26

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Después de todo, si le hice caso a Park Jimin. No estaba haciendo bien mis tareas y mis soldados se quejaban de mi entrenamiento tan duro. Así que llevo más de dos semanas en mi casa. Adelanté mis vacaciones. En unas dos semanas debo volver a la base, pero por ahora no debo pensar en eso.

He aprendido a vivir con la incertidumbre. Cada vez que como pienso si él también comerá bien. Cuando me baño pienso si el estará tomando una ducha caliente. Cuando duermo lloro preguntándome si él también tendrá una cama en la que descansar.

"Está vivo".

Cuando Min Yoongi me dijo que estaba vivo fue como si yo comenzara a respirar nuevamente. Después de mucho tiempo volví a dormir más de 10 minutos. Pero eso no significa que dejara de preocuparme.

Quiero saber la razón por la que no ha vuelto. Quiero saber porqué aún no puedo abrazarlo.

Sé que salir de Corea del Norte es casi imposible, pero este es un caso totalmente diferente. Es el hijo del presidente, desde el día uno deberían haberlo dejado libre.

Corren los rumores de que las condiciones del Norte para dejarlo ir son muy grandes. El presidente se niega a caer ante tal chantaje. ¿Elegirá a su país o a su hijo? Espero que sea egoísta y escoja a su hijo.

Estás diciendo cosas de las que te arrepentirás.

Puede que sí. Pero por una vez quiero ir en contra de mis principios. Por primera vez quiero ser feliz y no dejar todo por defender este maldito lugar. Ya he perdido a dos de las personas más importantes para mí, no puedo perderlo a él también.

Sueño con esa llamada en la que me digan que él está en su oficina esperando por mí.

Me llegó una carta. Un grupo selecto de las bases debía ir hoy a la Casa Azul. Presenciaríamos un acto, no sabemos aún sobre que. Pero lo que sé es que no estoy de ánimos para ver cómo le entregan más medallas a viejos estúpidos que no hicieron nada cuando se enteraron de la existencia de un infiltrado. Absolutamente todos hicieron mal su trabajo y aún así los siguen recompensando por su gran "valentía".

Lo bueno es que al menos estaré acompañada por JungKook y Hoseok. Jung Hoseok irá como el sargento a mando del pelotón y JungKook y yo somos sus acompañantes. También tengo entendido que Ji Woon irá como acompañante de Min Yoongi.

Casi era hora de partir, por lo que me di una ducha rápida, me puse mi uniforme y acomodé las pocas medallas que tengo. Recogí mi cabello en una coleta alta. No entiendo como a pesar de estar de vacaciones, debo ir a este tipo de cosas.

Hoseok pasaría por mí, por lo que no tenía que conducir, agradecía por eso.

El acto duró horas. El presidente hablaba sandeces que a nadie le interesa y premiaba a hombres que en mi vida he visto mover un dedo. Comenzó a sonar el himno por lo que todos nos pusimos de pie y llevamos nuestra mano derecho al corazón. El presidente tenía una gran sonrisa, no se supone que deba estar así cuando su hijo está en peligro de muerte.

Creí que ya todo había acabado, pero Kim se vuelve a acercar al micrófono y dijo algo que no me importó. Solo escuché cuando dijo:

—Me reuní personalmente con el presidente de Corea del Norte. Tras una negociación de varias horas, tengo el placer de informar que mi hijo está ya con nosotros—abrí mucho los ojos cuando lo vi salir de la puerta que señalaba su padre. ¿Siempre estuvo ahí?

Kim Nam Joon estaba perfectamente vestido con su uniforme y portaba sus medallas con gran orgullo. Su cara no expresaba absolutamente nada y yo no podía evitar sonreír de la emoción de tenerlo frente a mí.

No sé explicar lo que sentí al verlo. ¿Alegría? ¿Confusión? Cada noche pensé en cómo sería este momento. Imaginé todos los escenarios posibles de él volviendo a mí. Sufrí con la idea de que pudiera morir antes de regresar.

Las piernas me tiemblan y por mi mente pasa nuestro primer encuentro. Ese encuentro desafortunado en las duchas que hizo cambiar mi vida. En mi cabeza no estaba la posibilidad de enamorarme de ese chicho.

¿Dije "enamorarme"?

No, seguro me estoy volviendo loca.

Todos aplaudían con gran entusiasmo hasta que Nam Joon se detuvo a un lado de su padre.

—Llegó hace dos días y quisimos aprovechar su compañía antes de que comenzara nuevamente con sus obligaciones de Capitán. Además que tenemos una gran noticia—ese hombre sigue hablando. Solo quiero que se calle y que me deje abrazar a Nam Joon—. Kyung Jiyu.

¿Qué?

La pelirroja subió a la tarima con tanta superioridad, que podría dominar el mundo si así quisiera. ¿Por qué la llaman?

—Finalmente nuestra pareja favorita se ha comprometido—Jiyu muestra el anillo en su dedo con una gran sonrisa. Esta es mucha información para procesar. Los aplausos no se tardaron en llegar y JungKook puso su mano sobre mi hombro.

—¿Eun Yeong, estás bien?

—¿Tú que crees?

Sin prestarle atención a nada más esperé hasta que todo acabara. Una vez las personas se iban del lugar traté de irme con paso rápido. Me muero de ganas de verlo, pero no pienso caer tan bajo. ¡Se comprometió!

—Cabo Ri, acompáñeme por favor—un guardia de paró frente a mí impidiéndome caminar. Lo miré con fastidio.

—Ahora no—traté de esquivarlo, pero me tomó de la mano.

—Es una orden—de un movimiento me solté.

—No eres mi superior—trató de volver a sujetarme, de una patada lo dejé en el suelo—. Dije que ahora no—lista para irme me tomaron de la espalda y con una mano en mi boca me llevaron hacia no sé dónde.

—No quería hacerlo a la fuerza—esa voz la reconocería siempre. Me separé rápido y me fui corriendo a la otra esquina de la habitación.

Estaba parado frente a la puerta. Igual de alto que siempre, igual de intimidante. Aún con esta distancia de por medio, me hace temblar. Pienso en todo lo que me ha dicho, pienso en todo lo que hemos hecho, y me duele porque ahora pienso en que todo pudo ser fingido.

—Déjame irme—le pido. Kim Nam Joon sonríe y yo trato de no hacer lo mismo.

—Siempre pensé que nuestro reencuentro sería más romántico.

—¡Te vas a casar!—le grito—. Hipócrita—ríe.

—¿Tú crees que me quiero casar con ella?—señala afuera.

—No te escuché negarlo.

—Ri Eun Yeong, he soñado cada día con cómo sería volver a verte. ¿No me piensas cumplir ese sueño?—reí sin gracia.

—Yo creí que cuando volvieras aún estarías soltero.

—¿Por qué crees que me dejaron ir? Es la hija de un Coronel del Norte.

—No mientas. Es tu novia hace años, están prácticamente comprometidos desde siempre. ¡Por eso me tenías escondida!—no puedo evitar gritar con rabia.

—No sabes lo que dices. Nuestra relación siempre fue para comercial con Corea del Norte—se trata de acercar—. Por favor déjame tocarte—retrocedo hasta chocar contra la pared—. Por favor vuelve a decir que me quieres—sigue caminando hacia mí y no sé que responder. Mi instinto es mientras más se acerca ir escurriéndome por la pared hasta quedar sentada en el suelo—. Por favor—asiento.

No aguanto más estar lejos de él. No aguanto más no tenerlo. Necesito quererlo, necesito abrazarlo. Por esta vez me permito creer sus mentiras, por esta vez necesito creerlas.

—Te prometo que no son mentiras—se agacha frente a mí.

—Estás aquí hace dos días y no me llamaste para decirme—escupo con rabia.

—No podía hacerlo, me tenían controlado—guarda silencio unos segundos—. Te necesito, princesa—sin pensarlo dos veces me lanzo a él. Lo abracé con tantas ganas que sentía como su uniforme se estrujaba entre mis dedos. Mis medallas se enterraban a mi piel hasta el punto de hacerme daño, pero era lo de menos ahora.

—Dime que no volverás a hacer locuras—le susurro.

—Lo prometo—se separa un poco dejando espacio para besarnos. No recordaba cuánto amaba la sensación de nuestros labios tocándose. No sabía que lo necesitaba tanto para hacerme sentir bien—. Te quiero, princesa.

—Te quiero—lloro, lloro porque necesito soltar todo. Lloro porque necesito que ÉL me consuele. Que me diga que ya está aquí, que todo será color rosa a partir de ahora, que él también sufrió todos los días por no tenerme.

—No sabes cuánta falta me hizo una discusión contigo—ríe y besa mi frente con delicadeza—. Casi discuto con la pared para hacerme creer que eras tú.

—Dime algo lindo, no eso—protesto.

—En cuanto me vi en una celda sin ti, me arrepentí de no haberme quedado a tu lado—lo volví a besar.

Me preocupa lo fácil que él puede cambiar mis pensamientos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro