07.- Después de la tormenta viene la calma

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Los chicos intercambiaron miradas de preocupación, tenían un muy mal presentimiento y claramente no iban a quedarse de brazos cruzados.

Ace le dijo algo al oído a Luffy y éste tomó su bicicleta de inmediato y echó a andar en sentido contrario a toda velocidad mientras los hermanos mayores veían el vehículo de (t/n) alejarse. Se miraron con determinación el uno al otro y dejando toda diferencia a un lado, asintieron brevemente con la cabeza. No fue necesario el intercambio de palabras, ambos sabían exactamente lo que debían hacer.

Llegando a casa, (t/n) no tuvo la oportunidad de subir a su habitación, el demonio que tenía la cara de su padre le tomó fuertemente del brazo y la tiró contra la pared.

Esa noche al parecer iba a ser la peor de todas.

Entre palabras de hombre celoso, insultos enfermos, comentarios subidos de tono y golpes sin piedad, desató su furia psicótica sobre ella.

En el suelo, la chica tomaba su cara mojada entre las lágrimas y la sangre de su nariz que no se detenía, lo miró con rabia y haciendo un gran esfuerzo, alzó la voz con dificultad, ya no tenía nada más que perder.

-¿Porque haces esto? ¡Yo no te he hecho nada malo!

-Mocosa insolente ... ¡Tú! ¡Tú eres la causante de todo! ¡Si no estuvieras, ella estaría aquí conmigo! -le gritó el hombre con desprecio mientras tomaba con la otra mano una botella y bebía sin cuidado de derramar o tragar bien-. Yo sé lo que piensas cuando me miras, piensas que soy patético.

(t/n) sacudió su cabeza negando, se sentía aturdida y el dolor no le dejaba pensar, pero la idea de ser la responsable de que su madre se hubiera ido le calaba hondo en el corazón.

-No intentes negarlo, niña. Yo te voy a enseñar a respetar, no vales nada. ¡Te mostrare tu lugar!

Con estas últimas amargas palabras llenas de resentimiento, le tomó de la cabeza y la tiró al suelo. (t/n) solo podía esperar a que se cansara y pudiera irse a dormir o que terminara de una vez por todas sin importar el resultado.

Había llegado el punto en que no sentía las heridas, sabía que había alguna en la cara, en los muslos y en la espalda. Miró su mano, ésta estaba torcida de manera anormal.

Esperó el último choque de su frente contra el suelo cuando escuchó un estruendo en la puerta de enfrente.

Con mucha dificultad, vio alguien que tomaba a su padre del cuello de la camisa y lo tiraba hacia atrás. De pronto sintió unas manos cálidas que la levantaban con cuidado

-(t/n), todo estará bien. Tranquila, tú descansa ...-dijo una conocida y reconfortante voz. La chica esbozó una leve sonrisa y se dejó caer en un profundo descanso sin sueños.

*

Despertó a la mañana siguiente, bañada y vestida con ropa limpia y heridas curadas. Con cuidado abrió los ojos y vio que era un techo conocido, más no la habitación donde se encontraba. Olía a lavanda y a sábanas recién lavadas.

Debía ser temprano porque entraban leves rayos de sol por la ventana y los pájaros del árbol contiguo comenzaban a trinar.

Intentó moverse, pero dolía demasiado. Trató de recordar todo lo que había pasado en la noche y solo rescataba fragmentos de imágenes. Era mejor así, no quería sentir el nudo de su garganta aún más apretado.

Trató de girarse, pero unos pesos encima de la cama se lo impidieron. A su derecha vio una cabeza de cabellos negros roncando suavemente, podría haber jurado haber visto una burbuja salir de su nariz. A su lado izquierdo, una cabeza de cabellos rubios cortos y desordenados comenzaba a moverse, sólo mantenía el torso sobre la cama y el resto del cuerpo en el suelo.

Alzó la cabeza unos centímetros de la almohada y vio a un pecoso durmiendo boca arriba a los pies de la cama.

Sonrío con alivio, si ellos tres estaban ahí con ella significaba que todo estaba bien.

-Sabo...-susurró la chica con mucho esfuerzo, su garganta se sentía áspera y seca.

Se movió un poco más provocando que el rubio se despertara con un sonoro quejido mientras estiraba sus brazos hacia adelante como un gato, bostezó y se giró bruscamente hacia la chica saliendo rápidamente de su somnolencia.

-¡(t/n)! -exclamó Sabo, ahogando un grito-. Gracias al cielo estás bien.

-Lo estoy ahora -murmuró la chica

Él se acercó con cuidado, le dio un beso en la cabeza para después acortar la distancia y juntar sus frentes cariñosamente.

-Estuvimos muy preocupados. -Su voz denotaba cansancio que se veía también en las ojeras bajo los ojos, dejando en evidencia que no había dormido nada bien.

-Lo siento...-(t/n) dejó escapar una lágrima, no quería darle problemas a nadie; pero estaba muy, muy agradecida de que alguien le hubiese ayudado esta vez. Pensándolo detenidamente, había faltado poco para no contarlo.

-No lo sientas, fuimos nosotros quienes debimos haber hecho algo antes -dijo mirándole a los ojos, su tono sonaba afligido.

Antes de que alguno de los dos pudiera decir algo más, vieron que el chico al otro lado de la cama comenzaba a hacer movimientos. El pequeño se incorporó y frotó los ojos con ambas manos para luego mirar hacia arriba.

-¿Mmm? ¿Ya es hora de desayunar? -susurró un poco aturdido por el sueño-. ¡¡¡ (t/n) despertaste!!! ¡¡¡Aaah, estoy tan feliz!!!¡Pensé que no ibas a despertar nunca más! -vociferó exageradamente mientras sus lágrimas brotaban como río de sus ojos y se abalanzaba a abrazarla.

-Oi, Luffy no digas tonterías-replicó Sabo molesto, regañándolo-. Ahora, ten cuidado con (t/n), necesita descansar.

-Ugh, Luffy no me aprietes tanto.

(t/n) intentó incorporarse, pero era difícil con el pequeño tomándole por el cuello. Finalmente, vio como alguien tomaba a Luffy de una oreja y lo trasladaba a los pies de la cama. Nadie se había dado cuenta cuando Ace se había despertado y puesto de pie, pero allí estaba salvándole de un abrazo efusivo.

-Gracias Ace...-dijo la chica en tanto se enderezaba hasta quedar sentada con ayuda de Sabo.

-Te traeré algo de agua, vuelvo enseguida -dijo Sabo con ternura.

-Yo traeré algo de comer, shishishi. Todo mejora con algo de comida -canturreó el pequeño, feliz, mientras limpiaba sus lágrimas y mocos con la manga de su polera roja.

Ambos hermanos salieron por la puerta dejando a (t/n) sonriendo de oreja a oreja.

Levemente giró la cabeza y observó a Ace sentado junto a ella, dándole la espalda, con los codos en los muslos y el torso inclinado hacia delante. Se le veía tan acongojado que (t/n) no pudo evitar sentir una punzada en el pecho.

-¿Porqué no nos dijiste antes, idiota? -preguntó el pelinegro con voz entrecortada con tintes de enojo.

-Ace...Yo ...Lo siento. -La chica agachó cabeza y apretó la sábana con su mano sana.

Ace se giró rápidamente

-¿¡Cómo que lo siento?!, ese imbécil podría haberte ... ¡podría haberte hecho mil cosas peores! ¿Qué tal si no llegábamos a tiempo? ¿Y Si el viejo no hubiese llegado luego para llevárselo?!-gritó su amigo desatando todo lo que guardaba en su interior. Ya no podía contener todos lo que había en su corazón. Sus sinceras palabras estaban teñidas de rabia y tristeza-. ¿Acaso no confías en nosotros?, ¡esto debió evitarse!

En tanto decía esto, se acomodó en la cama para mirar a (t/n) a la cara.

-Claro que confío en ustedes, no fue por eso...-balbuceó (t/n) sin poder contener las lágrimas.

-¿Hace cuánto tiempo está pasando esto? -preguntó Ace ralentizando su respiración, intentando calmarse.

-Muchos años, Ace -dijo la chica, apenada.

Se sorprendió cuando, sin aviso, él cayó de rodillas a su lado y la abrazó con cuidado. Su cuerpo se movía al ritmo de sus sollozos. El corazón de (t/n) se conmovió como no lo había hecho nunca y acarició la suave melena del chico, le dolía pensar que les había hecho sufrir, extrañamente sobre todo a él.

-No sabes lo que sentí cuando te vi allí...No vuelvas a hacerme esto nunca más, idiota. Si estas en peligro nosotros haríamos cualquier cosa por ti. Yo haría cualquier cosa por ti-le dijo entrecortadamente mientras (t/n) se inclinaba un poco más para devolverle el abrazo.

-Está bien, nunca más ¿sí? -le aseguró con voz suave. Ace levanto y le sonrió con sus ojos llorosos asintiendo enérgicamente.

Era extraño siquiera pensarlo dada la situación, pero de pronto la chica sintió surgir un nuevo sentimiento en su interior.

*

Cuando quiso saber qué había pasado, le contaron con detalle. Gracias a los chicos y un poco de una suerte, habían podido contactar al abuelo de Luffy a tiempo y como buen y respetado policía en retiro, usó sus influencias para aprehender al padre de (t/n) , se aseguraría que sintiera todo el rigor de la ley.

Y no es que los hermanos mayores no hayan hecho justicia por sus propias manos, si bien es cierto eran unos quinceañeros sus estaturas ya rondaban el metro ochenta y habiendo vivido su infancia prácticamente en el bosque sobreviviendo a su abuelo, entrenamiento no les hacía falta.

Cuando la policía encontró al padre de la chica poco y nada se le entendía con la cara toda hinchada y unas cuantas costillas rotas.

Le habían dado su merecido con creces, ya nunca más le iba a hacer daño a su querida (t/n).

Cuando llevaron a la chica a la casa de acogida, Dadan estaba consternada por su estado, pero fue recibida con todos los cuidados que merecía y decidió no dejarla ir hasta que se recuperara por completo, por eso se quedó allí por unas semanas mientras el juez determinaba que debía proceder.

Una vez que revisó su caso, determinó que se quedaría con sus protectores mientras su padre iba a rehabilitación por alcoholismo y agresión, para pesar de (t/n) se le daría una nueva oportunidad ya que era la única familia directa que la chica poseía.

De todas maneras, los chicos no la dejaron en ningún momento y estuvieron pendientes cuando se cumplió el tiempo y ella tuvo que volver a casa.

El hombre jamás le volvería a hacer daño, ella ya no estaba sola. Quien iba a pensar que iban a ser tres sus caballeros de brillante armadura. Por fin el monstruo había sido aplacado y la princesa podía ser libre.

*

Habiendo vuelto a su casa, (t/n) igual pasaba la mayor parte del tiempo con sus amigos.

Su padre arrepentido y advertido no le puso un dedo encima a la chica nunca más, y aunque lo hubiera hecho la chica ya no era la misma. No iba a volver atrás jamás.

El padre de (t/n) continuó en terapia intentando mejorar en todo sentido. Pese a que estaba haciendo todos los esfuerzos por cambiar, la chica jamás iba a sentir amor por él, pero tampoco le tenía resentimientos. Ahora el único objetivo era intentar que la convivencia no fuera desagradable en tanto cada uno se dedicara a lo suyo.

Ese verano, la chica fue casi todos los días a la casa de sus amigos a conversar, jugar o simplemente descansar. También iban de excursión, cazaban bichos e iban a la playa.

Con ellos sí se sentía completa y amada, eran su pequeño mundo.

-¿Sabo podemos hacer esto siempre? -pregunto (t/n) con ilusión en sus ojos mientras estaban tendidos en la hierba con las manos tras la cabeza y los pies moviéndose juguetones sin zapatos, viendo las nubes.

-¿Por qué siempre le preguntas a Sabo?, yo también puedo responder. ¿Acaso te gusta o algo así? -intervino Ace un tanto molesto.

(t/n) se sonrojó mucho ante eso. Le había tomado de sorpresa y no, no era que tuviera una especial inclinación hacia el rubio, luego del beso y lo de su padre simplemente había actuado como si nada, aunque en el fondo quería que nada cambiara entre ellos. Sabo lo había entendido y no se había hablado más sobre el tema, le dolía un poco, pero para él lo más importante era el bienestar de su amiga y no iba a ser quien le quitara su tranquilidad.

Pensaba firmemente que ya habría otras oportunidades.

-Ahm, porque yo lo sé todo... -fanfarroneó Sabo mientras sonreía sonrojado con un brazo sobre los ojos cerrados.

Ace le lanzó una mirada asesina.

-Yo digo que sí (t/n), quédate conmigo. -El pequeño Luffy se levantó y abrazó de improviso a (t/n), unos segundos después se le unieron los otros dos hermanos.

Se sentía muy a gusto con ellos y no era algo que quisiera soltar

-Sí chicos, yo también quiero estar con ustedes -afirmo (t/n) suspirando aliviada mientras sonreía bajo el abrazo de los tres jóvenes.

No tenían idea de que iba a suceder en el futuro, pero al menos estaban seguros que estarían juntos por el resto de ese verano.

**

-¡¿Disculpa, puedes lanzarlo de vuelta?! -le gritó un joven a unos metros de donde estaban, sacándola de sus pensamientos.

Le costó un segundo espabilar y darse cuenta de que le estaban hablando, pero no fue lo suficientemente rápida o el joven se dio cuenta de la posición en que estaba y lo vio correr veloz a recoger un objeto amarillo que se encontraba a unos centímetros de los pies de la chica.

-No te preocupes, yo lo recojo. No había visto que estabas ocupada, lo siento -se excusó el estudiante mientras recogía un frisbee y lo volvía a lanzar hacia donde estaba el resto de sus compañeros de juego.

(T/n) le sonrió a modo de disculpa y parpadeó volviendo completamente a la realidad.

Miró a su derecha y vio a Ace totalmente dormido y cómodo apoyado en su hombro. ¡Qué atrevido!

«Que tranquilo se ve...», pensó (t/n) dándose cuenta de que lo estaba viendo fijamente. Se comenzó a sonrojar y sacudió la cabeza intentando alejar esa sensación.

Por un momento estuvo tentada de pellizcarle la nariz para despertarlo, pero simplemente dejó escapar un suspiro. Sentía que tenía que salir de allí cuanto antes, sin embargo ¿quién la estaba echando?, él estaba cómodo y ella estaba cómoda, lo mejor era quedarse un rato más.

-Qué más da, puedo aguantarlo unos minutos más, Luffy tendrá que esperar -se dijo en voz baja apoyando la cabeza con suavidad en la de su acompañante.

No muy lejos, Sabo observaba preocupado la escena bajo el árbol mientras sostenía con una mano el cuello de la camisa de Luffy quien se retorcía intentando escapar.

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