Capítulo 15: Entre la espada y la pared

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Los hermanos Zoldyck estaban un poco descolocados ante la aparición de aquel niño rubio, lo vieron detenidamente de pies a cabeza de forma minusiona, sobretodo Killua. Quien no dejaba su sorpresa aún lado, más bien, parecía estudiar al niño con demasiada insistencia. Kerim apretó los labios un tanto tensó al tener las miradas tan analíticas del albino sobre él, luego, desvió sus iris violetas hacia el joven de cabello verdoso. Tenía grandes ojos miel, parecía uno de esos dibujos impresos en las barajas de casino. La típica cara de póker lo incómodo demasiado. ¿Por que esos tres adolescentes lo miraban de esa forma?.

Por reflejo, se coló tras Leorio, buscando resguardarse de las miradas de los chicos. Sujetó con algo de fuerza la bata blanca del mayor, para después adaptar su infantil expresión de desconcierto a uno serio y gélido. El médico notó esto y colocó una mano suavemente en el cabello rubio del menor.

— Hey, tranquilo campeón. Son solo mis viejos amigos, Gon, Killua y Alluka —le sonrió tratando de transmitirle confianza.

— Oh... —entonces, Kerim recordó cuando su padre le habló sobre ellos, cambiando radicalmente su semblante a uno más amigable— Ah, si. Gon-San, Killua-San y Alluka-San

— Ja, si así es — Gon se pone a la altura del más pequeño— Soy Gon Freecss, es un gusto conocerte —saludó con buenas vibras como de costumbre— él es mi mejor amigo Killua —con su mano, indicó quien era. El peliblanco de forma agradable, alzó su mano en saludo— Y ella es Alluka —finalizó también mostrándola.

— Awww Hola, gusto en conocerte. Eres un niño muy lindo —llevó sus manos hacia sus propias mejillas conmovida.

Kerim se pone rojo al instante.

— Gra-Gracias —bajó la cabeza mientras chocaba sus dos deditos entre sí—

— Lo que no entiendo... —tomó la palabra, Killua. Los demás lo miran— ¿como este niño sabe nuestros nombres? —dirige sus azulinos ojos hacia el más alto del grupo, Leorio entró en pánico sin querer. El albino entre cierra los ojos mientras arquea una ceja.

— Ja ja bueno, es que... Pues... —comenzó a tartamudear el Emisor.

— Si, lo que pasa, es que mi papá me habló de ustedes —señaló Kerim.

Los menores sabían que era imposible que alguien más a parte de Leorio, los conozca tan libremente. Si tenían muchos amigos. Pero ese niño se les hacía demasiado familiar.

— ¡Eso es fantástico!, ¿Pero quién es tu papá?—preguntó Gon, con simpatía.

Leorio con el Jesús en la boca y El mini Nostrade ni enterado de los nervios del mayor, habló— ¿ustedes eran amigos no?, mi padre es Kurapika

—¡¿QUE?!

— Una revelación estupenda, ¿No lo creen chicos? —rió forzadamente, los otros tres permanecieron de piedra aún a la espectativa de los pacientes— Ah... ¡Ejem!, Bueno, ¿qué tal si me esperan en una de las habitaciones de reposo, mientras termino mi jornada aquí eh? ja ja ja

Tras algunos parpadeos, obedecieron al joven médico y decidieron acompañar al pequeño a una de las habitaciones, Kerim no quitaba sus ojos de ellos. Ahora eran los muchachos que sentían muy prominente el cambio de papeles, de observar a ser observados. Mientras el menor hacía las tareas que recientemente le pasó su maestro (obviamente dejando de lado la maqueta, esperando para hacerla con Leorio) Killua se mantenía pensativo, Alluka se acercó al más pequeño del lugar y le brindó una paleta dulce; en otras circunstancias, Kerim no lo aceptaría, pero saber que son amigos de su padre lo hizo con gusto. Después de un educado gracias, regresó a sus tareas.

No puedo creerlo, este niño es hijo es Kurapika, ¿Si quiera es posible que eso ocurra?. ¿Qué demonios?, Lo más importante... ¿Qué hace con el viejo?. Bueno, todo esto solo apunta y confirma mis sospechas, era muy raro que Kurapika nos hablará luego de años, además se le notaba titubeante en las elecciones de palabras. Por no mencionar, claro está, el hecho de que solo de la noche hasta este día, ahora aparece su hijo aquí.

Llevó su mano hacia su mentón, analizando el panorama.

La reacción de este niño con nosotros y el grado de confianza que mostró al ocultarse detrás de Leorio, significa que lleva aquí más tiempo de lo que debería. Si Leorio le habla con soltura tendría mucho sentido esto, osea que Kurapika y él, obviamente se han visto cara a cara.

Abrió los ojos ampliamente.

En ese caso... ¿Podría ser que resolvieron el asunto tan pronto?, No, lo dudo. Leorio terminó hecho un verdadero desastre ese día, seguramente siga enojado, pero la presencia infantil haría un temple y no permitiría que ellos se digan sus verdades tan libremente. Alto, primero que nada, ¿Con quien tuvo su hijo Kurapika?, puedo calcular unos... Seis o siete años como un aproximado. Kurapika habló de nosotros con su hijo, pero no le explicó a detalle como éramos, espera... ¿Narumi-San san sabe de esto?. Leorio no es de ocultar la presencia de alguien u ocultar nada ni si quiera un niño. Aunque hará algunas excepciones tratándose de la rubia, ¡Santa María!, Y si Leorio está omitiendo su pasado con Kurapika a Narumi-San... ¡Ahg!, ¡Esto es peor que las novelas que ve Alluka!.

Bufó por lo bajo, analizar este enredo era mil veces peor que hacerlo en batallas.

Debemos dejar que Leorio no explique primero, a ver su versión. Hasta mientras, deberíamos preguntarle a este enano, su nombre al menos. Pero... ¿Cómo?, Hay que ser muy sigilosos, es hijo de Kurapika después de todo, seguramente...

— Oye, pequeño —llamó Gon sin un ápice de dudas, Kerim volteó con intriga impregnada en su pequeño rostro— ¿Cómo te llamas?

— Me llamo Kerim, Kerim Nostrade —respondió con una ligera sonrisa.

El albino se cae para atrás. 

•••••


De un lado a otro, buscando sin cesar, cajón, por cajón, cajas casi olvidadas que en su habitación dejó. Nada. No había nada significativo. Buscó por toda la casa, la habitación que compartía con su esposo, el estudio, el ático. Las dos habitaciones de huéspedes y todo concluía en un inexistente hallazgo de lo que ella necesitaba en ese momento. Cuando se incorpora del suelo tras haber buscado debajo de la habitación que solía ocupar Alluka en su visita con los chicos, soltó un ligero suspiro ahogado. Llevó su mano hacia su vientre, la bebé sí que pesaba, pero al menos había estado tranquila momentáneamente.

— ¿Dónde...? —coloca sus manos en las caderas— ¿Dónde podría estar? —giró su cabeza a todos lados— piensa, Narumi. ¿Cuál es el lugar dónde podrías guardar cosas pasadas y recuerdos? —como si de un bombillo encendido se tratara, la castaña se le ocurrió algo— ¡El sótano!, Eso es

Decidida y con cautela, se dirige hacia el sótano de la casa. Apoyó su mano derecha en la pared, encendiendo lentamente el foquillo, el sótano era amplio y más o menos oscuro, tenía muchas cosas guardadas, viejos muebles. Mesas de antaño un tanto polvorientas y demasiadas cajas con diferentes tamaños, eso sí. Todo abajo estaba muy ordenado así tendría libertad de moverse, despacio coloca un pie tras otro bajando de apoco las escaleras debido al embarazo.

— Bien cielo, mamá seguirá buscando algo. Así que me continuaré moviendo —le habla a su pancita— hay un asunto con tu padre y su amigo que no cuadra —dijo esta vez seria, cierra sus ojos con algo de intranquilidad en su ser, los abre de nuevo— aquí vamos.

No sé por qué siento esta pesadez en mi crece cada vez que le doy vueltas a este asunto. Sé que me ocultas algo Leorio, ¿Por qué no me lo quieres decir?.

Empezó por una caja mediana, la bajó despacio y husmeó dentro, observando detenidamente cada objeto. En realidad, Narumi no se sentía muy cómoda al estar revisando las cajas de su marido, pero no podía con la incertidumbre. Juguetes de madera, trompos, canicas, una pelota de fútbol desinflada, artilugios con las que Leorio jugaba de niño. Luego vio una foto de este siendo infante, estaba todo sucio pero sonreía a la cámara. Recordaba esto, el azabache le contó que un señor tomaba fotos por 30 Jennys, Leorio quería una pero no tenía como pagarlo, sin embargo, hizo un trato con el hombre. Le lustraría los zapatos a cambio de una toma y así lo hizo.

Su corazón se conmovió al rememorar aquella anécdota contada.

No obstante, debía continuar. Dejó la imagen a un lado, muy despacio y prosiguió. Algunos cuadernos, dibujos raros y una gorra pequeña. Nada, regresó todo a su sitio y continuó.

Pasaron alrededor de 20 a 30 minutos de una extensa e incansable búsqueda. Por otro lado, Narumi planeaba rendirse, no había visto nada que le ayudara a resolver sus dudas y responder sus preguntas. Cerró con rendición y pena una caja, cuando la elevó entre sus manos para colocarla en un estante, sus manos hicieron un movimiento brusco que sin querer, cayeron libros antiguos en cantidad al suelo, levantando polvo.

— Cof cof Ouh... Dios, que desastre — se agachó lo mejor que pudo y apiló cada libro— Uf, cuanto polvo —se quejó, hasta que levantando uno de ellos, cayó una fotografía— ¿Uh? —levantó a un ritmo pausado la foto, lo que vio a continuación la dejó fuera de órbita, era Leorio con Gon y Killua, cuando eran más jóvenes, aquí ambos adolescentes eran unos niños. Leorio tenía 19, era lo más seguro, pero no fue eso lo que la dejó helada. Era la presencia del chico rubio junto a ellos, su esposo los abrazaba a los tres mientras el joven Kurapika lo miraba negándose al abrazo. Podía saber fácilmente que era adolescente también en esa época, su cabello era más corto y vestía con un tabardo azul y detalles rojos— E-Esto...

Cuando la volteó, vio la fecha en que fue tomada. Exámen del cazador N° 287, 01 de Enero. Lo que significa que esto es de hace 10 años atrás. Se levanta despacio analizando la fotografía.

— Leorio conoce a Kurapika-San desde hace años. Se conoce junto a los chicos —frunció el ceño, consternada— entoces, Gon y Killua también saben de él, posiblemente Alluka-Chan igual... —acercó su mano izquierda hacia su boca, pensando— ¿Por qué?, ¿Por qué nadie me dijo de esto? —cuando giró sus orbes verdosos hacia un costado, encontró una pequeña puerta escondida en el estante de madera, de donde estaban los libros, tenía una cerradura pequeña de color negro.

Frunciendo el ceño una vez más, se muerde el labio inferior.

A veces, no siempre buscar la verdad te podría tranquilizar. Quien busca, encuentra.

•••••

La atención médica era indispensable, Leorio recibía un paciente tras otro, algunos con problemas leves y otros más severos. Pero no había nada que no pudiera hacer, las habilidades que desarrolló con el paso del tiempo, lo ayudaron bastante en el proceso. Podía encontrar anomalías más rápido y con más eficiencia y era capaz de ejercer diferentes cirugías con distintos portales los cuales abría. En cuestiones médicas, estas habilidades fueron muy útiles y estaba orgulloso de su mismo por haber progresado tanto. Aunque aún se mantenía en pie lo que ajustar su habilidad y extenderla un poco más hasta crear una onda de calor a largas distancias. Sería una especie de cámara infrarroja. Por así decirlo, en fin.

Se mantuvo concentrado (o al menos eso intentó la mayor parte del tiempo), atendiendo a los pacientes. Atendió algunas fracturas y lesiones mientras recetaba algunos analgésicos muy buenos y eficientes. También creó algunos antídotos un poco más fuertes para ciertos casos de emergencias. Estuvo de aquí allá tratando de mantener la mente ocupada; lo cual era imposible, los chicos estaban en una de las habitaciones con Kerim, la sola idea de pensar en ello le estruja el estómago. Demonios, si, Sabía que los jóvenes no dirían nada más y que le preguntaría únicamente el nombre del menor, pero vamos. De todas formas es una muerte mental para él.

Tener que acabar con su jornada en la clínica lo tenía ansioso y muy tenso por decir lo menos. ¿Cómo explicar todo este enredo sin que suene estúpido?.

Vaya que todo se volvía cada vez más complejo. Demonios, de supone que Kurapika es el complicado, no, más bien. Fue el Kuruta que cambió todo con su llegada, los chicos no hablaron del asunto por comprensión y tenían entendido que nombrarlo le traería malos sabores de boca. Una vez más, la presión de su pecho llego y su semblante decayó un tanto.

Narumi no sabía de su caótica pasada relación con Kurapika y eso le estaba pasando factura. Cada vez más, sentía que era acorralado irremediablemente por un antiguo amor que ya ni si quiera sabe si en verdad fue genuino o no,al menos por parte del rubio. Trató de decirle a su esposa ayer en la noche, pero se vio interrumpido, luego, no le alcanzó el tiempo, además Gon, Killua y Alluka ya estaban aquí. No podía pedirles mentir al respecto, no era propio de ellos y tampoco propio de él, solo necesitaba chanse para poder escoger las palabras correctas y que Narumi no terminara por acudir a los menores para encontrar respuestas.

Mientras uno de sus pacientes, respetuosamente y satisfecho con su análisis se levantó, se despidió con una sonrisa— Muchas gracias por la receta doctor

— Oh, eh... Claro —sonríe ampliamente— no hay de que, recuerde ingerir el medicamento después de cada comida

— Eso haré —con una reverencia, salió del consultorio.

El Azabache dejó de sonreír y bajó la mirada un segundo hacia el frío suelo.

Su celular vibró en su pecho, lo sacó y vio quien era. Su esposa, su corazón se aceleró entre el pánico y el cariño.

— Narumi, cariño. ¿Cómo estás? —Saludó cariñosamente.

— Leorio, ya vinieron los chicos ¿verdad? —dijo aún más cortante de lo quiso realmente.

El contrario parpadeó un tanto disconforme con el tono que usó su cónyuge— Eh, si. Están esperando a que termine mi jornada aquí, luego pasaremos a casa

— ¿Kerim está contigo? —añadió.

— Obviamente —encandiló con orgullo— Alluka está también, tal vez tengan su noche de chicas —rie de forma melodiosa.

Narumi guardó silencio un segundo, cosa que preocupó a Paladiknight, alejó un poco el teléfono viendo la pantalla por si su esposa cortó.— Narumi, ¿estás ahí?

— ... Si —respondió con desgano, buscando en una gaveta de la cocina, alguna llave— ¿Cuánto demorarán?

— Pues... —vio en su muñeca, su reloj marcaba la hora, 3:50 pm— son las tres, me quedaré hasta las seis, pero si quieres, puedo mandar a los chicos contigo, Gon o Killua pueden conducir.

— No, está bien. Quiero que lleguen todos juntos —la inconformidad surgió en su rostro al encontrar una llave pequeña, dio un calado de aire y miró de soslayo su propio teléfono— Leorio, respóndeme una cosa

— ¿Si, linda?

La castaña bajó la cabeza un instante.

— La honestidad es algo que realmente valoro de una persona. Me encanta tu forma de ser y amo lo expresivo que eres con todos, con nosotras

Algo perturbado por este juego de palabras, Leorio se removió algo incómodo en su asiento— Gracias, cielo. Lo sé perfectamente, además... Siempre voy a quererte a ti, y nuestra princesa.

Narumi llevó su mano que sostenía la llave en su pecho.

— Si hay algo que el contrario deba saber y que probablemente cambie el rumbo de las cosas, aún así serías capaz de contármelo? —Solo eso, solo necesitaba asegurarse de que Leorio no quería mentirle. Qué no hacía nada a propósito, un ultimátum en su mente. Tenía la llave.

La llave que abre las puertas a la verdad, Si el joven médico le decía ahora que tenía algo que decirle, ahí acabaría. No buscaría y únicamente se centraría en preguntarle solo a él, lo que necesitaba.

El Emisor, sin saber por qué, su mano tembló sujetando el móvil. Evitar el problema... Posponer una verdad, quería olvidarlo, quería olvidar a todos costa y no traer consigo el mismo sentimiento de agonía. Sufrió tanto por Kurapika y no quería rememorar eso de nuevo, no quería tampoco que su esposa esté incómoda con la presencia de Kerim y que los chicos no sepan que hacer.

Solo por hoy, solo en esta ocasión.

Esta sería la última vez que omitiría la verdad. Al menos, hasta resolver las dudas de sus tres jóvenes amigos.

— Cariño, por su puesto que estoy bien. Solo estaba cansado, nada más — arregló su voz lo mejor que pudo para sonar tranquilizante.

Narumi frunció el ceño. Insistió una vez más.

— ¿Solo eso? —reiteró de otra manera el cuestionario.

— ... Si —aseguró el azabache.

Se mordió el labio, Narumi sintió una punzada en el corazón. Una decepcionante respuesta.

— Prepararé la cena para cuando llegues con ellos —informó con una voz apagada.

Leorio sonrió un tanto dudoso— Está bien... Gracias, cariño. Nos vemos

Y cortó, el médico vio una vez más su teléfono. La llamada finalizó sin que ella dijera nada más que eso. Tenía un mal presentimiento. Por lo general, la castaña de ojos verdes solía despedirse más amorosamente de él, una vez más estaba insistiendo si ocultaba algo.

El terror se apoderó aún más de él.

¿Será que ella...?, No, no lo creo...

Entre la espada y la pared, así es como se sentía ahora mismo.

•••••

Alluka conversaba amenamente con Kerim quien parecía bastante tranquilo a decir verdad, sin embargo, había mucho que contrario, preguntar y analizar en esta situación. Pero lo que más lo dejaba inquietó era ver a Gon tan callado, Killua aprendió algo importante de ello. Si el peliverde mantenía un silencio impropio de esa manera, era por qué estaba escalando de apoco en un sentimiento amargo. Se preocupó.

Cuando iba hablar, el de ojos miel se le adelantó.

— Killua, vamos por unas gaseosas. ¿Qué te parece? —le propuso en tono amable pero extraño.

— Hmn —asintió sin más, en la clínica había una pequeña despensa con golosinas y más, afortunadamente— Alluka, ya regresamos

— Claro hermano —aceptó entrenida con el más pequeño.

Caminando por los pasillos casi desolados, Killua siguió a Gon hasta la dispensa. El joven Freecss colocó una moneda y presionó el botón, una gaseosa con sabor a naranja cayó, la recogió.

— ¿Quieres uno? —le preguntó al albino, este negó con la cabeza.

— Gon, ¿dime qué sucede? —prrguntó de frente.

Gon desvió la mirada, sin saber cómo empezar.

— ¿Fue así? —Inició este.

—¿El qué?

— Fue así... Cómo te sentiste conmigo, ¿no es así? —soltó con dolor para irse a verlo.

La impresión de Killua fue tal que no pudo responder deprisa.

— Gon...

— Ese día... —refiriendose al momento cuando se enfrentó contra Nerfepitou— yo perdí la cabeza, estaba lleno ira y solo quería vengarme de lo que le hicieron a Kaito, comprendí que cuando estás en ese estado, nada ni nadie parece importar en ese momento. Quise hacer las cosas a mi manera y lo hice, pero a cambio... —el brillo de sus iris se opacan con tristeza— te hice a un lado, quería egoístamente matarla yo mismo, no quería que nadie más interfiera en mi camino

El adolescente de cabellos blancos, desvió la mirada, rememorando esos tristes sentimientos, que trató de olvidar.

— Me convertí en la peor versión de mi, en un monstruo —cada palabra dicha por Gon, salió disparada con impotencia, Killua volvió a verlo con pesar— fui la clara representación de lo que era ser un pésimo amigo —la visión se le hacía acuosa a cada segundo— tú quisiste ayudarme y... Y yo, sólo te alejé, descargué esas horribles palabras contigo. Tu no tenías la culpa, Killua —la máscara cayó y la pesadumbre se apoderó una vez más de él— eres mi mejor amigo en el mundo, eres mi familia, eres los más importante para mí después de tía Mito, yo... Perdóname Killua —lloró apretando sus párpados y puños— YO TAMBIEN ME COMPORTÉ IGUAL O PEOR QUE KURAPIKA, TE LASTIMÉ, TE LASTIMÉ TANTO Y LO SIENTO, YO...- —el llanto se detuvo a un instante, pues los suaves brazos del Zoldyck, lo rodearon con cariño. Dejando a Gon atrapado en un mar de confort y cariño.

— ¿Eres idiota?. Ya te lo dije... —empezó a acariciar su cabello— hace años te perdoné —suspiró lentamente— lo admito, si, me dolió mucho. Me cuestioné si de verdad querías tenerme cerca, si en serio querías ser mi amigo. Compartimos muchas cosas, buenas y malas vivencias. No todo es perfecto, incluso se que yo estaba muy lejos de serlo. Pero me bastaba con ser parte de tu círculo de amigos

Lo abrazó más.

— Cuando me dijiste que era tu mejor amigo... —pausó un segundo, su voz estaba entrecortada— de verdad no supe que fuera posible, sentía emoción y miedo. Por que el temor de no ser suficiente me dolía más de lo que creí. No sabía que hacer con mi vida realmente, no tenía una aspiración además de seguir con el negocio familiar, el cual ya me cansé —gotas saladas caían por sus mejillas de él también— estaba a la deriva sin saber que sueño perseguir y de repente, llegaste tú y lo cambiaste todo. E hicimos muchas cosas juntos, me diste la oportunidad de viajar contigo a buscar a tu padre, mientras en el proceso buscaba que camino tomar luego. Por ti hice amigos también, Kurapika, Leorio —rie un poco— ellos son como nuestros viejos padres y aún así la cagan peor que nosotros. Bastante irónico, lo que pasó esa vez en nuestra lucha contra las Hormigas Quimera, era una prueba del destino; una prueba para saber si realmente somos compañeros de verdad. Éramos unos niños, Gon. No sabíamos lo que nos esperaba

Se separa de Gon para tomarlo de las mejillas y secar las lagrimas de este. El moreno notó las ligeras marcas de llanto del albino y se le partió el corazón.

— Aunque sin importar la edad, hay cosas que cansan. Comprendí la situación en la que estabas, ¿Quería pelear a tu lado contra Pitou?. Si, yo quería eso, luchar juntos espalda con espalda, pero no fue asi. Fue culpa mía también por solo dedicarme a limpiar tu desesastre, debí ser más fuerte que ello... No todo se trataba de hacer solo lo que tú querías —juntó su frente con la del intencificador— si somos nosotros dos, nada podrá detenernos. Eso me lo dijiste, ¿recuerdas?

Gon asintió— Lo siento, lo siento Killua —abatidó, imploró muchas veces su perdón, Killua sonrío.

— Te perdono, Gon. También eres muy importante para mí

Con el fulgor de sus miradas, ambos se acercan lentamente juntando sus labios, con ternura y amor. Un beso capaz de transmitir tantas cosas con un solo toque, un solo accionar. Killua mantenía sus blanquecinas manos en las mejillas bronceadas del moreno, mientras este lo abrazaba de la cintura. Cuando el aire era necesario ya, tomaron un poco de distancia, Gon sonrió ampliamente lleno de vida y Killua se sonrojó contagiando por la buena vibra.

— Te amo Killua

— ... Yo... Yo también —dijo abochornado, luego se escapa de los brazos del Freecss— y quédate quieto de una vez, Baka. Podrían vernos —El aludido ríe.

— ¿Te imaginas la cara de Kurapika al saber de nuestro noviazgo?

— Seguramente la rubia estará sorprendida, aunque seguro nos felicitará —alzó sus hombros.

— Por cierto... —Killua lo ve— Aún estoy preocupado por ellos, ¿sabes?. ¿Crees que Kurapika sienta algo por Leorio?. Quiero decir, lo a cargó de su hijo, se que no tiene nada que ver. Pero sería una posibilidad ¿no?, Siento que debí haber hecho algo por ambos pero no pude

— Deja de atormentarte con eso. Quizá tengas razón, yo incluso lo pensé de esa forma —llevó su vista hacia el techo— parece ser... Qué ese niño, Kerim, es hijo de la jefa de Kurapika

Mientras escuchaba atentamente, Gon abrió su lata de gaseosa, para luego abrir la boca como una o.

— Espera... Entonces, ¿Kurapika tuvo un hijo con la hija de su empleador? —alarmado, Killua asintió— eso lo explicaría todo. Recuerdo que nos mencionó que trabajaba para los Nostrade

— Si, incluso antes de que dijera su nombre, estaba pensando en quien sería su madre. Pero aquí es donde crece aún más mis dudas

— ¿Hum?, ¿Cómo cuales? —tomó un sorbo del líquido gaseoso

— Hay que esperar a que nos cuente el viejo, ¿pero no te has puesto a pensar en la edad de ese niño?

—Ah... ¿Debería? —ladeó su cabeza en tono de inocencia. A pesar de tener 21 años, el joven Freecss, no perdía parte de su inocencia.

— Tonto —se hizo un face palm — solo piénsalo, Kurapika rompió con Leorio hace siete años, ese enano tiene justo esa misma edad. Si la rubia histérica solo hubiera tenido a su hijo tiempo después, debería tener menos edad. No obstante, tiene el mismo número de años en los que el viejo y él se separaron

Le tomó un poco comprender a lo que se refería su novio, hasta atando los cabos lentamente, Gon entendió. Un gesto de incredulidad y decepción, llegó a su rostro.

— Quieres decir que... ¿Kurapika engañó a Leorio? —

Continuará:.....

•••••

Nota: Hello, no suelo dejar muchas notas, pero buenoooo quería comentarles que si, Narumi ya está decidida a indagar en el pasado de su esposo y su "amigo". Y aunque no lo crean si, hasta Gon fue capaz de darse cuenta que Kurapika le fue infiel a Leorio, la pregunta aquí es, ¿por qué Leorio es el único que no se ah dado cuenta?. Fácil, por qué tiene la mente ocupada en su trabajo como medico, cuidar de Kerim, velar por la salud de su esposa e hija y tratar de ignorar el tormento que le hace sentir la presencia del Kuruta xD por lo que no ah tenido chanse de pensar en nada más que "proteger, cuidar y olvidar".

Narumi conoce a todos los amigos de Leorio, incluyendo a Senritsu, Mizaistom y Cheadle. Pero ninguno de ellos o algún otro amigo del ship leopika habla o comenta algo del contrario, por decir, Si Senritsu habla con Leorio, no le menciona o dice nada de Kurapika, por que sabe que Leorio no soportaría eso, lo mismo en caso de Kurapika. Por eso también, Gon, Killua y Alluka no hablan de Kurapika frente al doctor galleta y su esposa.

Bueno, una vez aclarado este punto, seguimos. El próximo capítulo estaremos de vuelta con Kurapika y su misión.

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