17: Simplemente Lalisa

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Esa mañana despertó más temprano de lo usual y nadie puede culparla por eso, así como no pueden culparla de estar ahí en esa cama, subiendo sigilosamente hasta quedar prendada como un osito koala abrazando a Jen.

Lisa recarga la mejilla en el pecho de la mayor, mientras con los ojitos cerrados olfatea como un cachorro el cuello y cabello de Mami, intentando hacerla despertar. No funciona, pero no se rinde y acompaña su labor con pequeños ruidos que asemejan un perrito llorando, hasta que por fin Jennie da indicios de despertar y lo hace con una gran sonrisa, aunque sinceramente confundida.

—Mami, necesito algo.

Adormilada, Jennie responde: —¿Qué pasa, mi amor?

—Dije que necesito algo.

La castaña abre un poquito más los ojos, ahora mirando como en su pecho hay un cachorrito que se acurruca contra su cuerpo.

—¿Qué necesitas?

La pequeña no detiene sus acciones, ahora buscando ser acurrucada entre los brazos que pronto la rodean, como una acción inconsciente que sin embargo, siempre encaja a la perfección. Lisa no trastabilla ni un poco en su respuesta, formulada de unos pequeños labios abultados y con la voz bajita:

—Atención.

♥♥♥

—¡Mami, Mami!

Jennie alza la vista de los reportes entre sus manos, dejando de lado momentáneamente todo lo que esas hojas pudieran informarle para mirar cómo por la puerta del estudio entra corriendo una pequeña con cabello negro. Las gafas de lectura se le resbalan por la nariz y Jennie empuja ligeramente estas hacia arriba, sin quitarle la mirada de encima a Lisa

—Dime, mi cielo.

Agitada, la menor respira con dificultad, de pie frente a Jennie quien espera su respuesta con un montón de hojas entre las manos. Lisa toma mucho aire y con toda la convicción que tiene, habla.

—Encontré, algo que es tuyo.

Kim alza una ceja, curiosa.

—¿Ah, sí? —Lisa asiente con la cabecita—. ¿Y qué es?

Por un momento, la menor no se mueve ni habla, simplemente mirando fijamente a Jennie. Una pequeña sonrisa escapa de sus labios y contra todo pronóstico, Lisa se señala con un dedo antes de gritar:

—¡Soy yoooo!

♥♥♥

—Mami.

—¿Sí, bebé?

—Mami.

—Dime, cielo.

—Mami.

Jennie aparta su atención de la computadora donde previamente trabajaba para encontrar a Lisa sentada en el suelo bajo su escritorio, mirándola hacia arriba y con las manos jalando hacia abajo la tela de su camiseta.

—¿Qué estás haciendo ahí, conejito?

Lisa cubre con ambas manos sus labios, intentando esconder una risa que lo traiciona.

—Estoy tramando un malvado plan...

—Pero si tú eres un ángel ¿Qué tan malvado puede ser lo que hagas? —tira hacia atrás de la silla, para ponerse de pie y tomar entre sus brazos a la pequeña pelinegra que le rodea la cadera con las piernas, haciendo que por fin Jennie entienda el malvado plan.

—Lalisa...

—¿Sí, Mami?

Jennie traga saliva.

—¿Por qué no traes tus bragas?

Unos pequeños labios se cierran alrededor de su cuello, haciendo estremecer a Jennie, quien debe sujetar a Lisa con fuerza si no quiere que ambas lleguen al suelo por culpa de los temblores en sus piernas.

La tailandesa susurra quedito contra su oído: —Es parte de mi malvado plan para alejarte del trabajo...

¡El próximo one shot va a ser algo largo, por si acaso!

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