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La primera bofetada impactó contra su mejilla, dejando la seña de sus dedos en su pálida piel la cual ardía y dolía.

Llevó su mano temblorosa al área afectada notando lo caliente que estaba, sintió cierta humedad en sus mejillas dándose cuenta que estaba llorando, ni siquiera sintió a que hora se hizo presente la primera lágrima.

─ ¡Eres un insolente! ─ Choi gritó furioso, el menor cerró los ojos y se encogió al oír el grito esperando otro golpe, pero este no llegó ─ ¡No debiste hacer semejante estupidez! ─

Chunghee sabía que sería castigado pero no espero ser golpeado por su tío. Este le había prometido una buena vida, llena de lujos y comodidades pero no tenía idea que el proceso sería tan doloroso y humillante.

─ No hice nada malo tío, no le veo lo malo por ninguna parte ─ aún en su situación seguía teniendo escrúpulos para llevarle la contraria al mayor.

Choi no podía entender como es que si era familia suya sea tan estúpido, si no fuera por su belleza su sobrino le sería inservible sinceramente.

─ Que no ves que con tu actitud de niño inteligente solo quedas mal y pierdes puntos con el rey ¿en qué estabas pensando cuando dijiste todas esas estupideces? Creíste que el rey estaría contento luego de haberle faltado el respeto de esa forma, suerte tuviste al no ser castigado ─ habló completamente cabreado.

Chunghee podía sentir la zona golpeada arder, su mano se mantenía en su mejilla derecha esperando que esta no se inflamara.

─ No dije algo que no sea cierto, cuando me case con él también seré rey ─ la seguridad con la que hablaba no se podía discutir, y eso era algo que a Choi le gustaba, pero eso no borraba el hecho de haber faltado el respeto y ser un insolente.

─ Con tu actitud me queda claro que aún te falta mucho para pensar como un verdadero rey, tienes que madurar o creeme que la posición te quedará demasiado grande ─

Las palabras dolían, él ya no era un niño inmaduro y lo demostraría con hechos, se encargaría de callarle la boca a su tío y ganarse su respeto.































─ Mimi~ ─

Dos pequeñas manitas tiraron de su cabello, el Doncel lejos de molestarse por dicha acción sonrió divertido y tomó a la pequeña entre sus brazos.

─ Eres muy traviesa pequeña ─ la niña estiró sus labios en un pequeño mojin, el brillo en sus ojos la hacía ver demasiado tierna y apachurrable.

Sentados en un kiosco del jardín se encontraba Jimin junto a Jihyo y su pequeña bebé, había galletas y una jarra de té humeante sobre la mesa, las risas no paraban y el dulce olor de las flores brindaba un ambiente agradable.

Jimin estaba feliz, Jihyo llevaba visitando el Palacio desde hace ya varios días, Yoongi había permitido que la mujer entrara y saliera cuando quisiera.

─ Veo que le caíste bien ─ mencionó Jihyo admirando la escena, su pequeña se había encariñado con Jimin desde el primer día, y como no hacerlo, si Jimin se mostró cariñoso con ella desde el principio, su niña siempre fue huraña pero se sorprendió demasiado cuando no lloró esa vez que Jimin la cargó, al contrario, sus ojitos lo miraron de forma dulce e inocente.

─ Eso veo ─ Jimin estaba más entretenido jugando con la niña que en ponerle atención a su amiga.

─ Ahora que lo recuerdo los niños siempre te han amado, tienes ese algo que los atrae ─ dijo recordando cuando aún vivían en el pueblo, Jimin era muy querido por los niños, siempre los calmaba cuando lloraban, los hacía reír y jugaba con ellos sin importarle el hecho de ya estar mayor, el Doncel tiene espíritu de niño.

─ Sabes que siempre me gustaron los niños, su optimismo e inocencia, a pesar de que prácticamente vivíamos como marginados ellos siempre tenían una sonrisa en sus rostros ─ Jimin siente un poco de nostalgia al recordar, varias veces ha pensado en volver a visitar ese pequeño rincón que lo vio crecer, la parte del pueblo más pobre.

Se sintió aliviado cuando Jihyo le dijo que cuando su hija nació su esposo decidió mudarse de lugar, no quería que su niña creciera entre tanta pobreza, con su trabajo había podido recoger unas monedas y las había invertido en una buena causa, seguían viviendo humildemente, pero al menos no en una condición tan deplorable como antes, compró una casa modesta pero mil veces mejor que la anterior, tenían nuevos vecinos con los cuales se llevaban bien, Jihyo había dejado el baile de lado para dedicarse a su hija.

─ Oye Jimin... ¿no has pensado en convertirte en padre? ─

El nombrado la miró sin saber que decir, su pregunta lo tomó por sorpresa y su mente aún trataba de procesarla.

Hijos... él siendo padre, cuidando de una bolita pequeña y frágil, un pequeño ser que crecería dentro de él, una personita que le diría "papá" Que correría a él cuando llorara para que lo consolara, que se recostaría en su pecho y le brindaría una hermosa sonrisa cuando lo viera.

Si, se escucha bastante lindo.

─ Siento que aún no estoy preparado, pero cuando llegue ese momento seré muy feliz e intentaré dar lo mejor de mí ─ sonrió apretando sutilmente la mejilla rechoncha de la infante.

─ Yo creo que la paternidad se te vería bien ─ habló sinceramente, Jimin sonrió con cierto rubor en sus mejillas.

























Para Jimin es incómoda la situación en la que se encuentra, no es sólo el hecho de encontrarse completamente desnudo junto a las otras concubinas, o tener casi todo su cuerpo bajo el agua, lo que le resultaba demasiado vergonzoso es sentir unas manos deslizándose a lo largo de su cuerpo, y no poder oponerse, todo le resulta embarazoso.

Había escuchado que los ricos tenían costumbres raras, pero hasta ahora lo comprobaba por el mismo.

Había una tradición de la cual no estaba enterado, la cual consistía en sumergir su cuerpo en las aguas del santuario del Palacio, se cree que con esta acción purificas tu cuerpo y alma de toda inmundicia eliminando las malas vibras y maldiciones.

Obviamente Jimin no cree para nada, para él es una locura y para el colmo está siendo manoseado desvergonzadamente por las sacerdotisas del lugar.

Está ahí solo porque es un mandato, el concubinato tenía que someterse a dicho ritual cada cierto tiempo, pero para el Doncel es una tontería de la cual no quiere ser partícipe.

─ Jimin trata de relajarte quieres, te ves tenso, relaja tus músculos ─ Yonnah a diferencia del Doncel estaba cómoda, para ella dicho ritual era normal pues lo había hecho varias veces junto a las demás chicas, pero Jimin era lo contrario, es su primera vez y es comprensible, pero debía irse acostumbrando, pues no sería la última vez que se vería obligado a hacer esto.

─ Noona, esto es vergonzoso ─ se quejó como un niño mientras se encogía y se hacía pequeño protegiendo y tapando su cuerpo.

─ Ya te explique que es necesario, las sacerdotisas han hecho esto muchas veces, incluso lo han hecho con el mismo rey, confía en ellas sí ─ insistió la mayor ─ solo son unos minutos y luego podrás volver a tu cuarto y dormir tranquilamente ─ hablaba con una calma admirable, se notaba la paciencia que le tenía al Doncel.

Jimin mordió su labio algo dudoso, su vista fue a las demás concubinas, estas mantenían una expresión tranquila, sus ojos cerrados y totalmente quietas, las mujeres ancianas las tocaban pero no de manera pervertida, Jimin sabía que ese era su trabajo y no había dobles intenciones en sus acciones, pero eso no quitaba que fuera embarazoso para el.

Poco a poco y no tan contento descubrió su cuerpo dándole libre acceso a la anciana que tenía a su lado, Yonnah le sonrió y dejó de mirarlo para no incomodar, el joven doncel observó como la sacerdotisa untaba sus manos de aceite y seguidamente comenzaba tantear su cuerpo dando leves y sutiles apretones, primero se entretuvo con su cuello, tomándose un tiempo para bajar, luego se deslizó a sus hombros y se mantuvo unos segundos ahí, bajo a sus caderas apretando solo un poco, fue a su vientre e hizo movimientos circulares ahí.

Los ojos de Jimin se abrieron de golpe cuando la mano de la anciana llegó a su vientre bajo.

Un chillido se escuchó llamando la atención de todas ─ ¡D-donde cree q-que está-tocando señora! ─ habló entre tartamudeos, apartó su mano con un poco de brusquedad, la anciana lo miró confundida.

Las mejillas del Doncel ardían y las ganas de salir corriendo se volvieron enormes.

─ Guarde silencio por favor, distrae a las demás ─ se defendió amablemente la mujer de avanzada edad, había notado algo raro en el menor, pero su grito agudo interrumpió su concentración.

─ Lo siento ─ dijo ya más calmado y apenado por su comportamiento.

La mujer lo miró detalladamente, Jimin no comprendía esa mirada, es como si tratara de decir algo, pero sin usar palabras.

De nuevo el silencio inundó el lugar, Jimin intento que su respiración se regulara.

─ Tu cuerpo ha cambiado y lo seguirá haciendo, ten cuidado, los días que vienen serán difíciles y duros, sentirás que estás solo y te arrepentirás de una decisión que en un momento de debilidad tomaste sin pensar ─ el Doncel la miró con confusión, sus palabras carecían de sentido.

─ ¿Qué? ─ pregunto confundido y con el ceño fruncido.

─ Creo que es una profecía ─ la voz de Yonnah se volvió a escuchar, la mirada de Jimin fue a su dirección ─ a nosotros también nos profetizan, es parte del ritual, ─ agregó.

Y Jimin solo pudo pensar en la estupidez que fue obligado a participar, porque si, para él todo ese tema de la purificación y profecías era una completa locura.

Sin duda las costumbres de los ricos eran raras.
















Perdón el retraso, se que el capítulo esta cortito jsjsjs pero el próximo es más largo, por sierto ya lo tengo escrito, pero lo publicaré hasta la próxima semana porque me falta corregir y arreglar unos detalles.

¿¿¿Están listas para tremendo temazo??? Yo no...

Bueno por ahora esto es todo, nos leemos despues.

Añioo.

20/05/21.














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