[58] - Joselyn: Fantasía

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Joselyn

Milton me lleva en sus brazos cuando bajamos del auto y llega hasta la casa. Nos reímos porque no encuentra las llaves, las busco en el bolsillo de su traje y mientras sigo alzada, abro la puerta. Él la patea para cerrar, entonces se escucha el clic de la traba automática, así nos dirigimos a la habitación. Llegamos al cuarto, el cual cambiamos por completo en el transcurso de estos meses y, mi ahora esposo, me apoya de manera suave en el colchón.

Nos quedamos quietos, mirándonos.

—Voy a buscar las cosas —me aclara y asiento.

Milton se dirige al baño, pero no regresa. Se está tardando mucho.

«¡Se escapó por la ventana!», grita mi imaginación.

—¡No en mi guardia! —chillo y me levanto, desesperada.

Alzo el vestido blanco y largo, entonces voy al baño. Lo hallo revisando una cajita. Toda mi especulación desaparece, así que me avergüenzo al haber pensado mal de él.

—¿Qué pasa? —Me aproximo—. ¿No encuentras?

—Hay muchas cosas. —Ríe, nervioso.

—Esto es mío. —Agarro mi cajita de pastillas—. Lo pondré en mi mesita para cuando despierte.

—¡Ah, aquí está! —Encuentra el preservativo y el lubricante—. Tus cosas lo estaban ocultando, tramposita.

Me río.

—Tenía que venir yo para que los encontraras. —Hago una pausa, entonces sonrío—. Me encanta que te interiorices en todos los temas y me cuides.

—Lo mejor para mi mujer. —Toma mi mano, así que besa el dorso de esta—. La dueña de esta casa y mi corazón.

—Debo admitir que pensé que te habías acobardado.

—Estoy nervioso, pero asustado jamás.

Río de nuevo, aunque un poco más bajo.

—También estoy nerviosa.

Toma ambas manos, así que se nos caen las cosas, pero no importa, porque se me acerca y me olvido del alrededor.

—Josy.

—Milton. —Mis mejillas arden.

Se aproxima despacio a mi boca.

—Yo te protegeré.

—Tómeme, jefe —declaro, mientras ya siento sus labios—. Lo quiero.

Noto el beso cálido y suave, el cual dura bastante, trayendo una sensación romántica.

—Te daré lo que quieres, mi amada esposa. —Agarra mi pierna, levantándola—. Ve al cuarto, ahora te atenderé.

—Estaré a sus órdenes.

Camino, entonces llego a la habitación y me siento en la cama. Oigo el sonido del vidrio, entonces cuando alzo la vista, visualizo que trae dos copas y el champagne.

—Querida, sostenme esto —pide.

Me levanto y lo agarro, luego trae lo que dejamos botado en el suelo, para ponerlo en la mesita de luz. Sirvo la bebida, entonces le entrego un vaso.

—¿Por el amor? —consulto.

Asiente.

—Por el amor —repite y nuestras copas chocan en un hermoso brindis.

Bebemos un poco, luego dejamos a un lado las formalidades. Abandonamos nuestras copas en la mesita de luz y nos envolvemos entre las sábanas mientras nos besamos. Baja el escote de mi vestido para acariciar mis pechos. Entretanto, abro su camisa y toco su torso. Cada manoseo es delicado y sensual, me hace sentir querida. La suavidad de las manos se puede sentir. Mi marido desliza con cariño mis bragas.

—Milton...

—Josy. —Me observa de forma intensa.

—Será nuestra primera vez —murmuro.

—Lo sé.

—¿Estás seguro? —indago.

—¿Y tú? —contraataca.

—He esperado esto por mucho tiempo, los nervios no me pueden ganar.

Sonríe.

—Entonces pensaré lo mismo. —Me da un beso en la frente.

Mis bragas caen fuera de la cama y Milton desciende junto con el lubricante, entonces llega un juego indecente entre mis piernas que no puedo mencionar.

—Oh, Milton —gimo, extasiada.

Se oye el plástico del preservativo mientras miro hacia al techo de la habitación, estando anonadada con lo que acaba de pasar. Mi marido se vuelve a poner en frente de mi cara, entonces desliza su cadera un poco más por mi pelvis para adentrarse en mí.

—Creo... que estamos consumando el acto —dice, excitado, y luego comienza a moverse, así que ya no puedo responder.

Nuestros cuerpos se agitan en la cama, en un sinfín de fantasías cumplidas. Es el momento perfecto, en donde una mujer y su hombre, se funden en uno solo. Ahora sí, este es nuestro nidito de amor.

Necesito cocinar ese pastel para cumplir por completo esa fantasía de ama de casa, definitivamente.

~~~

Revuelvo la crema de la torta en la cocina y miro como el horno está terminando, así que ajusto mi delantal, entonces voy a fijarme si ya está en el punto justo.

—Uh, huele bien —expreso, emocionada.

—Cariño, ya vine. —Escucho, así que me emociono, pero cuando me giro se me cambia la cara—. Lo siento, no pude evitar que entraran —declara Milton, teniendo a sus padres detrás.

Maldita sea, mataron mis ilusiones.

—¿Por qué no nos invitaron a su boda? —se queja su mamá—. ¿Por qué no nos contaste que se habían casado?

—No, señora, yo... —intento contestar y me tira el pastel en la cara—. ¡Ah, quema!

~~~

Me siento, abruptamente, en la cama, despertando de la pesadilla con los padres de Milton. Él se moviliza en el colchón, pero como no despierta, le pego con la almohada.

—¿Qué sucede? —se queja.

—No le dijiste a tu madre que nos casaríamos.

—¿Para qué querías que le diga si es una discriminadora? —Se cubre con la manta—. No creo que la veas nunca. —Refunfuña por el sueño.

—Sí, pero me va a quemar con un pastel.

—¡¿Qué?! —Se sienta de manera abrupta, abandonando las mantas—. ¿Tú te escuchas?

Me avergüenzo.

—Perdón, la pesadilla...

Se ríe.

—Ah, soñaste con mi madre.

—Bueno, sí, pero... deberías hablar con tus padres, ¿no?

—¿Para qué? —Enarca una ceja—. ¿No dijiste que echara a ese tipo de personas de mi vida?

—¡Sí, pero el pastel...!

Vuelve a reír, agarra mi brazo y lo tironea para que esté debajo de él.

—¿Así que quieres pastel?

Me sonrojo.

—Ay, Milton, no era a lo que me refería.

—Deja que tu jefe te dé pastel. —Me besa y le correspondo.

—Milton...

—No necesitamos pensar en nada más, ¿no?

—No —contesto, feliz, y ahora soy yo la que le da primero el beso.

Me encanta, pero siento que me estoy olvidando de algo. ¿Qué será?

—Me alegra que ya no haya secretos entre nosotros —murmura, entonces me da otro besito.

«¿Qué será?», repite mi mente, así que junto las palabras clave: jefe, pensar, secretos...

¡Ay, cierto, la estafa! La empresa estuvo por caer en banca rota por mi culpa, pero nunca se lo conté. Yo fui quien ayudó a mi hermano a estafarlo, pero con tantos problemas y situaciones en medio, se me olvidó por completo.

Mierda, siempre tengo algo con que cagarlo todo.  

¡El problema del capítulo 1 ha vuelto! Jajaja

*Huye rápidamente antes de que algún lector le pegue*

Y el siguiente capítulo también es para odiarme xD

Ahora sí me fui 😂

Saludos, Vivi. 

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