Capítulo 2

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Algo que supuse debía ser bastante grande se movía o arrastraba en el patio mientras me encontraba observando los ojos temerosos de quienes permanecían junto a mi en medio de la sala, la idea de que eso pudo haber estado observándome todo el tiempo que estuve allá afuera era aterradora.

Repentinamente luego de unos minutos en total silencio todo regresó a lo que en ese momento se podría decir era normal, pero mi atención más que en la comida que ansiosamente deseaba devorar estaba sujeta al peli negro junto a nosotros.

—Aun no me has respondido, ¿Quién eres?—Empecé a realizar preguntas ya que si algo era cierto es que desconocíamos quien era, podía ser un ladrón que me siguió por el alimento, un acosador o uno de esos psicópatas que se aprovechan y salen a la acción en casos extremos como ese, por otro lado era la primera persona con la que teníamos contacto después de mucho tiempo y quizás tenía información del resto del mundo que nosotros no.

—Mi nombre es Noah—se presentó—solía trabajar para el periódico National days, y acabo de salvarlos después de que cometieras esa estupidez—sacudió su cabello mientras observaba el lugar.

—¿Disculpa?—escapó de mi.

¿Me llamó estupida?

—Hecho—empezó a caminar—pero no tenías que hacerlo—se burló el chico de unos veinte ocho años, esbelto, piel clara y muy entrometido para mi gusto.

—No puedes andar por ahí empujando a los demás y interrumpiendo sus hogares como si nada, esta es mi casa y no recuerdo haberte invitado a pasar.—gruńi sin mover mi mirada de él.

—En estos días oscuros es difícil encontrar algo de gratitud—fanfarroneó—tal vez debí dejar que todos murieran.

—Celina—me llamó Aaron.

—Ella tiene razón—espetó Marce—puede que nos hayas salvado de no sabemos que cosa, pero eso no te da derecho de entrar aquí y hablarnos de ese modo.

—¿Pero ustedes si pueden hacerlo?—inquirió caminando hasta el sofá—no les gusta la luz—se detuvo observando una fotografía de mi madre sobre la pared.

—¿A quién?—pregunté siguiéndolo—¿en qué periódico me dices que trabajas?—tomé y oculté el retrato de mi madre—no recuerdo haberte visto en el noticiero.

—Yo tampoco—soltó Marce sabiendo que tal vez nunca en su vida había visto, leído o escuchado alguna noticia local.

—¿Cuál es tu nombre?—preguntó dándose la vuelta viéndome como si buscara algo en mi.

—Antes te he preguntado algo—respondí—y ya que esta es mi casa tú eres el que nos debe respuesta.

Bufó.

—Bien,—tomó asiento en el viejo sofá echando un cojín al lado—¿qué quieren saber?—cruzo sus piernas viéndonos.

—¿Qué está sucediendo y qué es esta oscuridad?—Marce realizó preguntas especificas cruzándose de brazos y deteniéndose frente a él.

Resopló antes de contestar—lo último que supe es que algunos locos de la ciencia estaban jugando con algo proveniente del espacio y como en toda película de terror se las salió de las manos—nos da una sonrisa.

—Así que entonces son extraterrestres. —Comentó mi amiga llevándose las uñas a la boca.

—No lo sé, pero para ser sincero espero que no—se levanta viéndome.

¿Qué se supone que me ve? no recuerdo haberlo visto antes así que no hay manera de que me conozca o tal vez espera que le agradezca por salvarnos pero con esa manera tan dramática de hacerlo no creo que suceda, es que casi me me parto la frente al chocar contra el suelo.

Así que no, claro que no le agradeceré además de que sé ha venido a comerse nuestra comida.

—¿Y eso es todo lo que sabes?—pregunté llevando a Aaron hasta el sofá.

—Cuando trabajaba en la estación no me entere de mucho, solo pensé que no sería nada grave y pasaría rápido.

—¿Trabajabas?—repetí enarcando una ceja.

—No sabemos cuando regresaremos a la normalidad o si lo haremos,—se levantó empezando a caminar—ni si quiera podemos confirmar que haya más personas con vida—se detuvo junto a la canasta tirada en el suelo.

No me gustó como se expresó y menos el hecho de que se acercó demasiado a la comida que tanto me costo conseguir.

—Pero hemos estado escuchando personas gritar todo este tiempo.—comentó Marce.

—¿Cuánto tiempo tienen aquí?—preguntó él frunciendo el ceño mientras nos veía como niños perdidos.

—Desde que empezó.—espetó mi amiga con los pelos de punta.

—¿No saben nada de lo que está pasando?—se agacha sosteniendo una lata de maíz—¿ni en las otras ciudades?

—Desde que nos quedamos sin electricidad no hemos tenido acceso a internet y las radios no sirven para nada—me acerqué arrancándole la lata de la mano.

Sin duda cuando todo eso terminara repondría todo lo que había tomado de casa de los Jeins, pero lo que obtuve era poco y ya sabía que el nuevo huésped no se iría de inmediato así que debía tratar de reducir el consumo lo más posible.

Me agaché devolviendo todo a la canasta, sin duda las galletas de trigo no le gustarían a los demás en cambio a mi nunca me ha parecido que estuviesen tan mal.

—Eso es descortés—soltó él agachándose junto a mi terminando de ayudarme a recoger lo restante.

—¿En serio hablarás de cortesías?

—Hay mucha comida aquí—espetó viendo a Aaron—apuesto a que tienes hambre—guiñó lanzándole una lata de saldinas—Las primeras ciudades fueron saqueadas en la semana 0–musitó junto a mi el peli negro destapando una pequeña lata de salchichas picantes—después hubo personas por todos lados, estaban como locos, se peleaban y mataban por salir de la ciudad, luego de eso como sabes nos invadió esta oscuridad que aun no sabemos de dónde proviene o que la provoca, no hemos podido volver a ver al santo señor sol y también desconocemos si esto está sucediendo en el resto del mundo o sólo nosotros somos los afectados—se llevó una salchicha a la boca—al menos eso es lo que sé.

—Pero debe de haber algo, ¿no?—me levanté sosteniendo la canasta—alguna manera de regresar a la normalidad, esto no puede ser eterno.

—No lo sé—se levantó junto a mi.

—Estamos solos.—comentó Marce en voz baja ubicada tras nosotros—este es el fin del mundo.

¿El fin del mundo? no es así como lo imagine, tantas teorías científicas como religiosas y esa era la manera en que acabaríamos, ¿en serio?

Esa noche a excepción de Aaron el resto no pudo dormir, los gritos en las calles se escuchaban misteriosamente más cercénanos que nunca, era como si nuestros miedos cobraran vida propia y se dedicaran solo y únicamente a torturarnos.

Vi a Noah sentado en una esquina del sofá tomar un cojín y colocarlo sobre su cabeza, Marce estaba extrañamente silenciosa, sus ojos no lograron cerrarse durante toda la noche al igual que los míos, creo que el único que pudo concebir el sueño fue mi pequeño hermano quien se encontraba con la cabeza tendida sobre mis piernas.

—¿Qué ha sido eso?—pregunté al escuchar algo chocar junto a la cocina.

—Sabe que estamos aquí. —espetó Noah saltando del sofá y corriendo a tomar algunas cosas de la mesa.

—¿A qué te refieres? ¿Acaso sabes que fué eso?—inquirí mientras cargaba a Aaron sobre mi espalda ya que no era necesario ser un genio para saber que sería lo siguiente.

—Debemos salir de aquí—Ordenó el supuesto periodista colocando su capucha negra sobre su cabeza.

—No podemos—expresó Marce,—si salimos lo que sea que este allá fuera acabara con nosotros.

—Eso ya no debe de preocuparte de todos modos ya sabe que estamos aquí.—me da una mirada ladeando la cabeza—su linterna le mostró dónde buscar y debemos salir de aquí cuanto antes o morir.

Corte los ojos al tratar de ignorar sus palabras, ¿cómo se supone que sabría que eso aparecería al encender la linterna? Nadie me dijo nada y no recuerdo la última vez que trabajé como adivina para   saber lo que pasaría.

—Tenemos que correr, ahora—volvió a repetir el pelo negro antes de terminar de abrir la puerta.

Mi visión desapareció al pasar la puerta de la casa a la cual sabía no volvería a regresar en un largo tiempo y para mi sorpresa era algo más desesperante de lo que podrías imaginar.

Mis pensamientos se encontraban chocando unos con otros junto a los gritos de Aaron junto a mi oído mientras intentaba no detenerme ante la confusión, no estaba viendo, no podía visualizar nada a mi alrededor, el peso del pequeño cuerpo de mi hermano empezaba a ser sofocante, el aire no estaba llegando a mis pulmones, sentía que iniciaba a asfixiarme.

¿Qué rayos estoy haciendo? ¿hacia donde voy? ¿Por qué está pasando? ¿A caso en serio este es el fin?

—No puedo ver nada—entre sollozos nos dejó saber Marce como si para el resto eso era alguna clase de  novedad.

Mi campo de visión mejoró repentinamente durante un corto lazo de tiempo cuando un pequeño reflejo de luz azul oscuro apareció sobre nosotros, no era nada fuerte, un poco leve pero lograba iluminar nuestro alrededor, sin embargo no era la primera que veía aquel destello.

La primera vez fue al inicio de todo cuando corrí para abrir la ventana de mi habitación al escuchar algo estallar, no era mucho pero algo parvo apareció de repente en el cielo y logré ver algunas de las casas a mi alrededor más esa vez solo se mantuvo por varios segundos.

—No te detengas. —gritó Noah al percatarse que me había detenido a tomar aire, él parecía estar olvidando que me encontraba cargando a un infante que para su edad era mucho más pesado de lo que aparentaba.

—¿Qué rayos ha sido eso? —preguntó nuevamente Marce.

Su voz empezaba a parecerme irritante.

—Solo corran y no se detengan, ¿en serio creyeron que unas velas serían suficientes por siempre?

—¿Qué es esto?—levanté el pie tras no volver a moverme—huele a sangre—me percaté del mal olor y observé el suelo bajando a Aaron—un grito salió de mi al darme cuenta de que me encontraba tocando.

<<Restos de una persona, eso eran restos de una persona, había tocado sus partes y creo habían sido sus órganos, todo el suelo estaba cubierto de eso, el estómago se me removió hasta llevarme a sentir ganas de vomitar, ya suponía que lo que se encontraba allí afuera era carnívoro pero no creí que estaría dejando tal desastre a su paso>>

—Debes tranquilizarte y no volver a detenerte hasta que encontremos un lugar seguro—murmuro Noah a mi lado, algo que era fácil decir cuando no había sido él quien había tocado la parte muerta de una persona quien seguro murió sufriendo y rogando por su vida.

Desde niña mis miedos siempre fueron las arañas, serpientes, tigres, leones o hasta tiburones pero en ese momento sentí que podía enfrentarme a todo eso con gusto a cambio de no estar allí.

Necesitaba unos minutos para recomponerme mientras mis pensamientos junto a los gritos, el frio, la oscuridad y el no saber que era lo que dejaba tras nosotros empezaba a enloquecerme.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro