Capítulo 6

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          En el sillón de la esquina de su habitación de invitados, Jungkook dormía, con su cuerpo inclinado hacia uno de los reposabrazos y su mejilla apoyada en su hombro, torciendo su cuello en una posición bastante incómoda. No había sido su mejor noche de sueño reparador. Luego de disfrazarse de enfermero, hacer arreglos sobre la ruta de escape con Jin y Jiwoo, para que su rostro no fuera captado por las cámaras de seguridad, y sacar a un Jimin inconsciente en una silla de ruedas, había llegado a su departamento casi en la noche.

          Habían sido días difíciles, moría por relajarse con agua caliente en su tina, por horas. Pero le tocó ducha rápida y comida a domicilio, que consumió en ese mismo sillón. Solo pudo dormirse cuando el sueño lo venció irremediablemente, sin su permiso. No tenía máquinas para monitorear los signos vitales, ni conocimientos suficientes como para evaluar su estado e irse a dormir a su habitación. Estuvo chequeándolo periódicamente, saliendo de la habitación lo menos posible.

          Cada minuto que pasaba, era una bofetada auto propinada por su irresponsabilidad. Había actuado en un impulso instintivo por proteger a Jimin, pero todo sería en vano si moría en su casa. Sabía que podía telefonear a cualquiera de sus dos amigos si las cosas se le salían de control, pero era una apuesta demasiado arriesgada. Además, tendría que explicarle a Jimin cuando despertara, qué rayos estaba haciendo en su casa, había tomado la decisión sin su consentimiento.

          Por suerte, en la estación les habían dado el día libre, para descansar luego de tener al día el papeleo y cerrado el caso. Al hablar con Namjoon, este le dijo que lo cubriría un par de días más de ser necesario, mientras les asignaban un nuevo caso. El revoltijo de pendientes, unido a la preocupación por Jimin, quien tenía un papel demasiado importante para hacer engranar todas las piezas, tenía a Jungkook demasiado ansioso. Debía pensar cuidadosamente las preguntas de su interrogatorio, para obtener y asociar toda la información posible.

          El celular de Jungkook comenzó a vibrar y sonar en la mesita de café al lado de su asiento, junto a las sobras de la comida de la noche anterior, el nombre de Jin parpadeaba en la pantalla. A pesar de demorar un poco en recuperar la consciencia, el detective reaccionó, tratando de poner en marcha sus rígidos músculos para tomar el celular y contestar.

          —Hola —respondió, masajeando su adolorido cuello con su mano libre.

          —Buenos días. ¿Cómo amaneció todo? Si no me llamaste, asumo que todo estuvo en orden.

          Como si de un rayo se tratase, Jungkook abrió los ojos ampliamente, despertando del todo y organizando la situación actual en su cerebro dormido. De inmediato, sus ojos se dirigieron a la cama. Jimin lo observaba, cautelosamente.

          —¿Jungkook? —Jin preguntó, preocupado por el prolongado silencio.

          —Todo está… bien —contestó distraídamente, sin apartar la vista del joven alfa—. Jimin ha despertado, te devuelvo la llamada pronto.

          Jeon colgó y colocó el celular, despacio, en la mesa. No se perdió cómo la mirada recelosa de Jimin seguía cada uno de sus movimientos. Estaba desconfiando de él.

          —¿Cómo te sientes? —Intentó su mejor sonrisa, acercándose paso a paso.

          —¿Dónde estoy? ¿Qué pasó con el hospital? Mi padre… —calló, parecía pensar—. Acaso… ¿estás bajo sus órdenes? —jadeó, incrédulo ante su propio pensamiento. Sería demasiado decepcionante.

          —¡¿Qué?! ¡No! Por la Luna, no. Yo… —Suspiró—. Déjame explicarte todo, ¿sí? Sé que debes tener muchas dudas sobre todo esto.

          Jimin asintió y el relato de Jungkook comenzó. Trató de contar todo lo más detalladamente posible, sintiendo algo de pena al ver a Jimin sonrojarse intensamente, cuando mencionó que había escuchado la conversación con su padre y cómo este lo había dominado y humillado. Pero no quería omitir ningún detalle, quería ser visto como un aliado potencial, alguien en quien confiar. Todo se vendría abajo si Jimin llegaba a pensar, siquiera remotamente, que él estaba involucrado con Park Minhyuk.

          —Lamento mucho todo. No debí sacarte así y ponerte en riesgo.

          —No se disculpe —rebatió—. Tenía más probabilidades de morir si mi padre me llevaba, que por una complicación médica aquí. —Sus labios dibujaron una sonrisa amarga.

          —¡¿Qué quieres decir?! —Las alarmas se encendieron en la cabeza de Jungkook. ¿Acaso Jimin tenía las mismas sospechas que él?

          Jimin miró sus manos, abriéndolas y cerrándolas lentamente, con la vista fija en ellas pero sin observarlas realmente.

          —Tiene suficiente sentido para mí. Me ha odiado desde mi presentación, no quería un alfa recesivo como hijo, ¿quién lo haría? —Sonrió con tristeza y amargura y levantó la vista hacia Jeon—. Usted también lo sabe, ya que no se sorprende.

          Jungkook solo asintió, sin juicio o menosprecio en su mirada. Jin se lo había mencionado, figuraba en los registros médicos. Eso había explicado muchas cosas, desde su complexión física, hasta su aroma.

          —Ese día, cuando me secuestraron, fue atípico —prosiguió Jimin—. Se ofreció a llevarme a la universidad en su auto, de camino a su trabajo, pero al final se le presentó un imprevisto y fui solo con el chofer. En el trayecto, perdí el conocimiento, no sé cómo. Cuando desperté, estaba en ese lugar. Nunca compartimos mesa y jamás, vehículo. Se ha visto obligado a hacer de mí un heredero digno, pero me detesta.

          —¿Obligado?

          —Las tradiciones de la familia Park indican que el primogénito alfa debe ser el sucesor. La responsabilidad de prepararlo para ello, recae en su progenitor. No formar un buen heredero, es sinónimo de vergüenza para el actual cabeza de familia.

          —Y si ese es el caso, ¿que murieras no sería un inconveniente?

          —Ya no… Mi hermano, Jisung, se presentó como alfa hace un par de meses. Un alfa dominante. Tiene todo lo que a mí me falta.

          —¿Quieres decir que busca quitarte del camino? —preguntó, aunque era más una afirmación—. Jimin, quiero hacerte algunas preguntas. Necesito atar cabos para poder ayudarte.

          Si bien todo parecía indicar hacia el padre de Jimin como principal sospechoso, no podía quedarse solo con esa teoría. Quizás no estuviese errada del todo, pero debía descartar la presencia de posibles cómplices. Para llevar a cabo algo tan organizado, Park Minhyuk no podía estar trabajando solo. Era lógico pensar que, probablemente, sus subordinados más cercanos y de confianza podrían estar involucrados, pero el interés de Jungkook estaba en otros individuos: Kim Taehyung y Park Jisung, las personas cercanas a Jimin, y no a su padre.

          —El aroma es nuestra identidad. No miente. ¿No es así, detective Jeon? —Jimin había descartado sus sospechas sobre ellos dos, culminando con esas palabras.

          A Jungkook estuvo a punto de escapársele una pequeña sonrisa, al escuchar sus palabras en boca de Jimin. ¿Habría logrado llegar al corazón de este joven alfa en el pasado? ¿Lograría aceptarse a sí mismo? ¿Conocería a la profesora Im? Tantas preguntas. Pero no era el momento de hacer, u obtener respuesta de alguna de ellas.

          Prosiguió su cuestionario, dirigiendo las preguntas al sitio de cautiverio; tampoco obtuvo detalles concluyentes. Según Jimin, en las dos semanas que estuvo allí, fue el único en las jaulas. Si estaban en ese sitio, era para algo, o alguien, pero no sería tan fácil llegar a ello, al parecer. Sobre la droga, el joven alfa no supo dar detalles concretos, sí había tenido la sensación de su mente nublada y cuerpo descoordinado, pero entre el hambre, la sed, los golpes y las heridas, los recuerdos no eran demasiado claros.

          Las preguntas prosiguieron por varios minutos, con Jungkook anotando todo lo útil en su agenda y Jimin tratando de contestar todo, recordando las cosas lo más nítidamente posible. Cuando la alarma de Jungkook sonó, indicando que era hora de los medicamentos de Jimin, dieron por concluido el interrogatorio.

          Con buena técnica, a pesar de su lentitud, Jungkook administró cada medicina correctamente, en el orden y con las precisiones brindadas por Jin y Jiwoo.

          —Creo que ya terminamos, al menos por ahora —dijo, leyendo el final de la nota con las indicaciones médicas.

          —Muchas gracias, detective. Se siguen sumando cosas para estar en deuda con usted.

          —No te preocupes por… —Volteó la hoja en sus manos—. ¡Ah! Queda algo.

          Jeon leyó. De inmediato, el rubor se expandió por sus mejillas. Era la crema cicatrizante. Esto tenía que ser una prueba de la Luna, por lo menos. Esto debía ser de las cosas más complejas para un alfa, más si se lo haría otro de su misma casta. ¿Le traería recuerdos de lo que vivió? Al detective no le gustaba la idea de que su imagen se superpusiera con la de esos alfas, en la mente de Jimin.

          Lo miró, con determinación, esto era con fines meramente terapéuticos. Sacó el pomo del botiquín y se volteó, con este en las manos. Los ojos de Jimin se abrieron hasta el límite y se sonrojó más que el propio Jungkook.

          —De-detective, no se preocupe, puedo hacer eso… por mí mismo, más tarde —tartamudeó.

          —¿Seguro? Para mí no es un problema. —Trató de sonar seguro, pero su voz temblaba tanto como el frasco en sus manos.

          —¡Claro! Hoy me siento mejor, lo haré más tarde. La enfermera siempre lo hacía en la tarde —habló tan rápido como pudo.

          —Bueno, si es así… —Puso el pomo en la mesa al lado de la cama de Jimin.

          «¡Mierda! Si aparte de haberme visto en la situación más humillante posible, tiene que meterme los dedos en el culo para curarme, ¡ahí sí muero de la vergüenza!». Los pensamientos de Jimin iban a mil por hora.

          Un silencio incómodo se formó entre ambos, no era para menos. Ninguno de los dos sabía qué decir para eliminar la tensión en el aire. El estómago de Jimin gruñó, reclamando comida, como una señal y oportunidad divina.

          —Cierto. Debes estar hambriento —dijo Jeon—. Te prepararé algo ligero para desayunar. —Se dio la vuelta y salió tan rápido, que el agradecimiento de Jimin se escuchó a penas como un susurro lejano.

          El desayuno transcurrió tranquilamente, inicialmente en silencio, algo incómodo por lo sucedido anteriormente, pero también porque Jungkook quería observar que todo estuviera en orden. Jin le había dicho que tras las primeras veinticuatro a cuarenta y ocho horas, que serían cruciales, todo entraría en remisión. Con la capacidad recuperativa de un alfa, bastaría poco más de una semana para que Jimin estuviese completamente recuperado. Solo debía cumplir con el tratamiento y las curas.

          La única advertencia que le dio y debía ser estrictamente cumplida, fue sobre las heridas en el cuerpo y extremidades de Jimin. Por el tiempo transcurrido, no habían podido suturarlas para evitar la infección. Si las curas eran importantes, más aún lo era evitar que se lastimaran y volvieran a sangrar. A pesar de tener una recuperación progresiva y favorable, el cuerpo del joven alfa no estaba en condiciones de soportar una gran hemorragia, o nuevas lastimaduras.

          Cuando el silencio se volvió tan prolongado, que hasta el sonido de sus dientes masticando la fruta picada se volvió incómodo, Jeon trató de romper el hielo.

          —Así que… eres estudiante de último año, ¿no? —indagó. Jimin solo dio un corto asentimiento en respuesta—. ¿Cómo van las clases?

          —Bien —respondió, sin alzar la vista, miraba la fruta en su plato como si fuera lo más interesante del universo.

          —¿Qué rama estudias? —intentó de nuevo.

          —Administración.

          —¡Vaya! Debes ser bueno en las matemáticas, entonces.

          —Me defiendo algo.

          —Con «defenderte algo», no llegas a último año en la mejor universidad de la capital, créeme. —Jungkook no se rendiría, entablaría una conversación a como diera lugar—. Yo nunca fui muy bueno con los números, se me daban mejor las letras. Pasaba gran parte del tiempo en la biblioteca. ¿Alguna asignatura de preferencia?

          —No, realmente.

          —En mi tiempo de estudiante, mi asignatura favorita fue Psicología de Casta. Aunque, creo que fue más gracias a mi profesora y su forma de impartirla. Fue Im Nayeon, ¿la conociste?

          La mirada de Jimin se alzó, al fin, impregnada por un brillo nostálgico y sentimental.

          —Sí, también fue mi profesora —dijo con convicción y orgullo, a pesar de su tono bajo.

          «¡Bingo!», pensó Jungkook. Acababa de encontrar un punto de inflexión.

          Que la conversación se hiciera más fluida y amena, fue solo cuestión de un par de diálogos más. Hablaron de todo un poco, y era sorprendente cuánto tenían en común. Empezaron por la universidad, y terminaron en sus películas favoritas, con la promesa de ver Ironman juntos, cuando Jimin pudiera levantarse de la cama. Jungkook esperaba que, a pesar de las circunstancias poco convencionales y extremas en que se habían conocido, pudieran volverse buenos amigos. Era extraño encontrar a alguien con la mentalidad de Jimin, más si se trataba de un alfa. Se sentía tan cómodo con él, como si se conocieran de toda la vida.

          Jeon estaba a punto de comenzar a hablar de música, cuando un gran bostezo, que lo hizo lagrimear, lo interrumpió. Era increíble cómo, después de comer, el sueño le llegaba tan rápido como sumar dos más dos. Si miraba atrás sus continuas noches en vela, este agotamiento estaba más que justificado. Estrujó sus ojos y llevo sus manos por su frente hacia atrás, desordenando su cabello.

          —Vaya a descansar, Detective Jeon, dudo que el sillón haya sido demasiado cómodo.

          —Pero, tú…

          —Yo estaré bien. Lo llamaré si sucede algo.

          Jungkook pareció meditarlo por un segundo. No estaba del todo convencido de que fuera seguro dejar a Jimin sin supervisión, pero también era cierto que apenas podía mantener sus ojos abiertos. Mañana tendría que regresar al trabajo, no podía seguir acumulando fatiga. Su mente pareció iluminarse con una idea, salió de la habitación y volvió a entrar con su inalámbrico en la mano.

          —Dejaré esto aquí. —Lo colocó junto a la cama—. Mi celular esta en marcado rápido, en el dos. Cualquier cosa que suceda, hasta lo más mínimo, me llamas y vendré.

          —Está bien. Gracias, detective.

          —Y otra cosa… —Se rascó la nuca—. ¿Podrías dejar de tratarme de usted? Es verdad que estoy cerca de los treinta y casi te llevo una década, pero creo que con todo lo que hemos pasado en menos de setenta y dos horas, podríamos decir que somos cercanos, al menos. Dime Jungkook, por favor.

          —Está bien, pues Jungkook será.

          El detective salió de la habitación, en medio de bostezos. Todo parecía en orden y su cuerpo le pedía a gritos un descanso. No negaría que estaba algo intrigado, tras el altercado de Jimin con su padre, pensó que despertaría estando más afectado, territorial o enojado, pero todo parecía en orden. Aunque, quizás no era como parecía, Jimin se quedaba pensativo y con expresión complicada por momentos, como si meditara algo, pero se regresara a sí mismo al presente. ¿Qué estaría pasando por su cabeza?

          Jungkook se sentía cómodo, a pesar de estar compartiendo habitación con un alfa casi desconocido, aunque no sentía que lo fuera tanto. Era demasiado fácil tratar con Jimin, quizás estaba favorecido en alguna medida por su naturaleza recesiva, no lo podía decir a ciencia cierta. Su propio lobo no era de los que andaban marcando territorio innecesariamente, al menos no desde que aprendió a controlarlo y logró un equilibrio en su mente y cuerpo con él.

          ¿Cómo se sentiría Jimin? Su aroma no delataba alguna incomodidad o reticencia por estar allí, pero de seguro no era fácil estar en un lugar que apestaba a otro alfa, y más estando tan débil e indefenso. Por suerte, no había tenido ninguna reacción instintiva por parte del lobo del joven Park.

─━━━⊱✿⊰━━━─

          El cuerpo de Jungkook se sentía pesado y su cabeza y pensamientos, desordenados. Un molesto ruido de fondo, constante y vibrante, lo había sacado de las profundidades de su descanso y no se detenía. Arrastró su mano tentativamente por las sábanas, hasta la mesita de noche, presionó el botón de apagar en su despertador tres veces seguidas, pero el ruido no cesaba. Cuando abrió los ojos malhumorado, vio que el culpable estaba justo al lado. Hoy era uno de esos días en que odiaba a muerte su celular, ¿para qué demonios lo llamaban?

          —¿Sí? —gruñó enojado, con su voz todavía ronca por el sueño.

          —¿Todavía durmiendo? Levanta tu trasero de la cama —contestó Namjoon—. Nos localizan de la estación, el Departamento Forense solicitó una reunión de emergencia con todos los implicados en el caso.

          —¿Qué sucedió? ¿Qué encontraron? —Se sentó en la cama, alarmado y volviendo en sus sentidos. Si los forenses demandaban una reunión, era porque habían descubierto algo contundente.

          —No dieron detalles por teléfono, pero por cómo se escuchaba, parece grave. En treinta minutos debemos estar ahí.

          —Entendido. —Colgó.

          Solo en ese instante, pudo ver la hora en la pantalla: las cuatro de la tarde. ¿Cómo había dormido tanto? También había un mensaje de Seokjin, que prometía pasar en un par de horas a monitorear a Jimin. Por el horario del envío, debía estar al llegar.

          Jimin…

          «¡Mierda!».

          Salió a paso veloz, con sus pantuflas, usando los pantalones de chándal gris y un pullover negro que se había puesto antes de dormir, tras su baño. Había estado cansado, pero no pensó que tanto como para saltarse el almuerzo, debió poner una alarma. En el estado de Jimin, no era recomendable una alimentación inadecuada. Estando frente a la puerta, sin pensarlo demasiado, entró sin llamar.

          —Jimin, lo lamento, me quedé dormi…

          Jeon se quedó congelado, con la mano todavía en la manija de la puerta, observando la imagen de Jimin en la cama. Se encontraba de lado, sonrojado, descubierto y con sus dedos en su ano, el pomo de crema cicatrizante en sus manos le daba una idea de lo que estaba pasando. La atención de Jimin se desvió por el ruido, sacando los dedos húmedos de su interior. Sus miradas se encontraron y esos milisegundos parecieron durar una eternidad. Jungkook abría la boca una y otra vez, sin poder articular palabra, mientras que el joven Park iba ascendiendo en su escala de rubor a un tono cada vez más intenso.

          —¡Lo siento! —Tiró la puerta y salió.

          Se quedó fuera, recargando su espalda en la madera, con la respiración agitada y la imagen que acababa de presenciar clavada en su retina.

¡Holiwis! Se me hizo bien de noche, pero aquí está el capítulo de este jueves. Los apagones han estado terribles. Pensé dejarlo para mañana, pero no quise fallarles. Espero les haya gustado. 💜

Chao chan 😘

Hasta el próximo jueves.

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