27

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Una noche entre sus brazos era lo único que necesitaba para volver a sentirme viva. Extrañaba el calor de su cuerpo, sus brazos a mi alrededor y aunque suene estúpido, sus ronquidos.

Necesito tanto a Kim Nam Joon como el aire que respiro, y eso no está nada bien. Nuestra relación no es la más segura. En las noches tenía miedo de que se escapara de mi cama sin que me diera cuenta. A pesar de quererlo como a nadie, no le tengo tanta confianza. Sigo esperando lo peor de él, y eso no me hace feliz.

Mañana tendría que regresar a la base, no tengo ánimos pero es trabajo, las cuentas no se pagan solas. Los chismes no tardarán en circular por todo el lugar. No quiero escuchar nada más sobre la supuesta boda, suficiente con todos hablando sobre eso en redes sociales, periódicos y canales de televisión.

—¿Quieres una cerveza?—me muestra la botella que sacó del refrigerador y asentí. Luego de tomar otra se sentó junto a mí frente a la barra que también utilizaba de mesa. Tomé mi bebida luego de que la abriera por mí y me empiné directamente de la botella.

—¿No tienes que regresar a tu casa?—le pregunto. Estas últimas dos semanas se ha quedado junto a mí sin separarse en ningún momento, siento que es su manera de recompensarme. No me estoy quejando, amo estar a su lado, solo que es raro. Jamás habíamos estado tanto tiempo juntos.

—¿Tan rápido te cansaste de mí?—bromea con una sonrisa.

—Solo es una pregunta.

—Me iré hoy, mañana regreso al mando y quiero que todo esté en perfectas condiciones. Espero que no hayan empezado una guerra en mi ausencia—solté una carcajada.

—Casi lo hacen—niega lentamente con la cabeza y a la vez tomamos un buche de alcohol.

—Eun Yeong, sé que estás incómoda con toda esta situación—de repente toma mi mano—. No quiero mentirte, esto no será fácil. Firmé un contrato y debo cumplirlo, mi matrimonio con Jiyu es casi un hecho—me mira buscando mis ojos, los cual mantenía lo más lejos posible de su vista, no quiero que se dé cuenta de cuanto me afectan sus palabras—. Pero buscaré una solución. Haré todo lo posible para que mi esposa seas tú y no ella—reí.

—¿Qué te hace creer que me quiero casar contigo?—lo miro con una sonrisa.

—Lo sé porque me quieres casi tanto como yo a ti—deja caer su mano sobre mi pómulo y comienza a realizar movimientos suaves con su dedo pulgar—. ¿Estás dispuesta a luchar conmigo?

—Soy un soldado, luchar es mi pasatiempo favorito—sonríe dejando un delicado y corto beso sobre mis labios. Se me queda mirando unos segundos antes de besar mi mejilla libre. Cerré los ojos disfrutando de la sensación.

No pude aguantar a la tentación de tenerlo tan cerca. A penas separó sus labios de mi rostro, me apoderé de ellos con mi boca. Un beso lleno de pasión, lleno de deseos que él podría cumplir. Entendió la indirecta y me correspondió casi con la misma intensidad, digo casi porque es imposible que alguien iguale las ganas que le tengo.

Con cuidado quité la botella de sus manos y esperé a que corriera su silla hacia atrás para subirme a horcajadas sobre sus piernas. Todo eso sin despegar nuestros labios. Una vez estuve saciada, agaché la cabeza para comenzar a recorrer su cuello, besos más fuertes de lo necesario dejando marcas sobre su piel. Jiyu tendrá su apellido, pero solo yo tengo su cuerpo bajo mi disposición.

Sentí como algo comenzaba a crecer debajo de mí. Sonreí con superioridad por seguir logrando eso en él luego de haberlo estado haciendo diariamente por dos semanas.

Sus manos comenzaron a recorrer cada parte de mi cuerpo comenzando a sacarme unos cuantos gemidos de placer. Se detuvo sobre mi cadera y me dio una pequeña indirecta sobre lo que debía hacer. Comencé a rozarme contra él provocando la fricción con la que ya estaba familiarizada.

Sus labios vuelven a buscar desesperadamente los míos. Esta vez fue un beso más profundo, mi lengua ingresó en su cavidad bucal y pude sentir el sabor amargo de la cerveza que hace un rato estaba tomando.

Con simples caricias, besos y sonidos, provocaba más en mí que cualquier otra persona con la que alguna vez hubiera estado. Mi conexión con Kim Nam Joon no solo era sexual, también era mental y sentimental, supongo que por eso me parecía tan perfecto.

Me parece imposible la posibilidad de cansarme de él. Nam Joon ha marcado un antes y un después en mi vida. Me ha hecho darme cuenta que arriesgarme vale la pena. Siempre me preocupaba demasiado por el futuro, dudando de mis capacidades, me sentía diminuta en un mundo de gigantes. Con su entrenamiento, explotación, me hizo demostrarme a mí misma que soy más fuerte de lo que creo. Con nuestra relación a escondidas me mostró que las cosas buenas a veces vienen relacionadas a las decisiones más alocadas y menos pensadas. En otro momento de mi vida, hubiera sobrepensado las cosas y no estaría disfrutando del roce de su piel desnuda.

Mi respiración estaba agitada, me sentía agotada, las gotas de sudor corrían por todo mi cuerpo y la sonrisa en mis labios no podía pasar desapercibida. Miré al chico a mi lado que estaba concentrado en su tarea de taparnos con una sábana.

—Todo este tiempo solo te has acostado conmigo. ¿Verdad?—estaba casi segura de eso, pero quería saber, quería escucharlo decirme que solo me toca a mí. Me sentiría asquerosa si lo compartiera con alguien.

—Claro. ¿Quién crees que soy?—se acerca a mí y toma mi brazo para que lo pase por encima de su cuerpo—. Solo tengo ojos para ti.

—Solo quería estar segura—sonreí con superioridad por su respuesta.

______
Todo estaba como recordaba, igual de organizado, aunque no me fui por mucho tiempo. Hoseok estaba frente a los soldados diciéndoles que hacer, él se había ofrecido a relevarme por el tiempo que me tomé. Gracias a eso pude tener más tiempo para mí. Caminé hacia él sonriendo, lo había extrañado un poco.

—Estás siendo muy duro—me detuve a su lado con una sonrisa.

—Trátame de usted, soy su superior—se burló antes de darme un corto abrazo que me tomó desprevenida—. ¿Cómo está todo? Creí que jamás regresarías. Bueno, todos lo creímos, estábamos esperando la noticia de tu traslado.

—¿Por qué dices eso?—pregunto confundida.

—Por lo de Kim Seok Jin, todo lo relacionado con Kim Nam Joon, ya sabes...—guarda silencio dejándome más confundida.

—¿Ya sé qué?

—Eun Yeong, no era un secreto para nadie que tenían una relación, y se confirmó cuando todos te vimos llorar por él. Y ahora salen con que se va a casar con su novia de hace años—me cruzo de brazos.

—Eso es un tema que no te incumbe—me puse a la defensiva. No era mi intención sonar tan enfadada.

—Lo sé, tienes toda la razón. Perdón—dejó de mirarme para sentarse en ellos soldados—. ¡Pueden retirarse!—grita y todos nos saludan antes de irse cada uno por un camino diferente—. Solo quise saber cómo estabas, somos amigos, o eso creo.

—Perdóname por sonar así, no has hecho nada malo—él asiente y un grito lo interrumpe antes de que empezara a hablar.

—¡Señorita Ri!—me giré buscando a quien le correspondía esa voz. Me tensé completamente cuando vi al presidente Kim. Caminó a paso firme hacia nosotros, Hoseok se puso recto e imite su acción, saludamos a la par—. Descansen—nos relajamos y miré a mi amigo sin entender—. Jung, puedes retirarte.

—Con su permiso señor—volvió a saludar antes de marcharse.

—¿Necesita algo, señor?—pregunté con miedo, como si hablar fuera el peor error que pudiera cometer.

—Sí. ¿Damos un paseo?—señala todo el patio y asiento, comenzó a caminar y me apresuré para seguirlo—. Tienes entendido que mi hijo se casará.

—Si, señor—susurro cuando noté que estaba esperando mi respuesta.

Ya si quiere también entiérreme un cuchillo, me dolerá lo mismo que aceptar que se casará.

—Nos costó mucho que regresara con nosotros. Kyung Jiyu es una gran candidata para mi hijo, lo sabemos de siempre. Firmar el contrato solo hizo oficial lo que tantos años hemos esperado. Si tenemos una unión entre ambas Coreas, tal vez, solo tal vez, las relaciones mejores, y con eso la economía del país.

—Básicamente, está vendiendo a su hijo—me atrevo a decir.

—Le salvé la vida. Algo que ni tú ni tus amiguitos podrían hacer—al referirse a nosotros habló con desprecio.

—Sinceramente, ¿por qué está hablando conmigo?—me detengo. No pienso seguir caminado con él.

—Aléjate de Nam Joon. No necesita distracciones, y mucho menos si son tan vulgares—me mira de arriba abajo—. Necesita a alguien que le haga subir, que le ayude a conseguir todas sus metas, no alguien que le atrase.

—Para su información, no atrasaría a nadie, tengo sueños tan grandes como los de su hijo, o incluso, puede que hasta más ambiciosos—sonríe hipócritamente.

—Cariño, dudo que los consigas. Mi hijo tiene todo para triunfar, en cambio tú solo tienes una madre que sufre por tu profesión y un rango insignificante.

—No le permito que me falte el respeto—para ser el presidente, trataba muy mal a su gente.

—No he tomado cartas en el asunto porque es un hombre con necesidades de las que seguro sabes encargarte muy bien—levanta su mano para tocar mi mejilla y me alejo rápido de él—. Pero si una vez más viene a mí para exigirme romper el contrato, iré por ti y te haré la vida tan miserable que tu única solución será irte del país.

—No me amenace—sonreí con rabia—. Puedo tomarme las amenazas como motivación.

—No me vayas a la contraria, niñata—y sin decir nada más de gira dejándome con las palabras en la boca.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro