Dieciséis

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Harry había vuelto de su última visita a su hogar, más bien, su cautiverio. Quedó pasmado cuando entró.

Apenas pisar el lugar pudo ver las imágenes de su pasado, pudo ver sus habitantes, sus muebles, la luz, podía escuchar la música, los pisoteos de su madre al bailar, el sonido del fuego, como su padre hojeaba las páginas del periódico. Todo como si fuera un espectro de lo que él solía llamar felicidad.
Podía escuchar las risas de sus amigas, quienes tocaban la puerta de su casa para sacarlo a pasear y juntar flores, podía oler el perfume de su madre, el tabaco de su padre y el bullicio del su pequeño pueblo en las mañanas.

Sintió algo mucho más raro que la nostalgia, era triste, todo estaba vacío. Sus recuerdos eran solo un fantasma atrapado en el tiempo, cuando aún era un niño inocente y feliz.

Cada vez que cayó a llorar, Niall estuvo allí para sujetarlo, como prometió.

Su mayor error fue recorrer toda la casa, visitar cada rincón. Incluyendo la habitación de su madre, la cual le hizo derrumbarse.

Ella tenía un alma tan peculiar, amaba pequeñas cosas con tanta fuerza que las mantenía en su cuarto hasta el día que mueran. Tenía siempre rollos de tela coloridas, con estampados atrevidos y electrizantes. Repisas repletas de libros antiguos, floreros, miles de floreros con diferentes tipos de flores exóticas, y las mantenía allí aunque estuvieran marchitas. Tapizados diferentes en cada pared, pilas de almohadas de diferentes tamaños, formas y colores. Peluches, acuarelas y cuadros.

Sin embargo, esa esencia única que la caracterizaba faltaba. La habitación yacía vacía y fría, llena de telarañas y con todas las paredes pintadas de blanco.

Harry abrió la puerta de la habitación de su madre, observando todo con ojos abiertos y llorosos, de repente tapándose su boca con ambas manos para no soltar un quejido lastimero en voz alta.
Era un dolor tan grande, cuando creyó que esa herida sano, de repente fue abierta con el recuerdo de que su madre lo era todo para él.

Se atrevió a ir hacia el baño, con Niall a su lado, sobándole la espalda para calmar sus sollozos.

Al entrar la pudo ver una vez más. Pudo ver a su padre llorando en el suelo, como todo un hipócrita y cobarde. Alzaba su vista y veía a su hermosa madre, quien carecía de vida y color. El día que perdió su alma.

-Hazza, puedes ir a descansar, voy a preparar el almuerzo.- le dijo Niall, tocándole el hombro y alejándose hasta la cocina.

Harry tenía los ojos hinchados y una curiosa debilidad en sus piernas.
Se dirigió hasta su habitación y se tiro en su cama.

A veces le era imposible preguntarse si se merecía todo lo que vivió, incluso preguntarse si merecía seguir con vida.

Negó la cabeza para él mismo, levantándose de la cama para ir a su escritorio.
Eran estos momentos, en los que no podía hablar por el gran nudo de su garganta, cuando no podía expresarse con palabras. Tocaba hacerlo con letras.

Dio un suave suspiro y dejó que su alma se refleje en la hoja blanca.

Sombra, sombra, que espectáculo.
Cada dos pasos, hay un cuervo bizco
Doy la media vuelta, vuelvo solo a penas.
Nieve blanca y suave
Doy la media vuelta, vuelvo solo a penas.
Parado en el patio, disfrazado de un niño.
La casa es blanca y el césped está muerto.
El césped está muerto, el césped está muerto.

Miel en tu boca cuando me diste mi nombre
Lágrimas en tus ojos cuando lo tiras como una cadena

Parado en el patio, vestido como un niño.
La casa es blanca y el césped está muerto.
El césped está muerto, el césped está muerto.

Columpio oxidado, tobogán de plástico.
Empújame hacia arriba y hacia abajo, llévame a dar un paseo

Parado en el patio,disfrazado de un niño.
La casa es blanca y el césped está muerto.
El césped está muerto, el césped está muerto.

Luego de estar un largo rato escribiendo, reposó su espalda en la silla y giró su cabeza hacia un lado, observando su maleta. Sabía que era momento de abrirla.

Luego de un tiempo encontrándose de gira, estaba al fin en el penúltimo país que le tocaba visitar. Se encontraba en Croacia, se quedaría tan solo ese día y luego partirían hasta su último rumbo.
Valerie y él solían quedarse en el hotel viendo películas o comiendo, cosa que disfrutaba mucho, pero ese día decidió ir a tomar un paseo, dejando a Valerie en el hotel.

Normalmente la chica se quedaba y se daba largos baños y se encargaba de que la habitación de hotel se sienta más acogedora. Limpiaba y aromatizaba el lugar, no le gustaba darle más trabajo a las limpiadoras.
En ese momento estaba ordenando su maleta, para poder ya irse mañana en la mañana. No asistiría al concierto de Louis ya que él le afirmó que no pasaba nada si e quedaba a descansar, así que accedió y decidió ahorrar tiempo para ambos ordenando las cosas de cada uno.

Estaba recogiendo las cosas de Louis cuando su libreta de escrituras se cayó de su saco.
Observó el objeto por unos segundos, dudando de sus siguientes movimientos.
Ella sabía perfectamente que a Louis no le gustaba que lean su libreta, decía que era como que estén indagando en sus sentimientos y pensamientos más íntimos y profundos; y claro que a nadie le agradaba eso, significaría estar expuesto, por lo tanto, indefenso.

Sin embargo a Valerie le ganó la curiosidad, agachándose para agarrar el objeto entre sus manos y sentándose en la cama, cruzando ambas piernas para poder leer lo prohibido.

No esperaba mucho, tal vez algunos poemas que no lograría entender, pensamientos intrusivos y deseaba que, de vez en cuando, pueda encontrar algo sobre ella, algo bonito.
Abrió la libreta, encontrándose primero con algunos garabatos y palabras al azar, letras de canciones, tanto suyas como ajenas, pruebas d embarcadores o de lápices, incluso algunas flores aplastadas entre páginas. Sonrió, enternecida por todo lo que encontraba, todo le parecía tan puro, Louis tenía una visión del mundo tan atenta y linda, amaba cada pequeño detalle.

Muy pronto logro llegar a las páginas más recientes, estas estaban repletas de escrituras. Primero nada le pareció raro, hasta que cada escritura tenía al menos una descripción de una persona: "ojos verdes, rizos, piel de porcelana, Venus, labios rojos".
Extrañada, frunció las cejas y siguió leyendo por puro morbo.
Había escrituras de aparente confusión, un amor secreto, incluso no correspondido.
No pudo evitar que sus ojos se pongan aguados.
Leía, una y otra vez las mismas cosas.
Hasta que leyó "mi chico".
Se trataba de un hombre.
Todas las fechas se remontaban a cuando estuvieron el Italia, hace relativamente poco.
De pronto, Valerie recordó la vez en la que Louis "salió a comer con un socio". Ella no quería pensar eso de él, no podía ser.
No aguantó más y cerró de un golpe la libreta, tirándola al otro lado de la habitación.

Harry se arrodilla en frente de la gastada y vieja maleta de tela con estampados de pequeñas y coloridas florecillas. Da un leve suspiro y la abre, después de tanto tiempo sin haberla tocado hasta se había olvidado de lo que tenía allí.
Lo primero que encontró fue el único vestido que su padre le dejaba usar, era uno corto, un poco más arriba de las rodillas. Era sin mangas, se ataba en la parte de los hombros. Era un blanco plano y aburrido, muy diferente a lo que usa hoy en día.
Va sacando prendas, normalmente camisas blancas grandes y gastadas, pantalones viejos, de vez en cuando algunos accesorios.

Llega a la parte delantera de la maleta, donde había un gran bolsillo, aparentemente lleno. Se encontró con objetos al azar, no recordaba haber puesto nada e eso ahí, sin embargo se encargó de vaciar el bolsillo por completo. Cuando tocó fondo, sintió una hoja de papel grueso en sus manos, no dudó en sacarlo.

La agarró con ambas manos y entrecerró sus ojos mientras leía lo que decía en él sobre de lo que parecía ser una carta.

"Para Harry, la abrirás cuando llegue el momento"

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro