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Esa misma noche en la que el rey había visitado la casa de Jimin el Doncel no había podido dormir nada, era de madrugada y el menor seguía con los ojos abiertos y dando vueltas en la cama.

Lo peor de todo es que ni sueño tenía, su corazón aún se sentía agitado y acelerado al recordar aquel delicado contacto, donde los suaves y delgados labios de Yoongi acariciaron los suyos.

El sonrojo aún no desaparecía de sus abultadas mejillas, las palabras aún hacían eco en su cabeza. No había sido un sueño, Yoongi le había dicho que lo quería, que había estado pensando en él todo el tiempo. Sonrió sintiendo esa agradable y cálida sensación en su pecho.

Recordó cómo se sintieron las grandes manos de Yoongi acariciando su piel, la manera en la que lo tocaba con sumo cuidado y delicadeza, como si tuviera miedo a romperlo.

Ni siquiera en sus más locos sueños habría imaginado que el mismo rey lo iría a buscar a su propia casa, por unos instantes sintió la pena y la vergüenza, pues su pequeña y vieja vivienda no era nada a comparación del palacio, no era un lugar digno para ser pisado por el mismo rey, pero Yoongi ni siquiera le había prestado atención a las condiciones en las que se encontraba su casa.

Y es que el rey no iba con las intenciones de criticar la manera en la que el Doncel vivía, él solo quería verlo, las ganas lo estaban volviendo loco.

Jimin se sintió especial e importante, Yoongi le había dejado claro que lo era, y estaba más que feliz. Ahora lo único que quería y necesitaba era estar cerca del rey.

Yoongi se encontraba en el Palacio como siempre, esta vez el concilio estaba reunido en la Sala del trono, varios nobles y gobernantes de otras Naciones estaban presentes, discutiendo asuntos de la corona.

Yoongi se encontraba en el centro de aquella gran mesa y junto a él se encontraba su hijo quien también escuchaba atento la conversación.

─ Entonces rey Yoongi, que dice acepta dicho trato ─ habló un hombre alto y de postura firme, se trataba del emperador de la dinastía Choi.

─ Está bien aceptó, mañana mismo enviaré 2000 de mis mejores guerreros hacia su Reino, para que que luchen y lo defiendan de la guerra que lo amenaza ─

No era la primera vez que algún emperador pedía ayuda a Min Yoongi, y es que no era una novedad, ni un secreto para los reinos vecinos que Yoongi contaba con la mejor Guardia y los soldados más entrenados y feroces. Muchos acudían a él cuando se veían amenazados y creían que con su propio ejército no obtendrían ninguna victoria, pues el enemigo poseía mayor ventaja.

─ Pero con una condición ─ volvió a hablar el rey ─ Necesito herreros, muchos de los que teníamos han dejado el oficio y estamos un poco escasos de ellos, así que estoy dispuesto hacer un intercambio ─ soltó el rey pálido imponente.

─ Estoy de acuerdo con su Majestad ─ fue la respuesta del contrario.

─ Entonces es un trato ─

Todos en la Sala estuvieron de acuerdo y no hubo ninguna objeción, una vez la charla terminó todos dejaron la Sala, incluyendo Yoongi y su hijo quienes iban seguidos por sus sirvientes, alertas a cualquier orden de sus mandatarios.

─ ¿Entendiste el punto Daehyun? ─ pregunto Yoongi sin detener sus pasos.

─ Creo padre ─ respondió algo dudoso el menor.

─ Haber, te escucho ─ pregunto, interesado por saber lo que su hijo pensaba.

─ Tender la mano a quien lo necesite, pero al mismo tiempo no perder el interés. Ayudó y al mismo tiempo recibió ayuda, ante todo pensó en el bienestar de nuestros guerreros también ─

Yoongi no podía estar más orgulloso, Daehyun era muy inteligente, no dudaba que el príncipe entendería a lo que quería llegar.

─ Me alegro que hayas comprendido ─ sonrió mostrando sus rosadas encías.

Daehyun ya había notado esa sonrisa, su padre la traía desde la mañana, y creía saber cuál era el motivo de su buen humor, sin embargo no dijo nada y solo correspondió a la sonrisa de su padre, feliz de que Yoongi sintiera orgullo por él.



En otra parte del pueblo se encontraba Jimin debatiendo lo que haría de hoy en adelante.

Jihyo estaba hablando con él desde hace rato, le estaba contando lo sobreprotector que estaba su pareja con ella, y lo molesto que esto le parecía en ocasiones. Pero aunque el cuerpo de Jimin estuviera ahí, su mente estaba en otra parte.

─ ¿Jimin me estás escuchando? ─ pregunto al darse cuenta que el menor no le estaba prestando atención, y había sido ignorada desde el principio.

Entrecerró los ojos al ver la cara ida de Jimin, mirando hacia la nada.

La verdad es que Jimin estaba en un pequeño debate mental, su mente aún insistía en hacerle recordar lo que había ocurrido la noche anterior, aún sentía la calidez de sus brazos abrazándolo, aún podía sentir sus suaves labios sobre los suyos.

Se miraba tan bien vestido como campesino, pero a pesar de las ropas simples, Lucía con elegancia, tan característico de él, a pesar del atuendo seguía viéndose tan imponente.

Si, era verdad, no podía negar que el rey era hermoso, ni siquiera parecía tener más de 30 años, sin duda sabe disimular bien su edad verdadera. Y aunque al principio le pareció un rey vil y despiadado, se dio cuenta que en el fondo era una persona cálida y amorosa.

Lo supo por la manera en la que trataba a sus concubinas, a su hijo, la manera tan especial en que lo trató a él. Aunque al principio admitía que se portó como un patán, reconocía que con el tiempo lo logró compensar.

─ ¡Jimin! ─

El grito de jihyo lo regresó de nuevo a la realidad, pestañeo varias veces, sin saber nada de lo que su amiga le estaba contando, se sintió apenado, la había ignorado completamente.

─ Jimin me dirás que es lo que te ocurre ─ soltó la castaña, no tan molesta pero sí curiosa por lo distraído que se miraba el Doncel.

Jimin suspiro derrotado, no le podía ocultar nada a su amiga, no podía confiar en nadie más que no fuera ella, era como su confidente, aparte que también era su única amiga.

También quería desahogarse, no soportaba seguir guardando todo lo que había pasado en esa misma casa la noche anterior, sentía que si no lo soltaba explotaría.

─ Jihyo Noona, le contaré algo pero por favor jureme que no se lo dirá a nadie, ni siquiera a su esposo, será nuestro secreto ─ su mirada jamás se apartó de la de jihyo. Tenía que cerciorarse primero que nadie supiera que el rey estuvo ahí. Confiaba en la castaña, pero era mejor dejar en claro todo, para evitar malos entendidos.

Jihyo por su parte se extrañó por las serias palabras de Jimin, pero asintió en respuesta.

El menor quedó más tranquilo cuando recibió la respuesta que quería obtener. Sus mejillas se sonrojaron levemente por lo que estaba a punto de confesar, trago grueso, buscando las palabras adecuadas.

─ El rey Yoongi estuvo aquí la noche de ayer, vino porque quería verme ─ llevó sus pequeñas manos a su rostro, tratando de ocultar el rubor y lo avergonzado que se sintió al soltar esas palabras.

─ ¡No¡ ─ los ojos de la castaña se abrieron como platos ante la impresión, llevando su mano a su boca en señal de asombro, trato de asimilar las palabras del Doncel.

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Perdón si sienten el capítulo algo aburrido, pero no quiero apurar las cosas y que parezca algo forzado, les prometo que viene un gran cambio.

Perdón las fallas de ortografía y gramaticales, soy medio meca en ese aspecto.

Les cuento algo, ni siquiera me di cuenta en q momento pasamos los 5K, muchas gracias por el amor que le dan a esta pequeña historia💕💕

5/9/20.

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