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        「 M̶O̶N̶ ̶B̶E̶A̶U̶-F̶R̶ÉR̶E̶        


La boda de Jisoo y Namjoon era ruidosa. Como debía de ser luego de que Namjoon finalmente se había animado a pedir la mano de una Jisoo que, realmente ya no lo esperaba, pero que había estado plácidamente sorprendida. Gritando un "Si, acepto" a la propuesta romántica de su ahora, esposo.

Todo era genial, Jisoo lucía hermosa. Y jamás hubiera esperado, seis meses después de una boda fallida, estar finalmente dando un paso tan importante. Todo era perfecto, con el hombre perfecto, en el lugar y tiempo indicado. Pero por otra parte, los familiares habían atosigado a SeokJin preguntándole ¿cuando diablos seguiría él? y por primera vez, esa pregunta le molestaba y no tener una respuesta lo hacía beber una copa tras otra.

—Hyung... ¿Si te doy mi culo dejarías de beber? —susurraba Jimin a su lado, con su mano en el hombro de un SeokJin totalmente ebrio.

Los ojos pequeños y rasgados del castaño lo miraban—. No follo shin un besho —soltaba arrastrando su lengua y acercándose a un Jimin que se alejaba de inmediato y golpeaba su nuca.

— ¡Aquí no! Estúpido. Tu prima de Busan está viéndome y es una preciosura —añadía Jimin, acomodando su cabello.

SeokJin miraba en dirección a su prima y la saludaba divertido. La chica devolvía el saludo y luego este exclamaba:

—Béshame, le gustará más —afirmaba divertido—. En el chat de los primos vive mandando pornografía homosexual. Le exshita ver a dos hombres... ¡Mira más pornografía que yo! —gritaba.

—Ya... Ya no grites, por favor —susurraba el rubio otra vez—. Menos mal y las fotos familiares fueron tomadas al inicio, te llevaré a casa. Vamos, de pie.

SeokJin lo hacía, se ponía de pie y deseaba ser sacado de allí de una maldita vez. Como podía Jimin intentaba evitar a los familiares mientras que SeokJin se despedía como si fuera su propia fiesta. Saludando con una ondeada de mano muy elegante que hacía reír a Jimin. Habian bajando las escaleras del salón como si fuera una gran travesía por culpa del castaño. Hasta que finalmente llegaban a la puerta de salida para ir en busca del auto de SeokJin, cuando la madre de este los encontraba.

—SeokJinnie... —llamaba, tomando el rostro de su hijo.

—No eshtoy ebrio, sholo un poquito animado. Lo juro —añadía y se apoyaba sobre la puerta.

Su madre suspiraba y miraba a Jimin—. Jimin-ah, avísame cuando lo dejes en su casa. Este estado en él es tan extraño

—Eshtoy bien —soltaba SeokJin, metiéndose en la conversación—. Sholo es un poquito de alcohol. Eshtoy 
avispado.

Su madre suspiraba—. Ve a casa y duerme. Mañana será un mejor día y Jimin-ah, si tiene alcohol, llévatelo.

—Si, señora —exclamaba el rubio.

SeokJin hacía un puchero en dirección a su madre y Jimin, hasta que finalmente salía y era metido en su propio auto, pero en el asiento copiloto. Antes de que Jimin pudiera arrancar, era interceptado por el novio.

—Hey... —soltaba Namjoon, inclinándose en la ventanilla del auto del lado de SeokJin—. ¿Estás mal?

—Shi... Espera, no —exclamaba SeokJin, confundido. Luego fruncia su ceño y despotricaba un poco de miseria—. ¡TaeHyung no responde mis mensajes por culpa de mi escena de shelos!

Ambos amigos suspiraban, SeokJin no hablaba al respecto, pero si su ánimo de veía afectado, ahora todos los presentes lo relacionaban a TaeHyung, aunque solo decía que eran buenos amigos a la distancia. Nadie sabía si seguían o no hablando porque SeokJin no decía, ni contaba mucho al respecto, pero usualmente se lo veía casi, animado. Después de su viaje a Francia para sus vacaciones, no había vuelto siendo el mismo. Estaba inevitablemente, más apagado.

—Hyung... Tranquilo ¿hace cuanto no hablas con TaeHyung? —preguntaba Namjoon con dulzura.

— ¡Hashe veintishiete horas! ¡Veintishiete! —soltaba indignado.

Jimin rodaba sus ojos—. ¡Eres un exagerado! —golpeaba el pecho de SeokJin con su pequeño puño.

— ¡Aish!. No lo shoy... Yo creí que él-... —Seokjin cerraba la boca de repente y sus ojos se llenaban de lágrimas.

Eso era tan nuevo para Namjoon y Jimin.

—Lo siento, Jin Hyung —soltaba Jimin—. ¿Qué con él? Habla con nosotros...

SeokJin cerraba sus ojos—. Creí que volvería a Corea si estaba más tiempo conmigo... ¿Pero quién querría algo sherio conmigo? shoy un imbécil, solo sirvo para dar buenos orgasmos y eso es todo lo que le gusta a TaeHyung de mi —susurraba.

Namjoon y Jimin compartían una mirada de lástima.

— ¡No hagan eso! ¡No se compadezcan! —gritaba SeokJin otra vez. Sus mejillas estaban rojas por el alcohol y sus ojos estaban luchando por manterse abiertos—. Jimin-ah, llévame a mi casa —pedía, zamarreando al rubio y luego acariciaba la mejilla de Namjoon en su ventanilla—. Tú cuida de mi hermanita o te romperé ese bonito rostro de una vez por todas ¿me oíste? —soltaba algo así como, amenazante.

Pero Namjoon sonreía porque SeokJin hablaba en puchero y de amenazante, no tenía nada en ese momento. Asentía y estrechaba su mano con la de su mejor amigo y ahora cuñado.

—Avísame cuando lo dejes, seguramente lo iré a ver mañana antes de irnos con Jisoo.

Jimin asentía y se disponía a salir del estacionamiento. SeokJin iba más dormido que despierto y en ocasiones parecía quejarse de algo en particular, con el nombre de TaeHyung y luego se calmaba. Luego volvía a maldecir.

Finalmente llegando a destino, el pequeño rubio sacaba al grandote inestable del auto y ponía la clave en la puerta para entrar. La casa de SeokJin, ahora, seis meses después, se veía genial, aunque sus paredes eran aburridas y blancas, pero los muebles estaban bien.

Claramente muy vintage, algún que otra cosa. En su habitación, una King size se hallaba en el centro ahora, con un buen plasma entre dos placares, una mesa de noche y el ventanal que quedaba en el cabezal de la cama. La misma donde era arrojado por Park Jimin, quien ahora comenzaba a quitarle los zapatos.

—Jamás creí que te vería en una segunda recaída por el estúpido y sensual Flanders, como dijiste una vez —mencionaba el rubio.

—Ahora son veintiséis horas sin hablarme —mencionaba SeokJin.

—Veintiocho, maldito ebrio —le corregía Jimin.

—Ay, duele.

El rubio chasqueaba su lengua y como podía le quitaba el saco.

—Eres un exagerado. Has estado hablando por seis meses con el ex de tu hermana, a quien follaste ¿Cuántas veces?

—Diez —soltaba SeokJin con una mirada sombria—. Una aquí y nueve en su bonito apartamento de Francia y eso no fue suficiente para que quisiera volver a Corea —ahora de amenazante, pasaba a dar lástima, con ese puchero que sobresalía de su bonito rostro.

— ¿Puedes culparlo? —soltaba Jimin, sentándose a su lado—. Tú tampoco dejarías tu vida por irte a Francia

— ¡Lo haría si dejara de tratarme como a un amigo! —setenciaba, abrazando su almohada—. Él me cuenta sobre a quienes conquistó y con cuantos probó. Me duele —sollozaba.

Jimin suspiraba—. ¿Y tú le dejaste en claro que lo ves como a algo más que un simple amigo?

SeokJin abría sus ojos y miraba a Jimin—. Yo no digo más cosas sobrio, niño tonto.

Jimin rodaba los ojos—. ¿Sabes qué?, duerme un poco, mañana vendré a verte a la tarde ¿de acuerdo?

—Será domingo, voy a dormir todo el día. No te preocupes —susurraba.

Jimin suspiraba y acariciaba el cabello sedoso de su amigo—. Ya lo vas a superar. Siempre los superas, aunque en realidad nunca te han golpeado tan fuerte.

"Mmm~" soltaba SeokJin como respuesta.

Y Jimin tenía razón, nunca lo habían golpeado tan fuerte. Pero tampoco había hecho mucho en esos seis meses. Solo se encargaba de mantener a TaeHyung siempre fijado en sus chats, hablando de todo y de nada. Soportando cuando le mencionaba algún tipejo que le andaba dando vueltas e incluso él hacía lo mismo con TaeHyung. De hecho, él había comenzado con toda la charla relajada de "¿estás follando bien?".

Un imbécil. Si, SeokJin lo admitía. En voz baja. Mañana se arrepentiría por haber estirado la lengua demasiado.

        「 M̶O̶N̶ ̶B̶E̶A̶U̶-F̶R̶ÉR̶E̶        

El domingo estaba siendo horrible. Muy soleado, ruidoso y la cabeza de SeokJin no aguantaba. Iba por el segundo analgésico y no paraba de ir al baño por haber bebido demasiado agua. Diablos, él no acostumbraba a andar en ese estado.

Estaba muy compenetrado mirando un partido de tenis, mientras bebía una taza de té. Parecía un señor de sesenta años. Solo su pantalón de chándal y camiseta al cuerpo le hacían justicia y se veía increíble. Su pelo estaba poco más largo y vivía arrojandolo hacia atrás para que no estorbara en su frente. Estaba teniendo un día de mierda y no dejaba de ver el teléfono, el cual no sonaba con un maldito mensaje de TaeHyung. Nunca había pasado tanto tiempo sin hablar con él y le parecía horrible.

No lo había mencionado ebrio, al menos no los detalles, pero habían tenido un estúpido desacuerdo solo porque TaeHyung quería probar un nuevo vibrador para tener buenos orgasmos en momentos de ocio a solas, pero eso había provocado celos en SeokJin.

— ¡¿Cómo vas a tener celos de un maldito vibrador, imbécil?! —se quejaba de la nada, cuando su puerta sonaba.

Resoplando desganado de dirigía a esta, caminando a paso lento y con ganas de golpear al que estuviera del otro lado, pero cuando la abría se arrepentia de inmediato de aquello.

—Hey...

—Aish, se ve bien. Maldita sea —respondía al ver a Namjoon con Jisoo colgada de su brazo—. ¿Van a pasar?

—En realidad, sólo veníamos a ver que te encontrarás vivo y coleando. Nuestro avión sale en menos de dos horas —anunciaba Namjoon.

— ¿Estás bien? —preguntaba Jisoo con un puchero.

—Si te digo que si ¿dejarás de verme con lástima? —sentenciaba hastiado.

Jisoo y Namjoon se miraban entre sí.

"Está bien" decían al unísono.

SeokJin resoplaba y abría sus brazos para recibir a una Jisoo que lo tomaba fuerte de la cintura. La abrazaba sonriendo feliz de verla con el indicado, el mismo que ahora estaba a punto de unirse al abrazo familiar, pero...

—Ni se te ocurra —soltaba SeokJin, volviendo a ese personaje donde tenía a Namjoon como su perra y le encantaba.

Luego del abrazo fraternal con Jisoo, Namjoon se ganaba uno para él y se dirigían al auto que los estaba esperando.

— ¡Gracias por la visita de médico! —se mofaba SeokJin.

— ¡Te amamos! —gritaba Jisoo a cambio, entrando al auto.

— ¡Ya lo sé! —respondía el castaño.

— ¡Se dice "yo también", maldito insensible! —gritaba Namjoon.

—También lo sé —afirmaba levantando su mano, luego cerraba la puerta y sonreía.

"La visita de médico" de su hermana y mejor amigo, habían cambiado su estado de humor. Se estiraba para quitarse la pereza y rascaba su frente. Era hora de disculparse con TaeHyung por la escena de celos por un vibrador, era ridículo. Solo era un vibrador y él no era nada más que un amigo. TaeHyung podia hacer con su culo una flor que no era su incumbencia, pero cuando iba a sentarse y tomar su teléfono, la puerta sonaba otra vez.

— ¿Y ahora que se olvidaron? —chillaba camino a la misma y abriéndola—. ¿Van a recetarme anti-depresivos?

— ¿Estás deprimido? —soltaba la voz grave.

«TaeHyung»

—TaeHyung... —soltaba como imbécil.

—Hola —sonreía el azabache.

SeokJin bajaba la mirada y lo veía con un bolso, bastante pequeño. Alzaba la vista y la sonrisa de TaeHyung seguía ahí. Automáticamente, le cerraba la puerta en la cara.

El azabache había saltado del ruido impactando en su rostro y Seokjin se quedaba parado tras esta, para abrirla de inmediato.

—Lo siento, no sé porque lo hice —se excusaba.

Y TaeHyung ya no sonreía.

—Eres un idiota —replicaba a cambio.

Y Seokjin le cerraba la puerta en la cara, otra vez.

—Pedazo de... ¡Jin, abre la maldita pue-...!

La misma era abierta y Seokjin tiraba de él hacia adentro para luego cerrar la puerta otra vez.

— ¿Yo lo soy? —se señalaba indignado.

TaeHyung apretaba sus labios evitando reír—. Ya, Hyung... —susurraba—. ¿Así me recibes?

SeokJin suspiraba, no había notado que sus rodillas temblaban a causa de los nervios por tener a ese chico en su casa otra vez.

— ¿Qué haces aquí? —preguntaba cruzado de brazos, muy a la defensiva.

TaeHyung sonreía con dulzura y dejaba su bolso en el piso.

—Tendría que haber llegado ayer para la boda de Jisoo —respondía—, pero mi estúpido avión se retrasó por el mal clima y luego mi teléfono se cayó en el inodoro del aeropuerto y aún no he conseguido uno nuevo

—Por eso no me respondiste —susurraba SeokJin, aliviado.

—Por eso y porque eres un imbécil —replicaba.

—Momento, no estás aquí por-... —Seokjin suspiraba—. Bueno, la boda ya pasó —exclamaba con su mentón en alto para no demostrar que se sentía decepcionado de que la visita de TaeHyung no era por él—. Tu ex ya se fue a su luna de miel.

TaeHyung apretaba sus labios—. Mi regalo llegó a tiempo, pero yo no. Es una lastima, quería estar en la boda de mi amiga —exclamaba con una énfasis notorio en la frase "amiga".

—Mmm... Bueno ¿y donde te estás quedando? —preguntaba SeokJin—. ¿Solo viniste con eso?. Viajas más ligero que yo —se burlaba sin gracia.

TaeHyung resoplaba.

—Estoy cansado, tengo hambre... Probablemente necesite una buena ducha y mis valijas quedaron en tu puerta.

SeokJin abría sus ojos inmensamente y señalaba la entrada.

— ¿En la-...? ¿Lo dices en serio? —corría presuroso en dirección a la entrada y cuando la abría, al costado se veían aproximadamente unas cuatro maletas de diferentes tamaños—. ¿Tú trajiste todo eso?

—No viajo ligero —respondía TaeHyung, saliendo y pasando por su lado, rozandolo, no tan inocentemente para comenzar a entrarlas—. No te me quedes viendo, ayúdame.

SeokJin estaba en babea, pero reaccionaba para entrar las que restaban. No estaba muy seguro de que decir, pero eso era demasiado equipaje para unas mini vacaciones.

— ¿Cómo estuvo la boda? —preguntaba TaeHyung, sentándose sobre la valija más grande.

SeokJin cerraba la puerta y se dirigía a las escaleras para sentarse allí.

—Creo que bien

— ¿Crees? —replicaba TaeHyung.

—Me embriague y Jimin me trajo antes —susurraba avergonzado.

TaeHyung resoplaba—. No más bebida para tí, en serio que no más bebida.

SeokJin alzaba la mirada—. ¿Cuanto tiempo?. Son muchas valijas para unos días.

TaeHyung miraba las mismas, poniéndose de pie y caminando en dirección a SeokJin.

—Sip... —susurraba—, es todo lo que tenía y era importante. Bueno hay más, pero llegará luego —añadía.

—Podrías ser más específico, por favor —susurraba.

—Sip —respondía TaeHyung—. Volví. Para quedarme.

SeokJin sentía su corazón acelerarse y sonreía inevitablemente para enseriar sus rasgos de inmediato—. ¿Qué con el imbécil paramédico que estabas saliendo?

— ¿Qué con el imbécil que conociste hace dos semanas en el bar? —replicaba TaeHyung, cruzado de brazos.

— ¿Qué con tu estúpido vibrador?

Y TaeHyung se reía adorablemente.

Estaba apoyado sobre la pared de SeokJin y sus brazos cruzados. Llevaba una camiseta blanca y unos pantalones negros que le quedaban muy bien. Su pelo estaba más lacio, negro y sedoso.

Se veía tan bien.

—El paramédico nunca existió —respondía suavemente.

SeokJin reía ladino—. Mientes

—En absoluto. Mi vida consistía en trabajar y hablar contigo. No estaba viendo a nadie, pero tú comenzaste a actuar como mi mejor amigo, preguntándome que hacía y a quién veía mientras que tú hacias tu vida y compartias los detalles conmigo—susurraba en puchero.

—Hace seis meses que no tengo cabeza para ver a nadie más —admitía SeokJin.

Y TaeHyung se sentía tan aliviado al respecto.

— ¿Por qué me dijiste que si? —preguntaba sin aliento.

SeokJin se ponía de pie y se acercaba a TaeHyung. Se veía agotado, pero precioso.

—Tú lo dijiste —añadía—, porque soy un imbécil.

TaeHyung suspiraba y deshacía sus brazos cruzados—. Llegué hace diez minutos y no me has dado un maldito beso, Ji-...

Su rostro era tomado con firmeza cuando no terminaba la frase porque la boca de SeokJin chocaba con la suya. El gemido de alivio de ambos y lo fuerte que agarraban al otro, era un claro signo de que esto era lo que necesitaban. El cuerpo del otro restregandose contra el propio. El aroma, el sabor.

— ¿Por qué no me dijiste que vendrías? —susurraba SeokJin, cortando el beso.

—Porque... No sé lo que estoy haciendo —respondía TaeHyung—, pero es aquí donde quiero estar.

Las manos de TaeHyung se ceñían en su cintura.

—Solo estuve contigo un par de veces —respondía SeokJin

—Diez —replicaba TaeHyung y Seokjin no se sentía tan estúpido, él también las había contado.

—Tú también las contaste —soltaba SeokJin y TaeHyung asentía—. ¿Por qué eres tan especial? —preguntaba a cambio.

TaeHyung alzaba sus cejas y reía—. No lo sé —respondía en puchero—. Pero, yo-... no te puedo sacar de mi cabeza. Intenté salir con-con otros —balbuceaba TaeHyung—, pero parecía tan estúpido qué... Solo un vibrador se veía como el mejor reemplazo —añadía.

SeokJin lo miraba fijamente—. Quiero que te quedes —susurraba.

TaeHyung sonreía—. Si, a eso vine. Por si no lo notaste

—Soy un poco estúpido —soltaba SeokJin.

—Mmm.. Nop, no lo eres. No eres estúpido —aseguraba TaeHyung y aprovechaba a subir sus brazos para enroscarlos en el cuello de SeokJin—. Te extrañé y creo que es hora de una onceava revolcada entre tú y yo —añadía sonriente, dejando una suave beso en los labios de SeokJin..

—Más de once... —replicaba este, besándolo otra vez.

—Me gusta la idea... —replicaba el azabache. Dándole otro beso.

— ¿Qué pasó con tu trabajo? —preguntaba SeokJin, con otro beso.

Eso era tan cursi, pero con TaeHyung lo cursi era perfecto.

—Pedí un traslado —respondía como si nada—. ¿Crees que puedas darme alojamiento?

—No lo sé. Ni siquiera me preguntaste si quiero ser tu novio. Estás salteando muchos pasos y ya quieres vivir conmigo —daba otro beso, pero al cuello de TaeHyung—. Ni siquiera dejo que Jimin se quede más de una noche.

TaeHyung se reía debido a las cosquillas que la voz y los labios de SeokJin causaban en su cuello.

—Entonces saltemonos todos los pasos y quedémonos aquí... —susurraba TaeHyung.

Los besos en su cuello cesaban y veía a SeokJin mirarlo fijamente.

— ¿Muy rápido? —cuestionaba suavemente.

—No lo sé —respondía SeokJin—. Nunca estuve en una relación, Namjoon dice que sufro el síndrome de l-... —susurraba.

—De la isla —completaba TaeHyung y luego lo miraba con dulzura—. Pero es básicamente lo que has estado haciendo estos seis meses conmigo —susurraba de vuelta—. Mandando mensajes, preguntándome como estoy. Que hago, pero con la diferencia que podrás besarme. Acariciarme, tenerme en tu cama... Hacerme el amor —replicaba con voz rasposa.

Besando nuevamente a SeokJin, pero más fogoso que antes. Más necesitado, poniendo en ese beso verdaderas ganas, demostrando lo mucho que lo había necesitado y extrañado. Para luego meter su mano bajo la camiseta de SeokJin y alzarla por sobre la cabeza de éste para quitársela.

—Me gusta eso —respondía SeokJin de forma ronca, quitándole a TaeHyung su camiseta—. ¿Donde firmo? —daba otros besos salvajes.

TaeHyung se liberaba de sus besos unos segundos—. Con tu lengua, sobre mi cuerpo. Así puedes firmar.

SeokJin lo tomaba de las caderas y presionaba su pelvis a la de TaeHyung.

—Estoy totalmente a bordo —jadeaba sobre la boca del azabache—. Solo si es contigo, estoy a bordo de lo que sea.

TaeHyung apenas lograba sonreír cuando era atacado por SeokJin con boca, lengua, dientes y manos. No había tardado en desnudarlo, para encontrarse sobre la sala de SeokJin como habían llegado a este mundo.
No habían ni siquiera llegado a la habitación, ni al sillón. De hecho, luego de besos y caricias, minutos más tarde, TaeHyung se encontraba tirado sobre las escaleras y agradecía que SeokJin las hubiese alfombrado para que sus rodillas no dolieran, justo ahora. Inclinado sobre estas mientras SeokJin se lo comía.

Seis meses en los que habían intentado seguir adelante, pero sin verdaderamente, soltarse. Seis meses que sirvieron para afianzarse, conocerse y darse cuenta que tenían mucho en común. Seis meses en los que se habían enamorado y lo tenían atorado en la garganta como un par de imbéciles que no sabían cómo admitir que lo único que deseaban era estar uno al lado del otro.

Y TaeHyung tenía por primera vez, un motivo para volver y quedarse. Y le gustaba mucho ese motivo. Como ahora, minutos más tardes de haber sido preparado y torturado, para estar sentado sobre SeokJin, en la escalera, mientras se empalaba y sentía los besos de éste en su nuca. En su espalda y sus manos jugaban con sus pezones para volverlo loco.

Una verdadera bienvenida.

Como había extrañado esto. El sexo era más que solo sexo con SeokJin. No podía imaginarse con nadie más que no fuera el castaño. Él simplemente encajaba con ese tipo testarudo, ese que lo había ayudado a ser quien era realmente. Que lo había enamorado con sutilezas y sonrisas ladinas. Alguien que le había dejado en claro que no había nada de malo con él y que aquello era perfecto.

Ellos eran perfectos.

—Ya... ¡Jin! —TaeHyung daba los últimos saltos, tan cerca, hasta que la mano de SeokJin se enroscaba en su cintura y lo sostenía fijo mientras su pelvis se elevaba para golpear dentro de él, una y otra y otra vez. Hasta que TaeHyung se corría—. ¡Ya!. Seokjin... —unas estocadas más y él castaño se corría con él.

—Tae... —susurraba pegado a la espalda de un TaeHyung que se movía encima de él, aún temblando visiblemente por su orgasmo—. Adoro como tiemblas luego de correrte.

TaeHyung reía agitado, sin aliento.

—Es tu culpa —respondía agotado—. Un vibrador no hubiera sido lo mismo —soltaba cansado, echándose sobre el cuerpo de SeokJin, recibiendo suaves besos en el hombro—. Amo estar así
contigo.

Y los besos cesaban. TaeHyung se golpeaba mentalmente. Eso ya había sido demasiado. Primero caía sin previo aviso ¿Qué mierda sabía él si SeokJin lo querría ahí?, pero la pelea por el vibrador era un buena señal de que quizás, funcionaría... Pero diablos que se había saltado un par de paso como el castaño le había mencionado minutos atrás antes de follar como desesperados en la escalera. Y más encima suelta una palabra que puede significar muchas cosas y asustar a un alma libre como la de Kim-...

—Yo te amo a tí —soltaba SeokJin en un suave susurro.

El nudo en el estómago y garganta de TaeHyung eran tan fuertes que, sentía que se ahogaría si SeokJin seguía abrazándolo tan firmemente.

— ¿Lo dices en serio? —preguntaba a cambio.

Agradecía que no se estuvieran viendo directamente a la cara.

—Muy en serio y desde hace ya varios meses —respondía SeokJin—. Me dí cuenta cuando estaba en el avión volviéndo de Francia a Corea. Solo que no pude decirlo.

TaeHyung tomaba coraje  y se giraba para verlo. Aún desnudos, sudados y poco presentables, para el resto, porque para el otro se veían perfectos.

—Y yo quiero decirlo desde la-

—La primera vez que hicimos el amor —respondía, SeokJin con calma.

—Lo sabías —acusaba TaeHyung, entrecerrando sus ojos.

—No con exactitud, no estoy acostumbrado a que todo sea tan íntimo y sentimental. Solo no me sentía la persona correcta para ti en ese entonces.

TaeHyung se despojaba de todo enojo superficial y tomaba el rostro de Jin para besarlo y ser gratamente recibido.

—Nadie hubiera sido más correcto que el hombre que me hizo salir del clóset y suspender una boda... Heterosexual —se burlaba al final.

SeokJin reía por eso—. Nunca te hubiera conocido si no fuera por tu capricho de ser heterosexual

—Cierto, cierto. De algo sirvió —replicaba TaeHyung con suspicacia y besaba de forma casta a SeokJin—. Ahora necesito una buena ducha, me duelen los músculos del viaje y la follada

—Voy a follarte en la ducha ¿lo sabes, cierto? —se burlaba SeokJin, poniendo a ambos de pie y tirando a TaeHyung consigo camino al baño, escaleras arriba.

TaeHyung sonreía en respuesta. Se veía agotado y hermoso.

—Hecho, pero luego a la cama. Tengo que probar esa King size que tienes, como recompensa por haberme follado sobre mantas en mi primera vez.

SeokJin reía, abriendo la puerta del baño pero acorrolando a TaeHyung en esta.

—Definitivamente usaremos esa cama y cada rincón de esta casa como bienvenida y pintaras mis paredes con colores que sean positivos y toda la mierda que dijiste al inicio.

TaeHyung enroscaba sus brazos en el cuello de SeokJin y reía sonoramente.

—Hecho, mi amor —susurraba con una seriedad que sonaba dulce y con muchas promesas lindas y sucias para el castaño.

—Ese es mi Monamu —añadía SeokJin en sus labios para amagar un beso—. Oye, no me has dicho "te amo" —reclamaba.

Y TaeHyung sabía que era su momento.

—Ay, eres un paqueña cosita sentimental —se mofaba, viendo cómo SeokJin hacía un puchero precioso—. Joder, si. Te amo. 

—Así está mejor.

        M̶O̶N̶ ̶B̶E̶A̶U̶-F̶R̶ÉR̶E̶        


Adoro cuando los fics terminan en "Te amo" o en "Tragedias", perdón no tengo punto medio. Nomás pa contrastar 🙈

Se fue Mon Beau-Frère, otro trabajito corto que me gustó mucho y espero que a ustedes también. A retomar la rueda.

Despidan este bebé con amorcito 💕

Niñita Nany 💜

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