Capítulo 8

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Celina

Después de tomar algunas municiones esperamos que llegara quien se suponía sería nuestro guía, las palabras de quien nos había ayudado en la carretera no pasaron desapercibidas, detenidos y corriendo estábamos en peligro y la única oportunidad que teníamos podía ser solo una fantasía.

Cuando por fin se abrieron dos grandes puertas a través de ellas entraron varios buses los cuales parecían incendiarse.

—Todos organicense y prepárense rápido para subir.—un chico anunció por megáfono.

—Todos debemos mantenernos juntos.—ordenó Thomas acercándose con un bulto en mano.

Mientras se formaban filas frente los buses el sujeto de gafas oscuras que nos había salvado se acercó.

—Escucha—musitó a mi costado—no me debes nada pero me gustaría pedirte que entierres esto en las tierras de Chicago, es de donde era mi esposa y siempre quiso que al morir la enterrara donde nació, por favor te lo pido,—puso una pequeña caja marrón entre mis manos—es todo lo que pude tomar de ella antes de escapar de aquel lugar.

—No lo puedo prometer pero si logramos llegar a salvo lo haré—acepté su pedido en forma de agradecimiento y él asintió, creo que por algún motivo entendí un poco de sus sentimientos.

Al subir al bus tomé asiento junto con mi hermano guardando la pequeña caja no más grande que un puño entre mis bolsillos.

•••

Ya había pasado suficiente tiempo desde que habíamos dejado el lugar y durante todo el camino todo parecía estar tranquilo, incluso Thomas quien era el más atento se había quedado dormido, eran unas cinco guaguas, todos con los cristales cubiertos evitando el poder ver hacia afuera.

Escuché decir que cada una de ellas contaba con la misma capacidad de personas y que era sorprendente el tamaño de iluminación que poseía cada una por sí sola, y al estar las cinco juntas todo a nuestro alrededor podría verse a la perfección.

Fue algo que me tentó, desea ver la ciudad, quería ver en lo que se había convertido después de todo ese tiempo, pero a la vez me atemorizaba el tener la oportunidad de echar un vistazo y arrepentirme de haber deseado ver.

—¿Qué es lo primero que harás al salir de aquí?—preguntó Noah sentado tras de nosotros como si estuvimos a punto de bajar de la montaña rusa.

—Arreglar mi cabello y tomar mucha cerveza—confesé sin olvidar la caja en mi bolsillo.

—Eso no suena mal, yo espero comer mucha carne y tener mucho sexo.

—¿Qué pasa? ¿Por que nos detenemos?—pregunté intentando levantarme a ver.

—No lo sé.

—No esperaban que sea un viaje tranquilo ¿o si?—espetó L.—debemos estar preparados para todo.

Terminé por dejar el asiento intentando poder notar lo que sucedía, me moví unos pasos hacia adelante hasta quedar al lado del conductor, éramos la cuarta guagua por lo que solo podíamos saber lo que informaban los de adelante.

—¿Qué sucede Félix?—preguntó el chofer por la radio.

—Tenemos compañía.—respondió él lo que alarmó a todos.

—¿Eso que significa?—inquirí sosteniéndome de su asiento.

—Vuelve a tu asiento.—gritó sin voltear a verme.

—Celina vuelve a sentarte—repitió L.

Mientras regresaba a mi lugar pude sentir aquellas cosas moviéndose fuera hasta que el bus volvió a ponerse en movimiento.

Al sentarme sentí como el calor de la superficie empezaba a invadir el bus, era poco notable pero se podía ver como de arriba de la guagua se expulsaba fuego hacia los alrededores, y los gritos de los pasajeros de la guagua no tardaron en aparecer.

—Todos cállense—gritó el chofer por megáfono.—deben estar listo ya que es posible que no lleguemos a ningún lado.

—¿Eso que significa?—pregunté.

—Tranquila Celina—dijo Noah.—Si eso sucede tendremos que ponernos en movimiento manteniéndonos en el centro de la multitud.

Vi a Thomas asentir a lo que informó Noah pero todos nuevamente estaban olvidando que llevaba un niño conmigo, Aaron no podría seguir su ritmo, lo que proponían en ese momento era una locura, cómo correríamos en medio de la oscuridad con tan gran cantidad de personas cuando esas cosas eran gigantescas, era obvio que si sobrevivimos no seríamos un gran número y me preocupaba no estar entre ellos.

—Estén preparados—advirtió el chofer nuevamente.

Todo pasó muy rápido luego que la guagua se detuvo, todos entraron en pánico empezando a empujarse uno con otros, bloqueando la única salida.

La gente siendo arrastrada hasta la oscuridad, el maldito frío invadiendo y entumeciendo mis sentidos mientras los gritos de los demás se volvían pesados.

Solo podía pensar en que por fin estábamos cerca de la salida de la ciudad.

Empecé a correr llevando a Aaron de la mano obviando lo que sucedía a mi espalda hasta lograr ubicarnos en el centro de la gente como había indicado Noah.

Volvía a estar siendo perseguida.

Volví a sentir miedo.

—¡Están aquí!—Gritaban entre la multitud.

—Celina no te detengas—ordenó Noah apareciendo a mi lado tomando a Aaron sobre su espalda.

La iluminación de los buses era de tan grande alcance como habían comentado, me permitió ver y vivir el concepto en sí de la desesperación humana.

No sé cuantas de aquellas personas habrán terminado aplastado por los pies de los que corrían descontrolados, sin embargo yo no podría juzgarlos, solo quería que Aaron y yo estuviésemos a salvo.

De pronto todos se detuvieron cubriendo un gran silencio.

—Debemos rodear, los militares nos esperan.—comentó Noah empezando a salir del centro.

—¿Qué sucede? ¿Por que todos se detienen?—pregunté sin poder alcanzar a ver nada de lo que sucedía en el frente.

—Hay una de esas cosas por allí, nos están rodeando, debemos darnos prisa y alejarnos.—dijo él corriendo con Noah en su espalda quien permanecía con ojos cerrados.

—Dense prisa debemos movernos.—indicó Thomas logrando mantener a salvo su bulto.

—¿Qué haremos?—pregunté logrando seguir el ritmo de Noah.

—Por ahora alejarnos de aquí.

En algún momento los gritos esos perturbadores gritos volvieron a escucharse, la tierra bajo mis pies temblaba, aquellas personas pedían ayuda y nosotros no hacíamos más nada que huir.

—No podemos hacer nada por ellos.—susurró L.

—Lo sé—espeté asegurándome de aún tener la caja conmigo.

—¿Cuántas personas nos han seguido?—cuestionó Noah.

—No lo sé, quizás treinta o más—informó la trenzada.

Thomas se encontró liderando todo el tiempo que estuvimos caminando, Noah nunca bajó a Aaron de su espalda a pesar de estar obviamente cansado, el pequeño se había quedado dormido pero no tuve intención de molestarlo.

Si para mi resultó insoportable no podía imaginar lo que podría ser para él.

—Está frío nuevamente.—comentó Noah casi entre la oscuridad.

—¿No creerás que sean ellas de nuevo?

—Diablos, ¿qué a caso no se han llenado suficiente? debemos darnos prisa y avanzar.

—Quizás si te damos como ofrenda nos dejen ir—sugirió Thomas.

—Estoy seguro que prefirieran tu carne a la mía.—contestó Noah.

—Ya basta, por lo menos en esta situación tratemos de llevarnos bien—pidió L.

—¿Qué haremos? ¿hacia dónde vamos? —pregunté sin detenerme.

—No lo sé, Thomas a tomado el mando y no quisiera admitirlo pero en esta situación es el mejor para eso. —confesó la militar.

—Ella tiene razón por ahora lo mejor será seguirlo—espetó el periodista—Creo que habrá que despertarlo.

—El pobre está muy cansado, cambiemos—dijo L refiriéndose a Aaron.

—No tienes que hacerlo, todos estamos muy cansados de correr de un lado a otro, lo mejor será guardar energías.

—No te preocupes, no me molesta además si lo despertamos y lo hacemos correr lo único que hará es atrasarnos y no creo que Thomas sea tan flexible—nos advirtió dándose la vuelta para tomar a Aaron.

Recordé las palabras de aquel sujeto de gafas, nuestro viaje solo acababa de empezar y si quería llegar al final de el debía estar dispuesta a todo, incluso a dejar mi humanidad de lado, pero desconocía cuál era el significado.

Sin querer darme cuenta había creado lazos con esta gente que acaba de conocer, y ellos sin conocernos nos habían ayudado a sobrevivir, podrían habernos dejado atrás pero no lo hicieron, aun así debía estar preparada, después de todo ninguno de ellos tiene algún compromiso de protegernos a mi o a mi hermano.

Tenía conocimiento de que L deseaba volver con su hermana, y Noah a una realidad menos ruidosa, Thomas por poco que fuese se mantenía junto a nosotros, no tenía la más remota idea de sus intenciones pero sabía que estaba dispuesto a todo para alcanzarlas, era claro que era el más fuerte y experimentado del grupo.

—¡Casi llegamos!—dejó saber el militar.

—¿Exactamente dónde?—inquirió L a mi lado en la parte central del grupo que aún se mantenía con vida.

—No lo sé, habrá que preguntarle.

—¿Dónde llegamos? —me acerqué por detrás y pregunté —¿y qué planeas hacer con toda esta gente?

—No le pedí a ninguno que me siguiera, lo hicieron por voluntad propia, y eso es solo porque reconocen quien es fuerte y quien no—me dio una mirada.—necesitaremos gente si queremos llegar algún lado niña, no sé de dónde salieron tú o aquel sujeto tampoco me interesa, pero esta es la nueva realidad donde te adaptas o mueres, tú eliges.

—Aún no contestas mi pregunta—insistí.

—Lo que sea necesario—murmuró dándose la vuelta—escuchen todos ustedes—empezó a vociferar—han decidido seguirme así que espero ya sepan que deben estar dispuestos a todo si quieren sobrevivir, y cuando digo todo me refiero a todo—volvió a mirarme—¿y tú, por qué mejor no vuelves con tu hermano? ¿O acaso crees que esté bien dejárselo todo a ellos?—musitó y se alejó.

—Ese sujeto es un idiota, pero en algo tiene razón—comentó Noah a mi costado—debemos estar dispuestos a todo.

—Ya lo sé.

—Entonces ya es momento que dejes de dudar, si no lo haces por ti hazlo por él.

—Disculpen si interrumpo su encuentro amoroso—interfirió L—ya es momento del cambio.

—Nada romántico sucede—aclare girándome para tomar a Aaron sobre mi espalda.

Las desesperantes conversaciones de los nuevos acompañantes eran abrumadoras, lo gritos repentinos de quienes han perdido a alguien desgarradores y solo lograron que tratara de sujetar a hermano más a mi.

Todo era tan frustrante, me hacia desear querer regresar a casa y nunca haber salido por esas municiones, si no lo hubiera hecho Marce posiblemente seguiría con vida, y Aaron no tendría que haber vivido todo eso.

Era obvio que necesitáremos visitas rutinarias con especialistas de la mente.

En un momento me di cuenta que lo que pensaba en ese instante no tenía sentido, si me hubiera permanecido allí de igual manera terminaríamos muertos y si no hubiera salido por comida y Noah  interrumpido en la casa no hubiésemos sabido de la existencia de esas cosas y que estábamos esperando por una ayuda inexistente.

La humanidad estaba atravesando por una de sus peores situaciones, si no es que a caso la peor, y seguramente habría que reorganizarse hasta que las grandes mentes encontraran una solución.

<<Al menos eso era lo que solía creer>>

—En unas horas llegaremos—Noah me dejó saber después de regresar del frente donde se encontraba Thomas, supuse que habían estado conversando—lo más seguro es que estando allí se armarán grupos hasta encontrar alguna solución para salir de aquí.

—¿Y qué hay con apresurarse y salir de la ciudad?

—Eso aún no ha cambiado, solo que no será tan pronto como pensábamos sin la ayuda de aquellos sujetos y sus autobuses es casi imposible, ellos conocían las rutas que más nos convenían. Ninguno de nosotros ha salido por esta zona desde hace meses y las cosas han cambiado, ni siquiera sabemos si nos dirigimos a la cueva del lobo.

—Ni digas esas cosas, ya no me quedan fuerzas, necesito descansar.

—No solo tú, mira esa gente llevan corriendo más tiempo que nosotros que estuvimos en el campamento o encerrados en tu casa y muchos de ellos lo han perdido todo.

—Lo sé pero no puedo ponerme a llorar con ellos, debemos llegar a ese lugar y buscar otra manera de movernos.—solté con algo de frialdad mientras una idea loca cruzó por mi cabeza.

Principalmente debe haber una manera de cazar a una de esas cosas y saber exactamente a qué nos estamos enfrentando.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro