vi. Six Appeal

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

  ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

six six appeal

  ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

  ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

—MIA BLACK —DICE CORMAC cuando se sienta en el desayuno, el 2 de septiembre, viendo a Mia sentada en la mesa de Gryffindor hablando con Archie. Está comiendo huevos revueltos con tostadas, lo cual es mucho más divertido de lo habitual, porque aparentemente Archie Potter nunca ha visto a alguien conjurar perejil antes para el desayuno.

Mia le sonríe, mientras Cormac se sienta a su lado.

—Ella es nuestra amiga ahora —señala Archie, levantando las cejas como si estuviera advirtiéndole—. No seas imbécil.

Cormac deja sobresalir su labio inferior, haciendo un puchero. Si alguna vez hay una oportunidad para posar, la aprovechará.

—Yo nunca...

Mia y Archie intercambian una mirada y ella comienza a reír, mientras Cormac pone una mano sobre su corazón, rápidamente mordiendo su tostada.

—¿Sabéis que? —Cormac se encoge de hombros—. No me voy a quejar en lo más mínimo... —mira a Mia. Archie saca la lengua con repulsión y agita su dedo hacia Cormac, advirtiéndole otra vez.

—No seas pervertido —dice Archie.

—No lo soy —Cormac mira a Mia otra vez. Archie no parece impresionado—. Pareces más feliz que en la fiesta.

Mia no responde particularmente a eso, pero cambia de tema.

—No sabía que eras amigo de Briar...

—Él rogó ser mi acompañante —comenta Archie, sin pausa.

—Oh, venga ya, Potter —dice Cormac.

Archie se ríe.

—Osea, es algo bueno, porque habría hecho el ridículo preguntándole a alguien más... —comienza y, justo cuando su voz se hace más baja, Harry pasa junto con Ron y Hermione. Archie saluda a su hermano menor y luego a Hermione.

Cormac se acerca a Mia.

—Adivina quién le gusta.

Mia sonríe.

—Ron.

¿Qué...?

Ella ríe.

—Si quisieras a alguien, ¿no pondrías énfasis en eso...?

Cormac se encoge de hombros.

—Es un punto justo.

Archie frunce el ceño a Mia.

—Te invité a que te sentaras con nosotros, pero no tienes permiso para atacarme. Además, no hay que contarles a todos esas cosas, Cormac.

—Con Mia no pasa nada —dice Cormac.

Archie le echa una mirada. Él deja escapar un suspiro y se vuelve hacia Mia con una pequeña sonrisa.

—No te ofendas, M. Creo que eres genial —junto a ella, Cormac sonríe de nuevo. Archie lo ignora—. No vas a cursar Defensa, ¿verdad?

Mia sacude la cabeza.

Cormac sonríe.

—Sabes, yo tampoco. No necesito que un imbécil enseñe lo que ya sé...

Mia y Archie se miran, y aunque Mia intenta mantenerse imparcial, puede entender la irritación en su rostro.

—Bueno, eh, yo... suelo tener algunos problemas —dice Mia lentamente.

—Oh —dice Cormac, como si nunca antes hubiera tenido ese problema.

Archie sonríe.

—Bueno, deseadme suerte con Umbridge —les dice a los dos. Se pone de pie, agarrando su mochila—. Ah, y Mac, imbécil —hace la señal de "te estoy vigilando" con los dedos, apuntando a los ojos y luego a Cormac.

—Eres muy paranoico —declara Cormac.

—Hm —habla Mia, comiendo el último de sus huevos.

—Dime, Mia, ¿qué tienes ahora? —Cormac se pone de pie. Sonríe como solía hacerlo y Mia se siente un poco extraña. No cree que su estómago se agite. Sin embargo, le gusta la idea de pensar en Hogsmeade, las citas y los regalos de Navidad en lugar de Cedric Cedric Cedric. En su mente, Cormac es majo. Salieron antes. A Cedric no le importó. Solo se separaron porque a Mia le gustaba Cedric, tal vez si arreglan mejor las cosas...

Mia recoge su mochila.

—Alquimia.

—Olvidé que eras inteligente —Cormac sigue con la misma sonrisa en su rostro. Mia sonríe suavemente—. Yo Transformaciones, ¿ya te lo mencioné? Conseguí buenas notas en los TIMOS, igual que en Encantamientos y Herbología.

—Oh, wow —suelta Mia. En su cabeza, piensa, ¿mierda? De repente se siente un poco estúpida.

—Te acompañaré a clase —dice Cormac—. Puedes decirme lo que me perdí desde la última vez que hablamos... bueno, la última vez que hablamos correctamente —y se ríe, refiriéndose al momento en que salieron, no a la fiesta de Briar, donde Mia lo evitó y George la ayudó a salir de esa situación.

Sin embargo, a Mia le cuesta decir algo sobre su vida porque (a) incluye a un mejor amigo muerto o (b) incluye a un padre con el que se supone que no debe hablar. Pero comienza a explicar cosas sobre su madre (de San Mungo, no de los mortífagos) y está a punto de explicar las asignaturas que ha elegido cuando dos idiotas pelirrojos se paran frente a ella.

Fred sigue mirando a George.

—Buenos días, Mia —saluda Fred, sonriendo alegremente.

—Uh, hola —devuelve ella con el ceño fruncido.

George mira a Cormac y luego a Mia. Ella ya sabe a dónde va esto.

—Uh, Mia, ¿podemos hablar contigo?

Mia se cruza de brazos.

—¿De qué?

George mira a Cormac como si esperara que se fuera, pero no lo hace, porque no cree que alguien quiera que se vaya. En cambio, George agita su mano despectivamente.

—Mia nos está ayudando... con nuestros productos de broma —explica George. Le da un codazo al costado de Fred y comienza a asentir—. Con los diseños de cajas, y todo eso.

Cormac se encoge de hombros.

—Mia es increíble en el arte —aclara, actuando como si la conociera mejor.

—Ah, es brillante —George asiente. Mia levanta una ceja hacia él. Ella no sabe por qué parece tener un problema al respecto—. Pero todo es de alto secreto, así que, si nos disculpas...

George logra sostener la mano de Mia y tirar de ella hacia un lado. Mia se zafa y lo golpea en el proceso. Lo fulmina con la mirada.

—¿Qué?

—¿Vas en serio? —dice George, levantando las cejas.

Ella frunce el ceño.

—No, voy en Mia.

George casi la fulmina con la mirada, y con esto quiere decir que parece que está enojado, pero sabe que no debería estarlo, la única razón es porque ella se está poniendo a la defensiva. Él está metiendo las narices en cosas que no le conciernen.

¿Cormac McLaggen?

—Es amigo de Archie.

—¿No es un poco... pronto?

Mia se cruza de brazos.

—Tuve novio durante el verano.

—Aún así...

—Mira —dice Mia, levantando la cabeza para mirarlo mientras se acerca—, ¿por qué te molestas?

—¡Porque quiero abrir una tienda de bromas!

Mia pone los ojos en blanco.

—Por Jesucristo, Weasley, ¡tu madre te apoya!

—¡No, que va! ¡No lo entiendes!

—Vale, ¿quieres saber lo que no entiendes? —dice Mia con el ceño fruncido—. No somos amigos. Déjame en paz.

—Nunca dije que lo fuéramos.

—Ya bueno, actúas diferente. No soy tu amiga. Eres el tipo que fue un imbécil con mi mejor amigo antes de morir. ¿Lo recuerdas? ¿Cuando Quien-Tú-Sabes lo mató? ¿Y cómo, antes de eso, estabas tan cegado por un estúpido partido de Quidditch que eras un completo gilipollas con él? —ella podría matarlo. Las velas a su alrededor comienzan a temblar de irritación, hirviendo de ira—. No somos amigos. Largo.

Antes de ver la reacción completa de George (con esto quiere decir que lo ve observando) se aleja, de regreso hacia Fred y Cormac. Fred le sonríe amablemente y ella le frunce. Se vuelve hacia Cormac.

—¿Nos vamos?

Cormac sonríe.

—Definitivamente.

Mia sale al pasillo con él. Las clases de Alquimia usan una de las aulas de Pociones de repuesto, por lo que Cormac la acompaña en dirección a las mazmorras. Ella frunce el ceño para sí misma, cruzando los brazos uno sobre el otro.

—Así que... —comienza, pero Mia rápidamente lo interrumpe.

—¿Cómo te fue el verano? —le pregunta, y así como así, él se adentra en una gran charla sobre todo lo que ha estado haciendo, desde los resultados de sus TIMOS hasta su tío. Mia se desconecta y, en cambio, piensa en los minutos anteriores.

¿No es un poco pronto?

Pero no pasa nada con Cormac, porque salían antes de que ella pensara en Cedric. Se separaron porque le gustaba Cedric. No es que sea completamente nuevo, es una vieja idea suya, una vieja promesa de soñar despierta con citas y posibles regalos de Navidad, en lugar de pensar en todo lo malo de su vida. Si las cosas volvieran a funcionar ahora, no pasaría nada, porque lo estarían retomando donde lo dejaron. Cedric estaba bien con eso, ¿verdad?

Se detienen frente a la puerta del aula y quedan unos minutos antes de que suene la campana. La puerta está entreabierta y Mia puede oler levemente algunas de las pociones que se dejaron en la sala por la bruja que enseña Alquimia, que experimenta con diferentes pociones de vez en cuando,

Mia mira a su alrededor con torpeza. En el aire, puede oler madera, hierba y miel. Cedric. Su estómago comienza a unirse en nudos. Siente como si lo estuviera abrazando, cómo su ropa tuviera un olor específico solo de él.

Recuerda lo agradable que fue cuando la abrazaba; cómo descansaba su cabeza contra su pecho y sentía el calor de su cuerpo, y mientras ella devolvía el abrazo, él movería su mano, muy suavemente, arriba y abajo de su espalda para consolarla.

Recuerda cuán extasiada estaba cuando se besaron por primera vez. La forma en que él se inclinó, la forma en que, en su mente, cualquier otro beso antes de que ese fue inútil, ninguno eran reales. Este fue su primer beso real. Recuerda cómo después le ardieron las mejillas porque nunca estuvo tan feliz de besar a alguien. Cómo había sonreído suavemente y le dijo cuánto le gustaba. Haber pensado: me voy a casar con este chico.

Recuerda la forma en que su corazón se rompió cuando le dijo que iba a morir, pero él entró en ese laberinto sin dudarlo.

—Al menos sé que debo tener cuidado —le había dicho él.

Mia había respondido:

—Ced.

—Te veré pronto.

Eso era cierto. Lo vio, pero ella se había desmoronado por completo y él no era más que un cadáver.

Mia mira a Cormac. Esto está mal, esto está mal...

—Merlín, Mia, me encanta el perfume que llevas —dice Cormac con una sonrisa más suave de lo habitual.

Los ojos de Mia se abren.

Oh, no.

Entonces debe haber Amortentia en el aula, eso es lo que Mia puede oler. Genial. Tiene sentido. La profesora de alquimia es un poco excéntrica. Pero esto le parece alarmante a Mia. Amortentia solo significa atracción, ¿verdad? ¿Verdad...?

Mia sigue oliendo a Cedric y mira a Cormac, comenzando a entrar en pánico.

—Mira, eres muy agradable, pero esto se siente mal, ¿sabes? Con lo reciente que ha sido todo...

Cormac se encoge de hombros.

—Estoy seguro de que Cedric lo entendería.

—Bueno, yo no —Mia frunce.

Ella entra al aula, tomando asiento. No sabe cómo sucede esto la mayoría de las veces. Ha tenido una buena cantidad de novios, claro, pero ¿la lista de chicos que gustan de ella? Ni siquiera lo sabe. Pero, aun así, Mia no puede evitar preguntarse: ¿qué hay de especial en ella? Briar Crouch estuvo hasta el año anterior, ¿por qué Mia recibía algún nivel de atención cuando ni siquiera es especial?

Suspira. Piensa que las cosas también están empeorando, por el hecho de que la pizarra dice la importancia de los elementos en los hechizos de amor, y la Amortentia está haciendo que todo el aula apeste a Cedric...

Matadla.

  ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

  ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

EL COLEGIO ES UN ASCO, ¿cuándo no? O una clase le está pareciendo el infierno o la están mirando fijamente por X, Y o Z... oh, espera, aún se encuentra con miradas y susurros de "esa es la novia de Diggory." A ella también le gustaría agregar que también fue su mejor amiga durante varios años antes de eso, pero lo que sea. Supone que novia es un poco más dramático.

Fred y George no la han estado molestando, lo cual es un alivio, por decir lo menos. De vez en cuando, al comer con Archie y Cormac (súper incómodo, pero Archie es agradable y eso es lo principal), accidentalmente atrapa la mirada de George y se fruncen antes de mirar hacia otro lado.

(Le gustaría agregar que Fred sigue siendo amable con ella, pero supone que se lo dijo Briar. Lo escuchó hablar sobre cuánto quiere casarse con ella, sabe que él no arruinaría su oportunidad de casarse con Briar Crouch.)

Pasan un par de días cuando Archie se sienta a la hora de la cena, junto a Mia, y sacude la cabeza con furia. Cormac levanta una ceja.

—¿Todo bien, amigo?

—Tienes suerte de no cursar Defensa —dice Archie—. Voy a matar a Umbridge. En serio.

Mia está a punto de preguntar por qué, pero Archie levanta la mano cuando ve a su hermano, a quien hace un gesto para sentarse con ellos. Mierda, piensa Mia.

—¡Harry! —dice Archie—. Diles qué está haciendo Umbridge.

—Me ha castigado —responde él.

Cormac se encoge de hombros.

—¿Vale...?

—No, Mac —Archie se voltea hacia Mia—. Ojito.

—¿Ojito a qué? —Mia frunce.

—Dijo que la muerte de Cedric fue un accidente —afirma Harry.

Mia parpadea.

—Lo fue.

—No —dice Harry—. ¡Ella dice que Voldemort no lo mató y que no ha regresado...!

Lo extraño es que Harry mira a Mia como si olvidara sus diferencias y, en cambio, quisiera que ella se pusiera de su lado. Pero todo lo que Mia puede hacer es mirarlo y fruncir. Suele estar ceñuda la mayoría de los días. Pero aún así encuentra esto raro. El hecho de que ambos sepan lo que le pasó a Cedric no significa que sean amigos. Harry era un crío que lo vio morir. Mia era su mejor amiga.

—Deberías hablar con mi padre al respecto —dice Mia. Ve que las cejas de Cormac se levantan sorprendidas. Ella mira a Archie—. Tengo deberes. Te veré por ahí, ¿vale?

Mia se levanta y agarra su mochila.

No va a pasar por esto. Entiende que Harry vio morir a Cedric, en serio, pero no cree que Harry entienda que esto sea muy diferente para ella de lo que es para él. Mia perdió a su mejor amigo, su novio, su jodida alma gemela. Pensó que se iba a casar con él. Pensó que iba a tener sus hijos; escogió los nombres y todo. Pensó que terminaría como Emilia "Mia" Diggory.

Así que podéis demandarla por enojarse. Harry conocía a Cedric, pero no era lo mismo. Harry se siente mal porque lo vio morir y pudo haber detenido su muerte. Pero también podría haberlo hecho Mia. Trató de detenerlo y no funcionó. Le rogó que no entrara en ese laberinto y él lo hizo.

Y esto ni teniendo en cuenta todo con su padre y Harry. Merlín.

Mia decide que irá a la biblioteca, no a su dormitorio, por lo que toma el camino largo para aclarar su cabeza. Sabe que necesita calmarse, puede ver crecer las llamas de las velas cuando pasa junto a ellas, lo que les produce ira. Entonces se cruza de brazos y deja escapar un suspiro y respira el aire fresco que sale del patio, cuando lo escucha.

—Me alegro de verte aquí —dice George.

Mia rueda los ojos.

—Voy de camino a la biblioteca. Sabes dónde está eso, ¿no?

—Creo que viene incluída con el colegio —responde George.

Mia frunce.

—¿Qué quieres?

—Quería ver si ya habías vuelto a la normalidad —dice George.

—Te voy a matar si lo vuelves a mencionar, Weasley.

George frunce el ceño.

—¿Por qué te fuiste?

—¿Me has seguido? —cuestiona Mia.

No, es que voy a mi habitación por algunos productos de Sortilegios —dice George—. Fred y yo vamos a probar algunos en el terreno ahora que es de noche... Pero, de todas formas. ¿Por qué te fuiste?

—Porque estaba enojada —responde Mia.

—¿Por qué?

—Porque... —dice Mia, y suspira—. Mira, entiendo que Harry vio morir a Cedric, pero yo fui quien perdió a mi mejor amigo. Y no puedes decir que Harry pudo haberlo evitado, porque yo también lo intenté.

—¿Qué quieres decir?

—Briar me lo dijo.

Y ahí es donde George deja de caminar.

¿Briar te lo dijo? —repite.

Mia asiente.

—Y no pude evitar que sucediera.

George hace una pausa por un minuto.

—No debería habértelo dicho.

Mia se cruza de brazos.

¿Por qué no?

—Lo acabas de decir —espeta George—. Te sientes culpable.

—Me hubiera sentido así incluso si...

—Joder, Black —dice George—. Ella no debería habértelo dicho.

Mia levanta una ceja.

—Uh, ¿por qué te pones tan...?

Protector, está a punto de decir, pero una bruja de color rosa da la vuelta a la esquina.

—¡Niños! ¿Por qué estáis gritando?

Mia se cruza de brazos y levanta una ceja. ¿Niños?

—No es nada, profesora —murmura George.

—¡Recuerde, señor Weasley, que no nos gustan los murmullos! —dice esta bruja—. Ahora, ¿qué tal si lo dice de nuevo?

¿Qué? —suelta Mia.

La bruja de rosa le sonríe.

—¿Lo siento, querida?

—No estábamos gritando, e incluso si lo estuviéramos, ¿por qué es un problema? —comenta Mia. George mira hacia otro lado, porque está sonriendo. Mia podría matarlo. No está haciendo esto por él. Lo está haciendo porque esta bruja es una perra.

—No creo que la tenga en mis clases —dice la bruja—. ¿Cuál es su nombre?

Ah, piensa Mia. Esta es Umbridge.

—Mia Black.

—¿Black? —repite Umbridge—. ¿Sirius...?

Mia asiente.

—Es mi padre.

Umbridge le da una sonrisa horrible.

—Estuve en su arresto.

—Estoy segura de que fue impresionante —comienza Mia—, con todo eso del 'no-juicio...'

Mia puede ver, más allá de Umbridge, que las llamas de las velas están creciendo. Puede sentir su sangre hirviendo. Lo cual tiene sentido. Pero aún así. Incluso si Mia está enojada con su padre, no significa... mierda, todavía está de su lado, ¡él nunca fue culpable!

—¡Es un asesino!

—No mató a nadie —dice Mia, en blanco.

Umbridge niega con la cabeza.

—Querida, estás confundida.

—¿Está loca? —suelta Mia sin pensarlo dos veces.

George balbucea.

Mia piensa, oh, mierda.

Umbridge mantiene la sonrisa.

Oh mierda, oh mierda, oh mierda oh...

—Castigada, señorita Black. El lunes a las seis en punto.

Y después, Umbridge pasa junto a ellos.

Mia no la mira cuando se va. En cambio, mira al suelo con los ojos muy abiertos. No tiene palabras. Puede dejarse llevar por sus emociones a veces, y claro, sus emociones en este momento están súper enojadas o súper tristes, pero nunca antes había hecho eso. ¿Mia Black llamando "loca" a una profesora?

—Ha sido increíble —comenta George.

Mia lo mira de reojo.

—No te acostumbres.

Comienza a caminar de nuevo en dirección a la biblioteca. Mira sobre su hombro, justo cuando George se mueve para seguirla.

—Uh, ¿por qué no? Creo que a muchos profes les vendría bien recibir ese tratamiento. Sabes, apuesto a que Snape lo apreciaría, y si lo hicieras cuando tenga tiempo libre estaría muy...

Las cejas de Mia se curvan.

—No quise decir eso.

—¿Y? —dice George—. ¿Crees que pretendo decir la mitad de las cosas que digo? ¿Crees que Fred pretende decir algo de todo lo que sale de su boca?

No sabe qué decir. No actúa así. No con los profesores. Siempre ha sido respetuosa, incluso cuando Snape se comportó como un imbécil después de la muerte de Cedric, Mia seguía siendo educada. Siempre se sentiría culpable si fuera grosera con un profesor, sentía que debería ser respetuosa con ellos. Pero justo entonces... ¿Por qué no pudo detenerse? En un segundo, defendía a su padre, y al siguiente, llama loca a una profesora. Simplemente no es ella...

Es lo que haría papá, piensa. Tal vez no porque él estaba defendiendo a sus padres, pero definitivamente es lo que haría.

Tal vez ella es la hija de su padre...

—Honestamente —dice George—, deberías hacerlo más.

Mia levanta una ceja.

—Vale.

—No, en serio. Es guay.

George frunce el ceño, sorprendido consigo mismo.

Ella pone los ojos en blanco.

—Ya veo lo que quieres decir.

Él le frunce más y Mia toma esto como su señal para alejarse mientras camina hacia la biblioteca. Se sienta en una mesa vacía y saca su tarea de Alquimia, pero incluso si no estuviera escribiendo un diario de aprendizaje sobre pociones de amor, todavía estaría sentada aquí pensando en la Amortentia.

La asusta que Cormac oliera su perfume... Especialmente porque en la lección, la profesora enfatizó que con Amortentia, olías a quien amabas. No gustar, ni siquiera tener un par de sueños en los que te acuestas con alguien. Oh no. Amor verdadero.

Tampoco sabe cómo sentirse, ya que George dice que es guay. Porque eso es raro. Sabe que él no lo dijo en serio, pero aún así la hace sentir rara. Porque no puede evitar pensar, ¿por qué ella? Como pensó una y otra vez hasta hace dos años, Briar Crouch estaba allí. Y tal vez a la gente también le gustaba, pero sabía que Briar terminaría con Fred, ¿pero aún así? Mia no es especial. ¿Por qué ella? ¿Qué hace que los chicos la adoren fuera del colegio?

Mia deja escapar un suspiro. Todo es raro.

  ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

  ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

... Y SE VUELVE MÁS RARO cuando se presenta a su castigo el lunes y encuentra a Harry esperando afuera. Ella frunce y él le hace lo mismo.

—¿Por qué estás aquí?

Mia se encoge de hombros.

—La llamé loca.

Harry la mira sorprendido y, curiosamente, no hace más preguntas. Tal vez pueda sentir que Mia no quiere hablar, ya que nunca quiere hablar con él. ¿Por qué querría ahora? Oh, hola, chico que mi padre prefiere. ¿Cómo estás? Sí, exacto. No hay razón para que Mia se moleste.

Pero las cosas se vuelven más raras cuando se les deja entrar al despacho, y rápidamente, Mia deja una cosa dolorosamente clara. Umbridge odia a su padre. Lo cual tiene sentido, pero este es un nivel completamente nuevo de propaganda del Ministerio.

—No está en mis clases —le dice Umbridge a Mia.

Mia niega con la cabeza.

—No curso Defensa.

—¿Por qué necesitarías Defensa con tu padre siendo quien es? —dice Umbridge. Y luego sonríe como si fuera algo normal decirlo. Tipo: ¡no necesitas aprender porque tu padre es un asesino! ¡Ja, ja, ja!

Mia no responde, pero no aparece al día siguiente. ¿Qué va a hacer, contárselo a mis padres? ¿Decirle a mi madre que me castigaron porque un profesor odia a papá? ¡Atrévete, Umbridge!

Pero Umbridge la encuentra en clases el miércoles y le da una semana extra por ser irrespetuosa. Mia se muerde la lengua. La vela a su lado está goteando cera, se está quemando muy rápido. Mia desea que la cera encuentre su camino en el feo chaquetón rosado de Umbridge y lo manche para que no pueda usarlo nunca más.

Harry mira a Mia sorprendido, o tal vez impresionado, cuando regresa el miércoles por la noche, mirándola todo el tiempo. Después se queja de que tiene una semana extra. Luego camina de regreso a su dormitorio, hirviendo.

Las próximas dos semanas pasan de la misma manera. Mia pasa las tardes enojada, le duele la mano derecha y termina llorando cuando se ducha antes de acostarse. Incluso cuando su padre escapó de Azkaban, nunca fue tan horrible. ¿Qué tiene esta persona contra su padre que la hace odiar tanto a Mia?

Pero luego, al final de las dos semanas, sucede lo más extraño.

Mia sale de su clase de arte ese viernes (lo que más le gusta de su horario es que tiene doble hora de arte los viernes por la tarde) y, afuera, George la está esperando. Ella deja de caminar, sorprendida. ¿Por qué George Weasley la espera fuera de su lección?

—Black —llamad George.

Mia frunce el ceño.

—¿Weasley?

—Bien —dice George, y mira a su alrededor, comprobando que nadie está escuchando. (Nadie lo está. Nadie viene a esta parte del castillo)—. Harry nos enseñará Defensa, supongo que puedes venir...

Matadla.

Acabo de notar que hay 3K leídas, ¡muchísimas gracias!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro