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~Gracias por llegar a ser un "nosotras"...

Seúl no parecía haber cambiado mucho en esos meses que estuvo fuera, con la ciudad tan ruidosa y llena de tráfico. Yujin, a su lado, le iba platicando sobre lo que podían hacer esos días en que estuviera ahí.

―... abrió un nuevo restaurant de brochetas de cordero al que me llevó Xiaoting —le decía con esa enorme sonrisa―, no era muy bueno, pero podríamos pedir otra cosa para dar nuestra calificación final.

―¿Ya tienen la lista de invitados para la boda? ¿Los confirmados? ―preguntó Haerin, dejando de mirar por la ventana del taxi para voltearse hacia su mejor amiga.

―Mañana llamaré a los últimos para saber si vendrán o no finalmente ―suspiró―. ¿Vas a ir con tus novias o no?

―No son mis novias ―le dijo.

―Ya, ya... ―la mayor la miró con cara de no creerle nada.

Haerin entendía muy bien su reacción. Al fin y al cabo, ¿qué otra cosa podía esperar? La situación con las dos alfas era muy, muy extraña todavía, y es que aún no esclarecía nada con ellas. Es decir, estaban saliendo o algo por el estilo y, a pesar de que compartían un par de besos, la omega todavía no les decía el tipo de relación que tenían. Contrario a lo que podía esperar, ni Danielle ni Minji parecían especialmente acomplejadas con esa situación, sin hacer preguntas ni presionando un poco.

Llevaban en eso alrededor de tres meses. Las últimas semanas se habían estado viendo mucho ya que salieron por vacaciones de verano y la iban a ver a Busan mucho. Demasiado. Haerin no lo sentía como una presión, pero... ¿no parecía que estuviera dando una imagen equivocada?

Aquello, en lugar de preocuparla, sólo le hacía encogerse de hombros.

―... de cualquier forma ―siguió platicando Yujin, sacándola de sus pensamientos―, ¿irás con ellas o no?

―Ah... ―lo pensó dos segundos antes de responder―. Sí, sí. No puedo llevar sólo a una, eso estaría mal.

―Chica codiciosa ―se rió y Haerin sonrió ligeramente.

Las palabras no la hicieron sentir mal, porque ella ya sabía que no era ser codiciosa. Era sólo como las cosas se terminaron dando, además, Haerin no las estaba obligando a nada. Ella las quería a las dos y tanto Danielle como Minji parecían haber llegado a un consenso también respecto a eso, después de todo, ¿no se besuqueaban? Haerin no le veía el problema a eso, sería muy hipócrita de su parte, y lo único que deseaba... Lo único que quería, era ser la única de ellas. La única omega de ellas.

No tardaron en llegar a la casa de Yujin, donde se quedaría esos días. Saludó a sus padres y hermana, que la recibieron con un gran abrazo, antes de ir a dejar sus cosas a su cuarto.

―Mañana iremos a ver los últimos detalles de mi vestido ―le dijo Yujin―, más te vale que te guste, porque ya no podemos hacer ningún cambio.

―Lo importante es que te guste a ti ―contestó Haerin―, es tú boda, no mía. Si a ti te gusta, entonces yo no tengo nada qué opinar.

Yujin sonrió, aunque sus labios temblaron ligeramente. Haerin sabía que la omega estaba muy nerviosa a medida que se acercaba la fecha de matrimonio, porque no sólo se iba a casar con Xiaoting, sino que también a vivir con ella. Eran sus últimas semanas en casa de sus padres antes de ir a formar su familia propia.

―¡Oh, no llores! ―le dijo, alarmada.

Eso, por supuesto, la hizo romper a llorar. Haerin ya se lo esperaba, casi corriendo a agarrar la caja de pañuelos desechables que Yujin tenía en su velador.

―Unnie...

―Estoy bien ―mintió la mayor―, sólo que me pongo muy nerviosa con todo esto, Hae.

―Sabes que puedes contarme todo, Yujin unnie.

―Lo sé, lo sé ―se sonó la nariz antes de tratar de sonreír―. Vamos, vamos, iremos a comer con las chicas.

Haerin no pudo evitar sentirse un poco mal con la actitud de Yujin, sabiendo que había muchas cosas que no quería contarle. Tal vez en eso se parecían las dos: tendían a guardarse las malas emociones para ellas, sin querer hablarlas, pues tenían la creencia de que molestarían al resto si les contaban cómo se sentían.

Sin embargo, decidió que lo mejor sería no presionar, ya que conocía a su mejor amiga y sabía que, si lo hacía, entonces se enfadaría y guardaría con más fuerza sus emociones. Lo mejor sería estar atenta a las señales.

Xiaoting le dio un fuerte abrazo al momento en que se juntaron con ella. Jimin le sonrió y también le dio uno, hasta casi levantarla en brazos.

―Estás más alta ―comentó la alfa, revolviéndole el cabello―, y muy bonita, Hae. Tus ojos brillan mucho.

―Mis ojos siempre brillan ―replicó Haerin, aunque tenía una gran sonrisa en el rostro―. Te extrañé mucho, unnie.

―Yo también ―afirmó Karina.

Minjeong igualmente le saludó con un abrazo y fueron a buscar un lugar al que comer. La omega les fue contando sobre lo que había hecho hasta ese momento y las amistades que hizo en el colegio de Busan, además de decirles que se decidió a tomarse el año para descansar y pensar bien en lo que quería estudiar antes de entrar a la universidad.

Y, por supuesto, llegó el tema inevitable.

―¿Una relación de a tres? ―preguntó Jimin, viéndose un poco incrédula―. Haerin... es muy raro.

―Lo sé ―admitió la omega―, también me parecía raro, hasta que ellas se besaron frente a mí.

Jimin se atoró y Minjeong pegó un grito por la sorpresa. Haerin quiso hundirse en su asiento ante esa reacción.

―¿Fue caliente? ―preguntó Yujin, casi sin quererlo―. ¡Me imagino que sí! Le he dicho a Xiaoting que...

―No haremos un trío ―bufó Xiaoting―, y si quieres hacerlo, que sea con otra omega.

Yujin puso cara de enfado y le dio un golpe en el brazo a su novia. La china emitió un gruñido bajo y al final terminaron enojadas la una con la otra, y Haerin enseguida se dio cuenta de que, al parecer, los problemas estaban yendo por ese camino.

No le fue sorpresivo. Sin embargo, no era el momento para conversarlo.

―Ellas están yendo lento, muy lento ―continuó Haerin para tratar de calmar el ambiente―, me pidieron cortejarme sin... sin compromiso, unnie. Estamos en algo muy extraño.

―Mmmm ―Karina seguía sin lucir convencido aunque, para su propia fortuna, pareció no tomar esa postura hosca y agresiva de meses atrás. Tal vez se dio cuenta de que eso no ayudaría en nada a los sentimientos y emociones de Haerin―. No estoy muy de acuerdo, Hae, pero... pero es tú decisión. Sin embargo ―añadió―, si ellas vuelven a... a hacerte daño otra vez, entonces voy a matarlas. Te lo prometo.

Haerin soltó una risa.

―No, eso no ―negó―, yo las mataría primero, unnie.

El resto de la comida transcurrió con relativa calma y normalidad, a pesar de que Yujin y Xiaoting siguieran medio molestas entre ellas. Fueron a pasear por el parque para perder el tiempo una vez acabaron y cerca de las seis de la tarde, se despidió de sus amigas para juntarse con Minji y Danielle. Estaría un par de horas con ambas alfas antes de volver a casa de Yujin.

―Yujin unnie ha dicho que pueden venir a la boda ―les dijo una vez estuvo con ellas, luego de saludar a cada una con un beso en la boca.

―¿Boda? ―Danielle puso expresión perezosa―. Suena aburrido.

―Pues si no quieres ir... ―comenzó a decir Haerin.

―Claro que iremos ―exclamó Kim―, tenemos que vigilarte, no vayas a conocer a otro alfa.

Haerin les dio un codazo a cada una, haciéndolas reír con ganas, y cada una le agarró una mano para llevarla a pasear por la costanera a orillas del río Cheonggyechon. Llamaron la atención de algunas personas, sin embargo, la omega trató de no prestar atención, pues sabía que si lo pensaba y sobre pensaba, iba a ponerse tímida y nerviosa.

―Mañana iré a ver mi vestido con Yujin ―les estaba contando―, así que cuando lo tenga, les enviaré una foto para que busquen algo parecido. Quiero que vayamos con vestidos pareja.

―Que romántica eres ―dijo Minji, con tono meloso y coqueto―, pero ¿vestidos pareja?

―¿Es esa una declaración indirecta de lo nuestro? ―aventuró Danielle.

La omega frunció el ceño ligeramente. No sonaba como que esperaran una respuesta, aunque la omega podía imaginarse que, en el fondo, estaban un poco ansiosas también.

―Nop ―contestó, con esa pequeña vena vengativa queriendo hacerlas sufrir un poco. Sólo un poco―, todavía no. No se hagan ilusiones ―añadió, queriendo que sonara como una advertencia.

Danielle soltó un resoplido y Minji asintió con la cabeza. Por sus caras, parecían haberse esperado esa respuesta.

―Eres muy linda ―dijo Dani, ahora sonriendo ligeramente―, te ves adorable cuando quieres lucir mala, Hae.

Soltó su mano sólo para darle un empujón, mientras Minji aprovechaba para acercarla y estamparle un beso en la boca. La omega trató de rechazarla y resistirse, pero al cabo de dos segundos, terminó por derretirse. Fue peor cuando, al alejarse, Danielle igualmente se aprovechó de su aturdimiento para darle otro beso.

―Son unos monstruos ―farfulló Haerin en el momento en que se separó.

―Unos monstruos que sólo quieren devorarte ―bromeó Minji.

El resto de la tarde sólo conversaron, fueron a una cafetería, se besaron un poco más y luego la fueron a dejar a casa de Yujin. Por supuesto, su mejor amiga le preguntó cómo le fue y estuvieron chismoseando, acostándose temprano ya que al día siguiente tenían un largo día de compras.

La tienda en donde tenían el vestido de Yujin era muy elegante y bonita. Haerin se puso a ver la ropa con curiosidad mientras preparaban a su amiga, con la mamá de Yujin parloteando sobre los detalles. Más tarde irían a ver el centro de eventos donde se realizaría la fiesta y a finiquitar los últimos detalles.

Finalmente Yujin apareció, llevando un precioso vestido blanco de espalda abierta y de un solo tipo de tela.

―¡Es precioso! ―exclamó Haerin.

―No lo sé... ―suspiró Yujin, mirándose en el espejo por detrás―, no sé si el blanco sea mi color.

―Claro que lo es ―dijo su mamá―. Te ves muy bonita, cariño.

Yujin seguía sin verse segura, con ojo crítico y duro sobre su aspecto.

―¿Xiaoting igual irá de blanco? ―preguntó con cuidado.

―Sí ―dijo Yujin―, pero a ella le quedará bonito de seguro. Es una alfa muy guapa... ―un breve momento de silencio―, demasiado guapa, ¿has visto como la miran cuando salimos? Ayer, para arreglarnos, fuimos por un helado y ese omega... ―la voz le temblaba por la ira―, sólo le dio su número en una servilleta, frente a mí, ¡casi le pego, Haerin!

―¿A ese chico? ―preguntó la omega menor.

―¡A Xiaoting! ―exclamó Yujin, y ahora sus labios temblaron. Oh―. Xiaoting sabe cómo me pongo cuando le coquetean frente a mí, ¡y sólo le dio las gracias a ese idiota! ―estalló en llanto―. ¡Tengo mucho miedo, Hae!

―Oh, cariño... ―su mamá se acercó con clara expresión de preocupación―, no debes ponerte así, sabes que Xiaoting te ama mucho.

―Ahora me ama ―sollozó Yujin―, pero luego... luego...

―Unnie... ―Haerin se le acercó también, suavizando su voz―. ¿Por qué no mejor nos quitamos el vestido y luego vamos por un helado? No queremos manchar este hermoso vestido, ¿cierto?

La omega mayor soltó un nuevo sollozo, aunque asintió con fuerza ante la propuesta y se apresuró en ir hacia el vestidor.

―Señora Choi ―le susurró―, el vestido le ha gustado con todos los arreglos, así que cómprelo. Yo la llevaré a otra parte para distraerla y calmarla.

―Está bien ―suspiró ella―, ha estado muy sensible con el tema de la boda y ha llorado mucho, sé que no te lo ha dicho.

No era difícil imaginárselo. Yujin era muy sensible con la mayoría de las cosas, por decir lo mínimo, y muchas cosas le hacían llorar. Era esperable que el tema de la boda le pusiera así, aunque Haerin habría esperado que fuera sólo por los nervios. Sin embargo, las palabras de la omega denotaban algo más que eso.

Yujin salió a los cinco minutos, con los ojos enrojecidos y sorbiendo por su nariz. Haerin le sonrió, como queriendo darle un poco de ánimos, y le agarró la mano para llevarla fuera, hacia una tienda de helados cerca del lugar. Cada una pidió uno, yendo a sentarse en una esquina alejada para no llamar la atención de tantas personas.

―¿Ha pasado algo malo con Xiaoting? ―le preguntó luego de unos segundos.

Su mejor amiga se llevó una enorme cucharada de helado a la boca, haciendo un mohín por lo frío que estaba y debido a que le congeló el cerebro.

―Sé que debería confiar en ella ―tartamudeó, sorbiendo por su nariz―, Xiaoting me ha asegurado que ella no... no tomará otro omega, seré su única omega, pero e-estoy aterrada, Haerin... ―ahora sus ojos se llenaron de lágrimas―. ¿Y si un día llega con un nuevo omega y... y me dice que lo ha tomado como suyo? Yo me voy a morir si me hace eso, Hae...

Haerin sabía lo mucho que podía afectar eso, lo mucho que hacía llorar a todos los omegas del mundo. Sí, el primer omega era el más afortunado, el que tenía más suerte pues recibía la marca del alfa, sin embargo, ¿eso quitaba el dolor de ver a la persona que amabas con otra, y no poder hacer nada? A ella misma le revolvió el estómago cientos de veces, cuando recién estaba conociendo a Danielle y Minji, ser sólo una más de los omegas que tenían. Incluso les había dicho...

Les había preguntado, antes de que las cosas se pusieran más y más serias, si ella podía ser la primera. Ella se había resignado a que tuvieran a otros omegas y trató de buscar consuelo en eso: no importa si tiene a otros, pensó con dolor en su corazón, si soy la primera, si tengo su marca, entonces podré resignarme.

Que deprimente y ahogante pensamiento. Ahora, Haerin no estaba dispuesta a nada más que ser la única, a ser la única de sus dos alfas. No dejaría que esos pensamientos feos le ganaran y, mucho menos, la hicieran sentir menos. Ella se merecía más que ser sólo una opción. Se merecía más que todo eso.

Así que podía entender aquellos tóxicos pensamientos de Yujin, el miedo que debía sentir, lo asustada que debía encontrarse.

―Jin unnie... ―le dijo con voz suave―, entiendo que estés insegura, es normal sentirse así, pero tal vez es importante que le demos paso a la lógica cuando nos sentimos así. Xiaoting unnie nunca ha mirado a otro omega ni ha dado indicio que quiera tener a uno más, ¿cierto?

―... no ―habló Yujin, con su voz como un hilo―. Pero la miran mucho, tú lo sabes, ¿cierto? Cuando salimos, siempre la miran mucho y sé que deben pensar... Sé que piensan que yo no puedo ser su omega. No soy tan bonita.

―Yo te encuentro muy bonita ―corrigió Haerin, sin embargo, la inseguridad no desapareció del rostro de Yujin.

No era raro. A Yujin siempre le gustó Xiaoting, desde que la conoció, cuando tenían sólo trece años. Fue muy extraño que se hayan conocido y todo gracias a Jimin: la alfa era la tutora de matemáticas de Haerin desde el año pasado, ya que la omega tenía esa asignatura a punto de reprobar. Se había hecho muy amiga de la alfa en esos meses y, por lo tanto, se dio cuenta de algo raro le estaba pasando luego de que su padre se hubiera ido. Haerin estaba más callada, lloraba mucho y casi no reía. Un día, mientras Jimin trataba de enseñarle sobre la asignatura, la omega se puso a llorar de forma desconsolada porque extrañaba a papá, y justo en ese momento llegó Xiaoting. A pesar de que eran amigas, la china creyó que Jimin estaba haciendo llorar a Haerin y comenzó a regañarla, a pesar de que Karina trataba de hablar. Al final, invitó a la omega a ir por un helado para tranquilizarla y a último momento se sumó Yujin, que apareció cuando Haerin la llamó para decirle que estaba triste.

Su mejor amiga tuvo un flechazo con Xiaoting, pero la omega era demasiado tímida y torpe como para acercársele. Además, la alfa estaba ya atrayendo muchas miradas de omegas en general, por lo que Yujin temía ser rechazada si trataba de coquetearle. Incluso llegó a pensar que Xiaoting estaba enamorada de Haerin, pues la alfa la empezó a cuidarla mucho, a preocuparse por ella, y eso la tenía más deprimida e insegura de sí misma. Pensaba que nunca sería suficiente para Xiaoting.

Al final, dos años después, la alfa le propuso una cita. Yujin creyó que era una broma, pero la alfa le insistió hasta que la omega aceptó, y desde ahí empezaron a salir. Sin embargo, eso no quitaba sus inseguridades y temores, más en esa sociedad donde los alfas podían tener dos o tres omegas si se lo proponían. El padre de Yujin, por ejemplo, era un alfa que tuvo dos omegas que vivieron con él años atrás; Yujin era hija de la segunda omega, mientras que Kyungmi, su media hermana mayor, era hija de su primer omega. Crecieron juntas, como hermanas, y la primera omega de su padre falleció cuando Yujin tenía diez, y a pesar de que su padre estuvo presente en su crianza, a ella nunca le gustó que su madre sólo pudiera tener una marca sólo por un trágico hecho.

―Xiaoting unnie siempre dice que eres la omega más hermosa de todas ―le insistió Haerin―, y cuando le coquetean, ella nunca recibe los números o los bota apenas pueda. A ella no le interesa nadie más que tú, unnie.

―Pero ayer...

―Ayer tú igual te portaste mal ―le recordó la omega menor―, Xiaoting también es celosa y a ti te gusta provocarla.

Yujin ahora puso expresión avergonzada ante los ojos de Haerin. La chica sabía que su mejor amiga actuaba así, decía esas cosas, porque era una forma de demostrarse a sí misma que Xiaoting la veía como suya. Un poco retorcido si lo analizaba fríamente, pero ¿quién era ella para juzgarla?

―Además ―añadió―, está dispuesta a casarse contigo, Jin.

―A ella no le interesaba un matrimonio ―habló Yujin―, sólo me lo ha pedido para satisfacerme, pero no porque ella quisiera...

―Y eso sólo demuestra lo enamorada que está de ti ―replicó Haerin―, cualquier otro alfa simplemente habría ignorado lo que tú quieres. Ella, sin embargo, te lo pidió para hacerte feliz, pues eso es lo que ella quiere. Quiere hacerte feliz porque te ama.

Nuevas lágrimas en los ojos de Yujin, aunque ahora no de tristeza, sino de felicidad. Haerin sabía que su amiga no lo demostraba demasiado, pero le gustaba tener refuerzo positivo a todo lo que pensaba.

―¿Crees eso realmente? ―preguntó, con su voz temblando.

―Sabes que no te mentiría ―dijo Haerin―, y sé que debes estar muy nerviosa por la boda, pero es lo que veo y pienso, unnie. Xiaoting te ama y tú la amas, y sé que serán muy felices juntas.

Yujin se movió para darle un abrazo, con la menor devolviéndoselo y esperando que sus palabras pudieran calmar a su mejor amiga. Lo que menos quería era que las inseguridades y celos pudieran consumirla, pues ella había visto de primera mano lo que eso podía provocar; al fin y al cabo, su madre actuó muy mal por esos sentimientos, haciéndole incluso daño a ella.

Le dio un abrazo un poco más fuerte a Yujin cuando pensó en la mujer. Haerin apenas había hablado con su madre desde que se marchó, sólo lo necesario para decirle que ahora estaba viviendo con su padre. A veces, ella le preguntaba cómo estaba y Haerin contestaba lo justo y necesario, pues la verdad sea dicha, todavía estaba muy enojada y decepcionada con su mamá en general.

Ya debía estar a punto de dar a luz y la omega no sabía mucho de su estado, ya que sentía a ese medio hermano como algo ajeno, casi inexistente. Quizás, a veces, le ponía triste pensar que ese bebé creciera con padres tan negligentes, pero ¿era una mala persona si simplemente se alejaba y fingía que no existían? Haerin no podía saberlo con certeza.

―Gracias, Hae ―suspiró Yujin, sacándola de sus pensamientos―. Ya me siento mucho mejor, perdón por ser tan exagerada...

―No pidas perdón por eso ―le dijo la menor―, lo importante es que tú también estés segura de tu matrimonio, unnie.

―¡Lo estoy! ―afirmó, ahora sonriente―. Es más, ¿viste lo bonita que me veía en el vestido de bodas? ¡Xiaoting también irá de blanco! Primero pensamos en ella con traje, pero decidimos que los vestidos son más bonito. Eso sí, tuve que insistir un poco. ¡Ahora debemos ir a ver tu vestido, Hae!

Haerin sonrió también ante el renovado entusiasmo de Yujin, esperando de todo corazón que su mejor amiga pudiera ser feliz.

***

Danielle y Minji observaron la fachada del edificio con un sentimiento contradictorio, pero al final tomaron valor para abrir la puerta. Una campanilla resonó y Kazuha, la camarera, las observó con gesto indescifrable, enderezándose de la conversación que mantenía con Haerin.

―¡Que tengas lindo turno! ―añadió Haerin, y su antigua compañera de trabajo le hizo un gesto de agradecimiento―. Tardaron un poco en llegar ―añadió cuando ambas alfas se le acercaron.

―Nos dio vergüenza entrar ―admitió Danielle, rascando su nuca―, pero ya estamos aquí. ¿Cómo va todo con la boda?

—Yujin unnie está más nerviosa que nunca ―afirmó la omega―, pero ya más calmada. Sólo quedan tres días... ―una sonrisa suave―. Mañana será la despedida de soltera, aunque Yujin hará algo pequeño.

―¿Debemos preocuparnos? ―preguntó Kim.

―Mmmm ―Haerin tarareó, revolviendo su leche de plátano―, pues no lo sé, quizás Yujin invite a un vedetto...

Minji negó con la cabeza mientras Haerin estallaba en risas, en tanto Danielle ponía expresión de ofensa.

―Que mala eres, bebé ―rezongó Danielle.

―Un poco ―Haerin no borró su sonrisa, a pesar de que pareció suavizarse un poco―. ¿Puedo hacer una pregunta indiscreta?

―Claro ―dijeron ambas alfas.

Haerin se tomó su tiempo para pensarlo, aprovechando que Kazuha apareció para tomarle el pedido a las mayores antes de retirarse.

―Es sólo un caso hipotético ―añadió, algo recelosa―, pero... si yo volviera con ustedes...

―¿Hipotéticamente? ―bromeó Minji, antes de recibir un golpe en su nuca por parte de Danielle―. ¡Oye!

―Sí, hipotéticamente ―farfulló Haerin―, ¿cómo le van a decir todo esto a sus padres? ―ahora las dos alfas se pusieron serias―. Yo no voy a tolerar que ellos me humillen, ¿está claro? Que cualquiera de ellos me vuelva a tratar...

―No, no ―Minji se veía seria ahora―, Haerin... Mis padres no volverán a decirte algo como eso, te lo juro. No te lo quise decir antes, pero... um... tuve una discusión con ellos sobre ti y les dejé las cosas claras.

Ocurrió un mes atrás, cuando su padre le preguntó sobre sus constantes viajes a Busan. Minji bebió de su lata de cerveza antes de contestarle.

―Estoy cortejando a Haerin, ¿te acuerdas de ella? ―le dijo con la voz grave―. Mi omega, la que humillaste el catorce de febrero.

Su madre había palidecido por sus palabras, probablemente a punto de tener un ataque ante el obvio desafío en lo que decía Minji.

―Es una omega de buena familia ―habló la mujer con la voz temblorosa, como queriendo aplacar el ceño fruncido de su alfa―, Hyemin me lo dijo hace unas semanas, no es una chica pobretona como ella...

―Cállate ―Minji se volteó hacia ella, viéndose enojada y molesta―, no te atrevas a repetir esa mierda de ella. Tuviera o no dinero, no tienes que hablar nada sobre ella. Es mi omega.

―Que decepción eres ―habló su padre, pero a Minji no le dolió―, teniendo tantos omegas y te vienes a fijar en esa chica...

La azabache se puso de pie, dejando su servilleta sobre la mesa luego de limpiarse la boca, y mirar con desprecio a su padre. Durante mucho tiempo había aceptado sus palabras en ese silencio servil que su madre le había acostumbrado, pero ahora, con Haerin en su corazón, sabía lo que quería.

Y ella amaba a Haerin, más de lo que alguna vez amó a sus padres.

―Y no te has enterado de lo peor ―añadió, con una risa sarcástica―, no es sólo mía, sino que también de Danielle.

A sus palabras le siguió un estallido de gritos y palabrotas que Minji contestó con dignidad. El punto más alto llegó cuando su padre la amenazó con dejar de darle dinero y cualquier ingreso si es que no cortaba con esa relación. La alfa ni siquiera se inmutó ante la amenaza, lo que sólo enfadó más a su padre, porque a Minji no le importaba el dinero si es que Haerin y Danielle estaban con ella. Ya lo tenía más que claro.

No sólo le pertenecía a Haerin, sino que también a Danielle.

―¿Por qué hiciste eso? ―farfulló Haerin, incrédula ante sus palabras.

Minji se encogió de hombros, viéndose algo atónita.

―Porque es cierto, ¿no? ―la alfa mayor miró a su mejor amiga―. En el hipotético caso ―añadió―, de que nos aceptes de nuevo, ¿tendré que ocultar la relación que tenemos? ¿Ocultarás la relación que tienes conmigo y Danielle?

―No ―Haerin parpadeó―, pero Min...

―Yo no voy a ocultar lo que siento por ti ―dijo con firmeza―, eres mi omega y de Danielle, y yo estoy orgullosa de eso.

―Mi madre también se enfadó cuando le dije ―intervino Danielle, y Haerin ahora se veía más incrédula―, ha dicho que he perdido la cabeza, que era imposible que una omega tuviera dos alfas.

Al menos, esa era la forma suave de decirlo, pues ella enloqueció y se dedicó a insultar a Haerin a diestra y siniestra.

―¡Es una omega que sólo le interesa el dinero! ―gritó, enfurecida―. ¡Dos alfas, ¿qué se ha creído?! ¡No es más que una omega codiciosa, una puta avariciosa...!

Sin embargo, terminó por callarse cuando Danielle estampó su puño en la mesa. El sólo hecho de escuchar esas palabras dirigidas hacia Haerin eran capaz de hacerla ver rojo, pues nadie podía siquiera hablar mal de la omega. De su omega.

Su padre había permanecido en silencio hasta ese momento.

―¡No vuelvas a decir esas cosas de ella! ―le gritó con el rostro enrojecido―. ¡Es mi omega y la tienes que respetar como tal, o te prometo matarte!

Su madre puso expresión de espanto, mirando ahora al alfa mayor con claro gesto de que le ayudara. Aunque su padre sólo enarcó una ceja, como si todo eso le generara mucha diversión.

―¿Crees que quiera un tercer alfa? ―preguntó con verdadera curiosidad―. Es una omega muy bonita.

Al escuchar eso, Haerin enrojeció con fuerza.

―Dios...

―Mi padre siempre ha sido retorcido ―reflexionó Marsh.

―O, mejor dicho, un pervertido ―replicó Minji.

―Han perdido la cabeza ―Haerin ocultó su rostro entre sus brazos, inclinada contra la mesa―, se han vuelto locas.

―No tanto como mi mamá cuando mi padre dijo eso ―bromeó Danielle, arrancándole una risa débil.

―¿No es lo que querías? ―preguntó Minji, viéndose un poco triste por su reacción―. Perdón, no queríamos ponerte más presión encima, Rin.

¿Presión? Haerin sentía todo menos presión. Su corazón estaba acelerado y emocionado por lo que ellas habían hecho, por el hecho de que estaban dispuestas a enfrentar a sus padres para estar con ella. La omega sentía muchas ganas de abrazarlas y besarlas, pero trató de mantenerse fuerte todavía, a pesar de que era más difícil cada vez que las veía.

―No me están presionando ―dijo―, sólo... estoy sorprendida ―una ligera sonrisa―. Son muy valientes por enfrentar a sus padres.

―Lo vales ―dijo Danielle―, tú lo vales.

―Claro ―apoyó Minji―, lo has valido desde el inicio.

Haerin sólo pensó, en ese momento, que estaba perdida para siempre. Su omega le pertenecía a esas alfas, ya lo tenía más que claro.

***

Para sorpresa de nadie, el día en que Xiaoting y Yujin se casaron el día estaba despejado y el ambiente tibio y un poco sofocante. Sin embargo, un tío de Xiaoting había ofrecido su parcela para celebrar la boda y así aplacar los costos, y por lo mismo, el aire no era tan pesado como lo hubiera sido en la ciudad.

Haerin estaba ataviada en un vestido azul mientras Jimin en un traje del mismo color, pues ambas eran madrinas de la pareja. Xiaoting estaba esperando a Yujin con aspecto impaciente, su mano izquierda apretando la tela del vestido.

―No hagas eso ―le regañaba Jimin―, harás un desastre.

―Está tardando demasiado ―barboteó Xiaoting, con la voz ligeramente temblorosa―. ¿Y si se arrepintió? ¿Si huyó?

―¿Huir? ―cuestionó Haerin―. Habríamos visto una camioneta partir, Xiaoting unnie. No pierdas la paciencia, sabes que Yujin es perfeccionista.

―Por lo mismo ―insistió Xiaoting―, se dio cuenta de que puede conseguir a una alfa perfecta y...

Su barboteo sin sentido quedó cortado cuando alguien gritó que venía la novia. Haerin y Jimin se enderezaron, en tanto Xiaoting se quedó en su lugar con la boca abierta en el momento en que Yujin apareció al ritmo de la marcha nupcial. Su padre la llevaba del brazo y el vestido blanco e impoluto le quedaba perfecto. La omega llevaba una corona de flores y un velo sobre su cabeza, por lo que no podían ver su expresión.

Haerin miró entre el público, viendo a Danielle y Minji, las dos con un traje negro que cambiaron a último momento en vez de los vestidos. Le guiñaron el ojo con coquetería y la omega se contuvo de rodar los ojos.

Yujin y su padre llegaron al altar. El hombre le dijo algo a su hija que la hizo reír ligeramente, antes de que Yujin fuera a Xiaoting. En sus manos cargaba un ramillete de rosas.

―Jin ―barboteó la alfa―, eres la omega más hermosa que he visto.

―Gracias, mi amor... ―Xiaoting le levantó el velo, observando la sonrisa de Yujin―, tú igual estás muy hermosa.

La ceremonia inició y Haerin no podía estar más orgullosa de ver a sus mejores amigas, frente a ella, casándose con esas grandes sonrisas en su rostro. En un abrir y cerrar de ojos todos estaban aplaudiendo mientras las recién casadas se besaban, y luego fue un poco gracioso de ver cuando Xiaoting trató de levantar a Yujin en sus brazos, pero casi acabaron en el suelo. A la omega no pareció importarle, riéndose a carcajadas mientras llenaba de besos el rostro colorado de Xiaoting.

―¡Que vivan las novias! ―gritó Haerin entre aplausos, sonriendo con fuerza, con el corazón tan apretado cuando se imaginó a sí misma en algo como eso.

De manera inevitable, sus ojos fueron hacia Danielle y Minji, que también aplaudían y la miraban. Se estremeció casi sin poder evitarlo, pensando en lo mucho que podían cambiar las cosas de un mes hacia otro.

El matrimonio fue en la parte delantera de la casona, mientras que por atrás sería el banquete de bodas. Haerin alcanzó a Danielle y Minji, que también aplaudían mientras la pareja recién casada iba adelante.

―Fue una ceremonia bonita ―fue lo primero que le dijo Minji cuando estuvo al lado de ellas.

―Aunque discrepo un poco de Xiaoting ―reflexionó Danielle, llamando la atención de Haerin―, tú estabas más hermosa que Yujin, ¿qué decirte?

Haerin se rió y le dio un empujón, sacándole carcajadas también mientras Minji la abrazaba por los hombros. Fueron a buscar su mesa, al frente de la mesa donde las novias estaban con sus respectivas familias. Lo bueno fue eso... Lo malo, es que Jimin también se sentó allí con Minjeong. Trató de pasar por alto la mirada de odio que le dirigió a Danielle y Minji y, para su fortuna, no dijo algo más allá de esa expresión.

―Creo que no nos quiere aquí ―le susurró Danielle.

―Por supuesto ―razonó Haerin―, así que no hagan nada para seguir ganándose su odio, ¿está claro?

―Poco probable ―suspiró Minji―, te quiere proteger y considerando que te estamos cortejando... ―de improviso le agarró desde la nuca para darle un beso en la boca, arrancándole un gritito de sorpresa.

―¡Haerin! ―espetó Jimin con claro disgusto.

La omega empujó a Minji, observando la sonrisa de diversión que traía encima. Danielle estaba tratando de aguantarse las carcajadas.

―¡No lo hagas de nuevo! ―le dijo Haerin, observando a Minjeong tratando de calmar a su novia―. ¡O voy a pegarte, Minji!

―Nos encanta cuando te pones agresiva ―le murmuró Danielle por detrás, provocándole un escalofrío, y Haerin también empezó a regañarla, al menos, hasta que comenzó el momento de los brindis para la comida.

Fue un momento muy bonito y divertido, en especial cuando se escuchaban las escandalosas carcajadas de Yujin por los comentarios que Xiaoting le decía cada tanto. Se veía tan feliz, riéndose sin control alguno, que su felicidad era contagiosa hasta el punto de que Jimin también comenzó a relajarse junto con Haerin. La comida transcurrió con calma, disfrutando de los platos y postres, y luego vino el momento del vals.

―Esos ojitos... ―Danielle la abrazó por la cintura―, ¿te gustaría una boda para ti, Hae?

Haerin dejó de mirar a sus amigas, que se mecían al ritmo de la música sin dejar de observarse con esas grandes sonrisas. Minji le tenía la mano agarrada, aunque parecía atenta a sus palabras.

―Sí ―admitió la omega―, desde pequeña que... que he querido una, ¿no son bonitas?

―Mmm... ―Minji le besó los nudillos―, puedes tenerla. Tal vez, antes de que te des cuenta, te vamos a pedir matrimonio.

―No sean tontas...

―Ooow, no te avergüences ―se rió Danielle, poniéndose de pie y ofreciéndole la mano cuando más personas se unieron al baile―. Vamos, vamos, momento de tu vals.

Haerin vaciló, sin embargo, Minji le hizo un gesto de que fuera. La omega siguió a Danielle hacia la pista, que le agarró nuevamente de la cintura para acercarla a su cuerpo.

―¿Sabes bailar vals? ―preguntó Danielle por encima de la música.

―Nunca lo he bailado ―contestó Haerin, abrazando a la alfa por el cuello―. Me imagino que tú sí, te mueves muy bien.

―Me muevo muy bien en todo ámbito ―coqueteó Danielle y la omega no podía creer que fuera tan descarada.

―Te estás humillando frente a mí ―farfulló Haerin―, imagínate si no las acepto, le contaré todo lo que me han dicho a mis amigas...

Danielle se inclinó para besarla, cortándole sus palabras. El beso, tan dulce y tierno, hizo que la omega poco más se derritiera en sus brazos, revolviendo con tanta fuerza a su omega.

―Puedes reírte de mí y Minji ―le dijo Danielle al alejarse―, no me importa si eso te hace feliz.

―Que tontería estás diciendo... ―susurró Haerin―, Danielle...

―Es cierto ―la alfa volvió a besarla―, te lo hemos dicho varias veces, pero... somos tuyas, Haerin. Siempre tuyas. Si incluso no nos quieres, si nunca puedes perdonarnos...

Ahora Haerin fue la que la besó, sin querer escuchar esas palabras en ese momento. Danielle le devolvió el beso con ternura. Estuvieron así hasta que unas nuevas manos agarraron a la omega de la cintura.

―¿Te molesta si te la quito? ―ronroneó Minji.

―Sí ―bromeó Danielle, alejándose para que Haerin se volteara y abrazara a la otra alfa―, no me la quites mucho tiempo.

―Te la quitaré para siempre ―se rió Minji, y Haerin le dio un golpe en el trasero en tanto Danielle le hacía un gesto grosero con los dedos―. Ooow, no seas así, bebé...

Y como hacía Danielle, antes de que pudiera siquiera reclamar, la alfa le dio un beso en la boca que también la derritió. Haerin sólo podía pensar, en ese momento, en que a pesar de todo, de lo que le habían hecho, de lo que pasó entre ellas, las seguía queriendo. ¿No era tonta?

Entonces, tuvo una epifanía. Tuvo la verdad de todo allí, mientras bailaba con sus dos alfas.

―Se aprovechan de mí ―le dijo cuando se alejó, ordenando sus ideas.

―¿Aprovecharnos? ―Minji frotó su nariz contra la de ella―. Sólo queremos consentirte, ¿es eso tan malo? Una bebé como tú...

―No soy una bebé ―bufó Haerin.

―Una bonita bebé ―tarareó Minji, y Haerin quería fingir enfadó a pesar de la sonrisa en su rostro.

Bailó unos minutos más antes de decirle que fueran a caminar por la parcela. Minji le dijo que iría en busca de Danielle, y Haerin lo aprovechó para ir donde Yujin y Xiaoting a darle un abrazo a cada una, felicitándolas por su matrimonio. La pareja seguía tan brillante como siempre.

Salió con Danielle y Minji poco después. Estaba cayendo la noche, aunque el aire seguía cálido, con poco viento. Había muchas personas a las que saludaron, logrando la calma una vez se alejaron.

―Es un bonito lugar ―comentó Minji, agarrándole la mano.

―Me gusta mucho ―aceptó Haerin, un poco distraída, mientras Danielle también le sostenía la otra mano―. Oigan...

Se detuvieron bajo unos árboles, donde había una mesa de madera en la que Haerin se sentó. Ambas alfas la observaron.

―¿Pasa algo, Hae? ―murmuró Danielle.

―Sí ―Haerin sintió su voz temblar―, creo... creo que no sé cómo decirles esto... ―un breve silencio de su parte, buscando las palabras exactas para hablar―. Es sobre nosotras.

Las dos alfas se miraron. A pesar de la ligera oscuridad, pudieron observar sus expresiones muy bien: había nerviosismo y ligero horror.

―Oh ―barbotearon.

―Ahora, en la boda... ―tomó aire, tratando de ordenar sus ideas―, en el baile, fue como... como que algo apareció en mi cabeza. Sigo... sigo muy confundida ―otra pausa―. Pensé... pensé en lo que me hicieron. Lo que quisieron hacer conmigo, y me pregunté... ¿no es tonto que todavía las quiera?

Ni Danielle ni Minji supieron qué decir ante esas palabras. Todavía tenían las manos de Haerin agarradas, pero se sentían frías y con las piernas temblorosas.

―Esa es la verdad ―Haerin tragó saliva―, todavía las quiero. Cuando... cuando estoy con ustedes, me pierdo, y eso me asusta. Durante... durante mucho tiempo, me vi a mi misma como una omega monocroma, como una chica sin color, y luego llegaron ustedes, me hicieron sentir... sentir con tantos colores...

La omega se puso a sollozar. Ambas se acuclillaron para quedar a la altura de ella.

―Lo sentimos tanto, tanto ―dijo Marsh entonces―, esa tontería... esa estúpida apuesta nunca tuvo que existir, Haerin.

―No hay día que no nos arrepintamos ―apoyó Minji, afligida―, en especial porque gracias a nuestra estupidez llegaste a creer que no... no te amábamos, cuando eso es mentira. Ahora lo sabemos: te amamos.

Haerin lloró con más fuerza ante esas palabras, dejándose inundar por el aroma de las dos, por esas palabras que lo significaban todo para ella.

―Creo que... ―volvió a hablar, ahogada―, que de alguna forma retorcida... ya las he perdonado...

Esa frase, dicha entre llantos, lo significó todo para ellas. No pudieron evitarlo y sus ojos también se pusieron llorosos, apretando más fuertemente las manos de la omega.

―... y... y está bien ―continuó Haerin―, ya no... ya no quiero seguir negándome esto, estas... estas emociones...

―¿Haerin? ―susurró Minji, con su voz anhelante.

―Podemos volver a intentarlo ―tartamudeó finalmente la pelinegra―, lento, como ahora, y sin presiones, ¿está bien? ―su voz sonó ahora más acelerada, como si estuviera escupiendo todo lo que sentía―. Y sí ustedes me vuelven a hacer... Me vuelven a romper el corazón...

―No habrá otra vez ―aseguró Danielle, poniéndose de pie y con su propio tono agitado―, no pasará por nuestras cabezas volver a hacerte algo así.

―Ni ninguna otra cosa mala ―Minji se movió primero para abrazarla―, porque eres nuestra omega. Nuestro hermosa y colorida omega.

Haerin lloró más fuerte al escucharla y Danielle se movió a abrazarla también, con el corazón apretado porque ella quería ser, efectivamente, esa omega.

No monocromática, sino una colorida y llena de amor omega.

Fin

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