30: Nueva amiga

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1-. Quien no ha leído la información de los collares, hágalo, es necesario.

2-. La edad en el Espacio de Bogyeol es de tres años.

—¿Estás segura que llevas todo?

Lisa asiente, mirando al interior de su maleta donde está súper seguro, ya lleva todo lo necesario. Se aseguró de llevar suficientes dulces, galletas, dos cajitas de leche de fresa y su vasito entrenador; juguetes, peluches (que fueron muy difíciles de elegir porque Mami dijo "Siliminti tris") y un cambio de ropa que Mami se aseguró de tener listo mientras ella tomaba un baño. La pequeña pelinegra cierra la maleta plenamente segura de no olvidar nada y le extiende la mano a Jennie, quien la toma y posteriormente, recoge la maleta de su pequeña del suelo, colgándosela en el hombro.

—Volveremos para la cena —anuncia Jennie desde la puerta, tomando las llaves de su camioneta del pequeño clavo detrás de la misma.

—¡Adiós, Nana! —Lisa agita su manita libre, moviendo la manga de la larga sudadera gris que le cubre hasta los nudillos.

—¡Adiós, mi niña! —responde Yerim desde la cocina—. Se buena.

—Yo siempre soy buena, nana —le sonríe grande, con todos los dientes y cerrando los ojos cuando lo hace. Jennie le despeina el cabello con cariño y se despide de YeRim moviendo la mano, con una suave sonrisa.

—¡Ten cuidado!

—Lo tendré, cariño...

Jennie no tenía chofer porque nunca creyó necesitarlo, además de que disfrutaba de conducir aún más desde que Lisa llegó a su vida y le dijo que no tenía licencia. Por lo tanto, emprenderán un viaje desde la finca hasta casa de uno de los mejores amigos de Jennie de ida y regreso disfrutando de la hora y media de camino.

Una vez la maleta está lista en la cajuela, Jennie baja la puerta, sin necesidad de estirarse ni un poquito, Lisa le mira desde al lado, esperando por ella.

—Listo —abre la puerta del copiloto—. Arriba cariño.

Lisa sube a la camioneta ayudada por Jennie, quien la sube apenas lo suficientemente alto para que pueda alcanzar a pisar y una vez sentada, le coloca el cinturón de seguridad para dejar un besito en su frente antes de subir y encender el auto.

***

Cuando llegan a la zona residencial, Jennie debe mostrar al guardia de la entrada una identificación y así, el hombre abre la reja para dejarle pasar.

Todas las casas eran grandes y bonitas y a diferencia del complejo en el Lisa vivió en su infancia, no son todas iguales. Los jardineres parecen recién podados, los árboles se ven verdes y saludables y el pequeño parque de juegos vecinal es usado por un par de pequeños vigilados por quienes parecen sus nanas, pues usan un vestido negro con delantal como el de YeRim.

Jennie estaciona en el segundo cajón frente a una de las casas más bonitas a la vez que simples de todo el circuito, a lado de un Massetati negro. Cuando Mami dijo que irán a visitar a su amigo
Seungheon, Lisa se emocionó muchísimo de poder ver de nuevo a aquel hombre que tanto le había ayudado y que conocía de hace tanto, cuando por razones del destino, salía con una de las mejores amigas de Lisa. Al enterarse pocos meses antes que ya no trabajaban juntos y se había mudado, se sintió un poquito triste de no poder haberse despedido...

Las cosas con Haein terminaron inesperadamente, pero nunca de mala manera, pues tiempo después, cuando Haein se fue a Londres a estudiar y conoció a otro chico, seguía en contacto con Seungheon, con quien según sabía, tenía una estrecha amistad.

Lisa conoció a Seungheon cuando apenas tenía quince años y su amiga diecinueve. El entonces joven contador de veintidós años estaba a un paso de heredar la empresa de su padre y fue en una entrevista de trabajo para dicha empresa, donde Haein y él se conocieron. Lisa no tuvo la oportunidad de estudiar en la universidad privada junto a Haein, pues al fallecer su padre en un accidente automovilístico, tuvo que estudiar en línea en un periodo más corto que los seis semestres de Haein. Salieron durante u año y poco tiempo después de que conociera a Jennie, Haein le contó por Skype que se iría a Londres con una beca y lo suyo con Seungheon había terminado.

Hace dos años que no ve a ninguno.

Jennie toca la puerta y rápidamente, una joven mujer de largo cabello rubio abre, recibiendo a la pareja.

—Bienvenidas —la guapa chica tiene un acento que Lisa nota al instante y le parece muy tierno—. Adelante por favor.

—Gracias, con permiso

Seungheon las recibe con una gran sonrisa, secándose las manos con una toalla blanca. Lleva los puños de la camisa arremangados, el pantalón manchado apenas un poco de lo que parece harina y una manchita de crema color pistache en la mejilla.

—¡Jen, amiga! Pasen, pasen.

Jennie le corresponde el abrazo y dos palmadas en la espalda, mientras se dan las gracias por invitarse y por ir y todas las formalidades que se usan cuando hay visita.

Bogyeol espera que terminen de saludarse y pasa sigilosamente a la cocina, donde se le escucha dar un grito.

—¡Jovencita Bogyeol!

Y Seungheon encoje un hombro, sonriendo crispado. Antes de que pueda disculparse, de la cocina se asoma una bonita rubia que mira la escena sin interés, en silencio, como un gatito tras la puerta.

—Papi... —llama, en voz baja y a Lisa se le escapa una sonrisa de escucharle llamar así a Seungheon—. Me ensucié.

Seungheon se separa y se disculpa con la mirada, recibiendo un leve movimiento de cabeza de Jennie. Lisa se acerca reprimiendo una risita y se escabulle bajo el brazo de Mami, mientras Seungheon detrás de la cocina murmura algo parecido a "Pero mírate nada más, Bogyeol, te acabo de vestir. ¿Cómo vas a recibir así a nuestras invitadas, mi cielo?"

—No esperaba esto... —murmura Lisa de puntitas cerca del oído de la mayor—. Pero es linda, me alegro por él.

—También yo, me ha pedido que te trajera a conocerla —le acaricia la espalda con lentitud, mientras habla—. Quiere hacerlo formal, está muy entusiasmado con esto.

¿Formal? ¿Se podía hacerlo... Formal? Lisa encoje las cejas pensativa, con un pequeño puchero. ¿Qué debían hacer? Ella lo sentía muy formal, muy en serio, llevaban tres años juntas después de todo... ¿Había que casarse o algo? ¿Seungheon se casaría?

—Disculpen, un pequeño accidente —el hombre sonríe, asomado por la puerta y con la pequeña rubia traviesa detrás, escondida en su espalda—. Lisa, me alegra mucho verte —y le extiende los brazos dispuesto a recibir a Lisa en ellos, quien se acerca a darle un abrazo pero Bogyeol tira de su Papi hacia atrás—. Bogyeol...

La pequeña se asoma de nuevo, con la lengua fuera para la pelinegra, quien sigue de pie ahí, a medio confundida.

—Mío —y se vuelve a esconder.

Seungheon suspira.

—Bo, ya hablamos de esto, tienes que ser educada. Ellas son amigas de Papi y han venido a visitarte.

Jennie asiente, poniendo una gran sonrisa.

—Hola Bogyeol —y se agacha un poquito—. Me llamo Jennie y ella es Lisa, mucho gusto.

La pequeño novia de Seungheon se asoma, saliendo casi la mitad de su cuerpo, donde puede ver Lisa un precioso collar de gatito adornando su cuello.

—Hola —tímida y reacia a alejarse de su Papi, Bogyeol saluda a ambas—. Me llamo Bogyeol.

—¡Hola Bogyeol! —Lisa sacude su mano, con una enorme sonrisa brillante—. Traje juguetes. ¿Quieres verlos? Y también galletas, mi nana las hizo —a medida que habla, Bogyeol sale un poquito más, con los ojitos brillando, siempre tomando la mano de Seungheon.

—¡Son riquísimas! Y tengo leche, puedo darte en tu vasito. ¿Te gustaría?

Bogyeol mira en silencio a Seungheon, pidiéndole permiso con la mirada y cuando el mayor asiente para ella, la rubia corre a la cocina a buscar algo. Cuando regresa, lleva consigo un vasito entrenador violeta.

—¡Ven! —y le toma la muñeca—. Te enseñaré mi cuarto, tengo muchos peluches y un gato. Mi gato es el más bonito...

Bogyeol arrastra mientras habla a la pequeña extranjera, quien mira hacia atrás con angustia. Jennie le sonríe y le dice "¡Diviértete amor!", dejando así, ir tranquila por las escaleras a su pequeño ángel.

Seungheon suspira, recargado en la pared.

—Sigo aprendiendo, todos los días...

Jennie se ríe sincera, tomando del hombro a su amigo.

—Descuida, es normal. Hace poco Lisa me amenazó con irse de casa si no le prestaba atención —es el turno de Seungheon para reírse—. Nunca dejas de aprender...

—¿Qué edad tiene?

—Seis —ambos entran a la cocina, donde hubo una bandeja de crema batida color pistache totalmente regada por la mesa, pero la joven limpió y toman asiento en el pequeño comedor, mientras Seungheon busca dos copas en la alacena—. ¿Y Bogyeol?

—Tres —cierra la puerta, llevando las copas entre los dedos. Jennie silba—. Sí, siempre ha tenido esa edad y debo respetarla, cuando accedimos a vivir juntos, el que terminó enseñado fui yo.

—Es muy distinto, ¿verdad? —Seungheon sirve ambas copas de vino tinto, extendiendo una a su invitada—. Gracias.

—Un poco, sí —da el primer sorbo, mirando hacia el techo—. Las Sugar Babies son bastante mimadas, así que no tardé en entender a Bogyeol.

Jennie se ríe.

—Pero hombre, es un mundo diferente, no te veo de Dom a decir verdad...

—¿Me subestimas, Jennie Kim?

—Mi experiencia me respalda...

—Bah —Seungheon suspira—. Eres una engreída, eso pasa.

***

La habitación de Bogyeol es grande, con una cama suave de acolchado violeta y muchos cojines blancos en forma de Dangos y peluches de gato. La alfombra es suave y está limpia, hay una pared llena de cochecitos de juguete y Bogyeol baja algunos, para compartir con Lisa.

—Waaaoh —Lisa observa a su alrededor con curiosidad. Era mucho más grande que su habitación—. Es lindo aquí, eh.

—Papi lo hizo para mi —se sienta con los talones juntos, sobre la alfombra—. Él ha hecho todo por mi...

Lisa observa con curiosidad a su nueva amiga y la nota triste, suspirando.

—¿Estás bien?

—Síp. Es que... —la rubio pucherea—. ¿Piensas que soy mimada?

—¿Uh? —Lisa abre la boquita de forma adorable.

—Ay... Seguro lo crees —Bogyeol suspira y se recuesta en la alfombra—. ¡Pero siempre he sido así! —alza las manos al aire, molesta—. Cuando lo conocí, me portaba bien... Y no quiero que me deje porque soy intolerable.

—Oye, estás bien así —Lisa se recuesta a su lado, tomando un poquito de seriedad—. Mami me dijo que Seungheon quería hacerlo formal contigo. No sé lo que signifique, pero creo que es que te ama mucho, así como eres —le regala una sonrisa—. Lo conozco desde hace mucho, ¿sabías? Y se que te ama, se nota cuando te ve.

—El próximo mes tendré mi collar de pertenencia —ambas miran al techo lleno de estrellas fluorescentes, con los deditos entrelazados sobre sus barrigas—. Estoy nerviosa por esto, creo que lo presioné.

—¿Por qué ta dará un collar?

Al mirar su cara de confusión genuina, Bogyeol abre los ojos con sorpresa.

—¿No lo sabes? ¡No lo sabes! ¡Lisa!

—¿Qué? —alarmada, se sienta, al igual que su anfitriona.

—Cuando recibes un collar, significa que tienes dueño —Bogyeol comienza a explicar, apresurada y realmente alarmada de que la tailandesa no lo supiera—. Tu Papi o Mami te da uno de consideración antes, te enseña y te pone reglas. ¿Tienes reglas?

—Están pegadas en el refri...

—Y un horario, debes tener uno.

—Tengo uno, en una pizarra, lo sigo todos los días, incluso cuando Mami no está.

Bogyeol asiente ante la información.

—¿Tienes un collar? —y se acerca, quitándole sin aviso previo la sudadera a la menor, revelando su cuello desnudo—. Hm, supongo que a tu Mami no le gusta eso, no todos lo hacen.

—¡Pero yo quiero uno! —Lisa pega un brinquito en su lugar, con la sudadera mal puesta todavía en los brazos—. El tuyo es bonito...

Bogyeol la mira en silencio por un momento, pensando.

—Jennie debe darte uno. Puedes pedírselo —la mira con los ojos entrecerrados—. ¿Has sido buena?

Sonrojada de furia, Lisa asiente.

—¡Yo siempre soy buena!

—Bien, bien —Bogyeol abre el closet de donde toma una computadora portátil y se sienta de nuevo a su lado—. Te mostraré algunas cosas, porque yo no lo sé todo —el fondo de pantalla aparece mostrando la foto de un close-up del gatito de la chica—. Tranquila Lis, voy a enseñarte todo. Hay collares muy bonitos, creo que te quedará bien uno color rosa...

Bogyeol le explicó todo lo que Lisa no sabía, que realmente no era demasiado porque a pesar de que la rubia llevaba años dentro de la escena y el mundo del DD/lb y Lisa era una novata que sólo conocía a Jennie, esta le supo explicar todo lo que preguntó... Pero nunca pensó en eso de los collares. Ella tenía collares de juego, muchos y con varios diseños bonitos, además del collar de protección que Jennie le entregó para la primera vez que salieron a una fiesta en una Kinky House, pero Lisa no conoció a nadie ahí, todavía era muy tímida, por lo tanto no preguntó...

***

Se despidieron con muchos abrazos y prometieron volver pronto. Bogyeol le susurró algo en el oído y Lisa asintió, dispuesta a hacer varias preguntas al llegar a casa. Habló de lo que hizo con Bogyeol en el auto, omitiendo para cuando llegaran a casa todas sus dudas... Puede que eso fuera mentir y mentir estaba prohibido con Mami...

Al llegar a casa, YeRim ya descansaba en su habitación, habiendo dejado la cena lista en la cocina. Jennie llevó su maleta a la habitación y Lisa espero sentadita, para cenar juntas.

—Mami... —la pequeña mueve con el tenedor su pasta en el plato, sin mucha hambre.

—¿Qué pasa mi cielo?

—¿Tú me amas mucho?... —Jennie asiente, pero deja de lado su comida para tomarle las manos, preocupada.

—¿Está todo bien?

Lisa niega con la cabeza.

—Quiero un collar —lo dice sin más, sin saber si es bueno o malo pedirlo. Jennie se queda muda y deja de acariciar sus dedos—. ¡Bogyeol tiene uno porque va a hacerlo formal! ¿Por qué no podemos hacerlo formal? Yo... Yo quiero que me des un collar bonito y y que me ames formal y-

—Lisa —interrumpe seria y limpia una lágrima del rostro de su pequeña—. ¿Crees que no te amo porque no te he puesto en Consideración?

Lisa niega cabizbaja, mordiendo su labio. Previamente, Bogyeol le explicó las etapas de recibir un collar y la Consideración era algo así como un entrenamiento.

—N-no, pero es que-

—Lisa, escúchame —le toma la barbilla con cariño—. No lo he hecho, no te he puesto bajo Consideración porque tú para mi ya eres perfecta, porque me completas y haces maravillosos todos los días. No necesito que me demuestres nada —Jennie le besa los nudillos—. Si quieres un collar de Pertenencia, te lo daré y no por que sea un capricho —Lisa cierra la boca al escuchar lo último, que justamente iba a argumentar—. Porque te amo, porque quiero estar contigo para siempre y si mi bebé quiere uno, lo tendrá —Jennie se levanta de la mesa, para rodearla y abrazar a la pelinegra que se limpia con los puños las lágrimas—. Será una sorpresa, ¿está bien? Supongo que ya sabes que yo tendré la llave. ¿Estás bien con eso?

Lisa asiente, con la mejilla recargada en su hombro.

—Sí.

—De acuerdo —le besa el hombro rápidamente, subiendo los escalones hasta la habitación que comparten—. Anda, no llores más mi cielo, tomemos un baño... ¿Quieres?

—Mhm...

Jennie rueda los ojos divertida, acostumbrada al breve periodo de sumisión arrepentida que tiene Lisa después de una rabieta.

—¿Me amas mucho?

—Mhm...

—No te escucho~ —Jennie alarga la o, mientras pasa sus dedos por las costillas de Lisa amenzando con hacerle cosquillas.

—¡No!

—Ah, ¿entonces no me amas?

Deshechas en risas y cosquillas, terminan recostadas en la cama, cansadas y adolorida Lisa de tanto reír. Jennie le aparta el cabello de la frente, mirándola desde arriba.

—Te amo, Lisa...

Lisa asiente, con los ojitos cerrados y una enorme sonrisa.

—Yo también te amo, Mami...

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