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Tres días sin saber nada. Tres días de pura incertidumbre. Tres días en los que me he sentido como si estuviera pasando por todo lo de mi hermano o mi padre nuevamente.

Cuando los perdí permanecí días, semanas, en la espera de que se confirmara su muerte. Los recuerdo como los peores días de mi vida. Y ahora estoy sintiéndome exactamente igual.

El presidente Kim jamás habló conmigo, de hecho ni vino a la base, o eso creo. Nadie hablaba nada sobre la situación de Kim Nam Joon. Y Min se había regresado a su base. No puedo hacer nada más que esperar. Mi puesto no es muy alto por lo que no puedo llegar a la sala de reuniones y pedirles a todos que me informen sobre el caso del Capitán al otro lado de la frontera.

La frustración me hace no querer comer, ni levantarme de la cama. Hoseok me ha obligado a seguir con mis obligaciones. Debo preparar a las tropas para una posible guerra, la cual no sucederá. Todos tienen una versión diferente de lo sucedido y tienen posibles soluciones. La más estúpida es la de tirarle bombas al Norte por enviar un infiltrado y tener a uno de los hombres más importantes del Sur. Y después está mi idea que es la de infiltrarme al Sur y sacar a Nam Joon yo misma.

Ganas de hacerlo no me faltan.

Los golpes en mi puerta me sacan de mis pensamientos. Con fastidio me levantó de mi cama y voy a abrir.

—Llevas tres días sin llamarme—Park Ji Woon estaba parada frente a mi puerta. Llevaba una bolsa de supermercado en su mano, la señalé esperando que me explicara que era—. Traje chocolate—y solo por eso la dejé pasar—. Sé que no me contaste lo que sucedió con el Capitán Kim, pero lo puedo intuir. Además que JungKook me dijo que estabas saliendo con alguien.

—Chismoso—susurro. En otro momento le preguntaría porqué sigue hablando con su ex, pero no tengo fuerzas para escucharla. Me volví a lanzar sobre mi cama.

—¿Qué quieres que hagamos?—se sienta a mi lado.

—Solo quiero saber que está sucediendo. Quiero saber que medidas están tomando para traerlo de donde quiera que esté. Quiero tenerlo a mi lado—cierro los ojos tratando de evitar que mis lágrimas hagan acto de presencia.

—Eso está difícil con nuestros cargos, Eun Yeong—se acuesta a mi lado y toma mi mano—. Ni siquiera han hablado sobre eso en televisión nacional.

—Sé que no puedo hacer nada, y eso es lo que más me frustra—entrelaza nuestros dedos—. Escuché los disparos—mi voz se comienza a romper—. Antes de que apagara la radio, los escuché—las lágrimas fueron más fuertes que yo—. ¿Y si murió?—la miro y se gira hacia mí. Me toma de mi cintura haciendo que yo también me gire y quedemos frente a frente.

—Él te entrenó. Sabes mejor que nadie lo buen soldado que es—trato de asentir dándole la razón—. Es un testarudo que no se dejaría vencer por nadie. Lo conozco desde pequeña, se de lo que hablo.

En ese momento recordé la relación de los Park con los Kim. Me siento rápido y tomo a Ji Woon de los hombros.

—¡Park Jimin si tiene el rango suficiente para hablar con el presidente!—ella abre mucho los ojos.

—¿Acaso te volviste loca? Jimin-shi le tiene un gran respeto al presidente. Jamás te llevaría ante él—se sienta y comienza a sacar las barras de chocolate de la bolsa.

—Nam Joon también es su amigo, él debe estar igual de preocupado que todos nosotros—me mira por unos segundos mordiéndose el labio inferior. Eso significa que se lo está pensando. ¡Bien!

—Lo llamaré—saca su celular de su bolsillo trasero y se va de mi habitación.

¡Sí!

Veinte minutos después mi amiga volvió a entrar al cuarto con una pequeña sonrisa.

—¿Lista para ir a la Casa Azul?—suelto un grito y corro hacia ella para darle un abrazo.

—Gracias—susurro y beso su mejilla. Me mira con una sonrisa y me devuelve el beso.

—Yo también estoy algo preocupada—ríe—. Ponte el uniforme, las medallas. Salimos en 10—asiento rápido y busco todo lo necesario para parecer una honorable soldado de la fuerza aérea.

______
Min Yoongi manejaba la camioneta, Park Jimin iba a su lado. Yo iba en la parte trasera junto a Ji Woon. Cuando vi a Min, Park solo dijo "Él nos ayudará". ¿A qué ayudará? No sé, pero mientras más ayuda mejor.

Min habló con los guardias de la puerta y luego de una larga revisión del auto, nuestras pertenecías e identificaciones, nos dejaron pasar.

En otro momento me impresionaría por los jardines perfectamente cuidados o la pintura de las paredes intactas y sin una mancha, pero ahora mi mente estaba concentrada en algo más.

Un guardias de llevaron el auto y otro nos guió por la casa gigante hasta dejarnos frente a una puerta. Dijo que esperáramos a su señal. Así hicimos. Pasaron unos minutos de total silencio hasta que de repente Min se atreve a abrir la puerta. No, no esperamos la señal del guardia.

—Sargento Min, ya hemos hablado sobre tu mala educación—el presidente estaba tras su escritorio, y hablaba sin mirarnos. Supongo que sabía que estábamos aquí, solo nos estaba haciendo esperar.

—Presidente Kim, ya hemos hablado sobre las larga esperas—Min es el más temerario a la hora de hablar con él. Lo sé porque Ji Woon se mantiene a un lado de Jimin mirando el suelo, y su hermano está inmóvil como estatua.

—¿Qué hacen aquí, señores?—finalmente se digan a mirarnos, me puse recta al instante para mostrarle el debido respeto que merece.

—Kim Nam Joon—digo. A la mierda el respeto.

—¿Qué sucede con mi hijo?—frunce el entrecejo.

—Eso quiero saber.

—¿Y tú eres?—me señala con la pluma de su mano.

—Cabo primero Ri Eun Yeong.

—¿Ri Eun Yeong?—se levanta de su asiento.

—Olvídese de ella, díganos sobre la situación de mi Capitán—Min sigue acercándose a él.

—¿Ahora es su Capitán? Porque cuando subió a esa avioneta no se lo impediste—apoya sus manos sobre el escritorio quedando encorvado.

—Era un esfuerzo en vano. No me hubiera hecho caso.

—Ella lo intentó al menos—me señala nuevamente.

—Solo queremos que nos diga que está vivo—Ji Woon se digna a hablar.

—¿La menor de las Park tiene lengua?—se burla—. Esa información es confidencial. Ya una vez confiamos demasiado en uno de su grupito y nos traicionó. ¿Qué me garantiza que ustedes no son infiltrados también?

—No tenemos la culpa de lo que hizo Kim Seok Jin—Jimin camina hasta detenerse a un lado de Min—. Todos nos sentimos traicionados. Nos duele la situación por la que estamos pasando. Y que nos tenga en la incertidumbre nos hace sentir peor.

—Se tardaron tres días en venir a preguntar. Si tanto les importara hubieran estado aquí desde el primer día.

—¡No quiso hablar con nosotros!—grita Min sorprendiéndome—. ¡Sabe bien que tratamos desde el minuto uno en contactar con usted!

—¡No me grites, niñato!—si seguimos así no averiguaremos nada. Me acerqué a él y me detuve a un paso de su escritorio. Sentía las cuatro miradas sobre mí.

—Dígame ahora mismo que le sucedió a Kim Nam Joon—le exijo con la mirada.

—¿Ri?—asentí a su pregunta—. ¿Tu padre era Ri Min Ho?

—¿Lo conoció?—de repente el cambio de tema me interesaba.

—Gran hombre. Gran estúpido también—suelta una carcajada—. Se sacrificó por su escuadrón.

—Desde mi perspectiva, murió como un héroe—traté de no tartamudear.

—Desde mi perspectiva, murió sin importarle cuánto sufriría su familia. Además, si regresaba vivo de esa misión hubiera subido su rango.

—No tiene derecho a hablar así sobre él.

—Y tú no tienes derecho a exigirme respuestas sobre mi hijo.

—No puedo seguir viviendo así. No puedo vivir sin saber si él está vivo o no—siento como mi respiración se detiene por unos segundo—. No puedo vivir con está incertidumbre.

—¿Tienes algo con mi hijo? Creí que aún era novio de Kyung Jiyu.

—Ahora mismo no me importa si siguen siendo novios o no.

—Cariño—trata de sonreír. Hipócrita—. Es mi hijo, no lo dejaré morir.

—¿Eso significa que está vivo?—Ji Woon se adelanta a preguntar.

—Eso significa que si está vivo, lo traeré de ese lugar lo antes posible—asiento. Al menos tengo más esperanzas de las que tenía en la mañana.

—¿Sabe cómo traerlo de vuelta?—pregunta Min.

—Estamos negociando con el Norte desde hace tres días. No aceptan nada, saben que tienen a alguien importante.

—Hágalo mejor—dice Min con un tono de voz más fuerte. Y lo que siento después es como me jalan de la mano. Min Yoongi no me soltó hasta que estuvimos fuera del terreno presidencial.

En un callejón cualquiera se detuvo y se giró un poco para poder vernos bien a todos.

—Toca el plan B.

—¿Y ese es?—pregunta Ji Woon.

—Nosotros también tenemos infiltrados en el Norte—abro mucho los ojos.

—¿Qué te creíste Ri? ¿Qué somos tan estúpidos como para no tener refuerzos en el país enemigo?—se burla Park Jimin de mi cara.

—Creí que esto entre ambas Coreas había acabado hace mucho—me justifico.

—Las guerras nunca se acaban. Eres soldado, deberías saberlo—Min me mira como si tuviera un tercer ojo.

—Hiciste mal en hacerle saber al presidente que estabas con su hijo—me miran como si estuvieran regañando a un niño pequeño.

—No respondí a su pregunta.

—Da igual. Te ves como novia desesperada—esta vez habla Ji Woon.

—Da igual. Kim Nam Joon tiene 30 años, puede mandarse el solito.

—No estoy tan seguro de eso—dice Jimin.

—Él y Jiyu están prácticamente comprometidos desde los 12 años—explica Min.

—¿Siguen juntos?—ahora me siento como una tonta.

—¡Ese no es el punto!—grita Ji Woon.

—Tienes razón. Hablaré con mis informantes. Si no lo hice antes es porque deben estar vigilando a todos, pero debemos correr el riesgo si queremos saber sobre Kim—todos asentimos cuando Min deja de hablar.

—Ri Eun Yeong, mejor no hables con nadie más hasta que sepamos algo. Deberías retirarte por unos días—sugiere Jimin y frunzo el entrecejo.

—El presidente te tendrá en la mira—dice Min.

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