capítulo veintiuno.

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Advertencias: omegaverse, fluff y angst mezclado. Jennie!Alfa x Rosé!Alfa x Lisa!Omega

***

~Dame tu mano, sálvame, sálvame,

Necesito tu mano antes de que caiga, caiga...

Al mirar la hora, se percató de que faltaban menos de cinco minutos para que el timbre tocara, anunciando el inicio de la jornada escolar. Lisa no sabía qué hacer en ese preciso momento, con los nervios apretando su estómago.

JiSoo pareció notar sus nervios, porque se volteó a verla y detuvo su caminata. Como si tratara de ser casual, apoyó sus manos en los hombros de su hermana menor, obligándola a devolverle la mirada.

—No debes sentirte así —le dijo JiSoo, cariñosa—, nadie te comerá aquí.

—Eso no puedes saberlo. —contestó Lisa, con su voz ligeramente temblorosa.

—Los profesores no lo permitirán —insistió JiSoo—. Sólo debes decirle que eres hija del CEO Manoban y saldrán en tu defensa.

—¡Pero eso es abuso de poder! —bufó Lisa.

—¿Y qué? —su hermana mayor se encogió de hombros—. Ay, aprovéchalo, Lisa. Si quieres le digo a papá que te contrate un par de guardaespaldas para que golpeen a los que te miren mal.

Lisa puso mala cara, soltando un bufido bajo y sabiendo que JiSoo lo decía como broma, pero si le insistía, era capaz de hacerlo. Su papá le había dicho algo parecido: "si alguien te hace algo, me lo dices enseguida y yo me haré cargo". Lisa se sentía un poco ridícula con la situación, sin embargo, a su omega le gustaba eso de sentirse protegida. Era un consuelo para la herida que poseía en su corazón.

El timbre resonó en la institución. JiSoo se inclinó a darle un beso en la frente, y por el rabillo del ojo, Lisa pudo captar a un par de chicas y chicos mirándolas fijamente.

Mordió su labio inferior.

—No debes preocuparte —le murmuró JiSoo—, te dejé impregnada en mi olor, así sabrán que no estás sola.

Lisa asintió y agarró las tiras de su mochila con fuerza, como si de esa manera se estuviera aferrando a algo firme. Se despidió de su hermana mayor y se obligó a avanzar por el patio delantero para entrar al enorme edificio de la institución privada que sería su colegio en los siguientes meses. La omega averiguó en línea cómo era aquel sitio y era muy exclusivo, demasiado para su propio gusto, y se sintió enseguida desentonando. Los y las omegas entraban y caminaban con un porte distinto al suyo. Lisa se sintió algo patosa.

Fue donde la secretaria y ella le dirigió con el inspector, encargado que le llevaría a su primera clase. El hombre, un beta, le explicó las principales instalaciones educacionales y Lisa no pudo evitar marearse con toda la información recibida: dos gimnasios, una cancha de fútbol, una piscina, dos comedores, tres laboratorios, dos salas de música...

Pronto llegaron a su salón. Lisa tragó saliva mientras el hombre pasaba, saludaba a los estudiantes y luego la presentaba. Miró rápidamente a todos sus compañeros, que la observaban con curiosidad, y luego desvió la vista hacia la pared.

—Mi no-nombre es Manoban Lalisa —tartamudeó, avergonzada—. ¡Por fa-favor, cuiden de mí! —y se inclinó, queriendo salir corriendo.

—Bienvenida, Lisa —habló la amable voz de la profesora—. Estamos en la clase de matemática, así que ve a sentarte al fondo, junto a la ventana.

Lisa se enderezó y apresuró en ir hacia el lugar apuntado. Algunos omegas se le quedaron mirando, pero una vez la profesora prosiguió con su clase, la atención fue desviada. La muchacha trató de prestar atención a lo que decía la mujer, aunque nunca fue muy buena en matemáticas, y la mayor parte de la clase estuvo perdida y sin entender nada. Para cuando finalizó, salió con una sensación de derrota.

—¿Eres Manoban?

Una voz masculina la sacó de su miseria. El timbre anunció el recreo unos segundos atrás, por lo que todos estaban saliendo del salón para aprovechar esos breves minutos de descanso.

Mmm, sí —respondió Lisa, mirando al omega. Era un chico guapo: cabello castaño, piel pálida, ojos oscuros y pequeños, y labios rellenos—. Manoban Lalisa.

Él se le quedó observando unos segundos, tanto que la intimidó.

—¿De casualidad tu hermana se llama Manoban JiSoo? —siguió preguntando él.

Su primer pensamiento fue un "¡Oh no, el ego de Unnie empeorará cuando le cuente esto!". Luego, sólo se sintió un poco ridícula por la situación.

—Sí, es mi hermana mayor. —admitió, tímida.

—¿De verdad? —él sonrió entonces—. Mi hermano mayor fue compañero de ella. Dijo que es muy guapa. Oh —una risa suave—, yo soy Bang Chan.

—Hola. —dijo, sintiéndose estúpida.

—¡Ven! —él le agarró de la muñeca—. Te presentaré con el resto de mis amigos.

Chan la arrastró y Lisa no pudo negarse, con la vergüenza pintando su cara de rojo. Ella, a veces, se sentía demasiado ridícula por ser tan tímida y vergonzosa, pero no podía evitarlo. Por lo mismo, para tratar de no quedar aislada, se forzó a presentarse con el grupo de amigos de Chan: JeongGuk, Sana y SooYoung. Casi desde el momento en que llegó, la bombardearon con preguntas.

—¿Por qué entraste ahora aquí? —preguntó Sana—. ¡Quedan como cuatro meses para finalizar el año!

—Antes vivía con mi mamá, en Seúl —trató de explicar Lisa, sin querer ahondar demasiado en detalles—, pero ahora, decidí vivir con mi papá.

—¡¿Seúl?! —exclamó JeongGuk, emocionado—. ¡Debe ser genial vivir en la capital!

—Quería una ciudad más pequeña. —barboteó Lisa.

—¿Y es cierto que tu hermana es JiSoo? —preguntó SooYoung.

Lisa no sabía cómo su hermana podía seguir siendo tan popular, ¡Se suponía que ella salió del colegio hacía mucho!

—¿Y de dónde la conocen ustedes? —preguntó, un poco recelosa.

—¡Está en el cuadro de honor! —explicó Chan—. ¡Mira, ven!

Y, como la vez anterior, le agarró el brazo y tiró de ella para llevarla al primer piso, seguido de su séquito de compañeros. Lisa se sorprendió disfrutando de esa atención y, de alguna manera, fue lo suficiente para distraerla.

Se detuvieron a mitad del pasillo una vez bajaron y Lisa observó la enorme vitrina que mostraba los cuadros de graduación de los estudiantes que se licenciaban año a año, y al lado de cada cuadro, una foto del estudiante que más destacaba. Le apuntaron una, y Lisa observó el atractivo y sonriente rostro de su hermana mayor.

—¿Es ella? —preguntó JeongGuk—. ¡Es muy bonita! A veces, cuando nos aburríamos, clasificábamos a los y las alfas de los cuadros de honor, a ver quién era más guapo —él soltó una risita—. Tu hermana siempre terminaba en primer lugar.

Lisa emitió un bufido bajo, como si no creyera lo que estaba escuchando. Sus compañeros la miraron con expresiones de curiosidad.

—Unnie no es tan bonita —mintió—, esa foto es Photoshop.

—¡¿Cómo?! —saltó Sana—. ¡Eso no es posible!

—¡Estás mintiendo! —acusó SooYoung—. Hoy tu hermana te vino a dejar, ¡Es muy bonita! —perdiendo vergüenza, la omega se le acercó y poco más se inclinó a olisquearle el cuello—. ¡Apestas a alfa! De seguro te dejó impregnada en su olor, ¡Qué envidia!

Lisa enrojeció con fuerza, aunque una parte de ella se sintió orgullosa al saber que su hermana mayor la cuidaba. La impregnación de su olor era una clara señal de que ella estaba protegida.

—JiSoo me quiere mucho. —admitió.

Conversaron un poco más y pronto el timbre para volver a entrar, y se fue junto al pequeño grupo de omegas hacia el salón. Fue agradable, se dio cuenta, porque en el siguiente recreo también la invitaron a ir con ella, y para la hora de almuerzo, le dijeron que se sentara con ellos.

La hora de almuerzo, como en su antiguo colegio, era grupal: se juntaban omegas, betas y alfas en un comedor comunitario, por lo que el lugar era enorme y para cuando ellos entraron, estaba muy lleno. Aunque lo que más le sorprendió fue ver que sus nuevos amigos se dirigían a una mesa donde había ya tres alfas.

—¡Hola, chicos! —saludo Chan—. ¡Miren, les presento a Manoban Lisa! Es una nueva estudiante que llegó hoy.

Los tres alfas la miraron. Eran dos chicas y un chico.

Lisa sintió, otra vez, vergüenza casi inmediata. Barboteó un "hola" en voz ahogada y muy baja, y no sabía a dónde mirar exactamente.

—¡Hola! —saludó la más cercana a ella—. Yo soy MiYeon, ella es HyeWon —señaló a la alfa sentada al lado de ella, que era extremadamente bonita y le devolvió el saludo con una sonrisa—, y él es SeokJin. —y apuntó al chico alfa, muy guapo, aunque con expresión seria que también le saludó, un poco más reservado.

El grupito se sentó en la mesa. Lisa quedó entre MiYeon y Chan, y el chico comenzó a platicarle sobre los profesores y el colegio en general.

—Gracias, pero aún así creo que seré un desastre —respondió Lisa minutos más tarde—, soy pésima en la mayoría de las asignaturas.

—No te preocupes —habló MiYeon, y la omega se sobresaltó—, puedo ayudarte si quieres, soy muy buena en las matemáticas. Y HyeWon también, a ella le va bien en historia y literatura.

—Será un placer. —la alfa le guiñó un ojo, coqueta, y Lisa enrojeció.

—Y Chan es muy bueno en ciencias —añadió MiYeon—, así que tranquila, te ayudaremos en lo necesario para que entiendas.

—Gra-Gracias. —volvió a decir, tímida y algo cohibida.

—¡Ten cuidado de no intimidarla! —habló JeongGuk de pronto—. Tiene una hermana muy protectora, ese olor a alfa que tiene encima es porque la impregnó para protegerla.

—¡No la voy a intimidar! —se defendió MiYeon, indignada.

Todos comenzaron a hablar en voz alta y Lisa pensó, por un breve momento, lo raro que se sentía todo eso. En su otro colegio solía pasársela solo la mayoría del tiempo, menos en el almuerzo, cuando se juntaba con NaYeon y JiHyo. Nunca fue muy social y era poca dada a hacer amigos. Es decir, no se llevaba mal con sus compañeros ni tenía un historial de bullying. Ella, simplemente, era solitaria. Monocromática.

Trató de espantar ese pensamiento, de lo contrario, estallaría en llanto si seguía dando rienda suelta a esa idea. Al pensar en aquella palabra, inevitablemente venía a su cabeza Jennie y ChaeYoung, y no quería que el llanto empezara a pujar por su garganta. No en un lugar público como el colegio.

A veces llegaba un pensamiento brutal: ¿Cómo estarían ellas? No podía evitarlo y la pregunta aparecía antes de que pudiera detenerla. Su omega se revolvía en necesidad por averiguar la respuesta, y era cuando, de manera inevitable, buscaba sus números bloqueados. Podría... Podría enviarles un mensaje con tanta facilidad y...

Reaccionaba a tiempo, por supuesto. No. Ella no tenía porque preguntarle esas cosas o siquiera contactarlas. Ellas no se lo merecían, porque en primer lugar, ella fue un juego para esas dos alfas y nunca la amaron. Nunca la quisieron. Lo más probable es que ni siquiera estuvieran preocupadas por ella, por el contrario, debían estar aliviadas de haberse librado de su presencia.

—Podríamos salir a comer un helado —dijo Sana de pronto, distrayéndola de sus pensamientos—, ¡Para celebrar tu llegada, Lisa!

Ahhh —Lisa parpadeó—, no creo poder. Mi hermana vendrá a buscarme.

Un grito de emoción por parte de los omegas. Los alfas se miraron con expresiones de confusión.

—¡¿Nos la vas a presentar?! —preguntó SooYoung.

—Claro que no —los miró con indignación—. Además, ustedes no lo conocen. Sus chistes de padre son terribles.

Los omegas comenzaron a quejarse, como si no pudieran creer que Lisa fuera tan mala con ellos. Lisa no pudo evitarlo, y sonrió con ganas al escuchar aquellas quejas.

—¿Acaso tu hermana es famoso? —preguntó SeokJin, mirando con reprobación a los omegas.

—¡Es bellísima! —dijo Chan, riéndose—. Más guapa que HyeWon.

—¡No lo creo! —saltó HyeWon, indignada—. Sólo me dicen eso porque no quise salir con ustedes, resentidos y resentidas.

La mesa estalló en escándalo: los y las omegas empezaron a discutir con HyeWon, que hacía oídos sordos a aquellas quejas. Lisa sólo se reía con escándalo, tan divertida por las palabras que escuchaba, y se sintió como que un peso se quitara de encima de ella.

—Oye, piénsalo —le habló una voz más baja, sobresaltándose, y se volteó hacia MiYeon, que estaba un poco inclinada hacia ella—, tal vez no hoy, pero uno de estos días, ¿Vamos por un helado?

Se coloreó un poco ante la propuesta, sin saber cómo reaccionar ante lo que le decía. Si bien sabía que se lo decía para que fueran en grupo, una parte de ella se lo tomó un poco más personal, por lo que se volteó hacia su comida para fingir tiempo.

—Po-Podría ser. —respondió, tímida, y MiYeon le sonrió con más fuerza.

—¡Perfecto! —la alfa le guiñó un ojo—. Y bienvenida, Lisa.

Sonrió ante sus palabras.

Las clases acabaron cerca de las cuatro de la tarde y todos salieron corriendo para regresar a su casa. Lisa salió junto con Chan y SooYoung, despidiéndose de ellos cuando vio a JiSoo a lo lejos. Sin poder evitarlo, corrió hacia ella y la abrazó, suspirando con algo de tranquilidad al percibir su aroma. A lo largo del día, la impregnación de su hermana mayor fue desaparecieron, mezclado con los otros olores de los omegas.

Ooooh —JiSoo le devolvió el abrazo y le besó en la coronilla antes de acariciarle el cabello—, ¿Me echaste de menos, Lili?

—No. —mintió Lisa, sonriendo levemente por el olor alfa de su hermana mayor.

—Pequeña mentirosa. —JiSoo se rió y la omega recién se separó, pero sólo agarrando la mano de JiSoo para irse con ella.

Era un poco extraño, pensaba Lisa mientras caminaba junto a JiSoo, platicándole sobre cómo le fue en su día, porque allí, con esa familia, se sentía como un monstruo de afecto y cariño. Tal vez se debía a la falta de amor paterno (y materno) que no tuvo mientras crecía, pues una vez su padre se marchó y su mamá decidió que se mudarían, su vida se transformó en algo que no le gustaba recordar. Aquello la hizo pensar en que no hablaba con ella desde antes de que se marchó, y es que no tenía cabeza para eso con todo lo ocurrido.

Cierta culpabilidad la golpeó. ¿No estaba siendo una hija descuidada?

—JiSoo Unnie —habló, y su hermana mayor la miró—, tú... Um... ¿Tu podrías perdonar a papá cualquier cosa?

JiSoo frunció el ceño levemente, sin entender muy bien la pregunta.

Ah... ¿No? —su hermana mayor se encogió de hombros—, depende, supongo. Es decir, yo estuve enfadada mucho tiempo con él porque no era capaz de buscarte o ir por ti. Eso era imperdonable para mí.

Lisa también arrugó el ceño, sin saber si estaba bromeando o lo decía en serio. Aunque decidió no pensarlo mucho luego de notar que no había una señal de broma en su expresión. Ella no sabía si era porque era alfa, su hermana mayor o ese asunto sobre los soulmate, pero JiSoo era muy seria en lo que se refería a ella.

—Mi mamá fue muy mala conmigo. —comenzó a decir, y empezó a explicarle a JiSoo la relación que tuvo con ella.

En algunas partes decidió ser superficial y no profundizar demasiado, pero en otros, le platicó con detalles las situaciones que vivió a su lado. Por ejemplo, las presiones que ponía para que se consiguiera un alfa y se dejara marcar, o incluso como pasaba por alto los errores de SeungHyun, justificando sus actitudes de mierda con cualquier excusa.

Cuando le habló sobre lo que hizo SeungHyun, sobre lo que trató de hacer con ella, no pudo evitarlo y se puso a llorar. El recuerdo de las manos de ese repulsivo alfa sobre su cuerpo, sus labios besándole el cuello y la dureza contra su trasero, era capaz de estremecerla y apretarle el corazón por el dolor. JiSoo la abrazó con fuerza, consolándola y emitiendo feromonas alfas que, si hubieran estado en casa, de seguro la habrían dopado.

—Ese alfa se merece lo peor —dijo JiSoo, con la voz temblando por la rabia—, ¿Cómo se le ocurre...? Por Dios, que ganas de matarlo —su hermana mayor le limpió las lágrimas de las mejillas con cariño—. Lisa... Yo no soy nadie para decirte lo que debes o no debes hacer. Tu madre no fue la mejor y, por lo que me cuentas, creo que también la odio —la vio apretar su mandíbula un poco—, pero sí tienes deseos de hablar con ella, puedes hacerlo y no te lo voy a criticar. Al fin y al cabo... Es tu madre. Eso no es algo que puedas dejar de lado o simplemente ignorar.

—A veces... A veces la odiaba —confesó Lisa—, y luego me sentía peor por eso. Yo creía... Creía que todo lo que ella hacía, todo lo que me decía, era para mi bien, para que todo fuera mejor.

—Lisa —JiSoo le agarró ambas mejillas—, no quiero justificarla, pero a veces, las personas tomamos decisiones creyendo que es lo mejor. Tal vez, lo hizo pensando en eso, probablemente quería asegurarte una vida en donde no sufrieras, como le ocurrió a ella. Eso no la exime de culpa alguna, sin embargo, te puede ayudar a comprenderla un poco y no guardarle odio. No me gustaría que te amargaras por ese odio, bebé.

Lisa asintió porque sabía que ella tenía razón en eso. Al fin y al cabo, su madre se llenó de resentimiento contra su padre. No excusaba lo que hizo el hombre, pues tomó malas decisiones, pero su madre se fue alimentando de ese odio, envenenándose no sólo a ella, sino también queriendo envenenar a Lisa. Y ella no quería ser nunca como su madre.

—Si quieres llamarla, te apoyaré e incluso puedes hacerlo conmigo a tu lado —ofreció JiSoo—, pero si no quieres hacerlo, estás en todo tu derecho. No le debes nada a ella, ni aunque sea tu madre.

Lisa le dio un abrazo más, sintiéndose un poco más consolada ahora que lo habló con ella.

***

Las dos alfas se miraron un instante antes de voltearse hacia el enorme edificio a varios metros suyo, contemplando a los omegas salir de clases. Sabían que lo que estaban haciendo podía tildarse un poco obsesivo, pero considerando la situación en la que se encontraban, no tenían más opciones. Además... Además, ellas sabían a lo que iban.

Ambas sospechaban que Lisa ya no estudiaba en ese colegio. La última semana, se habían ido turnando para esperarla a la salida y no la vieron en ningún momento. Lo de ahora era sólo para confirmarlo, por lo que buscaron entre la multitud y vieron, de pronto, a uno de los estudiantes con los que solía juntarse Lisa en clases. Se llamaba YeRim.

Jennie le hizo un gesto a ChaeYoung. Agarraron valor y caminaron hacia ella. La omega tardó un poco en darse cuenta, como si no estuviera segura de que ambas alfas fueran hacia ella.

—Disculpa —habló primero ChaeYoung, con voz grave. YeRim se congeló—, pero ¿Conoces a Lisa?

Eeeeeh... ¿Sí? —dijo la omega, insegura.

—¿Sabes si sigue asistiendo al colegio o se cambió? —preguntó Jennie.

YeRim se veía realmente confusa. Parecía que no sabía qué responder, y es que había reconocido a ambas alfas una vez estuvieron más cerca de ella. Las había visto varias veces, porque sólo unas semanas atrás, iban a dejar y buscar a Lisa.

—Yo... Pu-Pues no sé...

—No les digas nada, YeRim.

Una ronca voz habló, interrumpiendo la respuesta de la omega, que lucía demasiado nerviosa. Las dos alfas se voltearon, con iguales expresiones de disgusto, aunque ya sabían que existía una gran posibilidad que eso ocurriera. Al fin y al cabo, Lisa les contó que a ese colegio asistían unas amigas íntimas de ella.

Tanto Jennie como ChaeYoung reconocieron a las tres chicas que les devolvían la mirada sin intimidarse. Ellas sabían quiénes eran, pues algunas veces Lisa se despedía de lejos al irse con las alfas, e incluso, en algunas ocasiones, se saludaban con algún movimiento de cabeza.

JiHyo era la que estaba más adelante, a unos metros de ellas. Su expresión era dura, con la mandíbula apretada y sus manos cerradas en puños. Un poco más atrás, tensa y con los ojos echando fuego, se encontraba NaYeon, que llevaba de la mano a Mina, la mejor amiga de Lisa. Mina se veía muy, muy enojada.

—No tienen vergüenza alguna para venir aquí, ¿Cierto? —habló JiHyo, con la voz temblando en rabia—. YeRim, puedes irte —la omega casi salió corriendo, asustada—. Luego de lo que hicieron, ¿Todavía se atreven a aparecerse por aquí?

JiHyo se enteró sólo unos días atrás de lo que había ocurrido, cuando la partida de Lisa ya no podían ocultarla más. Fue la misma Lisa quien la llamó y le contó todo, y JiHyo estuvo a punto de salir a buscar a ambas alfas para darles su merecido. Sólo se calmó un poco al escuchar el llanto de su amiga, tratando de consolarla y sabiendo que no valía la pena decirle un "te lo dije", porque eso, al final, le provocaría más daño. Además, no era culpa de Lisa lo ocurrido, bajo ningún motivo, pues esas idiotas la engañaron y mintieron con la clara intención de lograr su objetivo. El único alivio que sentía JiHyo era saber que Lisa, al menos, no se acostó con ninguna de ellas.

—No estamos aquí para hablar con ustedes. —dijo Jennie, con aspecto molesto.

—No, claro que no —respondió NaYeon—, sólo están aquí para buscar a la chica a la que le rompieron el corazón, ¿Para qué? ¿Para decirle que todo era una broma? ¿Qué no lo decían en serio? —un bufido de su parte—. Son unas bastardas.

No se inmutaron ante el insulto. En el fondo, los sabían que era lo mínimo que merecían.

—Sólo queremos hablar con ella —espetó ChaeYoung, sacudiendo su cabeza—, pero como dijo mi amiga, no hablaremos con ustedes.

—Ni con nosotras, ni con Lisa —replicó Mina, y a pesar de ser la omega, se soltó de la mano de su novia y fue hacia ellas—, porque ustedes no van a volver a acercarse a ella, bajo ninguna forma —Mina ignoró los débiles murmullos de NaYeon diciéndole que volviera a su lado, incluso levantando un dedo y apuntándoles al pecho—. Luego de lo que le hicieron, lo mínimo que le deben es dejarla en paz y permitir que siga con su vida.

Jennie emitió un bufido bajo. ChaeYoung las miró, apática.

—Lo mínimo que merece es una explicación de nosotras. —contestó Jennie.

—¡Claro que no! —ahora Mina, sin temor alguno, las empujó su pecho con su dedo—. ¿Y qué explicación van a darle? ¿Qué fue un malentendido? —soltó una carcajada sarcástica—. ¡Y una mierda! Ustedes jugaron con ella y la destrozaron.

ChaeYoung, molesta por sus palabras, manoteó la mano de Mina. Ante la reacción, NaYeon enseguida saltó en defensa de su novia con aspecto amenazante, gruñendo y agarrando a la Japonesa de los hombros para empujarla detrás de ella.

—¡No te atrevas a tocar a mi omega! —espetó NaYeon, furiosa—. ¡Y no se atrevan, siquiera, a acercarse a Lisa!

JiHyo también empujó a Mina detrás de ella, agarrando el hombro de NaYeon.

—No les hagas nada —dijo la alfa, aunque contrarrestaba con sus ojos iracundos—, basuras como ellas no lo valen, NaYeon Unnie —escupió a los pies de ambas alfas, que no se movieron—. Vámonos.

NaYeon les volvió a gruñir, pero luego de dirigirles una última mirada de desprecio, se volteó y agarró a Mina de la mano. Mina también las miró con odio antes de irse con NaYeon y JiHyo.

Luego de unos segundos, tanto Jennie como ChaeYoung se miraron.

—No fue tan malo. —dijo Jennie.

—Pudo ser peor —apoyó ChaeYoung—. Yo esperaba que nos agarraran a golpes.

—Bueno, pero al menos ahora sabemos que Lisa ya no está aquí —apuntó al colegio—. Debe haberse ido a Busan, con su padre.

—¿Su madre sabrá algo? —ChaeYoung se veía un poco escéptica—. ¿Lisa la dejaría a ella sin noticia alguna?

Jennie sopesó sus opciones con cuidado.

—Podríamos ir a verla y preguntarle las cosas discretamente. —aceptó la alfa mayor, y se dirigieron hacia el auto de ella, pues fueron en el suyo.

La última semana había sido un poco mejor que la anterior, dentro de todo. Con la clara idea de poder solucionar todo, con un rayo de esperanza en sus corazones, decidieron aventurarse en buscar a Lisa, averiguar donde estaba y poder conversar con ella. Sabían que sería difícil, por no decir casi imposible, pues era muy probable que la omega las mandara al diablo al inicio. Ellas entenderían esa reacción... Sin embargo, estaban también dispuestas a darlo todo por ella para que les creyera y diera una oportunidad más.

Una oportunidad más. Ellas no la iban a arruinar más, no le mentirían, no le iban a presionar por una respuesta. Si Lisa quería estar con las dos, ellas lo iban a aceptar con una gran sonrisa en la cara. Todo lo que deseaban era que Lisa las volviera a mirar con esos hermosos ojos brillando y sus labios sonriendo tan encantadoramente como lo era ella.

Se dirigieron con rapidez hacia donde vivía su madre (o se suponía que vivía). Jennie no pudo evitarlo, y apretó sus manos alrededor del manubrio al recordar la última vez que fue allí, corriendo a salvar a Lisa por culpa de su padrastro. El horrible escenario que se encontró: la omega con el rostro herido, su aroma aterrado inundando su hogar. Ella no estaba segura de si iba a poder controlarse una vez viera a SeungHyun, y por la cara que tenía ChaeYoung, era lo mismo.

Llegaron en menos de media hora. Jennie se estacionó y ChaeYoung se bajó primero, yendo hacia la puerta y tocando el timbre. La alfa mayor le alcanzó casi enseguida, pero nadie salió a abrir, y se miraron con el ceño fruncido.

Jennie tocó ahora. Esperaron otros minutos, sin embargo, al ver que nadie salía, se dieron vuelta para irse.

En ese momento, la puerta se abrió y SeungHyun salió, con una lata de cerveza en su mano y expresión de irritación.

—¿Quién demonios...? —enmudeció cuando vio a ambas alfas—. Ustedes —un gruñido amenazante—, ustedes, pedazos de mierda...

—Buscamos a la madre de Lisa —habló ChaeYoung, mirándolo con desprecio—, no a usted, pedófilo de mierda.

El insulto hizo que SeungHyun enrojeciera por la ira y rabia. La mano que sostenía la lata de cerveza se movió en un gesto amenazante, pero aquello sólo provocó que se derramara parte de la bebida al suelo.

—¡¿Dónde está esa puta, eh?! —gritó, furioso—. ¡¿Dónde está la zorra de Lisa?! Dejándose follar por dos alfas, ¡Cuando pudo pedírmelo a mí desde el inicio! ¡Pedazo de puta que tienen!

No se podía decir con claridad quién de las dos se movió primero. Reaccionaron casi al mismo tiempo, yendo hacia SeungHyun y agarrándolo de su camisa, tirando de él hacia la calle. El alfa era mayor, claro, pero el alcohol lo hacía torpe y lento, y no pudo defenderse cuando recibió dos puñetazos en su rostro. Cayó al suelo estrepitosamente y con un grito de dolor, y estuvo a punto de recibir una paliza, cuando alguien habló con voz débil:

—No, por favor, déjenlo.

Se voltearon a ver a la madre de Lisa bajo el umbral de la puerta, con ojos llorosos y expresión desolada. Una mano estaba sobre su vientre abultado por el embarazo, ¿Cuánto debía tener? Cerca de cuatro o cinco meses.

Jennie miró a SeungHyun, que gimoteaba en el suelo, medio inconsciente, con sangre filtrándose a través de su nariz y boca. Ella le rompió el labio y ChaeYoung la nariz. Sin poder evitarlo, se inclinó hacia él.

—Como vuelvas a ofender a Lisa —dijo en voz baja—, vendremos personalmente a matarte, SeungHyun.

—Que ni se atreva siquiera a poner su nombre en su boca. —espetó ChaeYoung, despectiva.

SeungHyun tosió, sin moverse. Las dos alfas volvieron a mirar a HyoYeon.

La mujer se veía... Un poco mal, por decir lo mínimo. A pesar del embarazo, parecía haber perdido peso las últimas semanas, con las mejillas ligeramente ahuecadas y los brazos delgados. Su pelo se veía algo sucio y había marcadas ojeras bajo sus ojos. ChaeYoung se preguntó cuánta falta le haría Lisa, considerando que su hija estuvo trabajando en un café (había renunciado, supieron días atrás) y era un aporte económico a su hogar.

—Venimos por algo breve y no pretendíamos... Pelear con su alfa, señora HyoYeon —dijo Jennie, volviendo a la diplomacia a pesar de que SeungHyun estuviera todavía en el suelo—, pero sólo queremos saber una información pequeña.

—¿Ha hablado con Lisa últimamente? —preguntó ChaeYoung, impaciente.

Jennie le dio un codazo en el costado. ChaeYoung trató de mantener la compostura.

HyoYeon frunció el ceño un poco, confundida con la pregunta hecha.

—¿Con Lisa? No —ella sacudió su cabeza—. Hace semanas no habló con ella. ¿Le ha pasado algo? —una expresión de alarma—. ¿Está bien?

—Ella está bien —mintió Jennie—, pero... Um, tuvimos un problema y ha decidido irse con su padre, al parecer.

—¿Con Khun? —HyoYeon parpadeó antes de verse molesta—. ¿Cómo...? Pensé que, a estas alturas, ya estaría marcada por cualquiera de las dos.

—Lisa es joven —espetó ChaeYoung, viéndose medio enfadada y callándola—, no le daremos una marca mientras ella no lo pida.

HyoYeon no dijo nada por unos segundos, viéndose con claridad que no sabía cómo reaccionar ante lo dicho por la alfa. Jennie ni siquiera se molestó en explicarle el tipo de relación que tenían ellas con la omega, porque esa mujer no lo entendería. Ella recordaba muy bien cómo ofreció a su propia hija la primera vez que se vieron, incluso cuando Lisa se veía tan afligida y a punto de llorar.

—Sí, es joven —dijo ella, débil—, y deseo que un alfa la cuide ya. Ella necesita ser cuidada.

—Claro que no —bufó Jennie—, Lisa existe independiente de un alfa, señora, y usted debería empezar a verlo así.

HyoYeon no añadió nada más, porque simplemente se dio vuelta y entró al interior de su casa. No parecía importarle haber dejado a SeungHyun tirado en el suelo, y ellas dos tampoco se molestaron en levantarlo. Esa basura podía quedarse allí, donde correspondía.

Regresaron a su auto, subiéndose, y Jennie se apresuró en marcharse de allí. Permanecieron unos segundos en silencio hasta que ChaeYoung habló.

—Está en Busan, entonces, con su padre —reflexionó—, probablemente la matriculó en alguna escuela de allí para que termine sus estudios. Aunque tenemos un pequeño problema con eso, Jennie.

—Sí —la alfa mayor también lo venía pensando desde hacía varios minutos—. Por mucho que lo quisiéramos, no podemos sólo viajar mañana. La universidad...

—Nuestros padres nos matarán si la abandonamos —se rió ChaeYoung—. Bueno, el mío me matará. Ya me desprecia por lo ocurrido en la nieve, y si se entera que dejé mis estudios...

—El mío tampoco estará contento —suspiró Jennie—. ¿El fin de semana, entonces?

ChaeYoung se veía bajoneada y algo disgustada, pero sólo asintió con la cabeza. Jennie suspiró y buscó un lugar donde estacionarse.

—Ya, suéltalo.

—¿Y si conoce a alguien más? —barboteó ChaeYoung, sin que fuera necesario presionarla un poco más—. ¿Si algún alfa se le acerca y Lisa empieza...? —ni siquiera quería decir la palabra en voz alta.

—No lo creo —trató de razonar Jennie—, Lisa no se ilusiona rápido. Sólo... —una risa ante el recuerdo—. Sólo piensa en cómo nos trató las primeras semanas. Cómo te trató a ti.

ChaeYoung también se rió, pero Jennie notó sus ojos levemente llorosos. En el fondo, Jennie podía entender su miedo, porque ella también lo sentía. La sola idea de que los ojos de Lisa se posaran en alguien más la volvía loca, le rompía el corazón por completo.

¿Qué nos hizo?, fue lo que pensó, sin poder entender bien cómo la omega pudo calar tan hondo en ellas, pero tampoco juzgándoselo pues, al fin y al cabo, todo eso lo provocaron las dos. Con ese estúpido juego no sólo terminaron provocando intensas emociones en la omega, sino también en ellas mismas.

—Quiero abrazarla —sollozó ChaeYoung, y Jennie se giró para sostenerla—, quiero que esté de vuelta con nosotras, Nini.

—Yo también lo quiero —murmuró Jennie, conteniendo sus propias lágrimas—, por Dios que lo quiero.

Era el único deseo que las dos tenían en ese momento. Volver a ver a Lisa y que les dirigiera otra vez esa hermosa sonrisa que derretía sus corazones.

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¡Gracias por leer!

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