꒰ ꒱ 🐻ʾʾ ┊ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ ᶠⁱⁿᵃˡ

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—¡Sorpresa!

Apenas llegaron a la sala, BaekHyun sonrió al ver a los chicos allí con un letrero y soltó una risa al verlos salir de su escondite, sorprendiéndose cuando cierto chico salió debajo de su alfombra. Estos jóvenes con sus locuras hoy en día, pensó, sintiéndose en paz.

—Gracias niños. —YoonGi se acercó a él para abrazarlo, viendo a los demás adolescentes verlos ansiosos. Riéndose, ordenó—: Vengan aquí, abracen a papá BaekHyun.

—¡No soy de la familia, pero yeip! —chillaron los Alfas extranjeros, uniéndose al abrazo entre risas de los demás.

Y el abrazo duró cierto tiempo antes de que el timbre sonara. TaeHyung corrió a las puertas y al abrirla, Yeonjun y Vernon traían el enorme pastel sosteniéndolo con sus manos; los ojos del Alfa Min brillaron.

Su pastel favorito.

—Feliz cumpleaños, papá BaekHyun. —La reciente pareja felicitó, dejando el pastel en la mesa que había en el centro de la sala.

—Creo que este día hay que festejarlo juntos...

—Papá, ¿podría... cantar para ti? Sería como uno de los tantos regalos que tengo —informó YoonGi, viendo la carita de felicidad de su padre. Miró a su peliazul, quien lo miró igualmente sorprendido. Sonrió, viendo como sus amigos alistaban su micrófono y los equipos. Este día tenía que llegar sí o sí, pensó decidido, alejándose para tomar el micrófono bajo la vista de todos, suspiró y el suave tema comenzó a sonar—... Cuando mi mano te toca, nos vemos en los ojos del otro.

Los jugadores dirigieron su vista al castañito, TaeHyung abrió sus ojitos en sorpresa y miró al señor Min, quien se acercó y palmeó a suavemente su hombro, sonriendo.

—... Disfruta el espectáculo, cariño —susurró al rubor del castañito—. YoonGi siempre será de sorprendernos.

La voz de YoonGi se escuchaba tan preciosa, tan suave a los oídos de todos, tan magnífica que al cerrar los ojos la mente imaginaría los más bellos paisajes del mundo.

TaeHyung sintió la sensación de querer llorar. YoonGi lo miraba fijamente sin borrar aquella sonrisa al cantar.

—... Simplemente no quiero permanecer a tu alrededor como un aroma...

—Todas las canciones que él compuso... —TaeHyung se sobresaltó a la repentina voz de Min a su lado. Seokjin había llegado cuando todos estaban planeando esconderse y ahora mismo, pareciera conquistar a JungKook. TaeHyung secó sus lágrimas traicioneras—. Son para ti. Nunca dejó de pensar en ti.

—Lo amo demasiado. —Ambos veían a YoonGi cerrar los ojos, tranquilo a su voz—... YoonGi ha hecho mucho por mí. Es mi turno ahora, de ahora en adelante, mostraré mi amor por él.

Seokjin asintió, mostrando una sonrisa a la valentía del castañito.

—Ustedes se preocupan el uno por el otro, es... precioso —halagó—. Me gustaría conquistar a JungKook y que nuestra relación fuese hermosa, TaeHyung.

—Les puedo ayudar, Hyung.

—¿En serio?

El peliazul asintió, mirando a su alrededor un momento y viendo como el grupo de sus amigos lloraban en un rincón a la música de YoonGi. Soltó una risita y llamó a JungKook quien al instante se acercó, sacando las lágrimas y viéndolo avergonzado.

—¿Paso algo, Tae?

—Hyung... Seokjin tiene que decirle algo.

El Alfa miró con una ceja alzada al Omega frente a él, suspiró cruzándose de brazos y Seokjin formó una mueca.

TaeHyung los miró a ambos con notoria confusión.

—¿Ahora vas a hablarme después de ignorarme estos días, Park? —JungKook preguntó—. ¿Te enfrentarás ahora o... seguirás huyendo?

TaeHyung notó la rapidez de Seokjin llevarse a JungKook al patio trasero. Que rápidos, pensó. Volvió a mirar a YoonGi cuando este había terminado de cantar.

—Mi cachorro creció tan rápido... —musito BaekHyun, sorbió su nariz y cubrió su rostro al seguir sollozando—. Me siento tan viejo...

—Cumpliste 48 años, BaekHyun —bufo Chanyeol, dándole palmadas en su espalda.

YoonGi riéndose, abrazó con fuerza a su padre y le dio un beso en la frente.

—Siempre seré tu niño, papá. Crezca o forme mi familia... —seco las lágrimas del Alfa mayor—. Seguiré siendo tu cachorrito.

—Me pongo sensible, cállate mocoso.

—¡Papá BaekHyun, es momento que sople las velas! —alzó la voz Yeonjun, abrazando la cintura de Vernon y emocionando más a los adolescentes.

Y estando allí, BaekHyun miró el pastel viendo la frase de "Te amamos mucho, papá BaekHyun" sonrió, escuchando los ánimos de los jóvenes. Dirigió su mirada a ellos, su mente haciendo que todo transformara a los adolescentes... en niños, viendo a Chanyeol a unos metros.

Como si por un momento todos fueran niños.

"— En otra vida te encontraré y serás mi pareja, Kim Chanyeol"

"— Papi, ¿sientes ese aroma? —Un YoonGi de siete años inspiró hondo, mirando alrededor del mercado y sus ojitos mostraban angustia—. Algo... Algo dentro de mí dice que... Que tengo que defenderlo.

—¿A quién, cariño? —preguntó BaekHyun preocupado, alarmándose más cuando su cachorro tenía los ojos de otros colores y gruñía, corriendo a una sección diferente—. ¡YoonGi! ¡Cachorro, ven aquí!

Yendo detrás de su hijo, al doblar en un pasillo chocó bruscamente con otro Alfa, inmediatamente lo sostuvo de su cintura y al verlo... su Alfa movió las orejitas contento. Mío. Mío.

—¿Chanyeol?

—¿BaekHyun?

El aroma del Alfa frente a él lo inspiró tanto como lo extrañó y suspiró contento, formando una sonrisa antes de borrarla inmediatamente.

—Chanyeol, te besaría ahora mismo, pero necesito encontrar a mi hijo.

—... ¿Hi-hijo?

—¡Papá, mi hermanito está en peligro! —Kim Chanyeol se alarmó a las palabras de su bebé mayor. Zafó de los brazos contrarios y se dirigió con rapidez detrás de su hijo, seguido de BaekHyun.

A unos metros notó a TaeHyung sentadito en el suelo, su mejilla sangrando y dos niños mayores peleando"

"— Chanyeol, nunca tuve Omega —BaekHyun habló, ambos acostados en la habitación mientras los brazos del otro eran un refugio. En unos días los Min se irían y ellos no querían alejarse—. No quise estar solo, por eso... hice alquiler de vientre.

—¿YoonGi lo sabe?

—Sí.

Chanyeol suspiró.

—... La única vez que besé a Ailee fue el día de la boda.

BaekHyun sonrió.

—Eso lo sé, cariño. Confío en ti"

Lo único que deseo... Es que nosotros mismos hagamos nuestra historia de amor, anheló y con tal pensamiento, sopló las velas.

—¡Que inicie la fiesta! —
gritaron los adolescentes, acompañados de las risas de ambos adultos.

Sin duda, la historia de la familia Min y Kim fue preciosa y con el amor intacto.

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