»142. Precio a pagar«

Lo primero que Jungkook percibió desde su asiento fue, a tres chicas más que al parecer habían estado esperando su llegada ansiosas, Alissia, Angela y Abigail lo observaron con los ojos bien abiertos, sin disimular sus muecas de horror, la última se acercó a él y se sentó a su lado, haciendo que se alejara con desconfianza unos milímetros, la castaña le sonrió con los labios apretados. 

"Tranquilo, yo también estoy aquí en contra de mi voluntad, no te haré nada" Jungkook siguió mirándola con desconfianza hasta que ella soltó:
"A nosotras se nos obligó a participar en tu secuestro, pero no queríamos" Dijo Abigail, señalando a las otras dos muchachas con la cabeza, éstas asintieron, Jungkook frunció el ceño, ¿Debía creerles?.

Abigail, al ver la duda en los ojos del castaño, se apresuró a acercarse a su oído para susurrar "En cuanto lleguemos al hotel, te curaré y te desataré pero por ahora, finge que no hemos hablado contigo. Mi amiga...en realidad ya no sé si llamarla así..." Divagó un momento, pero se aclaró la garganta y trató de sonreírle. "Angie planea seguir con tu secuestro, nadie aquí sabe exactamente su plan, así que ten cuidado, Jungkook" Se escuchó movimiento fuera de la camioneta, y con la misma rapidez con la que se acercó, Abigail volvió a su posición inicial como si nada hubiese ocurrido, Jungkook le dió un asentimiento como muestra de agradecimiento y ella intentó sonreírle de nuevo antes de que Angie, Valery y Max tomaran asiento en los primeros puestos.

Un silencio sepulcral inundó el vehículo durante los siguientes treinta minutos, nadie hablaba, cada quien parecía muy pensativo, exceptuando por supuesto a la pelirroja y la pelinegra, sus principales acosadoras, quiénes de vez en cuando lanzaban miradas de soslayo a Jungkook para confirmar que todo iba en orden.  Jungkook iba con la mirada gacha, estaba meditando todo lo que había pasado la noche anterior, y por debajo de la cinta en su boca, alzó una mueca con las comisuras hacia arriba, casi como una sonrisa, irónicamente pensando que nunca había tenido tantas cosas que contar cuando volvía de una fiesta de discoteca, le pareció ligeramente gracioso si repasaba los eventos recientes, haciendo que una risa amarga quisiera abandonar su garganta.  Taehyung y él no llevaban ni veinticuatro horas como novios y a él ya lo habían secuestrado.

¿Cómo fue a parar a aquella camioneta? ¿Cómo terminó envuelto como víctima de un secuestro?, pensó, que tal vez si hubiese retenido a Taehyung un poco más, entonces... No, claro que no —maldijo internamente— Angie llevaba meses acosándolo, desde el tweet subido a las redes sociales por su novio, hace alrededor de tres meses atrás cuando se besaron por primera vez. Y es que habían pasado tantas cosas, después de ese beso Taehyung y él salieron algunas veces más, con la excusa de que Yeontan extrañaba a Jungkook, jugaban con la cachorra en lugares públicos y simplemente... Eran ellos mismos, luego de ese beso Taehyung sintió la confianza de besarle públicamente al igual que tomar su mano y tener pequeños gestos que el castaño fingía no notar pero que amaba que los hiciera, como besar su cabeza y oler su shampoo con aroma a coco que tanto le gustaba —y que Jungkook empezó a usar más a menudo, lavándose el cabello con dicho producto cada vez que iba a salir con el pelinegro— como dejar un pequeño beso en el lunar de su cuello cuando se apoyaba en su hombro, como cantar melodías suaves mientras lo abrazaba por la espalda.

Dónde sea y cuando sea Jungkook se dejaba hacer, sin importarle realmente si algún reportero o fotógrafo hablaba de más, o si preguntaban acerca de su relación... Ellos sólo, bueno... Sintió una punzada de dolor atravesarle el pecho cuando se dió cuenta de que tal vez si ellos no hubiesen excibido su amor tan públicamente entonces él no estaría en peligro ahora, quién sabe qué querrá Angie exactamente a cambio de liberarlo; ¿En serio tendría que pagar un precio por enamorarse? ¿Debía siquiera cuestionarse si Taehyung en realidad era el indicado para él? ¡No!, ¡Claro que lo era!.

Sus hombros se sacudieron brúscamente y pronto notó, que estaba llorando, Abigail y Alissia alzaron sus rostros hacía él al escuchar pequeños quejidos, pero Jungkook apartó la mirada, volteando porque no quería que lo vieran tan vulnerable, subió sus piernas al asiento y apoyó su cabeza en sus rodillas, aún estaba atado por lo que no pudo esconder su rostro entre sus manos y sollozar como quería. Abigail lo observaba desde su lugar, sentía tanta pena por el castaño que sus ojos se aguaron, quiso llorar también cuando Jungkook ocultó aún más su rostro entre sus piernas, él se veía tan pequeño de pronto, tan frágil, que su corazón dió un vuelco en su pecho y la idea que cruzaba su mente desde el momento en que Angie la hizo partícipe de aquél horrible plan se asentó con firmeza en su cerebro, lo sacaría de ahí, pero necesitaría ayuda.