan sólo cerró sus ojos y se dejó llevar entre los labios de Esmeralda.

Al poco de empezar, las chicas se fueron relajando y dejando de lado la tensión que quedaba. Entonces aquel inocente beso, se volvió tierno y lento: uno de los mejores que Sadie había dado en sus dieciséis años.

Aún les faltaban seis minutos.

La pelirroja se separó un momento totalmente enrojecida y carcajeó un poco.

- ¿Estás bien?- Preguntó la ojiverde pasando sus manos a las clavículas de su amiga.

- Sí. Lo que pasa es que besas muy bien.- Dijo haciendo que Esmeralda riese.

- Gracias.-

- ¿S-seguimos?- Preguntó dudosa.

La ojiverde guardó silencio y atrapó de nuevo los labios de Sadie entre los suyos. Lento y delicado: características únicas de los besos de Esmeralda. Pero cuando quería, podía ser ruda y sensual a la vez, obviamente, sin perder toda la delicadeza.

Los dedos de la menor se cerraron en la chaqueta de su amiga con fuerza. La pelirroja por su parte había rodeado su cuello con sus brazos.

Y cuando se quiso dar cuenta, Sadie estaba lamiendo sutilmente su labio inferior. Pasó de estar tranquila a estar muy nerviosa de nuevo. Ella jamás había dado un beso de ese estilo. Ella pensaba darlo con Millie.

Abrió un poco sus labios y Sadie se hizo paso entre ellos con lentitud para no incomodar a Esmeralda.

Ambas dieron pesado suspiro.

Sadie besaba extremadamente bien. Tanto en los besos tiernos, como en besos de este estilo.

- Se acabó el tiempo, chicas.- Comunicó Gaten.

Las chicas no hicieron caso. Ellas continuaron con algo más de acción. Besar a Sadie era adictivo y se sentía muy bien.

Gaten se dio cuenta de la situación que podría pasar si no paraban.

- Hey, ya dejen de comerse o habrá castigo para ambas.-

Finalmente ante las insistencias, las chicas se separaron. Jadeando, se miraron.

- Mierda, Sads...- Susurró sin separarse mucho de ella.- Besas demasiado bien.-

«¿Y que hay Millie?» Dijo su subconsciente hiriendo un poco sus sentimientos.

- Gracias, Esme.- Dijo tocando la punta de la nariz de su amiga de forma juguetona.

- Salgan.- Volvió a decir el de rulos.

Esme soltó a Sadie y salió la primera.

A la primera que vio, fue a Millie mirando hacia abajo y con una mala cara, como si estuviese a punto de llorar de rabia y de decepción.

- Eres una idiota, que lo sepas.- Dijo la morena llamando la atención de todos.

- ¿Perdón?- Esme alzó una ceja incrédula.

- Me voy de aquí.- Dice la castaña tomando su bolso y su chaqueta de polipiel.

Esmeralda solo se quedó algo impactada mirándola irse. Miró a sus amigos pidiendo ayuda con la mirada. Los chicos comenzaron a empujarla y a gritarle para que fuese detrás de ella. Al final, decidió hacerles caso.

Salió de la casa de Gaten y se la encontró algo lejos de ella.

- Mills... ¡Mills!- Gritó corriendo hacia ella.

La castaña no se molestó en mirarla. Estaba dolida.

Cuando sintió la mano de la ojiverde tomar la suya se giró bruscamente y se apartó.

- No me toques.- Espeta con los ojos enrojecidos.

- Mills, por favor. Dime qué está mal.- Suplicó volviendo a tomar sus manos. Era primera vez que la hacía llorar. Al menos eso pensaba.- ¿E-es por Sadie?-

- Me importa una mierda lo que hagas con ella. Como si quieres... No sé, tener tener relaciones con ella.- Esme se enrojeció pero lo ignoró.

- Que la haya besado no significa nada, Mills. Tan solo ha sido un juego estúpido entre amigos.- Se excuso tratando de convencerla. Millie rió irónica.

- No se vio mucho.- Dice bajando su cabeza.- Se nota que hacen buena pareja.- Ahora, rió amarga.- De seguro hasta querías agarrarle el culo mientras se besaban...-

- Me gustas, Millie.- Apretó su agarre, tratando de que Millie la mirase.- Cuando besé a Sads, no pude evitar pensar en ti... Ella besa bien, pero es que... No puedo mentir, pensaba en ti. Mi mente estaba enfocada en ti.-

- Me estás mintiendo.-

- ¿Cómo te demuestro lo mucho que estoy enamorada de ti, Brown? ¿Lo grito al mundo? ¿T-te dejo en paz? ¿Me mato? ¿Qué quieres que haga?- Pregunta Esmeralda con el corazón de la garganta.

Millie la miró más calmada y con una mirada que relajaba también a Esme. Brown con tan solo mirarla, sabía que no mentía.
Debía tomar esta situación como un incentivo para lo que quería decirle hace mucho tiempo.

- Pídeme ser tu novia.- El corazón de la mayor se paralizó un segundo. Una sonrisa involuntaria invadió sus labios y pronto bajó su cabeza un poco para esconderla.

- ¿Bromeas?- Millie negó mientras se reía con suavidad. La ojiverde la miró un poco y tomó una gran bocanada de aire.- Millie Bobby Brown aka Millster aka Mills, te conozco desde que tengo doce años y desde que te conocí, hubo algo que me atrajo de ti, algo me cautivaba de tu físico y sobretodo, personalidad. Un año después, llegué a la conclusión de que me había enamorado tontamente de ti... Pero por una desgracia o error de este universo, tuviste de novio a Jacob y yo quería matarte, pero no lo hice, porque sabía que no lo querías en serio. Sabía que querías a alguien mas y eso, en parte me aliviaba: porque si tú eres feliz, yo lo seré también.- Ambas sonrieron y Millie rió ante lo último.- Y llevo mucho tiempo pensándolo, pero...- Suspiró fuertemente.- Mills, ¿quieres... ser mi novia?-

Bobby fingió pensar, aún teniendo la respuesta desde hace años.- Una propuesta interesante y atrayente.-

- ¿Qué dice, Millie Brown?- Millie colocó sus brazos en los hombros de la ojiverde y así, poder acariciar su cabello largo y castaño claro.

- Estamos en medio de la calle... Y nos mira todo el mundo.- Dice Brown algo avergonzada.

Era verdad. La gente miraba la escena como si fuesen la cosa más rara del mundo.
Esmeralda sonrió y sin evitarlo, plantó un casto beso en los labios de Millie, provocando que a esta última, se le derritiese el corazón.

- Creo que tú respuesta no concuerda con mi pregunta.- Sus manos viajaron un poco más arriba de la cintura de la chica.

- Sí.- Contestó con ganas de besarla.- No entiendo como pasé de estar enfadada a estar...-

- ¿Estar...?-

- Feliz y enamorada y... No sé. Muchas emociones juntas.- Esme le sonrió tiernamente.- Siempre me haces los mismo, maldita sea. Eso no se hace, me confundes, Claytone.- Ella sonrió con gracia.

Se quedaron unos minutos calladas, mirándose profundamente. Las personas las seguían mirando fijamente, sin casi ni pestañear. Algunas simplemente eran curiosas y otras miraban con algo de desagrado. Normal, su mente vivía en el siglo cero.

- ¿Nos vamos?- Pregunta la ojiverde.

Millie asintió y ambas pusieron rumbo hacia la casa. No se soltaron las manos ni un segundo. Se sentían bien. Las chicas se sentían completas ahora, porque ya no había nadie de por medio que impidieran que pudiesen estar juntas, ahora podían besarse y abrazarse donde quisiesen, sin un novi@ que interrumpa.

Cuando llegaron a la casa de la morena, Esme la detuvo antes de que metiese la llave en la cerradura.

- ¿Me besas, Mills?- Pregunta Esmeralda mirándola con ojos de corderito. Millie la miró con ternura y se empezó a reír. La ojiverde la observo reírse atentamente. Era impresionante como una acción tan común (como lo era la risa) para todo el mundo, era tan especial para Esmeralda. Algo que jamás se cansaría de escuchar.

Millie la besó con fuerza sin importarle estar en el porche de su casa, sin importarle que su hermana vaya a salir, sin importarle si sus vecinos la miraba, sin importarle si había algún paparazzi fotografiando todo. Que se joda todo el mundo, pensaba. Ahora ya podía besar a la chica que más amaba siempre.

- Amo tu risa.- Susurra Esmeralda entre sus labios. Millie volvió a reír ante la ocurrencia de la chica.- ¿Ves?-

- ¿Gracias?- Esme rió un poco y besó la punta de su nariz.

- Para algo están las novias.- Dice causando un poderoso rubor en Millie.

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-Deli

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