26.

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Cada voto y cada comentario cuentan :)   

Kelsey fue la última en entrar al bar, no tardó mucho en ver cómo Frank, Suzanne, Will y Robbie ya estaban ahí.

El ambiente era oscuro y una capa de humo de cigarrillo hacía que entrar en el bar, fuera como entrar en una burbuja.

—Hola —saludó la chica en cuanto llegó hasta sus amigos.

Suzanne le tendió una cerveza y despeinó a propósito su cabello rubio, intentando ser sexy para los chicos, supuso Kelsey.

—¿Qué pasa, Kelsey? —Preguntó interesada—. ¿Vas a decirnos de una vez a qué viene tanto misterio?

La joven sonrió al ver que había causado el efecto que quería para ellos.
Observó sus caras y no se le escapó que Will y Robbie parecían algo retraídos. Estaba segura de que Rob ya había convencido a Will para que no escuchara lo que iba a decirles esa noche. Aunque pensándolo bien, era mejor que se echaran atrás en ese momento que a la hora de llevar a  cabo el plan.

—¿Por qué tanta prisa, Suzanne? Esto no es una carrera, si queremos hacer bien las cosas… hay que trabajar.

La mirada de Kelsey se paseó, insinuante, por Frank y la muchacha no tardó en ver que la reacción de Suzanne era pasar su mano por el pecho del chico de forma demasiado posesiva.

A decir verdad, no tenía el más mínimo interés en tener nada con Frank, es más, le parecía un tipo despreciable. Pero había cosas que era necesario hacer, y si no tenía bien agarrado a Frankie, el plan contra Marc resultaría desastroso.
Rob no haría nada y Will le seguiría como un tonto (estaba convencida), por lo que sólo le quedaban el cerdo de Frank y Suzanne. Ni qué decir tenía que Suzanne era prácticamente inútil.

Aunque la mejor baza que tenía (aparte de poder manipular a Frank) era su padre, el jefe de policía Johnson.

—¿Estáis bien, chicos? —Preguntó inocentemente a Rob y Will—. Rob, te veo tenso.

El chico la miró, casi irónicamente, y por un segundo —sólo por un segundo— Kelsey se preocupó.

—Venga, Kelsey —intervino Frank, que se moría de impaciencia—. Cuéntaselo ya. No es cuestión de estar aquí toda la noche.

—Espera, Frank. ¿Will? ¿Eso que veo es miedo?

—Por supuesto que no.

—¿Por qué iba a tener miedo? —Rob alzó la cabeza y por fin se encaró a Kelsey—. ¿Acaso vais a hacer algo ilegal? ¿Peligroso?

Ella respiró, aliviada por fin al poder quitarse la máscara.

—¿Vais? Supongo que eso quiere decir que ya te consideras fuera del plan, ¿verdad, Rob?

Rob dejó su cerveza encima del mostrador y se acercó a ella. Cualquiera diría que no tardaría mucho en estallar una pelea entre los cinco, pero sólo ellos sabían que el ambiente al que estaban acostumbrados era siempre el mismo.

Rob ya estaba harto de eso. Durante las últimas semanas había podido escaparse de vez en cuando a hablar con Marc y era increíble ver cómo él se había librado de la horrible carga de ese grupito. Ya había destrozado demasiado su vida en esos casi dos años en los que se había dejado influenciar por Frank: sus notas no podían ser más penosas, sus padres desconfiaban de cada palabra que salía de su boca y no había ninguna chica normal en el instituto que quisiera acercarse a él y cruzar más de dos frases.

—Eso depende, pero la verdad es que sois muy predecibles. Corrígeme si me equivoco —comenzó—. El “plan” va de joderle la vida a Marc —hizo una pequeña pausa—. Perdón, de joderle más la vida. A él y a Kim.

Frank frunció el ceño y se levantó del banco en el que estaba sentado, separándose bruscamente de Suzanne y acercándose a Rob, amenazante.

—¿Kim? Parece que os habéis hecho muy amigos. ¿La compartes con Marc?

—¿Qué? —Murmuró Rob, confundido.

—Te estoy preguntando si tú también te la tiras, ¿no tenéis tanta confianza?

La cara de Frank sólo transmitía cinismo y lo que estaba insinuando, le parecía demasiado increíble a Rob.

—Estás enfermo —dijo entre dientes, alejándose del grupo—. Todos lo estáis ahora. Me habéis arrastrado todo este tiempo, pero he tardado mucho en darme cuenta de que es mejor que os hundáis vosotros solos.

Se dirigió a la puerta, enfadado, mientras oía las provocaciones que Frank seguía lanzándole desde allí, pero cuando Rob fue a abrir la puerta para largarse del sitio, alguien se le adelantó.

Los ojos azules de Will resaltaron en la oscuridad del local cuando asió el pomo de la puerta y dejó paso.

Will era un joven de pocas palabras —como todos sabían— así que cuando decidió que ya había oído suficiente, simplemente había terminado su cerveza y había abandonado a los tres que quedaban dentro del poco recomendable bar. Sin mediar palabra, sin pronunciar insultos ni palabrotas.

—¿Tú también te rindes con ellos?

Will sacó un paquete de tabaco del bolsillo de su pantalón vaquero y silenciosamente comenzó a fumarse un cigarrillo, apoyándose en un coche  aparcado en la carretera.

—Ya lo hemos hablado antes. No merece la pena, y mucho menos por hacer daño a alguien que no nos ha hecho nada.

Will dio un par de caladas al cigarro y Rob se colocó a su lado, contemplando el suelo en silencio. De repente miró a su amigo con gesto de gravedad.

—Oye, Will… ¿Tú crees que estamos malgastando nuestras vidas?

El joven se pensó unos segundos la respuesta y después miró a su amigo, cuyo cabello casi pelirrojo estaba más que despeinado en ese momento.

—Yo no diría malgastar, pero sí que hemos tirado más de una oportunidad por la ventana.

El silencio volvió a reinar en la calle y Rob se llevó las manos a la cabeza, algo apesadumbrado.

—Yo no quiero seguir tirándolas. A veces me avergüenzo de haber hecho todo esto, pero pienso que no puedo dejarlo así como así.

Will se apartó del coche y le dio la última calada al cigarro, después lo tiró al suelo y lo aplastó con sus botas antes de seguir caminando junto a Rob.

—Conozco esa sensación, es como tener la cabeza metida en un cubo lleno de agua y no saber si lo correcto es sacarla o quedarte ahí.

Hablar con Will era muy agradable, casi siempre decía cosas útiles e inteligentes. La verdad es que, al igual que él y Marc, Will sólo era otro chico que aún estaba buscando un lugar en el que poder vivir en paz.

—¿Vas a echar de menos a Suzanne? —Preguntó de pronto Robbie.

Para su sorpresa, Will torció los labios en una extraña sonrisa y soltó un pequeño bufido con los labios.

—Para ser sinceros, Suzanne era el cubo de agua en el que estaba mi cabeza. No voy a echar de menos eso.

Por primera vez, Rob había podido hablar con sinceridad con uno de sus amigos (aparte de Marc) y se sentía mucho más comprendido de lo que él había supuesto en un principio.
Miró hacia atrás y vio el viejo cartel del bar en el que en ese momento, Frank y las chicas estaban planeando la forma de arruinar aún más a Marc.
Aspiró el aire puro de esa cálida noche y volvió a mirar hacia el frente, alegrándose de no estar con ellos en ese momento.

Por primera vez en mucho tiempo, Rob se sentía libre.

Escribir este capítulo fue *OO*
Mi amor por Will y Rob es legendario, así que simplemente se merecían algo diferente, porque sí :)
Al ser un capítulo especial, también está dedicado a un amigo especial y os dejo una foto de nuestro sensual Marc <3

Y bueno, no hay mucho más que decir, espero que lo hayáis disfrutado y ya sabéis, ¡votar y comentar es gratis!

Mil besos.

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