Capítulo 062

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Narradora

Allí estaba Esmeralda. Mirando inexpresiva a la pareja que más detestaba, comiendo juntos.
Matty estaba a su lado, mirando con incomodidad a su mejor amiga. Se sentía como si fuese un mueble más de la cafetería, pero prefirió no decir nada.

Era extraño y desagradable como hace unas semanas estaba besando a Millie con todo el amor que tenía contenido en ella, y luego ver cómo la castaña probaba otros labios que no le proporcionaban el amor que realmente merecía y que ni siquiera recibía.
Pero Millie pudo saber lo que pensaba sobre la situación y le pedía perdón con la mirada todo el rato, sin éxito.

- Nos vamos, ¿No?- Habló Jacob agarrando el muslo de Millie con su mano. Su novia saltó un poco al sentir su mano.

Brown con incomodidad se removió en su sitio. Claytone lo notó y de forma inconsciente apretó el vaso de cristal con refresco de cola en su interior.
Dios, como odiaba a aquel chico. Ella deseaba poder coger su egocéntrica cara, tirarla al suelo y después pisotearla tantas veces que sean necesarias para partirla en cuatro.

- Jacob, suelta.- Susurró la menor hacia él.

Él sin mirarla sonrió cínicamente. Su mano se acercó más a una zona en concreto.
Buscaba principalmente provocar la ya molesta ojiverde.

- Basta, Jacob.- Volvió a decir Millie tratando de quitar su mano.

Esmeralda se levantó de golpe acompañado de una fuerte palmada en la mesa.

Jacob la observó sin dejar de sonreír.

Esmeralda acercó su rostro peligrosamente a la del chico castaño. - Dijo que basta.-

- ¿O qué?- La chica apretó fuertemente su mandíbula para no romperle la nariz.

Le dio una mirada a Millie. Sus ojos verdes estaban húmedos. No aguantaba ni un minuto más viendo aquello. Dejó cinco dólares en la mesa y se fue del lugar, acompañado del rubio.

- Hey.- Llamó Morris. La más pequeña no hizo caso. Su respiración comenzó a ser entrecortada debido a que ya estaba a punto de llorar. Pero también era un probable ataque de ansiedad aproximándose y Matty lo sabía de sobra.- ¡Hey!-

Antes de detenerse, la ojiverde le dio una patada a un contenedor del callejón al lado del lugar.
Matty pudo alcanzarla antes de que siguiese pateando todo a su paso. La abrazó con delicadeza y dejó que Esmeralda se derrumbase entre sus brazos.

- Respira. Te va a dar un ataque si sigues así.-

- Lo odio. Lo odio con todas mis fuerzas.- Dijo con la voz rota.- Es un pedazo de mierda, quiero matarlo. M-millie no es un puto juguete.- Farfulló con rabia.

Matty vio que su respiración no se calmaba.

- Esme, respira.- Luego la menor se separó asustada y se dio con cuenta de su propio estado.

- No puedo.- El ojiazul la miró con el ceño fruncido sin entender a que se refería.- Matty, n-no puedo.- Dijo agarrándose el cuello con una mano y agarrando la camiseta de su mejor amigo con la otra.

- Mierda.- Sin esperar mucho, él la tomó en sus brazos.
Debía llevarla a un sitio un poco más abierto y limpio que aquel sucio callejon de detrás de la cafetería, pero no tenía mucho tiempo.
- Estoy aquí, cálmate, ¿Vale?-

- ¿Esme?- Millie y Jacob salieron de la cafetería.

La menor jadeó al ver a la adolescente sin apenas aire.

- Esme, tranquila.- Dijo el rubio mientras la acostaba en el asfalto del callejón. Millie se puso de rodillas a su lado y Jacob simplemente se quedó de pie, mirando a la ojiverde en el piso llorando.- Está bien, estoy aquí. Levanta tus brazos.- Esme obedeció.- Mírame. Inspira por la nariz.- Matty tomó aire para que Esmeralda lo imitase.- Expira por la boca. Eso es, Es.-

Tras unos minutos, Matty logró que su respiración volviese a la normalidad.
Ella se sentó y tapó su rostro con sus dos manos escondiendo sus llorosos ojos verdes.

- ¿Estás mejor?- Preguntó por primera vez la castaña preocupada. Su mano se posó en su mejilla.

La mayor la observó unos segundos y asintió, limpiando sus lágrimas.

- Quiero irme a casa...- Susurró desviando su mirada hacia el suelo.

- Está bien. Vamos.- Matty y Millie tendieron su mano para levantarla.

- Eh, ¿dijiste vamos?- Cuestionó Jacob ofendido. Su mano sujetó con fuerza su muñeca.

- Sí, ¿o estás sordo?- Contestó la castaña furiosa.

- ¿Vas a dejarme tirado por ella?-

Millie la miró a ella.
La ojiverde sintió como si le analizase con tan solo mirarla, así que solo miró hacia otro lado tímidamente, sin despegarse de los brazos del ojiazul.
Esmeralda suspiró al ver que Millie no iba a acompañarla. Cuando iba a dar unos pasos, la voz de Millie la detuvo.

- Se acabó, Jacob.-

Claytone alzó la mirada confundida.

- ¿Qué?- Preguntó el sin entender.

- Que no soy tu puto juguetito-gana-famas ni para que toques cuando a ti te plazca. Tengo sentimientos y creo que mínimamente me merezco cariño de tu parte.- Dijo mirándole finalmente.- Estoy cansada de perder el tiempo y a mis amigos por alguien que no me valora ni respeta.-

- ¿Me estás dejando?-

- Creí que era obvio.- Rodó los ojos.

Esmeralda quedó en piedra. Eso significaba que ahora podía besarla y tenerla siempre con ella.
Sí, besarla. Ahora podía hacerlo sin sentirse tan culpable.

- No puedes hacerme esto...- Dijo el castaño con angustia reflejada en su rostro.

- Mira como lo hago.- Brown abrió la tapa de su café frío y se lo lanzó, manchando su camisa blanca de marca y pantalones negros, también de marca.

Luego, se giró para mirar a su amigo y no tan amiga, con una sonrisa. Sentía como si se hubiese sacado ocho dieces seguidos en exámenes.
No. Era una sensación aún más reconfortante.
Se sentía libre de nuevo. Podía hacer lo que quisiese cuando quisiese.

[...]

- Entonces... ¿Lo dejaron en serio?- Preguntó Esmeralda sentándose en el césped de la pequeña plaza.

Millie la imitó junto con un suspiro. Se acomodó para quedar más cerca de ella y finalmente la miró a la cara con una leve sonrisa. - Sí.-

- ¿Estás feliz?- Preguntó nuevamente.

Millie carcajeó, y sin pensarlo su mano se guío encima de la de la ojiverde. - Mucho.- Esme sonrió mostrando sus dientes y bajó su mirada algo nerviosa.

- ¿Saldrás de tu armario multicolor?- Dijo sin dejar de sonreír. Brown rió y golpeó suavemente el hombro de su compañera con la cabeza. Acto seguido, dejó su barbilla apoyada ahí. Lo hizo tan solo para mirar las preciosas facciones de la joven que tenía a su lado.

- Puede ser.- Esmeralda sonrío tímidamente.

- Siempre voy a estar apoyándote, ¿lo sabes?-

- Supongo que eso hacen las amigas...-

Esme estuvo dudando en decirle pero finalmente giró su cabeza para mirar a la cara de la chica que tenía su lado. A pesar de la gran cercanía que había entre ellas (por culpa de Esmeralda), ninguna de las dos se alejó ni dijo nada. Solo se quedaron inmóviles escuchando sus tranquilas respiraciones.

- ¿En serio somos amigas, Mills?- Preguntó luego de tantos meses.

La castaña  se separó unos centímetros para mirarla mejor. - ¿A qué te refieres?-

- Sabes de lo que hablo. Y sabes lo que estoy pensando ahora mismo.

En parte Millie si sabía a lo que se refería, simplemente guardó siencio.

- Es que yo lo siento, Millie. Siento que a ninguna de las dos nos agrada ser amigas.- Millie se separó del todo con los ojos abiertos.- No me mires así, sé que es verdad. Y, ¿sabes que? Está bien.- Dijo sonriendo para sus adentros. Por fin estaba sacando el tema que tanto la atormentaba.- Tengo un presentimiento, Mills.- La miró nuevamente.

Esmeralda vio a Millie tragar saliva. Sabía que estaba nerviosa.

- Tengo el presentimiento d-de que... Tú...- La menor comenzó a sentirse acalorada y angustiada sin razón.

- ¿Vamos por helado?- Dijo a punto de levantarse. Esmeralda se lo impidió, colocándose a horcajadas de ella. Sus manos se fueron a sus hombros para que se detuviese y su mirada seria y avergonzada a la vez, dejaron sin aliento a la morena.

- No me cortes ahora, porque no puedo más.- Dijo a la vez que acercaba levemente su rostro.- Creo que te gusto, Millie Bobby Brown. No, no lo creo; yo lo siento. Lo siento cada vez que me miras, cuando me hablas, cuando me abrazas, cuando me miras a todos sitios de mi cara, menos mis ojos, cuando me besas porque tu noviecito no te daba amor. No estoy ciega.-

- ¿Gustarme? ¡No!- Exclamó intentando salir de la situación.

- Admítelo, Millie. No me mientas, por favor. Jamás te juzgaría por nada.-

Millie seguía tratando de salir. Hasta que Esmeralda decidió pegar su pecho al de la contraria y romper casi en su totalidad con la distancia de sus rostros.

- Niegamelo, y te dejaré en paz con el tema, para siempre. Nos comportaremos como las mejores amigas que somos. O admítelo, y yo te confesaré algo.-

Millie dejó de mirarla. Y con miedo, suspiro. Realmente quería llorar de los nervios que tenía encima, pero lo impidió.

Puso sus manos en el tórax de la ojiverde para separarla sutilmente. Una vez con algo de espacio (no mucho) entre ellas, la miró.

- Estoy enamorada de ti desde que tengo doce.- Soltó sin más.

Esmeralda solo jadeó en bajo sorprendida.
Dos años. Dos malditos años en los que Esmeralda había sido tan ciega. Ella llevaba desde los trece, más o menos.-

- ¿D-doce?- Los ojitos miel de Millie se aguaron. Esme se sintió muy, mal, pero necesitaba saberlo con urgencia.

- Ya te lo dije. Estoy enamorada de ti. Nunca lo he estado de Jacob, me puse muy mal cuando estuviste de novia con Matty, me puse muy mal cuando conociste a Maddie, me pone mal cuando estás tan cariñosa con los chicos, me pone mal cuando besas a Sadie en la mejilla o la abrazas más que a mí. Aborrezco los celos, pero no los puedo evitar. Y yo...- Y finalmente, dejó de aguantar sus lágrimas.

- Mills...- Las manos de la ojiverde se fueron hacia su cuello para rodearlo.- No llores. Sigo aquí. No te odio. No te he dicho nada, tonta.-

Brown solo asintió.

- Estoy igual de enamorada, Brown.-

A Millie le dio un paro cardíaco increíble.
Pronto se dio cuenta de la situación. No entendió como había llegado hasta esto, pero ya no había vuelta atrás. Y sinceramente, no se arrepentía.

- ¿En serio?- Preguntó sorprendida.

- Sí... ¿está mal?-

- ¡Claro que no!- Gritó causando que algunas personas mirarán raro.

Esme sonrió.

Miró los labios de su ya no tan amiga y en menos de un segundo ya los tenía entre los suyos.
Millie suspiró y se agarró con fuerza a la camiseta corta de la ojiverde, ya que su corazón palpitaba fuerte y estaba muy tensa. Esme sonrió al sentirla así.
Para relajarla, su mano derecha se fue a su cabello, para así acariciarlo.
Había funcionado. Ahora la ojimiel de estaba riendo en los labios de la contraria, la cual se sintió increíble al escuchar las tiernas carcajadas entre sus labios.

No sabía cuántas veces había besado a Millie. Pero estaba segura que nunca iba a cansarse.

Decidieron acabar el beso. Millie abrió sus ojos despacio, igual que Esmeralda.

«Tengo el gusto en la mierda.» Pensó Bobby al darse cuenta del tiempo que había perdido con Jacob.

Esmeralda juntó su frente contra la de ella sin dejar de sonreír.

- Me encantas.-

---

-Deli

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro