Doce

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-Louis, prepárese, en 20 minutos sale.- le informa la mujer para luego esfumarse de nuevo para afuera.
Louis respira hondo, mirando a su alrededor. Agacha su su cabeza hasta que quede reposada en su regazo y luego la cubre con ambos brazos.
Es un extraño sentimiento, volver al lugar donde encontró el verdadero amor, donde le robaron su corazón y nunca más se lo devolvieron.
Tocaron su puerta, y sin esperar respuesta esta fue abierta.
-Hola cariño.- le saludo la chica rizada con mejillas rosadas mientras se hacerca a él.
-Hola, Val.- le saludo Louis un tanto desganado.
-Vine a desearte suerte, además quería saber cómo te encontrabas, desde que llegamos a Italia estás un tanto... raro.-
-Gracias cielo, pero no es nada, solo estoy un poco cansado.- le da una sonrisa forzada y golpea dos veces el sofá, señalándole a Valerie que se siente a su lado.
La chica obedece y se acurruca en el pecho de Louis, esté envolviendo su brazo alrededor de los hombros de la chica.
-Oh, lo imagino, trabajas muy duro.-
-Es el precio de hacer lo que amo.-
La mujer le ofrece una sonrisa tímida y luego le da un beso fugaz en la boca.
-Sales dentro de poco, mejor iré a ver si hay algo para comer en la mesa de bocadillos.-
-Okey, le diré a Paul que te acompañe.-
-Gracias cariño, ¡ Mucha suerte, te adoro !-
Louis no le responde, y cuando la puerta es cerrada con delicadeza suelta un suspiro.
-¿Que es lo que me pasa?- susurra para sí.

Sin darse cuenta ya era hora de salir.
Como siempre, al salir le cegaban los ojos las luces de los flashes, le impresionaba la gente que estaba allí por él .
Sin embargo el tiempo pasaba como un rayo, cuando menos lo esperaba ya había terminado la última canción y era hora de despedirse.
-¡Buenas noches Italia, espero la hayan pasado de maravilla!- fueron sus últimas palabras antes de quedar fuera de la vista pública.
Él no sabía que un chico rizado lo miraba con los ojos aguados, creyendo que lo más cerca que podría estar de él sería eso y solo eso.
Louis apenas llegó a su camerino fue recibido con el cálido abrazo de su novia que ya lo esperaba con ansias. Se había acostumbrado, luego de estar casi un mes juntos su forma cariñosa y pegajosa de ser ya era parte de su rutina diaria.
-¡Lo hiciste genial como siempre cariño! Estoy tan orgullosa de tí.- se pone de puntilla para darle un beso, ahuecándo sus mejillas con ambas manos. Louis posa suavemente sus manos en sus caderas, y, aunque se nota que la chica pide más, Louis le da un corto piquito y luego se separa de ella para ir a fumar un cigarrillo.
-Gracias Val, eres muy dulce.- le dice mientras prende su cigarrillo y sale al estacionamiento trasero de su camerino.
-Oye, estaba pensando en salir a comer algo, no se, he visto muy buenas reseñas de una pizzería de aquí cerca y...- Louis no le deja terminar ya que suspira fuertemente y exhala el humo que estuvo manteniendo en sus pulmones.
-No lo creo cariño, lo siento, he quedado muy agotado. Si quieres puedo decirle a Lou y a Betty que te acompañen, yo iré al hotel.-
-¿Estás seguro? Yo solo te lo dije porque quería pasar un rato contigo, sabes que amo Italia...-
-Lo se linda, mañana podemos salir a desayunar ¿si?- se encamina hacia ella para abrazarla y darle un beso fugaz. La chica asiente y le ofrece una tierna pero desganada sonrisa. -Ahora, ve a cenar y a divertirte con tus amigas, ahora le escribo a Olí para que las lleve al lugar donde quieran.- Valerie da unos cortos saltitos en su lugar y sonríe -Si Lou, adiós, te quiero.-
Louis no responde, solo asiente con una sincera sonrisa por verla feliz y sacude su mano a forma de despedida.
Decide quedarse ahí un poco más, hay una vista bella a pesar de los numerosos autos estacionados y siente una gran paz, ya que ni media alma pisa ese lugar hasta ese momento.
Sin embargo, vio dos personas caminando hacia uno de los autos, no le tomó mucha importancia hasta que el faro los iluminó y notaron su presencia. Se quedaron un rato mirándolo, aparente analizándolo.
Louis alza una de sus cejas, suponiendo que son dos seguidores suyos y simplemente intentan reconocerlo entre la oscuridad, así que no le toma mucha importancia y se prepara por si se acercan a hablarle.
Pasan aproximadamente dos largos minutos en los que esas dos siluetas se quedaron inmóviles en sus lugares, hasta que, repentinamente una de ellas empujó a la otra hacia él. Louis soltó una risita y negó con la cabeza, un tanto asombrado por la timidez de uno de ellos. Parecía, desde lejos, las siluetas de un hombre y una mujer, una de ellas portaba lo que él creía que era un vestido ya que se notaba la diferencia de prendas desde lejos gracias a las sombras, sin embargo no pudo distinguir el pelo ni nada más, así que no sacaría conclusiones tan rápidas.
A medida que se van acercando pudo verlos mejor, hasta que vio sus caras... Esa cara inolvidable, la que aparecía cada vez que dormía, cada maldita vez que cerraba sus ojos. Pestañeó un par de veces, creyendo estar alucinando, pero siempre mente se acercaban más y más ya él; él sentía que no podía moverse, ni un solo músculo daba indicios de poder mover e ni un milímetro. Era como si su mente no funcionara por el simple hecho de ver un rostro ¡Vaya estupidez!
En un santiamén ambos chicos ya se encuentran en frente de él, solo separados por la pequeña reja que separa el "balcón " del estacionamiento. Al lado de Harry había un chico Rubio con las raíces sin pintar (bastante notorio a pesar de la oscuridad), llevaba una camisa y unos jeans mientras Harry usaba un vestido con estampado de lo que parecían ser flores, aunque no se distinguía muy bien, como era habitual, al menos cuando lo conocía solía usar esa clase de vestimenta muy a menudo.
El ojiazul se quedó paralizado en frente de ambos chicos, incluso tirando su cigarrillo en el piso para que este se apague por si solo. El chico desconocido le susurró algo al rizado para luego alejarse de ellos, dejándolos solos.
Pudo notar en los ojos de Harry una nostalgia atrapada en las lágrimas que no se permitía soltar. Aunque había luz de los faroles estos no alumbraban tanto la cara del oji verde como la Luna, siempre presente en sus encuentros, quieran o no.
-Louis- se permite soltar la primera palabra en un suspiro disfrazado de susurro.
Louis se toma su tiempo para reaccionar, pero lo hace.
-Harry... ¿qué haces aquí?- le pregunta en vez de ofrecerle un saludo, como era de esperarse.
-Y-yo vine a verte Louis. Lo que haces es...Uhm, muy bonito.- dice meticulosamente, cuidando cada palabra para no arruinar la única oportunidad que tenía para aclarar todo.
-El chico que estaba contigo, supongo que él es Oliver.- le dice con un tono seco y un tanto tenso.
-¿Que? No se de que me estas hablando.- le responde genuinamente confundido.
-A ver, déjame refrescarte la memoria: me dejaste angustiado una madrugada, me dijiste que te ibas a fugar conmigo porque me amabas tanto como yo a tí, pero aparentemente era mentira, porque a la mañana no volviste, nunca más volviste ¿Y por qué? ¿Creíste que no me iba a enterar? Yo te busque como un maldito perro, cuando hice una llamada adivina quien me respondió ¡Oliver! Aparentemente se la estaban pasando de maravilla si tenemos en cuenta tus gustosisímas risas mientras lo llamabas.-
Escupe cada palabra con frustración, claramente recordando cada minuto de angustia de esa madrugada.
Harry lo mira con ojos abiertos, abre la boca intentando formular al menos una sola palabra, pero no le sale nada.
-Eso me imaginaba. Me usaste para escapar de tu padre y te fugaste con el verdadero amor de tu vida. No me tienes que explicar nada. Me tengo que ir.- pisa el cigarrillo en el piso que, sorprendentemente aún no se consumió a pesar del frío viento que soplaba fuerte.
-¡Louis, espera por favor!-
-Qué quieres, eh, que mierda quieres de mi.-
-Quiero que me escuches... no se de donde has sacado todo eso, yo jamás me fugué con Oliver, Louis, te lo juro por mi vida.- le dice Harry en tono de suplica ñ, junta ambas palmas de sus manos como si fuese a rezar y mira al castaño en frente de él -Por favor déjame explicarte todo.-

Louis suelta un cúmulo de aire que no sabía que estaba sosteniendo y asiente, rendido.

-Lo siento por haberme ido, yo no lo quería hacer, pero fue lo mejor, aunque no se sintió bien jamás.- dice cabizbajo mientras niega lentamente. -Yo llegué a casa, como acordamos en el plan, entré por el balcón y seguí todo al pie de la letra. Pero mi padre estaba en mi habitación, no se que hacía con exactitud, no lo recuerdo muy bien. Al ver que puse mi vista de inmediato en mis valijas él ya se había dado cuenta de lo que quería hacer. Le agradezcas Dios o a quien sea que me cuido esa noche que no me mató. Y aunque no recuerde muy bien los sucesos si recuerdo el camino que hicimos en auto hasta llegar a una minúscula casa a las afueras de la ciudad , al lado tenía un lago... allí es donde estuve viviendo durante todo este tiempo. No hay mucho que te pueda decir, hace unos meses que estoy libre ya que mi padre sé suicidó. No me dejó nada, ni dinero ni una carta ni me dijo por qué hizo todo lo que hizo. Ya se que es muy ilógico, ni siquiera yo entiendo que fue lo qué pasó... supongo que ya sabía que me iba a ir, y honestamente ambos sabemos lo obsesionado que él estaba conmigo.-

Louis entrecierra los ojos y se toca el puente de su nariz exhalando aire.
-Harry, es muy alocado... yo, no lo sé, no digo que no te creo pero...- antes de que pueda terminar Harry lo detiene, abriendo la reja que los separaba, entrando en el espacio de Louis para ponerse frente a él aún más cerca.

-Por favor Lou, créeme, yo sé que tú lo harás, tú eres diferente a todos los demás.- Louis nota el destello de tristeza que desbordan los ojos de Harry, apreciando el verde de estos que son iluminados por la luz de la Luna resplandeciente; sorpresivamente ninguna nube habitaba el cielo esa noche, eran solo ellos, la Luna y las estrellas.
-Se que es difícil de creer, pero si no me crees a mi puedo llamar a Niall, el chico que estaba conmigo, él me acogió luego de lo sucedido... o a la policía, lo que quieras, no pido que no me guardes rencor o que me perdones, solo quiero que sepas que no me fui porque quería, quiero que me entiendas.- su voz se va quebrando con cada palabra que suelta y unas cuantas lágrimas ya están amenazando con salir. Un silencio inunda el espacio entre ellos por al menos un minuto. Louis mira el piso y luego mira a Harry, luego, se acerca aún mas a él y acomoda ambas manos en sus mejillas mirándolo a los ojos.

-Te creo, Hazz.- Los ojos tristes de Harry sueltan las lágrimas que estuvieron reteniendo para luego cerrarse por completo. Las manos de Louis acunan las mejillas de Harry y este se frota contra sus manos aun mas, queriendo conservar cada contacto en su memoria para siempre. Louis corta el contacto con sus mejillas y lo abraza por la cintura, dejando que Harry se esconda en su pecho, descargando toda su tristeza, para que llore todo lo que necesite.
-Nadie me preparo para dejarte Lou, me dejo un vacío estar separado de ti... lo siento tanto.- le dijo sacando su cabeza de su pecho, mirándolo con ojos cristalinos e hinchados.
-Está bien, podemos hablar de eso luego.-
-¿No estás enojado?-
-Lo estaba... no enojado, más bien dolido, y aunque te crea me cuesta mucho aún procesar todos mis sentimientos, tengo que... tengo que pensar aún en muchas cosas y tal vez podamos arreglar lo nuestro con el tiempo.-
-Crees que... ¿Crees que todo pueda volver a ser igual?- tiene una chispa de esperanza en su pecho, tal vez al arreglar las cosas todo vuelva a ser como antes. Tal vez podrían ser felices.
-Tengo novia, Harry.- le dice mas seco que antes.
-Oh... lo siento, yo- no creí... fui muy imprudente, lo siento.- se encoje en sus brazos, cabizbajo.
-Podemos ser amigos si quieres, primero tenemos que hablar. Es mejor que me des tu numero.-
-No hace falta, no lo he cambiado...- Louis asiente, al fin separándose, esperando una despedida. -¿Oye, te puedo preguntar algo?- lo oye decir antes de darse la vuelta.

-Si, claro.-

-¿Tu la amas?- le pregunta, sin pensar realmente en sus palabras.

-¿Disculpa?- pregunta incrédulo, fingiendo no haberlo escuchado al principio.

-Si la amas...¿Amas a tu novia?- le pregunta con los ojos llorosos.

-No sabes lo que estás preguntando Harry. Hablamos luego.- sin esperar más le da la espalda y entra en su camerino, dejando a Harry parado mirando a la nada.

El rizado se sienta en su lugar y mira la Luna mientras sigue llorando y abrazándose a sí mismo.

La culpa lo carcomía, llenaba su corazón y su existencia con cada respiro que daba.

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