15.- ¡Ay, no! Comienza la intervención

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(T/n) volvió a mirar la comanda para revisar con cuidado si había escrito todo debidamente, no era para nada agradable llevar un pedido equivocado o ingresar otro producto en el sistema. Si no tenía más cuidado a fin de mes tendría una cuarta parte del sueldo debido a los descuentos por devoluciones de los clientes.

Llevó la orden a la mesa correspondiente y dio por terminada la ronda. No tenía más mesas asignadas por atender, así que podía descansar unos minutos en la cocina. Se sentó en una de las bancas cercanas al refrigerador mientras veía a Sanji preparar un par de sándwiches, siempre con un toque gourmet que los hacía tan especiales. Además, estaba trabajando en una nueva receta de petit choux¹, así que había varias bandejas en el mesón. Se veían tan apetecibles que la chica estaba a unos pelos de sacar un par. Pese a haber merendado y no tener hambre, todo se veía tan sabroso que hacia agua la boca.

—Si quieres puedes sacar los que quieras hermosa t/n —dijo el amigo tomando una de las bandejas, presentándosela enfrente de ella, cual mayordomo.

t/n se sonrojó de inmediato, ¿había sido muy evidente su cara de hambre?, sonriéndole tímidamente saco un par. Y sí, estaban tan deliciosos como se veían.

Sanji sonrió satisfecho y se retiró haciendo una reverencia ¡siempre tan caballeroso! La chica admitió lo agradable que era cuando estaba tranquilo y no andaba haciendo el loco con las chicas. Pensó incluso que era muy atractivo y en la posibilidad de que le gustara alguien como él. Para su alivio, esa idea se esfumo en cuanto cruzó su mente, ya que Sanji comenzó a danzar al alrededor la preciosa chica de cabellos verdes llamada Keimi, que trabajaba con ella también de mesera, pero a tiempo completo. Ella solo rio al ver la conducta del rubio, pero t/n suspiró resignada.

La chica dio un vistazo a través de la ventanilla de la puerta batiente para ver si había algún cliente que la necesitara, pero desde el mostrador de la entrada Reiju le hacia una seña con la mano de que todo estaba ok.

La peli(t/c) retiró entonces las mesas desocupadas y recogió las propinas colocándolas en «el gran bote de propinas», que se repartiría entre todos a final de la semana. Una vez que termino sus tares repuso pastelitos en la vitrina refrigerada, exhibió los petit choux con sumo cuidado, colgó el mandil y se despidió de todos.

Camino a casa recordó lo ocurrido a la hora de almuerzo. Sabo se había estado comportando quizás más cariñoso que de costumbre. En el pasado se le había declarado y todo, pero eso había sido hacía mucho tiempo. ¿Sera que estaba interesado en ella aún? La chica se sintió avergonzada, quizás se estaba dando demasiada importancia y estaba confundiendo su cariño de amistad con otra cosa. Sí, probablemente era eso. Sabo era así de amable con todos ¿no?

Por otro lado, ella no podía explicar a ciencia cierta que es lo que le pasaba con el pecoso. Lo único que sabía era que esperaría el momento adecuado para hablar con él, en lo posible antes de que Luffy y compañía metieran sus narices.

Llegó a su departamento sin mayores inconvenientes. Se dejó caer en su cama, boca abajo. Estaba agotada, probablemente le tomaría tiempo acostumbrarse al ritmo del trabajo y universidad. «Y eso que aún no hay exámenes finales!» se quejó mentalmente.

Se levantó de mala gana y entró al baño a ducharse. No había nada mejor que el relajo de una buena ducha antes de hacer cualquier cosa. Y vaya que necesitaba estar despejada, luego se dedicaría a realizar sus tareas pendientes.

Estaba en pleno interpretación de canciones con la letra cambiada y tonos erróneos cuando escuchó el timbre sonar. Por un momento pensó que había sido su imaginación por lo que continuó tarareando mientras enjuagaba su pelo.

El timbre volvió a sonar, esta vez, de manera insistente y constante.

Cerró el agua de golpe y tomó una toalla para el cuerpo ya se ocuparía de su cabello después.

El timbre no paraba de sonar.

—¡¡¡Ya voy!!! ¡Que no es para tanto! ¡Vaya que molestan! Podía haber estado durmien...— Se interrumpió al abrir abriendo la boca, sorprendida.

—¡Amiga! Hola, (t/n) saludó a una sonriente Nami, entrando con total confianza.

Detrás de ella, el grupo completo.

Usopp y Luffy entraron corriendo y saltaron sobre el sofá; Zoro saludó con un gesto de la mano al pasar; Sanji le dio un beso en la mejilla y entró directo a la cocina, traía de los mismos petit choux que había preparado además de unas bolsas de supermercado; Sabo paró en frente de ella mientras se colocaba una mano por detrás de la cabeza.

—Lo siento (t/n)-chan. Ya sabes cómo son...

—Ay no, no me digas...

—Pues sí, lo que se les mete en la cabeza...

—...nadie se los saca. —La chica completo la frase y ambos se rieron con ganas—. Entonces, ¿lo harán acá? —continuó temiendo la respuesta.

—Así es...—respondió poniéndose serio—. Y allí está el otro implicado —añadió indicando hacia un costado con un movimiento de su cabeza.

(t/n) dejó de verlo y dio un paso para mirar hacia afuera. Unos metros más allá estaba Ace con las manos en los bolsillos mirando hacia otro lado.

La peli(t/c) inhaló hondo y exhaló lentamente, cambiando su mirada de alegría a una de indiferencia.

—Se supone que tienes que entrar... —le dijo al moreno.

—Bah, lo sé. Ya voy...

—No te hagas el rudo, yo soy la dueña de casa.

—Una dueña de casa sin ropa, al parecer —le dijo riendo. ¡Oh, el atrevimiento!

(t/n) solo atinó a chasquear la lengua y dejar la puerta abierta para que entrara solo. Sabo le siguió por unos pasos para decirle:

—Si no quieres, tú solo dime y nos iremos.

—No pasa nada Sabo, me encanta que me hayan venido a ver, no importa la razón—confesó la chica. Además, si querían hacer su dichosa «intervención» lo mejor era que empezaran cuanto antes.

Todos habían encontrado un lugar a gusto. Luffy se sentó con Usopp en uno de los taburetes de la cocina con un bocadillo en cada mano y comenzaron a comer.

Oi, Sanji esto está muy bueno, podrías hacerle uno gigante a Sabo para su cumpleaños —sugirió el menor de los hermanos con una mejilla llena.

—Bueno Luffy, lo voy a pensar —contestó el rubio no muy convencido mientras sacaba una tabla de cortar disponiéndose a cocinar—. Come con la boca cerrada, no seas maleducado.

—¡Sanji esa sería una buena idea!—intervino Nami entusiasmada mientras caminaba hacia la entrada nuevamente—. ¡Tu podrías encargarte del pastel de Sabo!

—¡¡¡Sí!!! Nami-swaaan, por usted todo madmoiselle. —canturreó el rubio cambiando drásticamente la actitud.

—No se preocupen por mí, no creo que vaya a hacer algo en especial —añadió Sabo sonriendo amablemente.

—Sabo, déjate querer —dijo Usopp, que tenía un bigote de crema batida.

Sabo rodó los ojos y se sentó en un taburete al lado de Luffy.

Antes de decir nada más, Nami se puso detrás de t/n.

—Ya, es hora de que empecemos con ésto. —dijo mientras la empujaba hasta la sala de estar.

—Ey Nami, espera, tengo que ir a vestirme —le pidió suplicante, pero sin obtener respuesta la peli naranja le dio la vuelta y la sentó un extremo del sofá.

—Ahora tú —dijo tomando a Ace de una manga para sentarlo en el otro extremo.

El chico se acomodó con los codos apoyados en los muslos mirando sus manos. (t/n), por su lado, afirmó el agarre de su toalla y juntó las piernas.

—Bueno chicos, está bien de preámbulos. Ya saben para que estamos aquí —dijo Nami en voz alta, colocando las manos en las caderas.

—Sí, sí como sea. Me avisas cuando me toque hacer algo—dijo Zoro indiferente acomodándose el pouf² pera frente al gran sofá.

Ace dejó de ponerle atención al peliverde y echó la espalda hacia atrás en el respaldo y miró de reojo a (t/n). A la pobre no le habían dado tiempo ni siquiera de ir a vestirse, pero sinceramente no le molestaba para nada verla envuelta en una simple toalla.

Sin disimulo, le puso atención a una gota que se deslizaba desde uno de los mechones húmedos pegados al cuello de la chica hacia su hombro, rodando delicadamente por su tersa piel hasta perderse en la curvatura de su escote.

—¡Ey! ¿¡Que estás mirando, pervertido!? —Ace se sobresaltó y miró hacia otro lado, frunció su boca y su cara enrojeció notablemente. Algo murmuró, pero nadie le entendió.

(t/n) molesta se sujetó de la toalla, subiéndola de una vez descubriendo en el acto sus piernas. «Uy, un poco más y se me ve el alma», pensó mientras intentaba cubrir también sus muslos.

Sabo estuvo a punto de intervenir, pero no quería ser tildado también pervertido. Sus mejillas sonrojadas lo delatarían.

—Demonios ¿Nami puedo ir a vestirme? —preguntó (t/n), avergonzada e incómoda.

—No aún no, no te vas a escapar hasta que resolvamos esto.

«Si tuviera dinero le ofrecería, apuesto a que desaparecerían en un instante», pensó acongojada (t/n). Era una suerte que Sanji estuviera concentrado en la cocina con los demás, a estas alturas estaría siendo acosada irremediablemente.

Suspiró resignada, ya que iba a estar allí obligada lo mejor era colaborar. Además, olía muy bien desde la cocina, Sanji seguramente hacia su magia y no quería perdérselo por nada del mundo.

—¿Por donde quieres que empiece Nami? —Si su amiga ya se había ofrecido a intervenir, quizás era una buena idea que hiciera de mediadora.

—Pues del principio, querida. ¿Qué pasó con ustedes? ¡Un día eran novios y al siguiente Ace aparece con quien no voy a nombrar!

—Yo voy a contestar eso, sí me lo permites. Tengo mucha hambre a esta hora para estar pensando. —Ace cerró los ojos e hizo ademán de estar recordando—. Fue hace dos años, habíamos peleado fuerte, (t/n) se fue de vacaciones, me dejó, luego volvió y se enojó conmigo por estar con alguien.

—¡Ah, cómo no! Pff, que bueno eres para simplificar las cosas ...Yo no te dejé idiota y mira si eres caradura, si inijí quinmigui pir istir quin ilguin —replicó burlona.

—Y por mensaje escrito ni más ni menos. (t/n), debería darte vergüenza —continuó Ace, ignorando todo lo que la chica había dicho. Nami estaba teniendo problemas para saber si estaba bromeando o no.

—Pero si en él te decía que volvía en unas semanas, jamás hablé de terminar—dijo la implicada alzando la voz, se estaba empezando a desesperar.

—Semanas que fueron meses —aclaró Ace impasible.

—Fueron dos, Ace. ¡Solo dos!

—Más de uno —replicó el pecoso, encogiéndose de hombros.

—Bueno, de todas maneras, me fuiste infiel, Ace—dijo t/n apretando la mandíbula.

—¡Habíamos terminado! —aclaró exasperado. Ace, no sabía cuántas veces le había dicho lo mismo

—Y, aunque eso fuera cierto, ¡¿por eso fuiste a la primera que se te insinuó?! —la chica estaba que echaba humos.

—No es tan así como lo dices (t/n) —murmuró el pecoso agachando la cabeza.

—¿Así? ¿Cómo? Cuéntame, ¡ilumíname genio!

—Yo el pase muy mal , no tienes idea...

—Eso vi cuando llegué, muy mal la estabas pasando, pecoso idiota.

—Suena como si estuvieras celosa todavía —dijo Ace mientas cambiaba su semblante triste por una sonrisa ladina.

—¿Celosa con quién? ¿contigo? Ja, no me hagas reír.

—No se puede hablar contigo. —Ace comenzó a levantarse para irse, no estaba dispuesto a pasar un mal rato. Tenía hambre y sueño, básicamente estaba de malas.

(t/n) se estaba a poniendo de pie también cuando Nami les llamó la atención.

—A ver el parcito, ya escuché suficiente. Puedo ver que está pasando aquí.

—¿Qué pasó? —dijo Luffy con cara de confundido. Parecía que estaba escuchando hace rato pero no se enteraba de nada. De hecho, todos estaban escuchando.

Nami lo miró incrédula, pero decidió ignorar al menor y tomó de la mano a (t/n).

La pelinaranja suspiró sonoramente y dijo:

—Puedes irte a cambiar t/n. Resolveremos esto después.

La acompañó hasta la puerta de su habitación. Una vez que la chica hubo entrado, Nami llamó a Zoro y a Ace, con un gesto de la mano.

Puso cara de urgencia, como si algo malo hubiese pasado; pero pedía que no hicieran ruido.

—¿Qué pasa? ¿(t/n) está bien? —dijo Ace en un susurro.

—¡Ahora...! —dijo Nami en voz alta. En un movimiento brusco abrió la puerta y Zoro empujó a Ace hacia adentro en tanto le pasaba un llavero de peluche. Antes de que pudiera alguien reaccionar, Nami cerró la puerta con llave.

Todo había resultado según el plan; Zoro se encargaría de buscar las llaves de la chica y Sanji de distraer a los demás. Nami había intentado dialogar, nadie le podía negar eso; pero ahora estaba convencida de que esta era la única manera que esos dos cabezas dura arreglasen sus problemas.

Sabo, quien no estaba al tanto de los planes de Nami, vio la escena y se acercó apurando el paso. Llegó hasta donde estaba ella queriendo entrar también.

—¿Que estás haciendo Nami? (t/n) se va a molestar mucho por esto.

—Deja que resuelvan sus asuntos...

—¿Estás segura?

—Parece que no quisieras que se arreglaran, Sabo —inquirió la joven mirándolo con una sonrisa maliciosa.

—No estoy diciendo eso, es solo que si están solos...no sé. ¿Deberíamos ayudarle no?

—No, Sabo. Una vez que arreglen sus temas, arreglas los tuyos ¿ok? —Nami le guiñó un ojo y se fue hacia la cocina.

—No te rindas, amigo —le dijo Zoro posando su mano en el hombro del rubio antes de ir tras de Nami.

Sabo se quedó pasmado contemplando la puerta cerrada ¡Perfecto, todos se habían dado cuenta de sus lo que sentía por t/n! Pensándolo bien, no le importaba mucho, no pretendía esconderlo. Lo que si lo tenía tenso era no saber qué iba a suceder ¿Y si se reconciliaban? O peor aun ¿Y si volvían a estar juntos? ¿Dónde quedaría él?

Hace unos días había resuelto no ser más el eterno amigo, pero si todo salía bien ¡perdería su oportunidad! Sin embargo, no podía desearle mal a su hermano, no debía.

«Quisiera ser más egoísta...por ti lo sería t/n»

Agachó la mirada con tristeza, pero no duraría mucho al ver la cara de preocupación de Luffy.

«No debo serlo, no todavía» pensó, en tanto le dirigía una sonrisa forzada. Tal vez perdería la oportunidad por el bien de sus hermanos si daba un paso al lado, pero ciertamente no iba a rendirse.

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1.Petit choux: petisú o profiterol. Masa horneada rellena con crema chatilly, crema pastelera, dulce de leche o mermelada. Puede estar cubierto de azúcar pulverizada, chocolate o caramelo.

2.Pouf de pera : especie de cojín grande lleno de pequeñas bolitas de poliestireno se usa como asiento.

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