⚘˖ִ໋ 𝐒𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚

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Varios años después...

—¿Mejor?

—Estoy mejor —respondió el señor Min. Acomodó los anteojos comprados por su hijo y miró a su alrededor, suspirando con una sonrisa—. Ahora todo es más claro para mis ojos. Es la vejez que me da la bienvenida, ¿vamos a ser abuelitos o no, Chanyeol?

El cielo parecía combinarse con felicidad que emanaba ambas familias bajo los rayos del sol con los árboles cubriéndolos. Habían tomado la decisión de despejarse varios días lejos de los trabajos, lejos de la ciudad y tomar un respiro encima de cierta colina aquellos días libres.

—TaeHyung, ten. —Yeonjun tendió hacía su hermanito uno trozo de pastel. TaeHyung tenía unos enormes antojos con dulces y YoonGi lo supervisaba cada segundo. Los ojitos del Omega brillaron, aceptando gustoso y dando el primer mordisco—. ¿Mejor?

— Sí, Yeonjun Hyungie.

El embarazo del peliazul había traído sorpresa a ambas familias y sus amigos, siendo el único Omega en cinta (aunque Seokjin tenía unas semanas de embarazo), ambos padres preparaban todo y sus amigos cuidándolo más, felicitando a YoonGi y TaeHyung por el gran paso a sus vidas.

Hasta iban a vivir bajo techo de sus padres, por el simple hecho de querer que sus cachorritos tuvieran la protección de sus abuelos posesivos y poderosos.

—Extrañaba esto... —Chanyeol dijo—. Estar los cinco en vacaciones. Estar con mis cachorritos y yerno, y muy pronto con mis nietos.

Ambas familias no borraron su sonrisa, guardando los momentos juntos que podían pasar, guardándolo en sus mentes y alma, Yeonjun se recostó en el hombro de su padre, sintiéndose nuevamente un niño y TaeHyung se alejó un poco de su Alfa para estar más cerca de su padre. Chanyeol recibió a sus hijos en brazos, besando sus frentes.

YoonGi hizo lo mismo con su padre, quien lo atrajo a su pecho como solía hacerlo cada vez que estaba feliz y dejándose mimar. BaekHyun sonrió al sentirse envuelto en los brazos de su niño.

—... Ya quiero contarles a mis futuros nietos sobre las aventuras de sus abuelos —inició, teniendo las curiosas miradas de los otro cuatro. BaekHyun sonrió—. Se que sus niños serán preciosos, anhelo con mi alma contarles que tienen unos abuelos bastantes fuertes y boxeadores.

—Que sepan que sus abuelos tenían el respeto de todo mundo —se unió Chanyeol.

Yeonjun, YoonGi y TaeHyung soltaron una risa, asintiendo a los halagos que se hacían sus padres, escuchándolos seguir con proteger a muerte a sus nietos.

El cielo se pintó de un color azulado oscuro y en segundos las estrellas hicieron acto de presencia, YoonGi acompañó a su Omega a caminar cerca de la orilla del enorme río, lo sujetó de su cintura mientras TaeHyung miraba muy entretenido a las pequeñas flores caer de los árboles. YoonGi solo escuchaba con atención las risitas de su Omega.

—Mi lindo Alfa.

—¿Qué pasa, cariño? ¿Antojos?

TaeHyung negó, abrazándolo y YoonGi miró alrededor, viendo como parecía una de esas típicas historias románticas: linda noche estrellada, cerca de las aguas y el romántico caer de las flores encima. Todo es tan bonito a tu lado, TaeHyung. Besó la cabecita de su novio y dio suaves caricias en la cadera contraria, cerca de la pancita.

—Otra vez tengo ganas de llorar —terminó por decir YoonGi, sorprendiendo a TaeHyung. Sorbió su nariz y las lágrimas cayeron en segundos por sus mejillas—... Odio estos síntomas.

—¡Aw! ¡Yonnie! —chilló, besando múltiples veces los ojitos cerrados del mayor y lo acurrucó a su cuello para calmarlo. YoonGi tenía que agacharse un poco—. Tranquilo, Alfa. Ya pasará.

—Tengo hambre... Quiero una hamburguesa, un pastel de café y gomitas —informó YoonGi. TaeHyung escuchó el estómago de su Alfa sonar y rió—. Tengo mucha hambre, TaeHyung.

—Lo que dijiste me dio un poquito de asco, Hyungie —TaeHyung dijo y se alarmó cuando YoonGi lo miró con ojos llorosos, bastante sensible a su parecer—. ¡No, Alfa! ¡Era mentira, amor!

YoonGi sorbió su nariz al verse envuelto en el aroma del bajito, sollozando sin dejar de repetirse que se veía patético. Si bien, al inició del embarazo, TaeHyung no había sentido los síntomas bastante fuertes, ni siquiera vómitos matutinos o mareos leves, sino que YoonGi los sentía.

Síndrome de couvade se presenciaba en muy pocas parejas debido si el Alfa era bastante mimoso, unido y necesitado de su Omega. Y en el recorrido de estos cuatro meses, YoonGi sufría bastante con la bipolaridad floreciente.

—Ya, ya, mi Alfa... —besó repetidas veces los labios temblorosos del ya no tan rubio Alfa—. Mandaré a Yeonjun a comprar si sigues teniendo hambre, no creo que se moleste.

—¿E-estoy... estoy molestando mucho, no es así?

TaeHyung se alarmó más cuando YoonGi empezó a sollozar otra vez, suspiró y miró a lo lejos al señor Min despedirse de un entregador de comidas rápidas. Gracias al señor de arriba por escucharme», pensó agradecido, obligando a su Alfa a caminar nuevamente con su familia.

Y un YoonGi bastante sensible no evitó caer perdido en toda la comida que su Alfa rogaba. Sin duda, él era un bonito bebé que TaeHyung gustaría de mimar.

—Tu papá es tan bonito —susurró a su pancita hinchada, acariciándola con mucha protección.

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