30.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Cada voto y cada comentario cuentan :)

 Cuando Kim se levantó al día siguiente, ya sabía qué era lo que iba a hacer.

No había dormido en toda la noche y de todas formas, habían regresado a casa a las tres de la mañana.

Lisa prácticamente no había hablado desde que se había enterado de lo que había ocurrido. Andrea había llamado de madrugada y durante un muy largo rato, se habían dedicado a preguntarse qué demonios podía haberle ocurrido a Marc para hacer algo así.

Sigilosamente, Kim entró en la habitación de Simon y, de inmediato, lo zarandeó con violencia para despertarlo.

—¿Es tan difícil para ti entender el concepto “dormido”? —Se quejó el chico cuando por fin se despertó.

—Pasas veinte horas al día durmiendo y las cinco restantes gritándome que baje la música.

Él se quedó mirándola durante unos momentos y al parecer, terminó de despertarse al descubrir que para Kim, un día tenía veinticinco horas.

Finalmente soltó una especie de carcajada y se colocó las gafas. Serían rarezas de rockeros, o rarezas de su hermana.

—Espero que no se te de igual de bien hacer planes que hacer cuentas.

Kim se quedó parada, mirándolo sarcásticamente.

—No tenemos mucho tiempo. Necesito que hablemos con Rhiannon para esto, si quiero que Marc pueda salir del calabozo, tengo que sacarle una confesión a Frank.

—¿Y cómo estás segura de que ha sido Frank? Sabemos que Kelsey sí ha tenido algo que ver, pero no tenemos manera de saber qué ocurrió realmente —Simon tragó grueso—. Y además… ¿Podría ser peligroso para Rhiannon?

—¿Peligroso? Imagino que eso a Rhiannon no le importa… es más, el único inconveniente podría ser…

—¿Qué no quiera entregar a su hermano a la policía?

Parecía que Simon le había leído la mente, eso era lo único que preocupaba a Kim. No podía obligar a Rhiannon a ayudarlos si con eso perjudicaba a su propia familia.

—Tienes que hablar con ella —rogó Kim—. Y si se niega… tendré que intentar cazar a Kelsey de otra forma.

—¿En cuatro días?

—En cuatro días —sentenció la joven.

Durante unos segundos se hizo el silencio, la mirada suplicante de Kim era imposible de ignorar por parte de Simon y, a pesar de que él creía que si seguía con eso se metería en problemas, no tuvo otra opción que apoyarla. Sabía cuánto quería a Marc y, aunque no le había dicho qué había ocurrido la noche anterior cuando había podido hablar con él, se imaginaba que no era nada bueno.

—La llamo ahora. Le diré que venga —terminó cediendo.

Una sonrisa iluminó el rostro de Kim, que sentía que iba contra reloj. Necesitaba hablar con Marc una última vez y pedirle perdón por lo que había sucedido. Y también quería que todos lo vieran como era: inocente.
Se arrepentía de haber dudado de él, pero esperaba poder arreglarlo sacándole de allí.

***

La voz de Rhiannon sonaba algo cansada, y realmente lo estaba después de haber repetido cinco veces seguidas el plan para que Kim se asegurase de que lo conocía perfectamente.

—Sí, sí, lo sé, Kim. No hace falta que me lo repitas —dijo Rhiannon, agarrando el teléfono con fuerza.

—¿Estás segura? —Volvió a murmurar Kim, que no estaba lejos de la casa de Rhiannon—. De esto depende todo.

Caminó durante unos segundos, pataleando en el arenoso suelo. Se encontraba a unas tres o cuatro calles de donde estaba Rhiannon y llevaba más de media hora ahí. Suspiró, sus manos temblaban y sólo le quedaba rezar todo lo que sabía.

—Ya lo sé, Kim. También es asunto mío —guardó silencio unos segundos—. Frank llegará en cinco minutos, voy a llevarla a su habitación. Tú ya sabes qué hacer, así que  te veo luego.

Kim asintió, o algo por el estilo, y colgó su teléfono inmediatamente.
Seguía nerviosa; aún se preguntaba si lo más prudente era ir a casa de Kelsey y exigirle respuestas a ella.
Aunque tampoco quería subestimar a Kelsey, era muy probable que todo estuviera perfectamente preparado y, en esa ocasión, la única oportunidad que podría tener era haciendo acopio de la falsa valía de Frank y su afán de protagonismo.

Espero más de diez minutos hasta que decidió que no podía aguantar más, así que con paso firme caminó hasta la casa de los Albey.

Cuando Kim llegó, tocó el timbre un par de veces y esperó que fuera Rhiannon quien abriera la puerta. Como esperaba, la pequeña chica la miró unos segundos y después se apartó, dejando paso a Kim.

Por primera vez desde que la conocía, Rhiannon tenía el rostro realmente serio, lo cual resultaba muy extraño. Sus rasgos se habían afilado, se veían más duros y la joven ya no parecía tan hermosa como de costumbre.

—Quiero hablar con tu hermano —murmuró, aunque Rhiannon ya se encontraba guiándola hasta la habitación del chico.

Con un apretón de su mano en el hombro de Kim, Rhiannon le deseó suerte una vez llegaron a la puerta de la habitación. Su mirada transmitía seguridad y una parte de Kim le agradeció profundamente lo que estaba haciendo por ella.

Tocó la puerta firmemente y no tardó mucho en asomar una cabeza redonda, parecida a la de un bulldog. Frank la miró, incrédulo, y se impuso en la puerta.
 No iba a ser fácil, pero Kim tendría que soportarlo si de verdad quería conseguir algo.

—¿A qué coño has venido?

Esperaba esa reacción, era lo más lógico para un troglodita como Frank.

—¿Puedo pasar? —Murmuró ella.

—No —sentenció él.

A pesar de la negativa del chico, Kim lo apartó bruscamente y se coló dentro de la habitación. A Frank no le quedó más remedio que mirar hacia afuera, para asegurarse que nadie se había enterado de que Kim estaba ahí, y cerrar la puerta.

Kim suspiró, la primera prueba y primer requisito que necesitaba para llevar a cabo el plan era estar dentro de la habitación. En el territorio de Frank.

—No te vi anoche en la plaza. Se armó un buen lío —comenzó ella.

Frank clavaba sus pequeños ojos en la chica e incluso Kim pudo observar cómo paseaba la mirada lentamente por sus piernas, como imaginando algo asqueroso con ellas. Sintió una arcada, pero logró controlarse y, no sin cierto asco, tomó asiento en la cama.

—Sí, lo sé —respondió Frank, alerta—. Tengo cosas mejores que hacer.

—¿Cosas que hacer mejores que delincuencia barata? Quién lo diría…

Sintió cómo la mandíbula del chico se apretaba y de pronto, su mirada se volvía más fría.

—¿Has venido a insultarme? Porque puedes irte ahora mismo por donde has ven…

—No, Frank —lo interrumpió, alzando el mentón mientras intentaba demostrar un valor que no tenía—. Déjate de tonterías, sé lo que pasó anoche.

Frank soltó una risotada escalofriante y se acercó peligrosamente a ella.

—¿En serio? —Preguntó sarcásticamente—. Porque yo estoy seguro de que no sabes nada. El idiota de Marc te demostró que no puedes fiarte de él y fin de la historia.

Sintió su sangre arder cuando Frank llamó “idiota” a Marc, y apareció un vacío en su estómago al imaginarse que era la segunda noche que Marc pasaba durmiendo en un calabozo por culpa de ese canalla de Frank.

—Eso quiere decir que tú no tienes nada que ver, ¿cierto?

—Cierto.

—Vale, vale —Kim fingió estar pensativa—. Eso quiere decir que Kelsey utilizó a otro de sus secuaces para hacer el trabajo sucio. ¿Sabes quién podría ser?

—¿Secuaces? ¿De qué coño estás hablando?

Kim sonrió interiormente cuando vio que estaba poniendo nervioso al gran joven.

—No creerías que eres el único de sus “amiguitos”, ¿no? Quiero decir… tú no eres tan tonto, es más, yo diría que incluso eres bastante inteligente.

Frank la miró con desconfianza.

—¿A dónde quieres llegar con esto?

Kim se levantó de la cama y se dirigió a la puerta, pero como suponía, Frank la detuvo antes de que pudiera llegar.

—¿A qué te estás refiriendo? —Exigió saber el chico, cuadrando los hombros en una pose de duro.

—Quiero decir que Kelsey es muy hábil, puede hacer que incluso alguien como tú hiciera algo ilegal sólo para terminar beneficiándose ella. Quemar una camioneta, por ejemplo.

—¡Kelsey no me ha manipulado! —Exclamó Frank, molesto y nervioso—. Ella no me manda.

—¿No? —Kim volvió a fingir desconcierto—. Vaya, parecía que sí. Quiero decir, ¿por qué ibas a hacerlo sin que ella te lo ordenara?

Frank comenzó a enrojecer de furia.

—¡Ella no me ordena nada! Fue una idea de los dos, ambos estábamos de acuerdo.

—¿Seguro?

—¡Claro que sí, estúpida! Fui yo quien quemó la furgoneta porque Kelsey no tiene ni idea de esas cosas, es una niña con ínfulas. En realidad soy yo quien tiene que indicarle qué hacer.

¡Genial! Tenía lo que quería, acababa de pillarle con toda la confesión.

—¿Y qué pasa con Marc? ¿También él recibe órdenes de Kelsey?

Frank se quedó callado unos segundos y Kim temió que la hubiera descubierto. Habría que ser muy tonto para no darse cuenta de lo que estaba intentando, pero entonces Frank demostró que sí, era lo suficientemente estúpido para no hacerlo.

—Sabes de sobra que él nunca será uno de los nuestros, merece estar en el calabozo por habernos abandonado. Tiene lo que se ha ganado.

Ya tenía lo que quería, no tenía por qué permanecer allí con él. La joven asintió difícilmente con la cabeza y se dirigió a la puerta, pero de nuevo él le cortó el paso.

—No me has contestado mi primera pregunta: ¿A qué has venido?

Molesta, Kim se apartó del chico y se giró hacia la puerta, no sin darle una respuesta.

—Sólo quería advertirte sobre Kelsey, pero veo que estás en sobre aviso y la conoces de sobra. 

Pasó por su lado y salió de la habitación, antes de que él se preguntara por qué iba a querer Kim advertirle de nada. Como esperaba, fue absurdamente fácil salir de la casa y una vez estuvo en la calle, notó cómo podía respirar con normalidad por primera vez.

Había estado tan asustada… Sabía lo violento que podía ser cuando Frank quería, pero era extraño ver cómo se había comportado. Parecía, más que nada, satisfecho consigo mismo. Como si supiera que su trabajo del día anterior había salido tan bien que no necesitaba más.

Caminando rápidamente, llegó hasta uno de los coches de Dan —que simon había insistido en prestarle por si acaso ocurría algún problema— y se sentó dentro. Ahora le tocaba esperar a que Frank saliera de la casa y entonces podría volver a hablar con Rhiannon.

Sabía que podrían pasar horas hasta que el chico decidiera marcharse y una parte de ella quiso ir a la oficina de policía para matar el tiempo. Tenía unas ganas locas de hablar con Marc y pedirle disculpas por lo que había ocurrido. La culpa había sido suyo por dudar de él, ¡Si ella había visto todos los problemas que Marc había soportado y que ella había provocado!

Finalmente decidió que era más prudente quedarse ahí, con un poco de suerte iría a la comisaría luego.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro