14.- Un poco estresada

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A días desde el acuerdo de hacer una intervención, nadie había sacado el tema... todavía.

Un real alivio para (t/n), cada vez que se imaginaba el escenario se le encogía el estómago; no veía con buenos ojos la idea de exponer recuerdos o sentimientos en frente de todos.

Era cierto que estaba de acuerdo con sus amigos en que ya había sido tiempo suficiente como para no haber resuelto ya sus asuntos; pero de una u otra forma tendría que haber sido solos, lo normal.

Lamentablemente la idea de participar ya se les había metido en la cabeza y no había quien los hiciera cambiar de parecer.

Apretó más de la cuenta el lápiz mientras tomaba apuntes en clases, de solo pensar en ello le provocaba una ansiedad enorme.

«Estoy pensando demasiado las cosas, ¿Será muy pronto para tomarme unas vacaciones?», pensó resoplando.

                                                                                           *

Había llegado la hora de almuerzo y allí estaba sentada entre sus amigos nuevamente, perdida en sus pensamientos. Pensaba en que después de clases podría ir al departamento a tomar una ducha para relajarse, si se apuraba lo suficiente incluso podría hacer una siesta antes de ir al trabajo que, afortunadamente para su bolsillo, ya había comenzado hace dos días. La hermana de Sanji, quien resultó ser una joven tan amable como hermosa, estuvo de acuerdo en darle el puesto y no tuvo reparo en que empezara cuanto antes.

(t/n) se sintió aliviada y contenta por iniciar algo nuevo, pero se le estaba haciendo un poco difícil. Nunca antes había trabajado atendiendo mesas y mucho menos en un lugar tan concurrido.

Ese café era parte la uno cadena de cafés «Sora», perteneciente a la familia de Sanji, uno de sesenta y seis para ser exacto. Partieron siendo un pequeño restaurante donde servían buen café y galletas, en el North Blue; pero pronto se expandiría por las cuatro regiones.

La sucursal del South Blue era la más popular de todas ya que era administrada por los mismísimos hijos de la familia Vinsmoke: Reiju, Ichiji, Niji, Sanji y Yonji. Allí se preparaba café de todo tipo y destacaban sus preparaciones tanto dulces como saladas, Sanji era el principal responsable.
Siempre tuvo una afición por la cocina, siendo más joven ni siquiera había terminado el instituto y ya tenía una inmensa experiencia en la cocina. Cualquier cosa que preparara era un deleite al paladar. Seguramente saldría con honores de la carrera de cocina internacional, convirtiéndose en un chef de renombre.

Para (t/n) había sido un alivio ver que Sanji y Reiju eran los hermanos más agradables porque de los otros no podía decir lo mismo. Pese a que asistían a la misma universidad que ellos, sólo había intercambiado unas pocas palabras, dejándole claro que lo mejor mantener la distancia. El tamaño de su ego era equiparable a la de su arrogancia y aires de superioridad, que invadían cualquier habitación a la que entraran.

De todas formas, había que admitir que la presencia de los hermanos Vinsmoke un par de veces a la semana beneficiaba al local. Cada vez que aparecían, los seguía su séquito de admiradoras y significaba que el café se llenaba tanto de chicas de instituto como de universidad.

Esos días nadie podía contar con Sanji, pues al llegar las féminas cambiaba drásticamente la actitud llegando incluso a atenderlas de manera personalizada regalando postres a diestra y siniestra.En esos momentos Reiju no podía evitar rodar los ojos y desde que observó la ridícula escena, (t/n) tampoco.

Aunque el primer día no fue el ideal por lejos, afortunadamente tuvo el apoyo paciente de su amigo y de su nueva jefa, ambos estuvieron con ella para ayudarla con cada dificultad que se le presentara. Olvidó muchas veces las órdenes y se le quebró uno que otro plato, pero nadie podía negar que estaba poniendo todo de su parte.

La chica suspiró y apoyó la cabeza en la mano de su brazo apoyado en la mesa.¡Genial! Aparte de ir al trabajo a ser un desastre, hoy también tendría que hacerse el tiempo y terminar el informe para el día lunes. Sacudió la cabeza levemente, «igual podría convencer a Sabo de ayudarme ...necesito un vistazo rápido y nada más», pensó (t/n) esperanzada hasta que recordó que su amigo le había dicho que no lo haría.

«Sabo eres un bobo, ya verás cuando quieras comer galletas caseras, me las comeré todas para no darte», en cuanto pensó en esas palabras el rubio se giró a verla. (T/n) sorprendida solo atinó a enarcar las cejas y enderezar la cabeza. Últimamente se estaba convenciendo de que su amigo tenía extraños poderes de lectura mental, aunque lo más probable era de que haya sentido una mirada persistente e intensa.

De repente, unos gritos interrumpieron su concentración devolviéndole de golpe a la realidad. Usopp vitoreaba a Luffy quien parecía a punto de echar lágrimas por los ojos. El último había apostado sobre cuantos trozos de carne cabrían a la vez en la boca. Lo que no había considerado era la temperatura; no contaron con que la comida estuviese tan caliente siendo Luffy el principal  damnificado por ello.

(T/n) no pudo contenerse y terminó riendo a carcajadas junto a Usopp por las caras que estaba poniendo Luffy. Lo que más sorprendía era que esto sucedía cada vez que había Strogonoff¹ en el menú. Sin falta. Uno apostando y otro quemándose la lengua.

La chica sonrió enjugándose una lágrima traviesa del rabillo del ojo. Luffy no iba a cambiar nunca.

El chico había salido de clases e inmediatamente se había dirigido a la universidad llevando a sus amigos. La verdad era que pasaba más tiempo allí de lo que debería; pero no importaba, ya que mientras hiciera sus deberes todo estaba bien. (T/n) no estaba del todo segura de que el chico cumpliera con sus obligaciones, de alguna manera misteriosa había podido salirse con la suya cada vez.

Nami conversaba lo último con Robin, quien iba un poco apurada por tener reunión con el staff de profesores. Ella estaba haciendo un doctorado en arqueología y colaboraba dando clases, siempre iba muy ocupada; pero, como siempre, encontraba tiempo para compartir con ellos.¿Cómo era que alguien con mayor madurez y edad había terminado siendo parte del grupo? Nadie lo sabía. Solo se podía atribuir al carisma de Luffy y la extraña habilidad de hacer amigos por todos lados. Además, cuando se conocieron con Nami automáticamente congeniaron como si se hubiesen conocido de toda la vida.

Sabo le picó una mejilla intentando llamar su atención.

—Apuesto que estás pensando cosas raras.

—¿Cómo que raras? Mis pensamientos no son raros, «no siempre, al menos... ¿O sí?", pensó preocupada.

—Apuesto que estás pensando en él... —dijo el rubio con un tono de voz extraño y una mueca inusual.

—¿Qué? Pff, cómo crees. Tengo mejores cosas en que pensar, Sabo —respondió (t/n) molesta mientras miraba hacia otro lado—. Además, no sé de qué me hablas —añadió sonrojándose.

—Cabía la posibilidad. Has estado así desde hace un par de días —dijo con una sonrisa afligida, encogiéndose de hombros.

—Sabo, no te preocupes. Todo está bien. Tú sabes que cuando algo me pasa eres el primero en saber. Incluso hasta las cosas más vergonzosas. —(T/n) se rio nerviosa. No sabía si era por lo que estaba diciendo o por la intensa mirada que mantenía su rubio amigo en ella, lo llevaba haciendo desde hace un tiempo.

—Lo hago porque eres muy especial para mí —explicó tomándole la mano que tenía sobre en la mesa. La chica se sintió sorprendida por el contacto, pero para nada incómoda. Le devolvió el agarre entrelazando sus dedos.

Las mejillas de los dos se encendieron, pero no se soltaron.

Nami, se cruzó de brazos mientras veía la escena, riendo para sí misma.

—¡Qué estás tramando mujer! —exclamó Zoro por lo bajo, girando su cabeza apoyada sobre sus antebrazos en la mesa. A pesar del alboroto de sus amigos, encontró muy cómodo hacer una siesta después de almorzar.

—Ya lo puedo estar imaginando —soltó Robin mientras disimulaba una sonrisa. Cuando se levantó para despedirse e irse, (t/n) retiró su mano de la de Sabo en un sobresalto, ganándose una mirada triste por parte de su amigo.

Él hubiese preferido estar todo el día tomado de la mano.

Nami, dándose cuenta del gesto, intentó desviar la atención de ellos y evitar cualquier comentario.

—Nos vemos más tarde Robin. ¡Que tengas una excelente reunión! —dijo la pelinaranja en un tono de voz más alto de lo acostumbrado para que todos pusieron atención—. ¿Ustedes terminaron con sus tonterías? —continuó, dirigiéndose esta vez al par en competencia..

Luffy y Usopp asintieron, ambos estaban con la boca llena; pero fue el menor quien alzó los brazos autoproclamándose el rey de las carnes de la cafetería. Usopp por su parte dejó caer su cabeza en la mesa con un visible malestar que crecía rápidamente. (T/n) vio alarmada como se estaba poniendo cada vez más pálido o mejor dicho verdoso.

—¡Usopp ve al baño! Zoro acompáñalo. Ay no, tú no llegas... ¡Sanji! ¡Tú ve!

Oi, mujercita grosera ¿Cómo no llegaría al baño? —reclamó Zoro ofendido, bostezando.

—Sí, claro como ayer que dijimos afuera en la entrada y te fuiste departamento de (t/n), cabeza de alga idiota —intervino Sanji.

—Las indicaciones estaban mal...—dijo terminando de desperezarse—. ¿¿Tienes algo que decirme ahora, sucio cocinero??

—No Zoro, ahora no —dijo Nami con voz grave—. Sanji hazlo, por favor...

—¡Nami preciosa! Sí, claro que sí. Haré todo por mis damas—gritó melodiosamente acercándose a Usopp para llevárselo en calidad de bulto.

Podían incluso verse remolinos en sus ojos. 

Pasando al lado de Zoro, Sanji le pateó la silla y el peliverde le devolvió el golpe con su shinai² intentando derribarlo, hasta que Usopp empezó a hacer ruidos extraños.

—¡¡Oye Usopp me las pagas si me manchas el traje!! ¡Espadachín de cuarta, si me embarra a mí te embarro a ti!

Zoro chasqueó la lengua y todos vieron cómo se alejó rápidamente Sanji con un Usopp a punto de vomitar.

(T/n) observó como Nami se levantó furiosa para darle un gran golpe a Luffy en la cabeza, dejándole un chichón instantáneo.

«Su aura da miedo, como que se le va a salir el demonio», pensó (t/n) sin atreverse a decir palabra.

—Nami... ¡que cruel! ¿Ahora que hice? —lloriqueó el pelinegro.

—Por andar haciendo competencias estúpidas. ¡Tú eres un subnormal, nadie puede ganarte comiendo! ¡Siempre hacen lo mismo!!

Luffy con lágrimas en los ojos miro a Sabo y a (t/n) alternadamente buscando alguna ayuda.

—No me veas a mí, Luffy. No podría ir en contra de Nami, aunque fuera de vida o muerte.

— Gracias (t/n)— dijo Nami más calmada, tomando asiento.

—Lo siento hermanito, Nami tiene razón, además no me puedo ir en su contra.

—Sabo, tu sí eres muy sensato —indicó Nami cruzándose de brazos.

—Mujer, tú eres una bruja realmente —dijo Zoro mirando con un ojo mientras bostezaba —. Yo me largo chicos.

— Yo debería irme también, (t/n) conversamos luego. Toma. —Sabo sacó de su bolso una carpeta y (t/n) la recibió un poco confundida, pero en cuanto la abrió entendió—. Es solo para referencia, no lo copies textual —terminó de decir amablemente mientras le ponía una mano en la cabeza.

—Gracias Sabo, eres el mejor.

«Sí que lo es, solo por hoy ya no es un bobo. Me he salvado de leer ese tremendo libro, uf...», pensó la chica levantándose para darle un beso en la mejilla en agradecimiento. Sabo le miró avergonzado, pero con una gran sonrisa. Por unos segundos se quedaron viendo, olvidando un instante que no estaban solos.

—Sabo, ¿vas a casa? —preguntó una voz fría y monótona detrás de él.

Sabo miró a (t/n) con los ojos abiertos y luego se giró rápidamente en dirección a quien le hablaba.

—¡Ace! —exclamó Luffy levantándose de improviso y le abrazó con brazos y piernas.

Ace y Sabo no dejaban de mirarse fijamente. Era como si se tuvieran que decir un par de cosas, pero ninguno tomaba el primer paso. Había tensión en el ambiente, pero nadie decía nada. Nami sí lo captó y decidió que era momento de retirarse.

—¡Hola Ace! S-sí...Chicos me disculpan tengo asuntos pendientes...mmm... Zoro espérame. Luffy te estaré enviando un mensaje más tarde. Y (t/n) recuerda, a las cinco tienes que ir al café; Reiju me dijo que había cambio hoy. —intervino la pelinaranja tomándole el brazo de un confundido Zoro.

(t/n) desvío la mirada de los hermanos y observó a Nami, acongojada.

— Nami, ¿de verdad tengo que ir? —respondió rezongando. ¡Adiós baño, adiós siesta!

—¡Ey! No estés quejándote, es un buen trabajo. Haz tu mejor esfuerzo y verás cómo se te ira haciendo más fácil.

(T/n) agradeció el voto de confianza y los ánimos. Mirando la hora decidió que era buena idea irse también.

—Nos vemos Sabo, Luffy.

—¿Qué? ¿ahora me estás ignorando por completo? — preguntó Ace que ya se había sentado al lado de Luffy, comenzando a comer un sándwich—. Si es por lo que pasó con Viví, puedo explicarlo —añadió con la boca llena.

La chica miró alarmada a Ace, ¡él era la última persona con quien quería hablar de eso!, y luego miró a Sabo quien parecía reflejar su cara de asombro.

Lo pensó por un segundo, a pesar de que en el fondo si le hubiera gustado alguna explicación, no debía meterse en esos asuntos. Era su vida, al fin y al cabo ella no tenía nada que ver.

—No necesito tus explicaciones Ace, no somos nada. ¿Recuerdas? —No pudo evitar que su voz se quebrara al final de la última frase.

Ambos hermanos la miraron de vuelta, preocupados, por esa reacción.

Ambos por diferentes razones.

Sabo temía que (t/n) estuviese retomando los sentimientos que alguna vez tuvo por Ace, aunque los negara y Ace estaba de alguna forma dolido al decirle que no eran nada.

Sin más que agregar, los dos se despidieron con un débil «hasta luego» y la siguieron con la mirada.

La chica finalmente se levantó con sus cosas y le dio unas palmaditas a Luffy, quien no se enteraba de nada mientras estaba sentado hacia atrás sobando su prominente panza post-competencia de comida.

Se despidió con la mano de Ace y Sabo, sacudió la cabeza y dio marcha hacia la salida.

—¡Adiós (t/n)! nos vemos más tarde! Shishishi.

«¿Más tarde? ¿A qué se refiere?... Más le vale no irse a meter al café otra vez, si me hace invitarle pastelitos quedaré en bancarrota», pensó mientras salía de la cafetería.

Aún quedaban dos horas para entrar a trabajar así que decidió ir a su departamento a elaborar su informe con ayuda del que Sabo le había prestado, luego iría al café.

A pesar de no poder darse un tiempo de relajo, necesitaba con urgencia dedicarse a hacer algo y despejar su mente.

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1.Strogonoff: Es un plato de filete de ternera cortado en tiras no muy gruesas y acompañado con setas y salsa hecha de crema agria, servido con patatas fritas cortadas en trozos irregulares. (Ñam!)

2. Shinai: Sable de bambú, implemento que sirve para entrenar de una forma más segura las técnicas de combate en el Kendo.

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