8- huitième

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       「 M̶O̶N̶ ̶B̶E̶A̶U̶-F̶R̶ÉR̶E̶        

TaeHyung se encontraba en la entrada del apartamento de Namjoon esperando a que este le abriera a Jisoo. Él se encontraba en su auto sentado y había tenido que apagar su teléfono porque no dejaba de sonar con llamadas de su madre y padre. Podría decirse que estaba más o menos tranquilo porque la madre de Jisoo le había mencionado que estuviera en paz, no había resentimiento alguno con él, pero que lamentaba el padre que tenía y si.

TaeHyung había sentido que aquello había dado cierto alivio a su corazón. Seguramente la bondad de la madre de Jisoo se debía a lo que ésta, había mencionado y era qué, ambos padres podían leer a Jisoo y SeokJin mejor que ellos mismos. Seguro y ella sabía que Jisoo no era estaba segura y que seguía aún enamorada de su primer amor.

Finalmente veía al chico abrirle la puerta a la pelinegra y como la estrechaba entre sus brazos y TaeHyung de sintió tan feliz al respecto. Encontrarían el balance o Namjoon debía de ponerse los pantalones y darle a Jisoo el "Sí, acepto" que merecía. Esa chica tenía agallas. Ahora veía la figura de ambos desaparecer y él suspiraba sonoramente para marchar camino al único lugar que tenía en mente.

Mientras conducía recordaba lo firme que su voz había sonado cuando había admitido frente a sus padres y ex suegros que SeokJin le importaba. Eso había sido la cosa más estúpida que había hecho. O sea, si, pero no. Se sentía aliviado de haber salido con sus padres y hasta con él mismo, pero quizás arriesgarse a decir que le importaba un hombre tan... Libre como SeokJin, lo hacía sudar la gota gorda porque ese chico no tenía relaciones largas.

Momento, ¿él estaba considerando una relación a largo plazo con SeokJin? ¿ya? ¿tan rápido?.

Sacudía la cabeza conmocionado con sus propias ideas locas. Le daba hasta vergüenza pensarlo demasiado alto por si alguien escuchaba sus pensamientos y comenzará a reírse de lo ridículo y adolescente fantasioso que estaba siendo. Aparte, él ni siquiera tenía su vida hecha en Corea. Él vivía en Francia, no aquí... No estaba ni en el mismo país de SeokJin. La velocidad del auto descendía y se tomaba diez minutos para pensar en que diablos quería, al dirigirse en dirección a SeokJin.

Y todo apuntaba a que probablemente, querría algo físico. Una explosión de nuevo, porque no había chance de nada más. Lo fuerte de todo esto era que él se había aceptado a sí mismo y por eso SeokJin tenía ese efecto en él. Pero no era nada más que algo físico. Solo el descubrimiento de algo nuevo e intenso. Eso era. SeokJin era su primer hombre, bueno no del todo, pero el primero que él había aceptado que le volvía loco.

Llegando a destino, estacionaba frente a la casa de SeokJin, apagaba el motor y se quedaba unos segundos dentro, pensando en que le diría al castaño una vez que lo viera.

✧         「 M̶O̶N̶ ̶B̶E̶A̶U̶-F̶R̶ÉR̶E̶ 」         ✧

SeokJin se encontraba tirado sobre su cama con un Jimin inquieto haciéndole compañía.

—Los amigos de Yoongi Hyung, esa pareja gay, me invitó a un trio la noche de la despedida... —soltaba de repente.

SeokJin se erguía indignado al respecto—. ¡¿Por qué a tí?!

—Porque te fuiste antes —exclamaba riendo—. Que locura...

—Ya caerás, Jimin. Te estoy esperando a tí y a ese culo que te cargas —se burlaba SeokJin bebiendo otro sorbo.

Jimin se reía, aún estaba despatarrado en la cama de mantas, hasta que se sentaba con un rostro más serio de lo normal y miraba fijamente a SeokJin. El castaño estaba bebiendo su cerveza y lo miraba con su ceño fruncido y comenzaba a cantar esa canción muy popular entre usuarios de tiktok.

— "Two best friends in a room... They might kiss"
 
"Dos mejores amigos en una habitación... Podrían besarse" y alzaba sus cejas reiteradas veces hasta que Jimin lo golpeaba en el brazo.

— ¿Me dirás qué te pasa? —soltaba—. Namjoon y tú están muy raros y nadie me cuenta nada —se cruzaba de brazos con un puchero—. Aunque puedo imaginar el problema de Namjoon y seguro tiene que ver con la Chi Choo.

SeokJin suspiraba mirando hacia otro lado y bebiendo otro sorbo.

—Efectivamente —respondía con tono de voz neutro.

—Y tú has bebido mucho esta semana, seguro tiene que ver con tu cuñado —añadía y Seokjin se ahogaba con la cerveza.

— ¿Qué? Aish, no... Pero-

—Los vi muy cariñosos en el callejón del bar la noche de su despedida de soltero cuando me iba con una ardiente pelirroja que de coreana no tenía ni la vestimenta —respondía y Seokjin escupía la cerveza completa esta vez.

También tosía por lo ahogado que seguía y Jimin golpeaba su espalda con su mano, evitando reír.

— ¿Nos viste? —preguntaba.

Jimin asentía—. De verdad te gusta ¿cierto? Has bebido demasiado y tú no eres así... Aparte bebiste para olvidarlo ¿quién eres y dónde está mi amigo?. No le entregare mi culo a un sentimental, prefiero al semental —se burlaba divertido a sabiendas que SeokJin no era fanático de las charlas serías, pero todo ser humano necesitaba descargarse en algún punto.

—Eres un-...

Sus palabras eran cortadas por fuertes golpes en la puerta principal que lo hacían saltar del susto.

— ¿Será Namjoon? —preguntaba Jimin.

—Él sabe la clave de mi puerta —exclamaba SeokJin, poniéndose de pie.

Jimin lo seguía y añadía—. Estaba deprimido, si vino ya ebrio, no la recordara.

SeokJin asentía mientras iban escaleras abajo.

—No tenemos más cervezas —exclamaba el dueño de la casa, preocupado.

—Seré un buen amigo y comprare más —exclamaba el rubio.

Pero cuando SeokJin abría la puerta, TaeHyung era el que estaba parado con esa vestimenta tan decente. El pantalón de vestir y la polera blanca de cuello tortuga, aunque su cabello estaba menos peinado. Los ojos del azabache viajaban a Park Jimin y lo miraban de arriba abajo, sorprendido de que SeokJin no estuviera solo.

—No lo toque —soltaba Jimin, alzando sus manos y recibiendo un golpe de parte de SeokJin.

—Disculpalo, aparte de heterosexual es un poco estúpido —exclamaba SeokJin.

TaeHyung reía incómodo y ahora toda su atención se iba a un castaño que, estaba despeinado, con la camisa blanca fuera de sus pantalones y tres botones desprendidos que lo hacían verse tan bien. Sus mejillas se enrojecian cuando notaba a Jimin aclararse la garganta.

—Yo me iré —exclamaba el rubio.

—No es necesario —mencionaba SeokJin, poniendo su mano en el hombro de Jimin y apretando tan fuerte al punto que éste había gemido del apretón.

TaeHyung miraba la escena y soltaba—. ¿Ah, no?

Los amigos se quedaban callados mirando a un TaeHyung que, claramente no quería más compañía de la debida. Jimin quitaba la mano de SeokJin y sobaba su hombro.

—Te veo luego, Hyung —añadía y luego le sonreía a TaeHyung para salir de allí.

— ¡¿No quieres que te lleve?! —se apresuraba a preguntar el castaño, no queriendo quedarse solo con su cuñado.

Jimin giraba sonriente—. Caminaré —respondía y alzaba su brazo para saludar a SeokJin.

El castaño suspiraba, aún en la puerta con un TaeHyung que lo estaba mirando fijo.

— ¿No me harás entrar? —preguntaba el azabache.

SeokJin suspiraba y entraba primero, haciéndose a un lado y dejando que TaeHyung entrará también. En silencio y seguro entraba y se dirigía directo escaleras arriba. SeokJin alzaba sus cejas y lo miraba sorprendido.

—Si, adelante... Siéntete como en casa —susurraba para sí mismo.

Luego suspiraba y caminaba a paso lento detrás de TaeHyung. ¿Qué hacía el chico ahí, de todas formas?. Todo esto estaba tan mal, se había retirado de esa cena preocupado por su familia y por TaeHyung. Ese hombre que tenía como padre había dejado a SeokJin tantas cosas claras con respecto a todo lo que el azabache se había reprimido por tantos años. Pero ¿de qué le servía que experimentará con él?. Era el hermano de su prometida, hasta donde creía el castaño aún y por otro lado,  TaeHyung ni siquiera residía en Corea de todas formas.

Cuando llegaba a su habitación veía al azabache mirar alrededor del lugar. Nuevamente había botellas por doquier. No tantas como la primera vez, pero ahí estaban.

—Estoy empezando a creer que tu amigo es una mala influencia —mencionaba en dirección a un SeokJin que, había cerrado la puerta y se encontraba apoyada sobre esta, mirándolo con cara de aburrido y un brillo de algo más en sus orbes amarronadas—. Lo lamento, Hyung —soltaba TaeHyung.

—Tu padre es un asco de persona —exclamaba sin tapujos.

El azabache agachaba la cabeza—. Lo sé, realmente lo es.

SeokJin suspiraba—. Y tu madre es una casamentera empedernida ¿cuántas citas arregladas tuviste que atravesar?

TaeHyung reía secamente.

—No importa ya —exclamaba.

—Me interesa el hijo mayor de Seul Ra —soltaba SeokJin despreocupado.

TaeHyung torcía su cabeza y alzaba sus cejas—. Te interesa una mierda —soltaba sorprendiendo a SeokJin y a él mismo.

—Cariño, creo que estás celando al Kim equivocado... —replicaba SeokJin—. No deberías estar aquí, tampoco es necesario que te disculpes por tu padre.

TaeHyung soltaba todo el aire por sus fosas nasales y apretaba sus dientes, marcando esa fuerte mandíbula. Algo era cierto y es que celar a un tipo que no era nada romántico suyo estaba de más y posiblemente, también estaba de más que estuviera allí.

¿Cómo seguía ahora la cosa, TaeHyung?

— ¿Mi hermana sabe que estás aquí? —preguntaba.

—Jisoo está con Namjoon —exclamaba serio—. Yo la dejé con él.

SeokJin abría sus ojos enormemente, luego pasaba saliva y relamía sus labios.

— ¿Te contó? —preguntaba con seriedad, intentando no mostrar la conmoción en su voz.

TaeHyung asentía con lentitud y con las manos en su bolsillo, también intentando ocultar la ansiedad y los nervios que lo invadían.

—Se canceló la boda, Jin —exclamaba con un nudo en la garganta.

Luego miraba fijamente al castaño y notaba un brillo de algo peculiar en sus ojos, pero así como lo veía, desaparecía. SeokJin no se veía tan entusiasmado y ciertamente no estaba corriendo a sus brazos. De acuerdo, no es que TaeHyung hubiera imaginado una jodida escena en el parque donde corría en cámara lenta a los brazos del hombre que lo volvía loco, pero esperaba un poco más de ¿entusiasmo?.

— ¿No dirás nada? —preguntaba TaeHyung.

SeokJin suspiraba y se apoyaba sobre la puerta un poco más.

—No sé que quieres que diga, Monamu —exclamaba secamente—. Me alegra que se hayan dado cuenta que eso sería un desastre. Eso es genial, no hubiera deseado un matrimonio mediocre para Jisoo y tú mereces... —lo señalaba un segundo y dejaba caer su brazo—, mereces estar con quien realmente desees.

TaeHyung relamía sus labios de los nervios y asentía, aún seguía con sus manos escondidas en su bolsillo y miraba a todos lados menos a Jin. Otro suspiro que resonaba en el silencio de la habitación y el castaño no sabía exactamente qué esperaba TaeHyung, pero realmente le alegraba que el chico estuviera saliendo del clóset.

Ese lugar era asfixiante para la edad avanzada del chico.

El azabache lo veía sin decir nada y se daba el lujo de fregar su rostro, para que su cabello rizado fuera hacia atrás y tener el coraje de decir:

—Quiero estar contigo, Jin —soltaba de repente.

Y aquello lograba sacudir el corazón de SeokJin. Mierda esa sensación de sobresalto en su pecho y los nervios esparciéndose desde su cabeza a la punta de sus pies. ¿Qué le pasaba?, no era la primera vez que un hombre le correspondía o se le declaraba pero ¿por qué con TaeHyung sonaba tan perfecto y excitante? y la vez, le causaba terror.

Pasando saliva se acercaba a paso lento y suspiraba otra vez.

—Me parece genial que aceptes tu sexualidad —añadía con calma, luego apretaba sus labios y sacudía su cabeza—, pero te estás equivocando conmigo.

TaeHyung sentía una sensación horrible en la boca del estómago. Podía notar el nudo que se forma en este a causa de las palabras de rechazo que SeokJin le soltaba.

— ¿Con qué me estoy equivocando? —replicaba, llenándose de furia—. No me vengas a decir que no te gusto-...

—Me gustas —afirmaba el castaño y TaeHyung abría sus ojos—. Pero tú y yo, no pasará, de ninguna forma. Lo siento

— ¿Y por qué no? Ya no estoy con Jisoo

—Pero lo estuviste —añadía el castaño y tomaba a TaeHyung por los hombros—. Tae, no puedes simplemente venir y saltar a mis brazos y esperar que yo te reciba y no me sienta culpable por la cancelación su boda

— ¡No es tu culpa! —setenciaba, quitándose las manos de Jin de encima—. Me gustas, me gustan los hombres. Y Jisoo ama a Namjoon, no es tu culpa que seas mi tipo.

TaeHyung se acercaba y lo miraba intensamente, pero SeokJin necesitaba no caer en esa fuerte atracción que lo empujaba a querer comerle la boca libremente.

—Ni siquiera sabes tu tipo —exclamaba a cambio—. Recién estás gateando en esto y lo lamento. No seré yo tu primer hombre de nada

—No te importó nada de toda la mierda de excusas que estas diciendo cuando me dejaste chuparte la polla —añadía TaeHyung.

Y ¡woah! SeokJin se sorprendía de lo desafiante y boca floja que era cuando no reprimía sus sentimientos y gustos.

—Bien, olvida lo que pasó —añadía SeokJin entre dientes—. No soy tu tipo, lo siento. Soy un imbécil, busca a otro para experimentar tu primera vez.

Y se alejaba en busca de otra cerveza, una lata esta vez. TaeHyung no estaba seguro si quería salir corriendo por sentirse avergonzado o golpearlo, pero no podía enfurecerse tanto como debería.

— ¿Por qué me dices esas cosas? —cuestionaba, acercándose otra vez. Metiéndose con confianza en el espacio personal de SeokJin.

Nada lo detenía esta vez. No le importaba el prejuicio y rechazo seguro de sus padres. No tenía un matrimonio que llevar adelante. Solo había una persona a la que debía complacer por primera vez en tantos años en su vida y era a él mismo.

—Soy un imbécil, cariño —respondía SeokJin como si no le importara y volvía a alejarse—. Los imbéciles también existimos en el mundo de los gays. Y yo soy parte de ese grupo.

Otro sorbo y TaeHyung lo veía entrecerrando sus ojos.

—Tú no eres un imbécil. No perteneces a ese grupo —aseguraba el azabache.

SeokJin relamía sus labios y lo miraba con la frente en alto—. Monamu, tú no me conocés.

TaeHyung apretaba sus dientes y se volvía a acercar. SeokJin suspiraba cansino.

—Tienes razón, no te conozco —admitía—. No sé cuál es tu color favorito. O tu canción favorita para bailar como un desquiciado —exclamaba TaeHyung—. No sé a que edad fue tu primer beso o tu primera vez. No sé si tienes un película o un actor favorito...

—Es Brad Pitt —añadía SeokJin, cortando sus palabras y rascando su nuca.

La imagen de chico rudo se le estaba yendo por la boda. El rechazo que simulaba hacia a TaeHyung, este no se lo creía ni un poco. Quizás porque estaba encaprichado o podía ver como a SeokJin le brillaban los ojos cuando lo veía.

—Ahora le tengo celos a Brad Pitt —exclamaba TaeHyung, luego reía y se acercaba otro poco, animándose a poner sus manos en la angosta cintura de un SeokJin que parecía estar luchando—. Hyung... Jin, por favor.

—No hagas eso conmigo —setenciaba el castaño—. No me ruegues, no me mires así

—No sé cómo te miro, no puedo verme —respondía TaeHyung, casi divertido.

—Me miras como si significará algo más que simple atracción —susurraba tan cerca del azabache que lo dejaba estúpido con sus ojos intensamente negros y sus labios carnosos a centímetros. SeokJin se daba cuenta como TaeHyung se perdía en él unos segundos—. No voy a ser el primero para ti. Lo siento, Monamu. Yo no soy pasivo.

Y volvía a alejarse, TaeHyung quedaba descolocado por sentir frío, cuando la calidez de SeokJin se iba con él. Relamía sus labios y se giraba para ver cómo el castaño abría la puerta de su habitación dándole a enteder que se fuera y eso lo hacía enfurecer, finalmente. Así que se arrimaba y cerraba la puerta una vez más con demasiada fuerza, logrando que resonará en todo el silencio de la habitación.

—Ay... —susurraba TaeHyung—. Lo siento, fue más fuerte de lo esperado —mencionaba, tocando la puerta como si la revisará.

— ¡No lleva mucho tiempo puesta, TaeHyung! —gritaba SeokJin.

—Kim pedazo de imbécil SeokJin —susurraba cerca del castaño—. Nunca te dije que quería follarte —lanzab repentinamente.

Y aquello enviaba una descarga de adrenalina a un SeokJin que, no estaba seguro cuanto más aguantaría negándose.

—TaeHyung, en serio. Busca a alguien más para tener tu primera vez y especialmente si pretendes estar en el extremo receptor

— ¿Por qué? —cuestionaba TaeHyung, aturdido de tanto rechazo.

SeokJin apretaba sus dientes—. No soy dulce, ni delicado y no creo que pueda lidiar con otro ataque de pánico de tu parte. No quiero hacerte daño —exclamaba con suavidad.

—No te hagas el semental salvaje conmigo ¿Por qué no eres sincero? —pedía cansado.

SeokJin alzaba sus cejas, haciéndose el desentendido—. Soy sincero, prefiero follar con chicos que saben que esperar. Tú ni siquiera sabes lo que te gusta

—Me gustas tú —replicaba furioso.

Y Seokjin ya no podía sostener más el personaje—. ¡¿Por cuando tiempo, eh?! —gritaba de repente—. ¿Por cuanto tiempo, TaeHyung? — repetía, logrando que el azabache se quedará callado—. ¿Por los cuatro días que te quedan de vacaciones aquí?.

Y Seokjin se maldecía interiormente por haber dicho aquello, como si le molestará que TaeHyung no tuviera su vida en Corea y de hecho lo hacía. TaeHyung no vivía ni siquiera en el mismo país que él. Su vida le esperaba en Francia. Esto solo era una aventura y por primera vez, a SeokJin le ofendía que lo vieran como alguien efímero.

En realidad le molestaba que le molestará eso. Que le importara en demasía otra persona que no fuera él mismo. Mierda , TaeHyung le importaba y a él no solía importarle nadie.

—Tienes razón, debo volver —exclamaba TaeHyung desganado. Como si se hubiera evitado pensar en eso, pero SeokJin se lo arrojaba como un balde de agua fría—. Con más razón... —susurraba  sin fuerza—. Te deseo a tí y sé que tú también.

SeokJin apretaba sus dientes y miraba hacia otro lado. Si, lo deseaba. Con todas sus fuerzas, cada maldito centímetro que aún ni siquiera conocía de su cuerpo. Él lo deseaba, pero no quería sucumbir a eso. No quería que le dieran algo que le arrebatarian luego. No quería hacerlo, hasta que sentía la gran mano de TaeHyung tomar su mentón y obligarle a mirarlo. Ni siquiera peleaba por evitar la cercanía, pero a la vez no lo deseaba porque sabía muy interiormente que-...

TaeHyung lo besaba.

"Mmm~..."

El gemido de alivio al sentir los labios del otro finalmente, había sido de ambos. TaeHyung sostenía fuertemente la barbilla de Jin cuando empujaba su lengua para que este abriera su boca y al instante rodeaba el cuello de Jin con su otro brazo cuando lo sentía responder, mientras que el castaño... Tomaba fuertemente a TaeHyung de la cintura mientras lo besaba desaforadamente. Nunca había besado de esa forma tan hambrienta y necesitada como lo hacía en esos momentos.

Rápidamente había dado a TaeHyung contra la puerta mientras que comenzaba a acariciarlo por todos lados. El beso se rompía y mordía el labio de TaeHyung para dirigirse a su cuello y que éste gimiera fuerte y alto.

—Joder... Me encanta que hagas eso —exclamaba el azabache, refiriéndose a la forma en que lo aprisionaba con su cuerpo y se restregaba contra el suyo.

La lengua de SeokJin dibujaba círculos en su cuello mientras bajaba su polera desesperado con una mano y luego su boca mordía el lóbulo de TaeHyung y tiraba suavemente de él, mientras su otra mano se metía debajo de la ropa de TaeHyung y de inmediato la subía hasta rozar sus pezón.

—Ah... Quitame esto, quitamelo —pedía el azabache, refiriéndose a su polera.

SeokJin hacía lo que le había mandado, desnudaba el torso de TaeHyung y cuando lograba ver el cuerpo delicado ajeno se sentía más hambriento que nunca jamás. Quería pasar toda su lengua por esa piel acaramelada, pero a diferencia de hacer algo se quedaba en pausa. Pero TaeHyung no le permitiría pensar demasiado. TaeHyung lo llevaría a su límite hasta obtener lo que deseaba de SeokJin.

—Tu turno —susurraba y de inmediato tomaba a SeokJin de la abertura del cuello de la camisa y simplemente la rompía.

Los botones habían volado por toda la habitación mientras que él se encargaba de regocijar la vista con la imagen de ese torso blanquecino perfecto. Le gustaba ver ese cuerpo masculino en su máximo esplendor. Le gustaban los pectorales de SeokJin y el vientre plano trabajado del que era dueño, y como la zona V de su pelvis se marcaba cuesta abajo.

Sus dedos delineaban desde entre medio del pecho de SeokJin y bajaban cuesta abajo hasta meterlos en la cinturilla de su pantalón.

—Rompiste mi camisa, Monamu —susurraba la voz temblorosa y rasposa de SeokJin.

TaeHyung alzaba la vista con una sonrisa seductora en su bonito rostro—. Te lo recompensaré —replicaba y bajaba un poco la vista para recién ahí, notar como apenas las marcas de sus besos, anteriormente dados en la zona del hombro y cuello de SeokJin, ya estaban desapareciendo y eran apenas visible.

Los dedos de su mano libre se iban al cuello de SeokJin y lo acariciaba. El castaño estaba con su pulso por las nubes y su miembro ya dolía por lo duro que se había puesto por tan poco roce con TaeHyung. Diablos, el poder de ese chico sobre su cuerpo y algo más, lo tenía aún sorprendido y asustado. SeokJin permanecía en silencio y esperaba que quizás, TaeHyung comenzará a arrepentirse.

— ¿Quieres parar? —preguntaba con dulzura.

TaeHyung sacudía su cabeza—. En lo absoluto —respondía lamiendo sus labios y dejando de tocar a SeokJin unos momentos, para llevar sus propias manos a su patalón y comenzar a desprenderlo.

—Ah, ah... —Seokjin lo detenía—. Recuéstate —ordenaba, señalando su cama en un ademán con su cabeza.

TaeHyung asentía frenéticamente y obedecía. Quitándose sus zapatos finalmente y yendo en dirección a la gran cama de mantas. Tenía buenos recuerdos allí y tendría otro mejor. SeokJin se giraba en cámara lenta y lo miraba con esos ojos en llamas. Se quitaba la camisa y TaeHyung relamía sus labios. Su propio pecho subía y bajaba por lo pesada de su respiración, pero no quería dejar de ver lo supremo que Kim Seokjin se veía parado frente a él.

El castaño miraba a TaeHyung sobre su cama y pese a que había negado que deseaba ser el primero, él realmente quería ser el único en enseñarle, mostrarle e infringirle a TaeHyung todo lo que era bueno y placentero para que se conociera a fondo. Pero pensar que quería ser "el único" para ese chico lo hacía sentirse muy estúpido y extraño a la vez. De forma tranquila llevaba sus dedos a su pantalón negro de vestir, él ya se encontraba descalzo así que comenzaba a bajar el mismo para quitárselo y solo quedarse con un boxer que le quedaba pintado.

Piernas largas, caderas anchas. Hombros fuertes y marcados, brazos con los músculos justos y una cintura y abdomen que hacían a TaeHyung babear. Y luego ese bulto glorioso que el científico forense quería tocar y chupar otra vez, las veces que fuera necesario.
Veía como SeokJin se aproximaba y se arrodillaba frente a él para llevar sus dedos a su pantalón y comenzar a desabrocharlo.

Recién ahí, TaeHyung notaba que SeokJin estaba temblando. Por lo que no pensaba cuando sus dedos acariciaban las manos de Jin, llamando la atención de este otro y exclamando con seguridad:

—Confío en tí... Lo deseo, así que no vuelvas a preguntarme si quiero que te detengas, porque quiero todo menos eso.

Y lo decía con todos los nervios y excitación a flor de piel.

—De acuerdo, Monamu... No me detendré —replicaba SeokJin.

Lo siguiente era la escena mas cargada de tensión jamás vivida para ambos. Mientras SeokJin le quitaba a TaeHyung la última prenda para dejarlo en igualdad de condiciones, el aire era grávido de pura excitación y anticipación por parte de ambos. Respiraciones temblorosas y jadeos suaves que TaeHyung dejaba escapar cuando SeokJin lo acariciaba.

Ahora estaban sobre la cama de mantas de SeokJin con tan solo un boxer que los cubría a cada uno. El castaño miraba a TaeHyung con esos ojos bañados en lujuria y le abría las piernas para acariciar sus muslos de la parte interior y recorrerlo cuesta arriba con sus dedos. SeokJin sentía que la yema de estos ardían cuando tocaban la piel ajena. Se iba moviendo cuesta arriba hasta posicionarse encima del azabache y apoyaba sus codos a los lados de la cabeza de TaeHyung, mientras este suspiraba y tragaba el nudo en su garganta.

TaeHyung estaba cagado de miedo, pero deseaba esto con todo su ser y lo demostraba tomando tímidamente a SeokJin de la cintura y tirando de él había abajo para sentir el primer choque de piel con piel y miembro con miembro, más la tela suave que los separaba.

TaeHyung soltaba todo el aire.

—Bésame, por favor —susurraba.

Y Seokjin obedecía. Se fundía en un beso abrazador que lo dejaba estúpido y deseoso. Aplastaba con todo su cuerpo el de TaeHyung y lo sentía gemir en su boca cuando empujaba en una falsa estocada. Más besos le habían seguido a aquello, los dedos de TaeHyung se clavaban en su espalda con sus pulcras uñas cortas y rasguñaban cuesta abajo.

Ahora, nuevamente su cuello era víctima de esa boca experta.

—Jin... Baja, bésame... —rogaba con la voz rota.

SeokJin asentía tan desesperado como él lo había hecho minutos atrás y lo besaba cuesta abajo. Su lengua pasaba húmeda por el pezon rosado de TaeHyung y este se arqueaba sobre la cama.

—Si-... Hyung —murmuraba, llevando sus manos a la cabeza de Jin, enredando sus largos dedos en las hebras finas y sedosas del castaño.

SeokJin se tomaba su bueno tiempo para torturar uno y luego atender el otro. TaeHyung encontraba aquello abrumadoramente placentero y solo podía retorcerse para que SeokJin también tocará su dura polla y se restregara contra él. La piel con piel lo hacía volverse loco. SeokJin era suave por todos lados y su aroma era tan varonil y dulce que lo tenían perdido.

—Jin... Baja, baja —sollozaba desesperado.

Y clavando sus uñas en los hombros del otro para empuajrlo hacia abajo.

SeokJin alzaba la vista con sus pupilas dilatas y sus labios rojos. TaeHyung era exquisito y adictivo.

—Que conste que tú me lo rogaste —exclamaba con una sonrisa ladina pintada en su rostro.

De inmediato sus dedos tiraban del borde de la tela elástica cuesta abajo y toda la masculinidad de TaeHyung saltaba erguida y dura en su rostro.

Genial, tenía una polla digna de recordar y es lo único que le quedaría luego. Recuerdos.

TaeHyung se sentía extrañamente avergonzado al ver que estaba tan duro y húmedo, pero es que SeokJin lo ponía así con tanta facilidad. Una facilidad de la que jamás había tenido la suerte en el pasado. Tan listo y predispuesto, pero ni siquiera usaría su polla en este encuentro y aún sabiendo eso, igual seguía duro como una roca.

SeokJin alzaba la vista al dar la primera caricia a la larga extensión y TaeHyung se retorcía gimiendo ansioso. El castaño ya no quería admirar más de lejos, quería más. Así que, a diferencia de su ahora ex cuñado y su tímido juego de la primera y única vez juntos, SeokJin daba una larga lamida de la base a la punta del glande y allí, se ahogaba por completo tomando a TaeHyung por sorpresa y arrancándole una maldición de esa bonita boca.

De acuerdo, ninguna mujer se la había chupado de esa forma. SeokJin sabía lo que hacía cuando torcía su muñeca en una caricia ruda y luego se lo tragaba otra vez, acariciando también sus bolas las cuales estaban a punto de explotar si seguía haciendo aquel trabajo sucio que llenaba los tímpanos de TaeHyung de ese sonido húmedo y todo su cuerpo se contraía por la atención que estaba recibiendo en su miembro.

Tenía que dejar de gemir como un desgraciado para darse el lujo de mirar entre sus piernas y admirar a un SeokJin que lo miraba fijamente con ojos llorosos por culpa de su glande tocando su garganta y su bonita boca carnosa salivaba por las comisuras mientras se estiraba por culpa de su gruesa contextura.

—Dios. Eres perfecto... ¡Ah, joder! —TaeHyung arqueaba su cintura y luego empujaba suavemente a SeokJin—. No quiero correrme así, detente...

SeokJin abandonaba su polla y TaeHyung respiraba con dificultad mientras sus manos tapaban su rostro. El castaño esperaba un ataque de pánico en 3, 2-...

—Prepárame —susurraba con sus manos aún sobre su rostro.

SeokJin se quedaba quieto y en silencio. TaeHyung quería seguir.

—Podemos solo hacer esto —mencionaba el castaño.

TaeHyung negaba en respuesta—. No... Quiero que tú me-... —mordía su belfo con fuerza y fregaba sus ojos para finalmente mirar a SeokJin. TaeHyung se veía ansioso y muerto de miedo a la vez—. Quiero que me tomes, tú a mí... Es así como lo quiero —y jamás creyó que diría algo así—. Prepárame.

SeokJin relamía sus labios, sintiendo el sabor de TaeHyung en su lengua y se movía gateando en dirección a su billetera que descansaba cerca de la cama de mantas. No lo culpen por siempre ser un tipo preparado. Se había relatado desde un inicio que SeokJin era un hombre que, le gustaba divertirse sin compromisos, por lo que un pequeño paquete de lubricante y condones en su billetera, no era algo de sorprenderse.

Y ciertamente no le sorprendía a TaeHyung.

—Mmm... ¿Estás limpio? —preguntaba TaeHyung de repente—. Yo lo estoy —añadía, mientras veía a SeokJin abrir el paquete de condón.

El castaño lo miraba seriamente.

— ¿Quieres que no use nada? —cuestionaba sorprendido.

TaeHyung sentía a su rostro arder—. Por favor... —susurraba.

SeokJin suspiraba y rascaba su frente—. No suelo follar sin condón —setenciaba.

—Entonces hazme el amor —pedía TaeHyung, sin fuerzas, desde su lugar en la cama y con toda la vergüenza cubriendo su desnudez.

SeokJin quería burlarse, quería que todo aquello no fuera tan cursi, pero sus propios sentimientos colaboraban a la causa.

—De acuerdo... —exclamaba sin decir más y dejando a un lado el envoltorio del condón y solo tomando el del lubricante.

TaeHyung relamía sus labios y agradecía que SeokJin no dijera absolutamente nada y es que no le importaba lo que pudiera soltar, especialmente si pretendía ser frío y distante. TaeHyung simplemente no le creía nada cuando sus ojos brillaban con "algo más". Así que esperaba impaciente y expuesto con sus piernas abiertas mientras que SeokJin aún seguía con su boxer.

—Quitatelo —pedía el azabache. Antes de que Jin se llenara los dedos de lubricante—. Soy el único expuesto aquí, quítate el boxer. Quiero verte.

SeokJin sonreía ladino y le pedía que sostuviera el paquete de lubricante, cuando se encontraba sin nada se ponía de pie. Supremo, poderoso y devastadoramente masculino y sensual. Se quitaba la prenda y TaeHyung sentía que se ponía más duro al verlo. Y estaba babeando, relamiendo sus labios queriendo probar de nuevo aquel falo.

Debía de admitir que creía que su polla era bonita, pero la de SeokJin era perfecta. Y eso era tan gay que ya sólo podía reír al respecto por simplemente dejar volar sus pensamientos y no sentirse mal al respecto.

SeokJin se arrodillaba nuevamente y lo miraba—. Me pongo desnudo frente a ti ¿y te ríes? —cuestionaba con dulzura, quitándole el lubricante.

—Es que... —TaeHyung se tapaba el rostro y Seokjin se reía con él.

¡No lo culpen! TaeHyung se veía adorable y gracioso, solo eso era.

—Estás completamente desnudo —susurraba el azabache.

—Um... Sí, tú también —añadía SeokJin sonriente.

—Creo que tu polla me encanta y eso es muy gay, pero no estoy entrando en pánico —mencionaba TaeHyung.

SeokJin entrecerraba sus ojos.

—Es bueno que te encante si la quieres dentro

—No seas un cerdo —le reprendía TaeHyung. Luego lo miraba serio y volvía a reír.

Una sonrisa cuadrada, de dientes y todo. Probablemente la sonrisa más hermosa que SeokJin había visto.

— ¿Seguro no es esta una forma de entrar en pánico? —cuestionaba SeokJin.

TaeHyung sentía su corazón latir con tanta rapidez que, acariciaba con sus piernas los lados de la cadera de Jin, provocándole descaradamente, hasta que se sentaba frente a él, lo tomaba por los hombros haciendo que el castaño se mantuviera tenso en su lugar para permitirle colgarse de él y sentarse sobre su regazo, logrando que un gemido tembloroso se le escapara a TaeHyung cuando sus erecciones se habían chocado, totalmen desnudas.

Automáticamente SeokJin lo tomaba de la cintura para ceñirlo sobre él y no pensaba claro cuando lo besaba primero y se tragaba otro gemido de pura necesidad por parte de un TaeHyung que, comenzaba a moverse espléndidamente sobre él. Un movimiento pélvico de ensueño. Seguro y bailaba como los dioses porque ese vaivén era limpio e intenso sobre SeokJin. Logrando una fricción que los hacía gemir al mismo tiempo y desear más. Una mano de TaeHyung se cernía sobre el hombro de SeokJin y la otra sobre la nuca de este, para atraparlo en un beso sofocante que les encantaba.

Se sentía todo tan correcto por primera vez para TaeHyung y todo tan intenso para SeokJin quien, buscaba rollos de una noche o quizá dos noches, pero TaeHyung no se sentía así. TaeHyung se sentía tan-...

Un dedo se filtraba entre los glúteos del azabache de repente y el beso era cortado por la sensación de escalofríos que se extendía por su columna y sus ojos se abrían para concentrarse en la mirada oscura que SeokJin tenía pintada en sus bonitos ojos rasgados. Erau caliente que lo mirara así cuando sus dedos trazaban lubricante entre sus glúteos. Su frente se pegaba a la del castaño y lo tenía fuerte de la nuca y sus dedos apretaban el hombro de este.

— ¿Me detengo? —preguntaba SeokJin con voz rasposa mientras que con sus dedos seguía muy descaradamente derramando el lubricante entre sus glúteos.

TaeHyung se sentía extraño, una sensación extraña con todo tipo de emociones cruzando su pecho y mente. Relamía sus labios y negaba dando entender que SeokJin podía seguir.

—Recuéstate entonces —pedía el castaño.

TaeHyung respoplaba, necesitaba la fricción y esa cálida e íntima cercanía, por lo que besaba a SeokJin con seguridad.

Luego lo mordía y Jin siseaba del dolor—. Monamu... —soltaba al final.

TaeHyung se soltaba y se volvía acomodar sobre la cama, estaba tan deseoso de algo que ni él sabía cómo mierda se sentiría, pero lo quería.

—Abre tus piernas, lo más que puedas. Será mejor para ti —añadía y TaeHyung asentía, obediente.

Cuando SeokJin reaccionaba sobre el hombre que tenía muy predispuesto frente a él, se conmocionaba otro poquito, pero no deseaba detenerse. Así que su mano izquierda tomaba la erección de TaeHyung y comenzaba a trabajarla. El azabache estaba jadeante bajo su toque y nuevamente veía la boca de Jin sobre su glande, solo que era suave. Jugaba con su lengua sobre la hendidura tomando pequeños sorbos de la esencia de TaeHyung y le encantaba. Quería volver a meterlo por completo en su boca, pero eso lograría que se corriera y el científico forense ya había aclarado que no deseaba correrse así, por lo que se mantenía con un trabajo suave y besos dulces sobre la polla de TaeHyung mientras que un dedo se entrometía superficialmente en la entrada del chico.

Este debía admitir que la sensación era extraña, Jin no estaba yendo por ello como un desesperado. Estaba tanteando la zona, dejando que TaeHyung se familiarizara con la sensación de tener un dedo en su culo. Eso era algo grande, SeokJin no era fanático de estar en el extremo receptor por lo que, podría estar totalmente consciente del rechazo de TaeHyung y entenderlo por completo. El azabache por su parte estaba entre perdido por la lengua juguetona y los chupones de los labios carnosos de Jin que, podía estar pasando de largo su atención por su culo y luego se olvidaba cuando esa boca lo atendía y-...

—Ok, ok... —suspiraba cuando había sentido el leve empujón de Jin, pero ahora estaba esa boca tragándose su miembro y como automáticamente se perdía en aquella sensación tan placentera, relajaba su cuerpo y el primer dedo pasaba el anillo muscular de su entrada—. ¡Oh, mierda!... Ah, Jin.

No estaba seguro si insultaba por el dedo en su entrada o porque su polla podía tocar la campanilla de SeokJin. El ardor era una reverenda mierda. Hijo de la mismísima mierda, TaeHyung iba a detenerlo hasta que el dedo de Jin se curvaba y-...

— ¡Kim Seokjin! —gritaba quebrado, abriendo sus ojos y arqueando sus espada para que ese dedo juguetón tocara nuevamente ese punto clave de su culo y nuevamente—. ¡Jin, oh... Mierda!

SeokJin sonreía cuando soltaba su polla y le daba chupones delicados ya que tenía toda su concentración en el culo de TaeHyung.

— ¿Me detengo?...

—No, dios. No... Oh, ok, estoy bien —Taehyung parecía haber corrido una maratón. Su pulso acelerado, su cuerpo comenzaba a transpirar por todos lados y su rostro estaba caliente mientras que su polla estaba dura, apenas siendo atendida y su culo estaba teniendo un festín del que desconocía.

Otra vez su punto dulce era presionado y gemía retorciendose más contra el dedo de SeokJin. El castaño no quería verlo tanto, tenía algo de pro y contras este tipo de previas, donde podía ver el rostro del chico y como se deshacía bajo su toque. Con un desconocido, SeokJin no se tardaba tanto, iba por ello, pero con TaeHyung verlo era una exquisita tortura.

Lo veía como se retorcía y mordía su labio inferior. Una expresión de dolor entremezclada con placer que se veía tan perfecto en él. Luego apretaba sus dientes y se movía contra su dedos logrando que todo sus músculos se tensaran y se marcarán. Tanto en sus brazos, como en sus gruesas piernas y su abdomen. Luego los gemidos que soltaba intermitentes, intentando contenerse, todo era un bonito espectáculo.

Mierda, eso jamás se iría de la memoria de SeokJin. Jamás olvidaría lo precioso que TaeHyung lucía justo ahora cuando su boca hacía una 'O' perfecta al sentir un segundo dedo insertado.

"Oohhh, Hyung~..."

TaeHyung estaba adorando este momento y quería abrir sus ojos para ver a SeokJin, para ver cómo lo estaba viendo y era embriagador. Esa mirada lasciva con ojos lujuriosos y oscuros y los labios carnosos de su ex cuñado apenas entre abriertos mientras los admiraba, porque... Esa mirada era de pura devoción, mierda, nunca nadie lo había mirado así. No como SeokJin.

Otra vez su punto dulce era presionado y temblaba por completo, estaba cerca, en cualquier momento... Y no lo quería así.

—Jin... —susurraba con ojos llorosos y voz estrangulada.

— ¿Ya? —preguntaba el castaño quién había hecho tijera dentro. TaeHyung asentía, pero aún no estaba listo para SeokJin—. Abre las piernas, resiste un poco más. No quiero hacerte daño

—Pero-...

—Pon tus piernas en mis hombros

—No... Eso...

— ¿No me dejaras darte un beso negro? —se burlaba—. Lo deseo ¿no vas a dejarme? —la voz de SeokJin era tan oscura y demandante con una sutileza que, le hacía a TaeHyung volverse un pasivo "de lo mejor".

Sus piernas se posaban en los hombros de SeokJin, quien dejaba con sumo cuidado el paquete de lubricante en un lugar donde TaeHyung no fuera a derramar lo que quedaba y necesitaba lo que quedaba allí para la verdadera acción luego. Se agachaba y se metía entre sus piernas para comenzar a dar el primer lengüetazo.

—Oh, mierda... —Taehyung esperaba algo más superficial, pero la lengua de Jin se metía sin tapujos dentro, era un ángulo incómodo, pero que de todos modos el tipo sabía lo que hacía y le había gustado.

Así que levantaba la parte inferior de su cuerpo y se entregaba a la lengua experta de SeokJin, recibiendo el famoso beso negro, junto con dos dedos... Luego tres y mierda, quien lo viera tan desesperado tirándose encima de los dedos para ser follado por estos, con desesperación. Eran tres, más la lengua de SeokJin. Estaba seguro que así y todo, no se compararía a la polla de SeokJin, pero... Él quería la polla de Jin.

—Seokjin... —rogaba, quebrado.

El susodicho estaba sacado chupando y viendo cómo ese chico lo deseaba. Estaba tan duro que ya dolía como el infierno. Así que tomaba lo poco que quedaba y se esparcía bastante lubricante en todo su falo, otro poco más en la entrada de un ansioso TaeHyung que, quería sentir nuevamente como su cabeza daba vueltas por culpa de ese mágico lugar presionado en su interior.

Ahora SeokJin lo tomaba de las caderas y lo miraba seriamente.

—Abre las piernas, intenta relajarte y si quieres que me detenga, dilo. ¿me oíste?

"Mmhpm~" era lo único que recibía como respuesta de un TaeHyung que, no dejaba de acariciarse a si mismo, hasta que SeokJin empujaba su propia mano.

— Relájate y deja de tocarte, no lo vas a necesitar. Lo prometo —susurraba, alineándose en la entrada de TaeHyung y empujando el glande dentro del esfínter.

—Mmm... Oh, espe-... —Seokjin se detenía mientras veía como TaeHyung apretaba sus dientes y sus fosas nasales se expandían dejando salir el aire—, sigue, sigue... —ordenaba, entonces SeokJin empujaba nuevamente, apretando él mismo sus dientes porque ¡carajo!, TaeHyung estaba deliciosamente estrecho y nuevamente, una negación. Rostro de dolor y las manos de TaeHyung lo empujaban—. No, no...

SeokJin soltaba el aire y salía.

—Está bien... —susurraba.

—No, no lo está —TaeHyung tapaba su rostro—. Lo quiero... Te quiero a tí.

SeokJin apretaba sus dientes, no le gustaba ver lo mucho que TaeHyung estaba intentando seguirle el paso y entregándole algo tan importante como su culo virgen y todo su proceso de salida del clóset. Mierda...

—Date la vuelta —pedía con esa dulzura que le salía automáticamente al hablarle a TaeHyung.

El chico se destapaba su rostro—. Pero quiero verte

—No seas tan cursi, Monamu —sonreía adorable—. ¿Lo quieres?

—Si... —susurraba.

SeokJin sonreía de lado, pero no era una sonrisa vanidosa, era dulce y a TaeHyung le gustaba.

—Confía en mi, date la vuelta y abre las piernas. Dolerá menos, si logro entrar... —mencionaba.

TaeHyung suspiraba y sentía que ya no podía ponerse más rojo, ni sentirse más expuesto, pero obedecía. Se daba la vuelta y se ponía en cuatro. Algo humillante para ser hombre, pero iba a tomar por culo de todas formas, no habría vuelta atrás.

—Recuéstate —pedía SeokJin, con su mano sobre su cintura y forzandolo delicadamente a bajar.

—Estoy muy duro —susurraba.

—Me vale, recuéstate sobre una almohada y pon aquella debajo de ti para levantar ese bonito culo del que eres dueño.

TaeHyung reía apenas y tenía que admitir que le gustaba saber que SeokJin no había ignorado que era dueño de un muy buen culo. Hacía lo que se le había mandado y luego sentía una extraña sesión de masajes sobre su cóccix mientras SeokJin volvía a meter dos dedos y TaeHyung se sentía ansioso de nuevo, meneandose sobre estos para ser follado. El masaje le causaba un cosquilleo que contrastaba con el ardor de su interior y luego el placer. Si era menos doloro, y si... Necesitaba más.

Seguro y se veía como una gata en celo, pero mierda que estaba disfrutandolo, hasta que, los dedos salían y gemía frustrado un "no", que se le atoraba en la parte posterior de su garganta porque lo que sentía luego era como la gruesa polla de SeokJin se deslizaba dentro, firme, pero extrañamente suave y sus manos se posaban en su cóccix y daba una empujón final que los hacía gemir al unísono.

— ¡Ah... Oh, Jin!

Todo el pecho del castaño se apoyaba sobre su espalda. Todo de SeokJin presionaba sobre él y cruzaba una brazo por delante de su pecho, tomando su cuello sin presionar, más bien para poder anclarse y luego susurraba un bajo y rasposo:

— ¿Dime que estás bien?...

Podía notar como SeokJin respiraba con dificultad y besaba su oreja. TaeHyung cerraba sus ojos y se disponía a disfrutar de la unión suya a SeokJin. Del peso de este sobre su cuerpo, de su mano en su cuello y los escalofríos. Y su interior estaba bien estirado. Mierda que SeokJin era inmenso, pero ya estaba dentro y quería que se moviera.

Como si el castaño leyera su mente, movía su pelvis en círculo y TaeHyung soltaba un gemido tan quebrado, sensual y perfecto que, SeokJin solo podía dejarse llevar.

—Buen chico, precioso. Joder, eres tan... —y se movía antes de decir incoherencias porque tener su polla tan apretada le cortaba el oxígeno al cerebro y eso podría provocar que dijera estupideces.

— ¿Qué? —soltaba TaeHyung sin aire, pero como respuesta recibía una estocada que daba en el blanco—. ¡Jin! Oh, mierda... Hazlo otra ve- ah...

Y luego de eso, sentía como SeokJin lo abrazaba y se anclava de él para comenzar a mover su pelvis en círculo, sin salir y entrar porque sería demasiado. Necesitaba acostumbrarse al tamaño antes de las estocadas desenfrenadas que SeokJin estaba preparando.

—Te sientes bien —soltaba TaeHyung, girando su cabeza para buscar la boca de SeokJin y encontrarla en un beso sucio, húmedo... Mas bien mojado.

SeokJin lo besaba con más y más ganas hasta que comenzaba... Levantaba sus caderas y caía con sumo cuidado, TaeHyung cortaba el beso y se dejaba ir. Gemidos, chasquidos suaves de la piel de Jin contra la suya. Ahora su cabeza se hacía a un lado y dejaba que los dientes del castaño se hubdieran en su cuello, su lengua era bálsamo, y luego sus labios chupaban.

Era la única posición y TaeHyung se sentía estúpido, necesitaba empujar más y más cuando SeokJin caía para un clavado justo en su punto dulce. Estaba siendo tan bien follado que, no había tenido la confianza de que iba a gustarle aquello, pero diablos que SeokJin sabía lo que hacía con él. Y podía hacer lo que quisiera con él.

—Oh, Jin... Jin...

"¿Mmm?"

Era todo lo que recibía como respuesta—. Quiero... Cara a cara... Por favor —rogaba TaeHyung.

SeokJin calmaba sus estocadas y se movía con suavidad mientras metía su nariz entre el pelo de TaeHyung y se aproximaba a su oreja.

— ¿Por qué?... —preguntaba gravamente.

—Quiero verte, déjame verte cuando me corra...

SeokJin soltaba un gemido frustrado, salía y giraba a TaeHyung. Este le sonreía victorioso.

—Eres una pequeña cosita sentimental, ¿cierto? —cuestionaba, tomando la pierna de TaeHyung para levantarla y luego se alineaba y entraba de repente.

Borrando la sonrisa socarrona del azabache, la veía ser reemplazada por un hermoso rostro de puro placer.

Él no olvidaría a TaeHyung.

Y eso lo hacía sentirse enojado ¿qué mierda pasaba con él?. Sus estocadas se habían vuelto más rudas. Necesitaba que aquello fuera más crudo y menos "eso", lo que fuera que estaban haciendo. Lo quería sucio y simple.

—Apretado... Tan estrecho —soltaba gravamente.

—Estoy cerca —respondía TaeHyung a cambio. Mirándolo, tiraba de SeokJin y enroscaba sus brazos alrededor de su cuello y con sus uñas rasgaba cuesta abajo desde los hombros hasta la espalda baja del castaño y le sacaba un gemido que le parecía simplemente arte.

Los ojos de SeokJin brillaban, igual que los de TaeHyung. El castaño lo besaba, lo besaba rudo. Fuerte, crudo y mordía sin compasión mientras golpeaba rápidamente y se tragaba el gemido final que hacía a TaeHyung explorar en medio de ambos.

— ¡Jin!... Joder —TaeHyung se corría fuerte, bastante fuerte. Toda su esencia explotando y disparando en su propio pecho.

Temblaba visiblemente bajo el cuerpo de SeokJin y sus estocadas que dejaban notar que iba en busca de su propio orgasmo. TaeHyung no había notado lo agudo que había gemido y aún gemía mientras Jin lo sobrestimulaba, su cabeza giraba y su cuerpo estaba con los espasmos restantes del orgasmo y temblaba. No podía dejar de temblar y le encantaba la sensación de tener a un SeokJin desenfrenado, golpeando dentro una y otra vez con su dientes apretados y su mirada fija en todo su cuerpo, hasta que... Salía de adentro y comenzaba masturbarse encima del pecho TaeHyung.

La cosa más excitante que le había pasado al azabache. Ver cómo SeokJin tiraba hasta la última gota encima de él.

—Mmm... Lo siento —susurraba mientras sacudía los último de su esencia sobre el pecho de TaeHyung.

—No te disculpes... —soltaba el azabache para nada ofendido, pero si sorprendido cuando la última gota derramada de Jin era el pie para verlo a este caer encima suyo y comenzar a lamer tanto su corrida como la propia de él—. Oh, mierda... Si. De acuerdo, si... No lo esperaba.

Los chupones de SeokJin sobre su pecho eran fuertes, habría marcas y le gustaba la idea. Luego SeokJin subía para quedar cara a cara con él y se miraban unos segundos para atacar las boca ajenas al mismo tiempo. TaeHyung podía sentirse a él y a SeokJin en la boca de este y le encantaba. Le encantaba como ese último beso sabia a ambos.

Y aquello había sido el mejor encuentro en años.

SeokJin cortaba primero y abría sus ojos, aún encima de TaeHyung. Ambos con respiraciones alteradas, labios hinchados, sudor que pintaba sus rostros y cuerpos. El pelo también lo tenían hecho un desastre. También el aire grávido de todo tipo de sensaciones tenía sus aromas entremezclados.

Ese aroma a sexo que quedaría clavado en la memoria de ambos. Juntos con la mirada intensa que escondían palabras que ninguno diría.

—Gracias —susurraba TaeHyung, llevando sus manos al rostro de SeokJin—. Jin yo-...

—No tienes que agradecerme nada —cortaba SeokJin—. ¿No vas a entrar en pánico?

TaeHyung sentía una opresión en su pecho y sonreía divertido, respetando el hecho de que no era el momento, ni ahora, ni nunca de volver eso más incómodo y extraño.

—No voy a enloquecer —susurraba—. Gracias por darme esto, Jin.

SeokJin asentía y caía a un lado de TaeHyung, su brazo descansaba en su frente y cerraba sus ojos.

— ¿Te vas a dormir? —preguntaba TaeHyung con un puchero.

—Hice mucho esfuerzo para no lastimarte. Permiteme descansar, Monamu.

TaeHyung sonreía y se ponía de lado para admirar a SeokJin.

—Hyung... —llamaba suavemente, "¿Mmm?" era la respuesta que recibía de SeokJin—. ¿Recuerdas cuando te dije lo que "Monamu" significa?

SeokJin tenía sus ojos cerrados y bien podria fingir estar dormido. Pero a cambio de eso los abría y miraba a TaeHyung seriamente, respondiendo:

—Mi amor.

Y el corazón de TaeHyung daba un salto repentino por la forma en la que SeokJin lo había dicho.

—Duerme... Vamos a dormir —pedía SeokJin y TaeHyung, con un peso en su pecho, obedecía.

        「 M̶O̶N̶ ̶B̶E̶A̶U̶-F̶R̶ÉR̶E̶ 」         ✧

Los días finales de TaeHyung en Corea, habían sido una travesía de puras disculpas con los familiares que habían sido invitados al casamiento fallido y llamados telefónicos fallidos con sus padres. Hubiera querido ver a SeokJin, pero este no estaba con ganas de eso y TaeHyung respetaba eso. ¿Aparte que sentido tendría?, él tenía que volver a Francia y Seokjin, continúar su vida aquí. Y así era como se encontraba en el aeropuerto, solo esperando por su avión.

Se había despedido de los padres de Jisoo en un ambiente incómodo. Ninguno de ellos había mencionado a SeokJin y Jisoo quien lo había llevado al aeropuerto, pero tenía que volver antes de que TaeHyung partiera, le había dicho que no esperara mucho de SeokJin ahora. Él era tan peculiar que seguro ni siquiera apareceria por el aeropuerto para despedirlo. Jisoo no lo había dicho de mala, todo lo contrario, quería evitar que TaeHyung se sintiera más miserable y es que por primera vez sentía que dejaba algo en Corea.

La primera vez que se había ido para comenzar una nueva vida en Francia con un buen trabajo, no se sentía así, mierda. No sentía que dejaba algo inconcluso o que abandonaba a alguien. Pero ahora, con solo treinta minutos para que comenzará a enfilarse camino a la avión, TaeHyung sentía que una parte de él se quedaría allí y esa parte ni siquiera estaba...

—Carajo, no podía encontrarte —sonaba esa voz juguetona y un poco grave que lo hacía levantar la cabeza y mirar en dirección de donde había venido.

— ¿Jin? —se ponía de pie sorprendido. Con su corazón bombeando y su sangre recorriendo su anatomía demasiado rápido.

No pensaba cuando sonreía sincero y se lanzaba a los brazos abiertos de su ex cuñado. Su rostro se escondía entre el cuello de SeokJin y aspiraba. Como si el aroma de éste le sirviera para calmar la ansiedad y pesadez de su corazón.

Algo funcionaba.

—Pequeña cosita sentimental —susurraba SeokJin en su oreja y luego tiraba de su lóbulo con sus dientes, encendiendo a TaeHyung al instante.

—Maldito provocador —susurraba TaeHyung entrecerrando sus ojos y saliendo del cuello del castaño para tomar su rostro con un mano y mirarlo fijamente—. Creí que no vendrías

—No iba a hacerlo —susurraba SeokJin, desviando su mirada a los labios de TaeHyung—. No conozco Francia y tengo unas vacaciones en un mes y medio —mencionaba, intentando parecer despreocupado.

—Eso es mucho tiempo... De aquí a un mes y medio, podrías olvidarme —soltaba TaeHyung, divertido.

Aunque la idea no le causaba gracia.

—A veces tengo buena memoria —respondía SeokJin.

TaeHyung mordía su labio inferior evitando reír y respondía—. Y yo tengo espacio suficiente en mi apartamento para que puedas quedarte unos días vacacionando.

SeokJin quería evitar sonreír como imbécil, pero fallaba miserablemente.

—Entonces es buen momento para agendarnos —susurraba gravemente.

Y TaeHyung quería alargar al tiempo un poquito más. No había disfrutado de ese hombre y luego de que dejara a SeokJin en la puerta de su casa para ir a arreglar sus asuntos con sus padres, el destino había sido malo, no dejando que se vieran un poco más. No pudiendo alargar su estadía. Solo una vez y media juntos, SeokJin había sido suyo y viceversa. Que cruel resultaba el destino, el tiempo y sus propios sentimientos revolucionados por un hombre que acostumbraba a amar su libertad.

—Si, es hora de agendarnos y despedirnos porque debo irme —mencionaba TaeHyung, soltando a SeokJin y mirando, recién ahí, lo cerca que estaban y los ojos que los miraban juzgando.

Pero no podría importarle menos a ninguno. Buscaban la agenda en su teléfono y lo intercambiaban para guardar el número del otro.

—Prometeme que no volverás al clóset y guarda ese bonito culo para mí, la próxima vez que te vea —soltaba SeokJin de la nada. Tan seductor.

Y TaeHyung, sonreía de oreja a a oreja.

—Lo haré —afirmaba seguro. Y diablos, que era cierto.

El vuelo de TaeHyung era anunciado y repentinamente besaba a SeokJin sin pensarlo mucho, un beso fugaz. Apenas perceptible en los labios ajenos.

No había suficiente tiempo.

TaeHyung lo mordía sutilmente y se alejaba, exclamando—. Háblame, a cualquier hora, de cualquier día... Haré lo mismo contigo.

Tomaba su maleta y muy a su pesar se iba en dirección a la escaleras automáticas, mirando hacia atrás sin esperar respuesta, pero queriendo ver qué SeokJin aún lo miraba. Y así era, lo veía levantar su brazo y hacerle seña de que le llamaría.

Y había cumplido su palabra.

✧         「 M̶O̶N̶ ̶B̶E̶A̶U̶-F̶R̶ÉR̶E̶         ✧

[Mes y medio más tarde]

SeokJin no entendía francés y no sabía hacía donde debía dirigirse para salir del maldito aeropuerto. Que lo enviaran de nuevo a Corea por su propio bien, dios bendito. Era un desastre y había practicado cosas básicas como: preguntar por un taxi y decir la dirección del hotel en el que había reservado. Uno que estaba seguro tendría cucarachas por doquier porque aquello había salido demasiado barato, pero lo importante era llegar.

Y ya estaba allí.

Luego vería que mierda haría, pero ahora lo importante era poder salir del maldito aeropuerto y dejar de dar vueltas como imbécil.

—Te ves perdido —mencionaba la voz grave que conocía muy bien.

SeokJin giraba y fruncía su ceño—. ¿Qué haces aquí?. No te dije cuando venía

—Jisoo lo hizo —afirmaba TaeHyung—. Ella y Namjoon me dijeron que no habías aprendido mucho de Francés y que alquilaste una habitación en un hotel que tenía pinta de albergue transitorio barato.

SeokJin reía ladino—. Si, también lo pensé. Pero quería sorprenderte —se quejaba.

TaeHyung sonreía y se acercaba a él para tomar su maleta y rozar sus manos en el proceso.

—Y lo has hecho —afirmaba el científico forense—, te ves jodidamente increíble ¿qué más sorpresa que esa?

SeokJin le daba la razón, alimentando su ego y evitando que la cosas se pusiera cursi e intensa. Ninguno se había atrevido a besar al otro, o estrecharse en un abrazo. La cosa ya estaba rara. Había sido un mes y medio de hablar todos los días de todo y nada, sin mencionar que aquello no parecía ser más de un simple "me caes bien" o "me gustó follar contigo".

Ellos solo seguían el curso de lo que aquello fuera. Y había sido sorprendente para los conocidos de SeokJin, aunque algunos avalaban el hecho de que, se encontraba interesado porque TaeHyung se había ido, porque TaeHyung no estaba en Corea y aquello era lo que a SeokJin le gustaba. Pero en realidad, a SeokJin simplemente le gustaba TaeHyung, demasiado. No podía soltarlo y TaeHyung mucho menos.

No podía decirse que SeokJin se había deprimido porque, ese no era SeokJin. Él no se deprimía y TaeHyung seguía al otro lado de la línea. A veces como amigos, a veces como algo más. SeokJin le había preguntado si ya había estado con alguien más, pero TaeHyung siempre decía lo mismo: "No tengo tiempo para el romance, Hyung" y luego TaeHyung hacía la pregunta: "¿Que hay de ti?" y Seokjin respondía divertido: "Bien, gracias".

Luego las risas estallaban y TaeHyung no repetía su pregunta y Seokjin suspiraba agradecido por eso. Ahora el viaje en el auto de TaeHyung era silencioso, llenado por la música calmada del dueño del auto.

—Hice lo que me dijiste —mencionaba el azabache.

SeokJin lo miraba por primera vez en todo el transcurso.

—Te dije muchas cosas ¿cual de todas hiciste? —preguntaba curioso.

—Fui a un bar gay —añadía—, pura y exclusivamente gay.

Y el corazón de SeokJin se detenía o se aceleraba, mierda, no estaba seguro.

— ¡Oh, TaeHyung-ssi! —fingía emoción—. Eres un niño grande ahora.

TaeHyung reía negando, llevaba unos lentes de sol que lo hacían ver arrebatadoramente sensual.

—Si me hubieras visto, te hubieras reído de mí —exclamaba.

Y Seokjin suspiraba aliviado—. ¿Tan mal te fue?

—Incómodo —se reía—. Fingí más de diez veces no hablar el idioma para que me dejaran solo porque ninguno... — «era tú» pensaba, pero respondía—, era mi tipo.

SeokJin se reía y palmeaba la rodilla de TaeHyung, logrando un segundo contacto desde que había llegado. Apretaba la rodilla logrando poner nervioso al azabache.

—Saldremos y te enseñaré mis técnicas de conquista —mencionaba el castaño. Mentira, era lo último que quería, pero esto era lo que hacían por mensajes.

Fingían solo amistad.

—Hyung, me enseñará ¿eh? —soltaba TaeHyung gravemente.

SeokJin quitaba la mano de su rodilla—. Así es, pequeño novato.

Al llegar al apartamento de TaeHyung, lo veía increíble por doquier. Colores vivos en las paredes. Pinturasra interesantes que no tenía ni maldita idea de que significan. Un living con un plasma de buen tamaño y un sofá tentador que se vería genial en su imaginación con su cuerpo desnudo junto al de TaeHyung y nop, esa no era la dirección correcta de sus pensamientos.

Sacudía su cabeza y unos brazos lo rodeaban finalmente. Sentía la respiración cálida de TaeHyung en su nuca y su cuerpo pegado al suyo mientras aspiraba el perfume de su pelo y le hacía cosquillas con su nariz.

—Dios. Te extrañé —susurraba TaeHyung y apretaba su agarre en la cintura angosta de SeokJin.

El castaño suspiraba satisfecho y se giraba, aún entre los brazos del científico forense, para acunar su rostro entre sus manos.

—No tengo muchos días —susurraba.

—Entonces hagamos que cuente —y la boca de TaeHyung iba por la suya que, lo recibía entusiasmado.

No, no irían juntos a un maldito bar gay. Irían juntos a la cama de TaeHyung para dejar buenos recuerdos en aquella habitación. Y sobre el sofá de TaeHyung. En la ducha de este y nuevamente repetir. Pero eran unas vacaciones que estaban llegando a su final y nuevamente parecía no ser suficiente cuando se encontraban en el aeropuerto para otra despedida. Una que parecía y sabían, era la definitiva.

—Gracías por haberme dado estos días —exclamaba TaeHyung con ojos pesados.

No quería las lágrimas, pero la mismas no tenían ganas de ocultarse y la primera caía, pero de inmediato, SeokJin la limpiaba.

—Monamu... —susurraba, intentando que no se notará que él también se encontraba de las misma forma.

—Si encuentras un mejor culo que el mío, no me lo digas. No me digas nada, no quiero saberlo —susurraba TaeHyung, metiéndose en su cuello.

SeokJin lo estrechaba entre sus brazos y reía triste—. Prometeme que antes de entregarlo me enviaras los datos que desee saber del imbécil a ver si lo merece —continuaba el castaño.

Ahora TaeHyung si sabía cómo era SeokJin, y como funcionaba en momentos serios.

—Lo prometo —decía TaeHyung, abrazándolo fuertemente.

Aquello era un mierda. Pero era la realidad. SeokJin debía de volver a su vida y él continuar con su rutina. De inmediato buscaba la boca de SeokJin para besarlo de forma casta como la primera vez que él se había despedido, pero de lo contrario, SeokJin tomaba su rostro y lo besaba de verdad. Un verdadero beso de esos que compartían antes, durante y después del sexo. Un beso que hacía gemir a TaeHyung y ponía las rodillas de SeokJin a temblar. Un beso que los sacaba de su cabeza y solo podían concentrarse en el otro.

SeokJin quería... Pero no debía.

Cortaba el beso, miraba a TaeHyung esperando que puediera leer sus pensamientos, pero a cambio de eso, recibía un:

—Ten un buen viaje y deja de temerle al compromiso —mencionaba TaeHyung.

Deseándole todo lo contrario. Deseándole que le fuera mal en el romance para que siguiera por siempre pendiente a él, pero eso sonada tan egoísta y estúpido en voz alta e inclusive en sus propios pensamientos.

SeokJin forzaba una sonrisa y exclamaba—. Y tú no le temas a los demás gays.

«Temeles» pensaba desesperado.

Y así, una vez más, se despedían. Sin retorno, con una sensación horrible en el pecho y recuerdos que perdurarían por siempre y para siempre de algo que "pudo haber sido".

—Te veré por ahí, TaeHyung...

—Te veré por ahí, Hyung —susurraba el azabache sin fuerzas.

Luego recibía un beso suave y la caricia del pulgar de SeokJin en su mejilla.

—Adios, Monamu —susurraba SeokJin y se disponía a desaparecer escaleras arriba.

Sin voltear a ver a un TaeHyung que quedaba roto y solo.

✧         「 M̶O̶N̶ ̶B̶E̶A̶U̶-F̶R̶ÉR̶E̶ 」         ✧

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