Capítulo 9

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Noah

El que había sido nuestro chofer aun seguía con vida y se encontraba entre la multitud ayudando a los demás, era algo bueno saber que entre nosotros existía alguien que conocía los caminos que debíamos tomar para lograr salir.

—¿Qué planeas hacer?—pregunté acorralando al militar.

—Cuando tenga tiempo de sentarme te lo diré—contestó Thomas colocando su mano sobre mi hombro.—Por ahora lo primordial es llegar.

—¿Llegar exactamente dónde?

—¿Qué pensarías si digo que no tengo idea?

—Te creería.

—Entonces ya sabes que contarle a las dos damas de allá atrás, pero te aconsejo que tengas cuidado con los demás, si se enteran entrarán en pánico y eso es lo que menos necesitamos ahora. Lo último que debemos hacer es quitarles el poco de esperanza que les queda.

—¿No crees que deberíamos de poder armar un bus como el de ellos?

—No diré que sea imposible, tampoco te detendré si quieres regresar y traer los materiales para ello, créeme que no lo haré.

—No me refería a eso.

—Baja la voz—indicó—tu idea no está mal, pero esta gente está cansada, míralos, ¿crees que si les pides ponerse a trabajar ahora lo harán? ¿con qué fuerza?

—No lo sé, por eso lo harás tú, para eso eres el líder ¿no?

La situación no dejaba de empeorar con cada segundo que nos movíamos, la oscuridad, el cansancio y el frío eran tan consistentes como nuestra supervivencia.

—¿Qué sucedió?—preguntó Celina cuando me vió acercarme.

—Haremos lo de los vehículos pero todos deberemos trabajar.—informé.

—Estará bien mientras podamos hacerlo.—asumió de inmediato.

—¿Ya le contaste?—le eche un vistazo a la militar a su lado.

—Si—interfirió L—y es una locura, ¿cómo pretenden hacer algo así? incluso el loco de allá delante nunca ofreció algo así.

—Ya lo sé, pero si lo organizamos...—saltó Celina tratando de explicar su loca idea.

La verdad es que yo no creí que seríamos capaces de poder atrapar una, no estábamos preparados, éramos una minoría débil y agotada.

—En vez de pensar en esas locuras cuida de tu hermano—sugirió L.

—Tranquilas,—me interpuse—por ahora esa idea se encuentra en veremos, lo primero es organizarnos y luego veremos, no será fácil convencer a alguna de estas personas de hacer algo así y por ahora debo de hablar con él—señalé al chico de bus—de que nos ayude con los vehículos, además del fuego y el como lo mantenían vivo, eso es lo realmente importante ahora, incluso más que la comida.

Las dejé y me acerqué al sujeto del cual habíamos escuchado hablar en el campamento, supuestamente tan loco como para intentar no una si no varias veces enfrentarse a ellas.

—¿Necesitas ayuda?—inquirí viéndolo sostener una funda.

—¿Qué quieres?

—Ayudar.

—¿En serio? entonces ¿por qué tus amigas no dejan de verme? tampoco tú lo has hecho un largo rato.

—Bien, entonces seré claro, necesitamos tu ayuda, planeamos hacer algo parecido como lo que tenían ustedes con los autobuses.

—¿Planean? ¿Sabes lo difícil que fue hacer el primero de esos?—se quejó.

—No lo sé, por eso espero que nos ayudes, además de que espero conozcas los caminos de salida menos infectados.

—No están infectados—declaró—están podridos y es otra cosa donde tu gran plan tiene un fallo, desconozco si lo recuerdas pero éramos el 4to autobús, lo que significa que seguíamos, si el 3er bus entraba a un supermercado el 4to y 5to bus lo hacían, y si los buses de adelante subían a un ascensor nosotros también lo hacíamos.

—Pero alguna vez debiste salir como líder.

—No, pero acompañe a algunos unas cuantas veces—guiño un ojo—ahora si me disculpas, cuando tengas todo me buscas.

Esa fue una conversación confusa, aun así no podría dejar de pensar que allí podría haber una de esas cosas vigilándonos, podríamos estar rodeados sin saberlo, y era algo que si lo pensabas más de una vez terminaba por robarte el aire.

Si los demás también se encontraban pensando en ello lo probable era que el pánico no tardara en aparecer, cualquier persona con un poco de sentido común debería darse cuenta que estábamos a la pura intemperie.

—Podemos contar con su ayuda—comuniqué a las chicas—Estaremos bien, en todo caso acerquémonos más y tratemos de llegar al centro.

—¿Estás preocupado?—cuestionó L.

—Hay más de tres grandes razones para estarlo.

Desconozco el tiempo que estuvimos caminando, las preocupaciones de los de mi alrededor me tenían sin cuidado, L y yo nos encontrábamos cambiando de puesto con Aaron, Celina ya se encontraba llegando a su limite y no era para poco, la chica estuvo sobreviviendo creyendo que personas llegarían en su ayuda, y no la culpo, al inicio todos pensamos que no seria nada tan grande, pensamos que seria cosa de unos días pero ya ven.

—Todos empiezan a detenerse—alguien del montón comentó.

—Iré a ver que sucede, quédense aquí.

Al llegar al frente vi a Thomas sujetar su bulto mientras empezaba a aproximarse a lo que a primera vista parecía ser un edificio.

—¿Qué es eso?—pregunté llegando él.

—No lo sé,—colocó su antorcha encima de lo que parecían ser deshechos—seguro es de esas cosas, lo que significa que han pasado por aquí.

Escupió hacia un lado.

—¿Crees que vayan a volver?

—No lo sé, si tu fueras una de esas cosas, hambriento y sabiendo que un buen grupo de alimento ambulante se encuentra por ahí deambulando, ¿qué harías?

—Entonces debemos seguir.

—Ya hemos llegado.

—¿A dónde?

—Levante la cabeza y abra bien los ojos periodista.

Alzé la cabeza como había dicho el militar y volví a ver de cerca el lugar frente a nosotros.

—¿Es un almacén?—inquirí viendo la puerta.

—Por ahora entremos, ve y avísale a los demás, date prisa.

No estaba complacido con seguir sus ordenes pero en aquel momento era la única opción disponible.

Después de entrar al lugar logramos iluminarlo con ayuda de las antorchas que tenían algunos y unos cuantos plásticos que habían en el sitio. Nos encontrábamos en un almacén de estufas, lo cual resultaba algo beneficio para lo planeado.

—¿Cerraron bien las puertas?—preguntó Thomas.

—Si, las he revisado tres veces.—informé viéndole estar agachado frente su bulto.

—¿Y cómo están los demás?—murmuro.

—La mayoría está sedienta o tiene hambre.

—En una situación desconocida como esta donde no sabemos bien que este pasando eso no me preocupa, ahora solo debemos pensar en la manera de sobrevivir. Sin importar quien deba quedar atrás, de eso se trata la supervivencia.

En ese momento no creía en sus palabras, aun tenía la duda de que se encontraban haciendo allí y cual era su real conocimiento sobre todo.

—¿Los sacrificaras?—pregunté sospechando la respuesta.

—Si debo hacerlo te sacaré los ojos y se los pondré en la boca a esas cosas.

—Gracias por aclarar.

—He encontrado buenas cosas aquí—interfiere el chico a cargo del bus—si ya hay gente dispuesta no será tan difícil salir de aquí--se acerco con algo de metal en sus manos.

—¿En serio lo crees?—pregunté.

—Necesitaremos algunas herramientas pero bajo este caso supongo que tendremos que hacerlo con que haya.

—Cuando todos estén descansados les contaré los planes.

—Bien, estaré por ahí viendo que más puede ser de ayuda, ¿por cierto cuál es tu nombre?

—Puedes decirme Er.

—Noah, un placer.—extendí la mano estrechándola con la suya.

—Para mi no lo es, preferiría estar en alguna playa quemándome la espalda a estar dándote la mano, es por eso que me abstendré de volver hacerlo—Er, era un chico carismático de piel oscura, alta estatura y ojos grandes.

—Es el chico del bus, ¿no es así?—inquirió el militar pasándome algo para comer.

—Aceptó ayudar,—tomé la pequeña lata—¿dónde lo has conseguido?—pregunté leyendo la etiqueta.

—Lo robé de aquel sitio, y agradezco haberlo hecho—sacudió el bolso sobre el suelo.

—Nos brindaron hospedaje, dieron de comer y tu manera de agradecerles fue robándoles.

—Así es. —soltó despreocupado.

—Solo diré wow...y creo que iré con él.

                              〰️〰️〰️〰️

—Si que es un buen lugar—dije tomando un tubo de los gigantes estantes.

—Es perfecto, diría que alguien de aquí le cae bien a Dios y por eso nos ayuda—comentó el chico como un no creyente lazando algo de plástico al suelo.—Ves esto, lo podremos usar en la parte delantera de los vehículos como escudo y defensa, les conté a los demás sobre hacer algo parecido con los bus pero se negaron, todos estaban enfocados en protegerse sin atacar y como ves no sirvió de nada—empezó a moverse como si conociera el lugar—Cuando terminemos y una de esas cosas se meta en nuestro camino quedará atravesada por esto.

—Las armas no funcionan en ellas, ¿por qué crees que eso si?—pregunté con la información que tenía de los militares.

—Ahora que lo dices tendremos que volver.

—¿Volver dónde?—lo vi como a alguien que estaba a punto de decir una estupidez.

—Con los buses, necesito los propulsores que tienen, además que el fuego que los rodea no es algo que vaya a poder hacer aquí y si tenemos suerte podremos volver con uno o dos de ellos.

—Nadie de aquí querrá volver allá.

—Si deseas hacer algo tendrás que encontrar quien si.

—¿Y qué hay de ti?

—Si salgo allí y una de esas cosas me alcanza como harás para salvar a toda esta gente, vamos piensa un poco amigo, por que mejor no lo hablas con una de esas chicas que andan contigo, una de ellas luce algo brava, quizás ella pueda ir. Además de que habían permanecido tranquilas hasta que de repente empezaron a atacar en grupo, si con una es suficiente para acabar con media ciudad imagínate las tres, parecen estar perturbadas por algo.

—¿Algo como el fuego?

—No creo, si fuera eso solo se ocultarían al verlo, tampoco creo que su problema sea el fuego si no el calor que provoca, si lo piensas tiene hasta sentido, el sol no ha vuelto aparecer, es como si volviéramos a los inicios de la creación de la tierra cuando esta permanecía en la oscuridad hasta que apareció el Dios al que llamamos sol.

—Bien, te entiendo—mentí tratando de enfocarme en lo que en ese momento me preocupaba—pero, ¿No hay otra forma de hacerlo?

—Llegar caminando a nuestro destino—se burló.

—Bien, veré a quien consigo, mientras más rápidos trabajemos en esto será mejor.—empecé a alejarme.

—Estoy de acuerdo—dijo él con la cabeza metida entre los hierros.

—Por cierto Er...—lo llamé sin detenerme a verlo.

—¿Si?

—Tú también iras, prepárate.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro