Capítulo 13

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Celina.

—Quiero hacer una prueba con el Black, ¿Qué te parece si me acompañas?—inquirió Er aproximándose alegre.

—¿Solo los dos?—pregunté.

—¿Hay algún problema con eso?—enarcó una ceja.

—No, pero llevaré a Aaron, sé que le gustará—me alegraba la idea de estar cada vez más cerca del día, y más que nada me gustaba la frescura del Black y el extraño aroma que había en el.

—De acuerdo, trae al niño.

—Gracias.

Mi moví por el almacén viendo a Noah estar junto a un grupo de hombres jugando con una botella sobre el suelo, en ese momento mientras me tambaleaba me di cuenta de que poco a poco mi enfoque empezaba a verse afectado.

—Aquí estamos—regresé cinco minutos después junto a Aaron.

—Tomen asiento—ofreció Er.

—¿Dónde iremos?—preguntó Aaron mientras aseguraba que su cinturón se mantuviera cerrado.

—De hecho solo lo sacaremos a la entrada—empezó a vociferar Er en el siento del conductor—no podemos ir más lejos—se volteó a vernos—les estoy dando el privilegio de ser los primeros en subir a esta preciosura así que no se quejen.

Sonreí.

—¿Bromeas no?—le di una mirada al bus y él se dio la vuelta ignorando mis palabras.

Tomé asiento junto a mi hermano cuando sentí un fuerte impulso hacia atrás, sostuve la mano de Aaron con fuerza mientras el calor de las llamas del bus empezaba a llegar a mi. Podía sentir el peso de los hierros sobre el bus, era loco, lo sé, pero se notaba que estaba siendo forzado, todo se iluminó cuando las llamas se encendieron por completo, era como estar dentro del fuego sin ser quemada, pude ver a los demás a través de la ventana que aun permanecía abierta dejar de hacer lo que hacían y detenerse a vernos...bueno a ver al Black.

La verdad es que Er había realizado un trabajo increíble, parecía sacado de una película de ficción.

El Black comenzaba a moverse en reversa, Aaron se levantó de su asiento sin que pudiera detenerlo y corrió hacia la parte trasera del bus quedándose junto a una ventana. Er echó un grito de placer al ver que estábamos en movimiento, y yo me quedé estática viendo a todos estar sorprendidos y a mi hermano disfrutar de lo que sucedía, por un momento pude olvidar todo lo que sucedía allá fuera, incluso cuando logramos pasar por las puertas del almacén.

En parte lo habíamos logrado, Er logró sacar el Black sin ningún incidente lo que ya era bastante con todo lo que se cargaba.

—¿Quieren qué nos movamos un poco más?—preguntó el conductor excitado.

—Si—gritó Aaron lo que me hizo asentir.

El bus prosiguió moviéndose hacia adelante por unos tres minutos—Er detente—pedí al ver que nos alejamos demasiado—Er ya estamos muy lejos debemos volver.

—Estamos bien, todo está iluminado.

Podía ver la excitación en su rostro, el ver que su monstruosa creación se movía mejor de lo que esperaba fue demasiado para él, yo también estaba emocionada pero empezaba a preocuparme el alejarme tanto, empecé a ver la tierra y lo que se supone que eran los arboles, todo estaba echado a perder, tan solo unos minutos después ya había perdido de vista el almacén y podía ver todo a mi alrededor tan claro como el día, el fuego expulsado por el bus era magnifico, el sudor recorría mi frente pero era diferente a la primera vez que subí a uno de estos, el calor era distinto incluso con el aire apagado.

—Ves lo que sucede aquí—murmuró Er empezando a bajar la velocidad del Black, su tono de voz era casi penoso—Si esto continúa así no habrá lugar donde ir.

Voltee para ver que se encontraba haciendo Aaron en la parte trasera cuando el bus termino por detenerse.

—Ya debemos volver o se preocuparan—pedí no gustándome que estuviéramos poniéndonos en el centro del desastre.

—Tranquila—espetó soltando su cinturón y poniéndose de pies—Salgamos—sugirió.

—¿Estás loco?—solo pensé que todo el tiempo trabajando sin descanso ya había empezado a afectarle, sin importar el éxito que había logrado con el fuego esas cosas seguían estando allí e incluso podían estar observándonos en ese mismo instante.

—Vamos, quiero que veas algo—Er terminó por salir del bus, su rostro era frío, no entendía que estaba pasando por su cabeza parecía olvidar que estar fuera era peligroso para nosotros.

—Celina—me llamó Aaron.

—¿Si?—voltee para verle perdiendo a Er de vista.

—¿Qué sucede?

—Nada, solo necesita orinar—mentí dejando mi asiento, desde dentro no podía ver donde se había metido el conductor.

Me moví no más de unos veinte metros lejos del bus, donde lo vi estar detenido de pies mirando hacia el suelo. Caminé hacia él sin poder ignorar el hedor y mal estado de los alrededores.

—¿Esto lo hicieron esas cosas?—pregunté deteniéndome a su lado.

—Y eso no es todo—murmuró.

—¿Qué?

—¿Ves el estado de la tierra?

—Si.

—Intenta tomar un poco—me indicó.

—Hazlo tú.—gruñí, era obvio que no pondría mis manos en esa cosa llena de desechos y mal oliente.

—Yo ya lo hice en mi primera misión—su mirada en ningún momento dejó el suelo.

Finalmente terminé por agacharme pudiendo ver la mucosidad sobre el terreno, tomé una pequeña piedra no más grande que mi puño que había por allí y la usé para intentar mover un poco de tierra.

—¿Qué es?—inquirí frunciendo el ceño al ver como la piedra se quedaba pegada.

—No es tierra, al menos ya no.

Voltee para verlo detrás de mi.

—¿A qué te refieres?

—Todo el terreno o quizás toda la zona está en ese estado, no sé que sea eso pero no es tierra y creo que es lo que está pudriendo los arboles, ¿entiendes lo que sucede si esto se ha extendido al resto del mundo?

—Si.—realmente no lo hacía—Pero, ¿por qué me muestras esto?

Se encogió de hombros—No lo sé, quería hablarlo con alguien supongo.

—Sigo sin entenderte.

—Volvamos—espetó caminando de regreso al Black.

No entendí a lo que se refería, al menos no en ese momento. ¿Cómo era posible que el estado de la tierra cambiará tanto en tan solo unos meses? Entendía que los arboles necesitaran luz solar pero echarse a perder así y la tierra estar cambiando de esa manera...


De regreso al almacén todos nos esperaban inquietos pero al bajar del Black no me detuve un segundo para escuchar lo que tenían que decir, necesitaba tiempo a solas, quería pensar.

—Ven conmigo—escuché al militar pedir autoritario como siempre él solía ser.

—¿Qué sucede?—inquirió ella mientras yo intentaba mantenerme escondida.

—¿Les dijiste algo?—investigó él.

—No soy tan estúpida.

—Eso espero, desde ahora debemos mantenernos bajo alertas y actuar con mucho cuidado.

—No me hables como si me dieras ordenes, la misión se canceló, éramos un grupo de ochenta personas, ochenta soldados bien entrenados de la mejor élite y desde que llegamos aquí vi como el grupo se reducía con cada hora, saldré de aquí y no miraré hacia atrás.

¿Ochenta..?

—No seas ridícula, esta misión continuará mientras estemos vivos.

—¿Y cómo harás eso Thomas? Tú...¿y yo? ¿qué supones que podemos hacer solo nosotros dos?

—Recibí una misión—se acercó a ella—Y la cumpliré sin importar qué.

—¿Me estás amenazando?--lo enfrentó la trenzada.

—Tú sabes muy que no soy de esos, solo actúo cuando es necesario Leticia.

—No me llames así.

—Entonces no me hagas perder la paciencia contigo.

Bufeó ella.

—Como si eso me importara—empezó a alejarse.

—Pero si lo hace el regresar con tu hermana, ¿no es así?

—No la metas en esto—L se devolvió hacia él

—Tú conocías la situación antes venir, y aceptaste, ahora no te quejes. Pero si de verdad necesitas hacerlo ve y hazlo con una de esas cosas allá fuera.

—Prefiero hacerlo con tu horrenda cara.

—Inténtalo—soltó Thomas divertido aproximándose más a ella.

Ese comentario me pareció fuera de lugar, ya que Thomas era muy guapo, eso no puedo quitárselo, el militar se veía muy bien y se notaba a leguas que había pasado la mayor parte de su vida entrando su cuerpo.

Traté de moverme y dejarlos solos ya que presentía que lo siguiente en pasar no era de mi incumbencia.

—Se te ha quedado el mal habito de espiar—musitó el periodista a mi espalda.

—Maldición Noah, creí que me habían atrapado—resoplé—no vuelvas hacer eso.

—¿Qué escuchaste?—preguntó él—pareces más emocionada de lo habitual.

—Creo que deberíamos dejarlos solos.

Él se empino par ver por encima de mi.

—¿Te refieres a que dejemos que se maten? ¿no crees que es muy sádico? digo, sé que no nos agradan del todo pero de ahí a dejar que...

Me giré para ver de que hablaba ya que según lo que yo había visto estaban a punto de poner el lugar aun más caliente de lo que estaba.

—Oh—solté al ver como Leticia sostenía una cuchilla contra el cuello del militar recostado de la pared, ¿cómo es que habían llegado a eso? yo ya había sentido corriente entre los dos y creí que sería otra cosa—de todos modos no creo que debamos meternos, si lo hacemos sabrán que los vigilábamos.

—Mmm—soltó él en tono bajo con la mirada puesta en la escena frente a nosotros—creo que solo lo dices porque eres mujer, si fuera ella la que estuviera acorralada saldrías ayudarla, ¿o no es así?—giró su cabeza hacia mi.

—No es el punto, no sabemos que suceda realmente entre ellos y además dudo que lo vaya a matar, vámonos.

—Me quedaré a ver que todo esté bien—comentó Noah cuando empecé a alejarme.

—No, no te quedarás—me di la vuelta tomándolo de su cabello castaño y haciéndolo seguirme, es cierto, Leticia no me caía bien pero tampoco mal, deseaba que le diera una buena paliza a Thomas pero como ya habían dejado claro, eran militares y ellos tienen su propia manera de resolver las cosas, no tenía interés en meterme en eso, lo único que quería era saber que ocurría con la tierra y si estaríamos seguros al salir de la ciudad de Tolner.

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