Rey de uno solo

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El rey estaba en su trono, triste pues era rey, el rey de nada, todos habían muerto y ahora solo quedaba el, en ese vacío palacio, en esta tierra vacía dónde ya no quedaban más que cadáveres.

Todo comenzó hace 5 días, últimamente los monstruos estaban en sobrepoblación, en un intento de matarlos enviaron a 4 tropas cada una de por lo menos 50 hombres, los más habilidosos del Reino, lamentablemente nunca regresaron, dos días después se les dió por muertos, ese día fue cuando invadieron, después de la pérdida de los más habilidosos del Reino, la gente solo podía esperar a huir o morir, pero ya era tarde, cómo rey solo podía esperar a morir junto a mi gente, no era alguien especialmente poderoso y mi esposa había muerto hace años, sin descendencia. Lamentablemente mi deseo no fue cumplido, siendo que mi sirviente personal y mi mejor amigo me obligó entrar a la cámara real, una cámara donde hay provisiones para por lo menos una semana, pero el no entro, sonrió sabiendo que las bestias se acercaban y que no sobreviviría, —Adiós, querido amigo, por favor, sobrevive— luego cerró la puerta para que minutos después escuchará a los monstruos devorar su carne, impotente porqué sabía que si salía moriría y no cumpliría el último favor que me pidió, me quedé llorando como un niño en la habitación.

Dos días después logré salir, los monstruos habían intentado entrar pero era una habitación con tanto las entradas como las paredes recubiertas del mejor metal, sus esfuerzos fueron en vano, al salir me dí cuenta de que los monstruos ya habían abandonado la ciudad, dejando solo los cadáveres, por lo menos eso pude observar, pero por miedo me quedé en el castillo, hoy, al quinto día de que todo iniciara, por fin decidí salir, con la esperanza de encontrar a alguien, pero mis esfuerzos fueron en vano.

Había pasado una semana desde la invasión de monstruos y 9 días desde el envío de las tropas, salí en busca de encontrar a alguien más, con cada minuto qué pasaba no podía más que sentir como perdía esperanzas, pero casualmente logré escuchar el sonido de una piedra moviéndose, me acerqué para ver de dónde surgió el ruido, una casa destruida, revisando me dí cuenta de que había algo entre piedras del suelo, una abertura, use una espada que agarre del almacén del reino e intenté moverla, pero después de lograrlo por fin ví lo que tanto había estado buscando, alguien más, un niño que sobrevivió escondido, como yo, solo pude acercarme y cargarlo en silenció hasta el palacio, con cuido de no molestarlo, al día siguiente despertó confuso.

—¿Do-donde estoy? ¿Dónde están mis padres?—

Solo pude ver al niño hacer preguntas mientras lágrimas salían de mi cara al ver que no tenía manera de responder, no podía decirle al niño que sus padres estaban muertos.

—Tus padres, ellos me pidieron que te cuidara, salieron en un viaje al cual no podrán llevarte por culpa de los monstruos, pero tranquilo, yo estoy aquí, no te pasará nada malo, y no te dejare—

/10 años después/

El reino estaba volviendo a como era antes, muchas de las personas que huyeron habían regresado, pero tomaría al menos 50 años o hasta siglos volver a su estado pre crisis, contemplé entonces el área de entrenamiento del castillo, viendo a aquel joven pelinegro entrenar la espada como si su resistencia no tuviera límites, desde que perdió a sus padres no he hecho más que criarlo como mi propio hijo y estoy orgulloso del hombre que es ahora. Hace unos años, dos para ser exactos, me ví en la obligación de decirle la verdad sobre la muerte de sus padres, esperaba insultos, odio, cualquier muestra de desprecio, pero se lo tomó con calma y me dió un abrazo, me dijo que ya lo esperaba, que entendía que yo no pude hacer nada ante la situación, pero que aún así le dolía la verdad, solo pude abrazarlo mientras lloraba, después de soltarlo todo dijo que ahora era su padre, y me mantendré como su padre desde hoy y para siempre.

—Rafael, infórmale a mi hijo que venga a cenar, tengo asuntos importantes que hablar con el—.

—Si, su majestad— dijo el sirviente para dirigirse directamente al área de entrenamiento.

"Hijo, espero no me odies por lo que voy a hacer” susurro el rey porqué ya sabía como sería la situacion.

/1 hora después/

Ya en la cena solo pude observar a mi hijo, comiendo de forma indecente, como si llevará días sin comer, sonreí olvidandome momentáneamente de las malas noticias que iba a darle.

—Hijo, sabes que te quiero, ¿Verdad?, Sabes que estoy muy dispuesto a hacerlo casi todo por ti y que te quiero mucho—

—Sí lo sé, ¿Qué pasa? Me estás preocupando—

—Hijo, te tengo malas noticias.—

—No me digas qué te vas a morir, ¿Qué va a pasar conmigo? ¿Qué sucederá con el reino? Sabes muy bien que si yo intento manejarlo todo, terminará como como si fuera excremento de caballo, te retorceras en tu tumba y yo me moriré de vergüenza al ver cómo el Reino que tanto te esforzarte en construir se va al caño por culpa de tu hijo.—

—Wow, wow, calma, calma, no me voy a morir, por lo menos no pronto, tengo salud para vivir otros 100 años, y no exagero— me aguantaba la risa mientras le decía que no era eso, pero no podía evitar decirle la situación en la que estaba —No es nada tan grave como eso, pero...—

—Vamos viejo, escupelo— preocupado me miraba, temía que me odiara o incluso huyera del país.

—Te vas a casar, con la hija de un Duque del reino Emerland, más específicamente con la señorita heredera de la casa Winston, Alicia Winston.—

—Ah, ya veo solo es una bod- espera, ¿¡Cómo que una boda!? ¿Desde cuándo?—

lo sabia, sabía que algo así pasaría, solo podía suspirar mientras le intentaba explicar la situación.

—Comprendo tu confusión, se que te estás exaltando y que necesitas respuestas, respuestas que estoy tanto dispuesto como obligado a dar— lo mire a los ojos, esperando que se calmara un poco, para mí fortuna lo hizo —Lo que pasó fue que el matrimonio fue decidido hace unos días, en un intento de mejorar las relaciones políticas con Emerland, se propuso la idea del matrimonio, la casa Winston era una casa con un poder militar que fácilmente es igual que un país pequeño, algo que sin dudas necesitamos y nosotros ofrecimos recurso, como minerales y etc, ya que el reino es un país sin explotar—

—Pe-Pero papá—

—Sin peros hijo, sabes muy bien que de haber otra opción no serías tú, además, he oído que es una muchacha agradable— intenté calmar las cosas, pero estaba muy enojado para siquiera querer escucharme, solo pudo salir enojado del comedor, probablemente se encierre en su habitación y se emborrache hasta ya no poder pararse de la cama.

————————–—

—Maldita sea, ¿Por qué tuvo que pasar esto?, Mierda, si tan solo todo fuera sencillo, pero Emerland es una potencia militar que ayudo a qué el país mejorara su condición post-crisis— inmediatamente tomo una botella que estaba en una vitrina cerca de la cama —Supongo que no tengo muchas opciones, puedo fingir mi muerte, pero no es muy viable a menos que me manden de caza, cosa que papá nunca dejaría—

Mirando la botella, dió tres tragos seguidos para luego tumbarse en la cama, esperando que la muchacha mínimo fuera como dijo su padre.

— Hijo yo...— fue lo que escucho detrás de la puerta, su padre había venido, sabía que intentaba calmar las cosas.

—No padre, ya se lo que vas a decir, se muy bien que la situación no es muy buena y que las cosas no siempre proceden como una quiere y que no hay opción—

—Sabes, te lo dije antes, pero realmente no quería enviarte a ti, llevo 10 años cuidándote y solo puedo decir que eres mi orgullo, se que no soy tu padre de sangre, pero actualmente soy el encargado de cuidarte o mejor dicho lo era, ya tienes 16 años, legalmente puedes hacer con tu vida lo que tú quieras e involucrarte en un matrimonio político que te puede joder la vida no es exactamente lo mejor, pero así funcionan las relaciones de la nobleza, acá nadie es libre, ni tú por ser mi hijo, ni yo por ser el rey—

—Yo... Lo sé, ok, se que no puedo hacer mucho con mi vida cuando ya estoy comprometido, pero si esto te ayuda a tí y al reino, por más que no me guste lo haré, si es lo necesario para salvar este país—

—Gracias, y lo lamento, lamento sellar tu destino—

—No hay mucho que agradecer, después de todo te debo mi vida, ambos sabemos que fue solo una casualidad que me encontrarás, pero aún así aquí estoy, me diste casa, comida y cariño, supongo que es lo mínimo que puedo hacer por ti—

Entonces la puerta fue abierta, padre e hijo se encontraron para darse un abrazo, uno que necesitaban.

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