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✧          「 M̶O̶N̶ ̶B̶E̶A̶U̶-F̶R̶ÉR̶E̶ 」         ✧


Kim TaeHyung es un científico asistente de la División de Ciencia Criminal y Forense del Departamento de Policía de Marsella, Francia.
El solía ser el "bebé osito" de su padre, policía retirado y el "osito de miel" de su madre una enfermera, también retirada.

TaeHyung es un chico agradable, bien educado y atento. Hijo único que cargaba con el peso de ser "perfecto" para sus progenitores, pero ¡hey!... A TaeHyung le gustaba, a él le encantaba enorgullecer a sus padres, haciendo todo lo que ellos sugerían, siguiendo sus reglas y consejos a raja tabla.

Porque ¡ay de TaeHyung! Si desobedecia a su testarudo padre y melancólica madre, pero esperen, no lo mal piensen, sus padres lo amaban, pero había cosas que no aceptaban en su casa, como:

Llegar después de las doce, sin importar si tuviera más de dieciocho, lo que su padre dictaba, se respetaba. No tomar demasiado alcohol frente a los presentes o eso podría dejar una muy mala imagen a los ojos de otros, era otra regla. Y lo más importante en este mundo modernista y desvergonzado, su padre chapado a la antigua le gustaba que su hijo se viera rudo y firme. Nada de "cosas" amaneradas y vestimenta extraña.

Un típico fanático del rosa es para niñas y el azul para los niños. Gracias a Dios que a Tae no le gustaba el rosa.

Los Kim, estaban orgullosos de su hijo, era exitoso en lo que hacía y ellos lo presumian como correspondía. TaeHyung no tenía problema en la actualidad con ellos, quienes vivían en Seúl, mientas que él había aceptado una oferta de trabajo en otro país. Francia, en este caso, hacía ya cinco años vivía allí y sus padres viajaban una vez cada dos meses para pasar tiempo con él. Ya no tenían nada que exigirle al joven de veintiocho, excepto "esposa e hijos".

Lo único que causaba dolor de cabeza a TaeHyung, este agradecía que a pesar de lo extremista y metiches que sus padres habían sido y en ocasiones aún lo eran, nunca arreglaron su matrimonio con la hija de alguno de los compañeros policías de su padre o los amigos doctores y enfermeros de su madre. Pero le habían organizado demasiadas citas amorosas a través del tiempo. Parte de su alivio al irse a vivir a otro país, era que ya no tendría a su madre informándole sobre una cita a ciegas con la hija de fulana de tal de la que luego ni siquiera recordaba el nombre a la hora de la maldita cita.

Dios, TaeHyung detestaba eso, como lo hacía... Especialmente porque a TaeHyung no le gustaban las mujeres o como a él le gustaba mentirse veinticuatro siete:

"No hay nada malo contigo, amigo. Solo no has encontrado la mujer con la que hacer click"

Si, eso era. Él quería algo intenso, algo que lo dejara sin aliento.... Como el beso que Jung HoSeok le había dado de improvisto cuando estaban estudiando literatura en su habitación ese verano del 2009.

No, no, no. Momento, no tan sin aliento. No tan mal visto. No tan juzgado. No tan equivocó. TaeHyung había reprimido ese lado que consideraba salvaje, pecaminoso y asqueroso, como su padre y madre consideraban, quienes por cierto, no faltaban un maldito domingo a misa. Dios, no. ¿Cómo podía el hijo varón, hijo único de los Kim ser homosexual?
TaeHyung nunca contribuiría a la humillación de sus padres y a la suya propia.

Él sabía que eso era una etapa y que todo había sido culpa de Jung HoSeok quien había confundido sus sonrisas y abrazos con algo más. Él no sentía atracción por los hombres y se lo repetía una y otra vez, hacía ya doce años y contando. Especialmente cuando salía a beber con sus compañeros de trabajo o sus amigos y de repente veía a un chico atractivo buscándole con la mirada.

TaeHyung se ponía rígido y rechazaba, aunque sus ojos siguieran la silueta de los extraños que se acercaban a querer, simplemente, un baile. TaeHyung rechazaba, aunque sus ojos fueran curiosos y parecieran esconder millones de preguntas. TaeHyung no sucumbiría ante eso, de solo pensarlo sabía que podría ocasionar el segundo infarto en su padre y eso lo mataría, dejando viuda a su madre, quien luego moriría de soledad.
O peor aún, le cerrarían la puerta en la cara y le negarían volver a pisar la casa en la que había crecido. Lo desheredarían de todo el dinero que habían juntado para dejarle a su hijo el día que abandonarán este mundo.

No es que a TaeHyung le interesaba el dinero. Él no lo necesitaba, lo que no le gustaba era la sola idea de pensar que podría ser rechazado por sus padres por el único motivo de que a él... Le-gustaban-los-hombr-....

— ¡No! —TaeHyung estaba frente a su Smart tv jugando un videojuego del que su novia y futura prometida, no tenía ni idea de que trataba.

— ¡Oppa! —soltaba con voz aniñada, mientras le daba un chirlo en su brazo derecho—. Me asustaste y ¡me hiciste arruinar mi dibujo!

Kim JiSoo. Mimada a más no poder, caprichosa, intensa, algo rencorosa y un poco extremista. Si, la chica tenía un grupo reducido de amigos que, eran muy similares a ella o gustaban de su hermano mayor.

TaeHyung y JiSoo se conocieron de una forma un poco perturbadora, ya que una chica se había suicidado en la escuela de diseño a la que JiSoo asistía en Francia y había resultado ser una de sus compañeras de piso. JiSoo había quedado encantada con el asistente forense de cabello algo rizado, lentes negros de aumento y puchero peculiar cuando se concentraba en hacer algo.

TaeHyung en cambio, bueno... Podría decirse que JiSoo tuvo suerte, ya que la noche en la que ella aprovecho para pedirle una cita, él venía de una típica discusión con su madre sobre su vida amorosa, su edad y que ya debía de estar asentado con una mujer que le esperara con la cena luego de un largo día de trabajo. Y que Dios la castigue por desear ser abuela más pronto de lo posible, se victimizaba luego.

Uff, si, TaeHyung había aceptado para no tener que escuchar a sus padres quejarse de que no estaba teniendo citas. Luego una cosa llevo a la otra y JiSoo, no quería dejar lo suyo en una simple cita, queria más... Así que otra cita había sido planeada, y así hasta que nos encontramos en el día actual de la vida de TaeHyung dónde, está comprometido con la chica a su lado. Luego de un año de noviazgo lleno de besos planos, precalentamientos demasiados largos antes del sexo y conversaciones vanales que mantenían a JiSoo entretenida y sonriente.

Ahora TaeHyung no solo complacía a sus padres con este compromiso, sino también a la bonita chica a su lado, quien con veinticinco años iba en su último año de Licenciatura en Diseño de Indumentaria y Textil. JiSoo era un poco distraída, temeraria y muy cambiante, pero finalmente había sido constante en algo en su vida. Y ahora iba por su segunda relación amorosa, verdaderamente seria—podría decirse—que el casamiento era lo que ella quería, lo que deseaba.

—Lo siento, olvide que estabas a mi lado —mencionaba el azabache.

JiSoo soltaba su cuaderno y lápiz para acercarse a TaeHyung, el cuerpo del chico se ponía tenso y suspiraba.

—Estoy jugando —advertía.

—Y yo estoy aburrida —mencionaba la bonita chica, batiendo sus pestañas y enredando sus dedos en los rizos de TaeHyung—. ¿Estás entusiasmado por volver a Corea?

TaeHyung apretaba sus dientes—. No exactamente —mencionaba, otro golpe aterrizaba en su espalda.

— ¡Conocerás a mi familia!

— ¡Ah, cierto! —se burlaba, sin dejar de jugar, pero su sonrisa rectangular relajaba a JiSoo.

—Mis padres van a adorarte —exclamaba ésta.

—Eso espero, mis padres te adorarán a tí...

—Tus padres ya me adoran —corregía la chica.

—Cierto, cierto. Mi madre te quiere más a ti que a mí —TaeHyung no dejaba de jugar, eso siempre era la excusa perfecta para no tener que ser meloso con JiSoo.

No lo juzguen, él adoraba a la malcriada esa, la consideraba su amiga... Bueno, no su amiga exactamente, pero le tenía cariño. La quería, la quería... Si, se lo repetía cada noche y cuando JiSoo le decía "te amo" él solo replicaba "yo también" así que era totalmente válido.

—Será un mes extraordinario, lo prometo —mencionaba la castaña—. Podremos compartir la misma habitación

—No hagas un berrinche de eso —pedía TaeHyung—. Aunque sea tu prometido, si tu padre te dice que dormiré aparte, lo haré —miraba a JiSoo finalmente—. No voy a faltarles el respeto en su casa así que, desde ya te digo que no les insistas si me dejan en la habitación de huéspedes.

JiSoo resoplaba—. Aish, por eso los padres te adoran. Haces todo al pie de la letra.

TaeHyung sonreía, aunque no estaba seguro si enorgullecerse de eso o deprimirse por tan predecible y buen chico que era.

—Eres my good boy —soltaba JiSoo en aegyo, apretando la mejilla de TaeHyung.

—No hagas eso —pedía con una mueca.

—Lo eres —afirmaba—, eres tan lindo y dulce que probablemente SeokJin te haga bullying por eso.

TaeHyung pausaba el juego—. ¿Por qué me haría bullying? Aparte, dijiste que él no vive contigo y tus padres.

JiSoo resoplaba—. Mmm... SeokJin se compró una casa, pequeña y la está remodelando, toda, desde cero porque era una maldita pocilga, comenzó esta semana y se quedará en casa de mis padres mientras tanto.

TaeHyung apretaba el control de videojuegos entre sus manos. Todavía recordaba la foto que JiSoo le había mostrado de SeokJin y no estaba seguro de la sensación que aquella imagen le provocaba. Estaba seguro que habla cierta envidia porque quién podía ser dueño de unos ojos rasgados tan ridículamente bonitos y unos labios que... JiSoo no tenía.

TaeHyung pensaba que el destino jugaba con su cabeza, él afirmaba que JiSoo era preciosa y SeokJin era una versión masculina de su prometida. Solo que muchísimo más llamativo. SeokJin tenía unos labios carnosos que TaeHyung había miradado en demasía cuando su novia le había mostrado la última foto familiar juntos. Sabía que ver al tipo en persona lo dejaría solo un poco anonadado ya que, la presencia que el tipo se cargaba era inclusive presumida por su propia hermana.

— ¿En serio me hará bullying por ser bueno?

JiSoo asentía—. Te hará muchos malos chistes, pero si te sientes incómodo debes decirlo o SeokJin no va a desistir si logra intimidarte.

TaeHyung se enderazaba—. No soy fácil de intimidar —mencionaba con un puchero adorable.

JiSoo hacía una mueca lastimera—. Oh, cariño. Si lo eres, serás la víctima de mi hermano mayor. Pido disculpas de antemano

—Veremos quien será la víctima de quién —exclamaba, intentando que su voz no temblará ni revelará oscuros secretos que albergaba en un lugar recóndito de su cabeza.

—Es mayor que tú, se aprovechará de eso y si lo cruzas con su estúpido segundón, será más irritable

— ¿Segundón? —mencionaba.

JiSoo enseriaba sus rasgos y se alejaba para tomar su cuaderno y lápiz otra vez—. Kim Namjoon —soltaba sin mirar a TaeHyung—. Es el mejor amigo de mi hermano.

TaeHyung sabía, por boca de su novia, que SeokJin era abiertamente gay, por lo que la definición de mejor amigo le provocaba jaqueca.

— ¿Mejor amigo como en...? —soltaba la palanca de juegos y juntaba sus dedos.

— ¡Ay, no! —gritaba JiSoo horrorizada, rápidamente se recomponía—. Aunque quizás lo sea, el alma de marica de la tiene

— ¿Define marica? tiene significados diferentes alrededor del mundo —pedía TaeHyung.

JiSoo soltaba una risa falsa—. Olvídalo —se ponía de pie y besaba la cabeza TaeHyung—. No te duermas tarde, nuestro vuelo sale temprano y no quiero estar a las corridas —se alejaba en dirección al cuarto que compartían hacía cuatro meses y girandose exclamaba—. Te amo

—Yo también —mencionaba el azabache y devolvía la sonrisa gentil.
 

✧          「 M̶O̶N̶ ̶B̶E̶A̶U̶-F̶R̶ÉR̶E̶ 」         ✧

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