Capitulo Trece:

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—Amelia...Amelia—una voz susurraba mi nombre pero la escuchaba distante— ¡AMELIA!

Levanto mi cabeza sobresaltada, mis ojos divisaron a Alice quien se encontraba de cuclillas frente a mi.

Me di cuenta que estaba acostada en el suelo del baño.

¿Me desmaye por llorar tanto?

—¿Que sucedió?—pregunte.

—Eso quiero saber yo, llevabas horas aquí adentro Amelia. Al principio pensé que necesitabas estar a solas, pero cuando no respondías nuestros llamados me preocupes. ¿Estás bien?

Asiento mientras que ella me ofrecía su mano para levantarme.

—Algo desorientada pero bien—tranquilizo.

Ambas salimos del baño y noto que estábamos solas.

—¿Y los demás?— le pregunto a Alice, ella tomaba una bolsa de la mesa al lado de la cama.

—Bella escapo. James y Augustus tienen a su madre y fue a donde ellos—me pasa la bolsa— Adrián y los demás fueron a ayudarla.

Abro la bolsa viendo dos emparedados.

—Fueron a capturar a James y Augustus...—dejo de hablar y miro a Alice alarmada y al mismo tiempo con arrepentimiento por haberme encerrado en el baño sabiendo la situación en la que estaba.

Nunca dejes de estar alerta Amelia.

¡Augustus es un brujo, puede matarlos de un solo movimiento de su varita!

Los Cullen podían tener años de experiencia, pero no con brujos. No conocían su poder o sus límites, no iban a poder hacer mucho si Augustus los mantenía retenidos con magia.

—Necesito que me lleves con ellos— pido con preocupación.

Alice me mira desconcertada y rápidamente niega con su cabeza, ya tenían a Bella en el centro de una batalla, no necesitaban tener a otra.

—¿Estás loca? Ahí está el peligro y...— ella deja de hablar y sus ojos dejan de enfocarme a mi. Una visión.

La tomo por los hombros.

—Los viste, ¿Cierto?— la vampira solo me miraba atónita — están en peligro Alice y se que tienes muchas preguntas, pero justo ahora necesito que me lleves con ellos porque si no van a resultar heridos. Confía en mí.

Nuestros ojos se conectan y en menos de un segundo siento como me toma por los brazos y salimos a una velocidad increíble lejos del hotel.

Tuve que cerrar mis ojos gracias a la velocidad.

Llegamos a un estudio de ballet y no tardamos en entrar.

Al hacerlo nos topamos con una vista espantosa.

Vimos a Bella desangrándose en el piso con James a su lado. A los vampiros ser retenidos por Augustus quien los torturaba.

—¡Crucio!— exclamaba con regocijo. El lo disfrutaba, disfrutaba verlos retorcerse de dolor, le gustaba escucharlos suplicar.

—¡Para por favor!—suplique entre lágrimas viendo como Bellatrix Lastrege hería a mí mejor amiga sin piedad.

Mi mano se movió antes de que mi propia mente reaccionara.

—¡Expelliarmus!—la varita de Augustus salió disparada hacia el suelo y los cuerpos de los Cullen dejaron de retorcerse.

El mortifago apenas puede notar que sucede, cuando ya estoy lanzando otro hechizo.

—¡Atabraquium! las manos de Augustus quedaron atadas.

A pesar de estar atado el rie viendo mis ojos. Da dos pasos hacia donde mi pero yo levanto mi varita.

—Pero si es la pequeña Lupin—ríe— No sabes cuánto e querido volver a verte. ¿Sabes algo? Tu cara nunca se borró de mi memoria, todos los días podía recordar tu rostro de agonía pura, como suplicabas por Fred Weasley. Ví como tu alma se partía aquel día.

Mis manos se aferran con fuerza al rededor de mi varita, haciendo que mis nudillos se pusieran blancos. Como se  atrevía a expulsar su nombre de esos asquerosos labios, como tenia la osadía de seguir con vida.

—No vuelves a decir su nombre con tu sucia boca, no vuelvas a pensar en el Augustus, porque tú no eres nadie al lado de lo que alguna vez fue el. Pedazo de imbécil.

Augustus solto una enorme carcajada que de vio opacada por los gritos de James, quién era despedazado por los Cullen.

—No se porque todos se empeñan en verlo como un héroe, cuando murió como una cucaracha. Murió tan fácilmente— suelta una carcajada— fue como matar un bicho asqueroso... Pero el era un bicho asqueroso, era un traidor después de todo.

Sabia que lo que iba a hacer no estaba bien e iba en contra de todo lo que me enseñaron a lo largo de mi vida. Sabia que esas palabras que exclame con tanto enfado no estaban bien, porque no era algo correcto, pero en lo mas profundo de mi corazón necesitaba decirlas y ver las consecuencias, necesitaba verlo sufrir un porciento de todo lo que el me a hecho sufrir, y no solamente a mi.

Así que, sin arrepentimiento o culpa alce mi varita, y sin titubeos le grite:

—¡Crucio! ¡Crucio! ¡Crucio!- grite con irá. Verlo caer al suelo fue lo mejor que pude ver en toda mi vida. — Eres una escoria Augustus y espero ardas en el infierno. ¡Crucio!

No me detuve, no deje de pronunciar la maldición en ningún momento, no deje de verlo suplicar para que parará, no lo hice a pesar de que sentía el calor de la hoguera a unos metros de mi.

Pero después de unos segundos deje de maldecirlo, no porque quisiera, porque una parte de mi ansiaba verlo sufrir hasta que muera, si no porque Jasper me tomo entre sus brazos y me abrazo.

—Basta Amelia...— susurro contra mi cabello. Alguien como Jasper sabia lo que era hacer sufrir a alguien, sabia lo que era torturar hasta que la persona no recordara su propio nombre, sabia como aquello puedo cambiarte por completo, y el no quería eso para Amelia.

Deje que las lágrimas corrieran por mis mejillas sin apartar la vista del cuerpo inconsciente de Augustus.

Pude hacerlo Fred, pude vengarte...

Empeze a llorar entre los brazos de Jasper. Llore aunque escuchará en el fondo los gritos de Bella. Llore sin importarme que todos me vean. Llore incluso cuando se llevaron a la Swan al hospital.

Mi pecho ardía en dolor.  Mi cabeza pesaba, y mi garganta ardía.

¿Iba a poder ser libre después de esto? ¿Ya no habria más dolor? ¿Era todo?

No se cuento tiempo estuve llorando, creo que horas, pero los Cullen nunca me dejaron sola.

Cuando finalmente pude dejar de llorar me aleje de Jasper y voltee a verlos a todos.

Todos me veían de diferentes maneras, algunos con pena y lastima, otros con comprensión. Mire al suelo sintiendo mi cabeza dolor.

—Vayan con Edward— mi voz salió ronca, casi ni se escuchaba— yo me encargaré de el.

—No es necesario linda, Edward está con ella— Esme se me acercó con cuidado, estando a mi lado puso su mano derecha en mi hombro y dejo un suave apretón.

Negué.

—Es lo mejor, créanme— aseguro— cuando acabé aquí les daré todas las explicaciones que necesiten, lo prometo. Ahora debo hablar con otras personas.

Jasper me tomo de la mano y la apretó con suavidad. El no entendía a que me refería y dudaba de dejarla en aquel estado, pero confiaba en ella y sabia que tendría las respuestas en el momento correcto.

—¿Estarás bien?— pregunto con cuidado, aun con sus brazos rodeándome. 

Asentí no muy segura.

—Lo estaré.

Todos me miraron una última vez antes de irse, menos Jasper que me abrazo unos segundos.

—Estoy aquí Amelia, nunca me voy a ir.

Aprete mis ojos y asentí.

El se fue dejándome con el cuerpo inconsciente de Augustus.

Pase mis manos por mi cara limpiando las lágrimas.

Ahora debía llamar al ministerio de Estados Unidos.

Mire una última vez el cuerpo de mortifago.

Aparte mi mirada y cerré mis ojos

¡Te amo Fred Weasley!

—¡Te amo Amelia Lupin!

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