17.-Planificando

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Nadie se imaginó que el mes de marzo pasaría tan rápido. Quedaba una semana para el cumpleaños de Sabo y (T/n) y sus amigos se juntaron ese día domingo para planificar la celebración o al menos para intentarlo.

Luffy quería llevarlo al mar y hacer camping con fogata y todo, pero todos intentaron convencerlo de que, por las bajas temperaturas de esas fechas, era una muy mala idea. Después de un rato insistió con ir al lago, pero nuevamente se desechó pues...seguía siendo playa.

Luego de varias conversaciones, aún no se ponían de acuerdo en lo que pretendían hacer. Por sorprendente que pareciera, solo el menor era el más motivado dando ideas.

Hasta el momento, tenían una cosa casi clara: Robin había ofrecido su casa que era la que tenía más espacio y la primera propuesta que cruzo sus mentes, puesto que era lugar en el que se encontraban. No estaban muy creativos, a decir verdad.

Menos mal que era domingo y se podían dar el lujo de perder el tiempo, ya que todos tenían libre. Habían llegado temprano a almorzar y todavía, siendo cerca de las cuatro de la tarde no tenían decidido lo que iban a hacer ni la intención de irse. Como Robin vivía sola, y tenía la paciencia de una santa, no tenía ningún problema en invitarlos a todos y que se quedaran cuanto quisieran.

La calefacción funcionaba a una temperatura muy agradable y todos estaban cómodos entre los cojines mullidos de los sillones del salón principal. La casa de Robin era antigua pero muy acogedora. Llena de libros viejos y nuevos, además de adornos de diferentes culturas. Estar en esa casa era como compartir con ella misma, tenía su esencia.

Estaban todos menos Zoro, Ace y Sabo. Los dos primeros fueron los encargados de distraer al rubio para poder realizar el almuerzo alias «Reunión Extraordinaria de Organización Excepcional para el Cumpleaños del Hermano Casi Mayor y Más Responsable de Luffy y Ace» (o «REOECHCMMRLA»), como le había bautizado Usopp. Claro, para inventar nombres si tenían creatividad.

Pasó la hora y acordaron, al menos, de que habría pastel y una variedad de bocadillos.

—Sanji tengo hambre —soltó Luffy en vista y considerando que hablaban de comida. El chico estaba enrollado con una manta, con medio cuerpo en el piso.

—No hace mucho que almorzamos Luffy, espera un poco y luego preparo algo —le respondió mientras encendía un cigarrillo al lado de la ventana abierta —. Ustedes vean que quieren hacer de pastel y me dicen para prepararlo —le dijo a los demás.

—Como era de esperarse, siempre tan confiable Sanji —le respondió Robin sonriendo mientras sostenía su cabeza en la mano sobre la mesa.

—Por ti soy como tú quieras Robin. Mi bellísima Robin —respondió Sanji mientras comenzaba a acercarse bailando, dando saltitos con los brazos ondulantes.

—Sanji eres un baboso —dijo (t/n) mientras reía y chocaba palmas con Nami, el rubio se quedó suspirando triste en la ventana.

La peli(t/c) pensó que era una suerte que Zoro no estaba, porque algo le habría dicho y estarían peleando de nuevo y hubiesen avanzado menos todavía.

—¡Albóndigas!

—No Luffy, estamos poniéndonos de acuerdo con el pastel ahora... —respondió Robin tomando un sorbo de la taza de té que mantenía en su regazo.

—¡Un pastel de albóndigas!

—Luffy ...— Nami arrastró esa palabra, perdiendo peligrosamente su tolerancia.

—¡¡¡Un pastel en forma de albóndiga!!!! Shishishi—gritó con los brazos extendidos sobre su cabeza, deshaciéndose de la manta y riendo como siempre, tan enérgico.

Nami, con una vena asomando en la sien lo tomó de una oreja y lo volvió sentar. El chico ofendido se sentó con las manos cruzadas, pero le duraría poco la tranquilidad porque al minuto andaba mirando los estantes con las manos detrás.

«No podemos negar que es persistente. Tiene una gran voluntad», pensó (t/n) mientras ahogaba una risita antes de que Nami le regañara también.

Siendo casi las siete de la tarde, por fin convinieron de que sería una fiesta sorpresa en el café «Sora» después que Sanji llamara a Reiju y se comprometiera trabajar horas extra la semana siguiente. No es que haya sido un castigo, ya que le habían informado que por esos días tendría a lugar especie de convención de las porristas universitarias.

De pronto el rubio se encontró sangrando con una mueca graciosa después de anunciar lo que había conversado con su hermana. Usopp se alarmó y no encontró nada mejor que llevarle el mantel de la mesa del comedor. Por un segundo todo fue un caos, sobretodo porque Nami, se levantó como un rayo y terminó dándole un golpe en la cabeza a Sanji y a Usopp «por descerebrados» mientras Luffy no paraba de reír.

Luego que hubo calma, nadie objetó el café como un buen lugar para la celebración y estuvieron inmediatamente de acuerdo en que, para que a Luffy no se le escapara, no le dirían los detalles reales. Para alivio de todos estaba distraído nuevamente mirando los adornos de Robin y se había quedado con la idea que sería un domingo en casa de Robin.

Parecía cruel, pero era necesario el señuelo, de otra forma seguro no resultaría. E l año anterior habían querido hacerle una fiesta de té sorpresa a (t/n) por su cumpleaños, pero al final de la semana hasta el conserje de la universidad sabía sobre los planes y no fueron en lo absoluto sorpresa. Era bien sabido por todos que Luffy era incapaz de guardar un secreto.

Para finalizar la planificación, se asignaron las funciones de cada uno. Luffy y Usopp quedarían encargados de idear una excusa que llevara a Sabo al lugar de encuentro que graciosamente seria sorpresa para Luffy también. Nami y Robin serían responsables del regalo, Zoro de los bebestibles y Sanji de la comida. El rubio asintió y tomó la indicación como señal para retirarse a buscar una merienda.

Luego sonreír agradecida al rubio, Robin miró a T/n comunicándole que ella y Ace tendrían como tarea decorar.

—¿No te molesta t/n? —preguntó la pelinegra, asegurándose que no hubiese problema que sus amigos trabajaran juntos.

—Qué va, como le va a molestar. Todo va genial ¿cierto t/n? —inquirió Nami acercándose a la chica para tomarla del brazo.

—S-sí todo bien —dijo la chica sintiéndose algo nerviosa. Por nada del mundo les diría que habían estado a punto de besarse...o algo así.

—Es probable que hayan hecho muchas cosas allí dentro. Jijiji —rió la pelinaranja con picardía en la voz, tapándose la boca. — ¡Oigan ustedes bájense de allí! —les advirtió a Luffy y Usopp que estaban jugando a subirse a las sillas con una máscara, haciéndose los monos.

—¡No! ¿Cómo dices eso? A-además no estuvimos tanto tiempo solos —se defendió t/n ignorando al par que se aproximaban corriendo.

—Para la próxima los encierran y tiran la llave — añadió Robin con seriedad.

Las dos chicas miraron a la morena, a pesar de que había sido una sugerencia en pos del romance había sonado muy tétrico.

—Nada pasa con Ace, Nami— aclaró la chica suspirando. Había una ligera decepción en su voz.

—¡Ey ustedes dos, dejen eso ya! —advirtió por segunda vez alzando la voz. Se giró hacia su amiga nuevamente y con voz casual añadió—: Mmm, ya veo. ¿Y qué hay de Sabo?

—¿Sabo? ¿Qué hay de él? — t/n no pudo evitar sorprenderse y sonrojarse.

En ese momento iba Luffy con una máscara tribal persiguiendo a Usopp alrededor de la mesa de comedor.

Robin rio bajito ante la reacción de la chica.

—Creo que tienes que conversar con él —sugirió. Acto seguido puso la taza de té en la mesa de centro y miró a Luffy—. Esa mascara tiene una maldición —le dijo en tono solemne. Al chico le brillaron los ojos por la emoción y Usopp se calmó quedando muy asustado. Intentó sin resultado convencer a su amigo que lo deje.

—Bien. Quedamos de acuerdo entonces que (t/n) y Ace serán los responsables de la decoración —dijo Nami dejando pasar la falta de respuesta de su amiga. —Espero que disfruten esa decoración—añadió con una sonrisa juguetona, dando por terminada la conversación.

—Cuidado con los globos, pueden provocar muerte por ahogo.

—G-gracias Robin —rió t/n nerviosa, su amiga podía ser muy oscura a veces.

De pronto la chica sintió un golpe a un costado, era Luffy que la había intentado asustar, al no tener la reacción esperada volvió a atormentar a Usopp, que permanecía escondido tras las cortinas. Luffy, sintiéndose todo poderoso se subió a la mesa de centro riendo como villano.

Robin rió divertida mientras Nami los agarraba del cuello y los ponía cada uno en una silla a la mesa dando por terminado el jueguito, ya que llegaba Sanji con una bandeja de chocolate caliente y dulces.

La dueña de casa se levantó con suavidad y devolvió el adorno a su lugar para después, acompañarlos.

(T/n) se quedó unos segundos pensando en las preguntas de sus amigas «¿Sabo? ¿Estará molesto conmigo? «, pensó preocupada. Con respecto a Ace y la idea de pasar más tiempo a solas con el pecoso, la hizo sentir intranquila. No habían cruzado palabras ni habían tenido un rato a solas desde aquel que conversaron en su habitación, hace ya una semana.

Lo había visto por última vez el día viernes. Ace estaba en el pasillo con sus compañeros de equipo y la chica venia saliendo de la oficina de su profesor luego de entregar un trabajo. Si, ese mismo que Sabo le había prestado, que para variar había olvidado su fecha de entrega y termino pidiendo una prórroga extra, pero con una nota máxima inferior.

El encuentro había sido un poco incómodo para (t/n), pero Ace actuaba como siempre. De hecho, se apartó un momento de sus compañeros para invitarla a su partido de apertura de temporada dentro de la semana. Luego volvió como si nada al grupo.

No había esperado un saludo efusivo ni mucho menos, pero sintió que él la estaba evitando. Pero, por otro lado, le había hecho la invitación...

(t/n) sabía el básquetbol era algo importante para él y tenía que ser un esfuerzo de su parte el que Ace la invitara a algo. ¡Entonces si le importaba! 

El primer impulso de la chica había sido decir «no, gracias», pero si quería que esto funcionara tenía también que poner de su parte. Tendría que reconsiderar.

Daba la impresión de que quería acercarse a ella, pero por poco parecía que todo seguía igual. T/n resopló un poco acongojada. De golpe cruzó por su mente la imagen de Ace tomándole de la cara y acercándose peligrosamente. La chica sintió un rubor extenderse por sus mejillas y algo extraño en el estómago. 

Esperaba que esa sensación desapareciera en un par de días y al menos pudieran dedicarse a la tarea asignada para el cumpleaños.

Se golpeó suavemente las mejillas, debía dejar de pensar tanto, no era bueno para los nervios. Vio a sus amigos animados en la mesa y pensó que sería una buena idea unírseles. Sí, un chocolate caliente le sentaría bien.

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