Capítulo 9 - As de Bastos

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As de Bastos. Creación, nacimiento; el poder o habilidad para iniciar o para seguir adelante un plan o tarea con energía; capacidad para realizar emprendimientos y determinación; comienzo de una empresa, aventura, invención o algo nuevo.

INVERTIDO:

Caída; perder o postergar alguna cosa (empleo, emprendimiento, etc.); falsos comienzos.

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—¡Un súcubo! —exclamó Edith con gran asombro en su rostro—, esa palabra me suena familiar, ¿son algo así como vampiros?

—Comparten algunas características, pero éstos son otra categoría, son una especie de demonios menores —respondió recobrando el aliento.

—Pero, ¿es cierto?, ¿de verdad existen esas cosas?

—Esas y muchas otras que ni siquiera imaginas.

—Y lo que mató a Sandra sería entonces también uno de esos.

—La misma especie, aunque al macho se le llama íncubo. Casi siempre se encuentran en parejas o grupos pequeños con individuos de ambos sexos.

—Pero ¿por qué la asesinaron? ¿Y por qué ahora están tras Iván?

—Eso aún no lo sé nunca había escuchado que fueran así de agresivos. Verás, se cree que estos seres son creación directa de Asmodeus el demonio de la lujuria. Su misión es tentar a los seres humanos a caer en dicho pecado, por eso son tan atractivos al sexo opuesto. Todo en ellos está diseñado para provocar deseo, su apariencia, su olor, su voz... son casi imposibles de resistir cuando se enfocan en una persona. Primero lo seducen en el mundo real, una vez logrado un contacto íntimo, pueden seguir visitándolos en el plano astral, es decir, en sus sueños cuando lo deseen; sin importar si están a medio mundo de distancia, no hay forma de escapar de ellos. Irónicamente, a pesar de estar diseñados para el sexo, no pueden reproducirse de manera normal; las hembras no producen óvulos y los machos no producen esperma; por ello, los súcubos toman el semen de los hombres con los que copulan junto con una parte de su fuerza vital y comienzan un proceso de corrupción de éste. Luego es transferido al íncubo, dentro de él se termina el proceso. Entonces éste busca a una mujer fértil y al tener sexo con ella, le inocula el semen ya procesado por ellos.

—¿Y así nacen más de su especie?

—No siempre, sólo en muy pocos casos nacerá un íncubo o súcubo, pero aún si lo que nace parece ser humano, no lo será del todo, invariablemente tendrá habilidades especiales. Casi sin excepción las utilizará para el mal, muchos de los magos negros más poderosos y malvados de la historia han sido engendrados por ellos. Pero como decía, generalmente no matan a sus víctimas, al menos no tan rápido; los súcubos visitan a los hombres en el mundo real o en sus sueños por meses, incluso años debilitándolos poco a poco; nunca en pocos días, menos aún asesinando con tanta violencia como al tipo del hotel. Y de los íncubos se sabe que visitan de la misma manera a mujeres; pero igual, no las matan, sino que las dejan continuar su embarazo de manera natural. ¿Por qué éstos actúan así? ¡Maldita sea! Por cada respuesta que obtengo se abren más interrogantes.

—Dices que preñan a mujeres pero las dejan seguir su embarazo de forma natural, los forenses dictaminaron que Sandra estaba al final del suyo, o sea que estos demonios están acelerando las cosas de alguna manera.

—Exacto, ojalá supiera cómo lo están logrando.

—Espera, dijiste que necesitaban un contacto íntimo en el mundo real para poder visitarte en sueños, ¡o sea que Iván me engañó con ella!

—No necesariamente, a veces basta con un beso. Además, si lo hizo, no debes de culparlo. Tú misma viste a uno de ellos, recuerda lo atractivo que te pareció, y no estaba enfocado en ti, sino en Sandra. Si hubieras sido tú su objetivo, es muy poco probable que te hubieras podido resistir. Además, estoy seguro de que Iván te ama de verdad.

—¿Cómo sabes eso? Si ni siquiera has hablado con él.

—Verás, estas criaturas pueden leer tu mente, al menos lo concerniente a tus gustos, preferencias y fantasías eróticas. De esa manera cuando te visitan pueden tomar la forma de la persona que más desees y cumplirte cualquier deseo carnal que tengas. Adivina que apariencia había tomado este ser.

—No sé... ¿Megan Fox?

—No Edith, de todas las posibles formas que hubiera podido tomar, había tomado la tuya, se había transformado en ti.

—¿En... en mí? —Los ojos se le llenaron de lágrimas mientras Dante afirmaba con la cabeza.

—Así es, eres su mayor fantasía.

—¿Y qué podemos hacer? —preguntó con la voz quebrada por el llanto—, cada día está peor, dime que sabes cómo detenerlos.

—Por desgracia no se sabe mucho de su especie, por alguna razón casi no hay nada de información sobre ellos desde la edad media. No sé cómo detenerlos. Pero si hay una cosa que he aprendido en este trabajo, es que si algo está vivo, puede matarse.

—Pero alguien debe de saberlo, por favor, dime que conoces a alguien, dónde sea, no importa lo que cueste.

—Creo conocer a alguien, si queremos saber cómo matar algo, tenemos que ir con un experto en la muerte, y nadie sabe más sobre eso que un nigromante.

—¿Un nigromante?

—Sí, nigromante o necromante, un hechicero que obtiene poderes de los muertos, incluso de la muerte en sí. No será agradable hablar con él, me odia, pero no tenemos opción. Además está bastante cerca, no tendré que alejarme mucho de la ciudad, está en un viejo cementerio en las afueras.

—¿Vive en un cementerio?

—No exactamente, está muerto, de hecho yo lo maté. Larga historia, tal vez te la cuente después.

—¡Dios mío!, esto se pone cada vez más extraño, ¿de verdad puedes hablar con los muertos? ¿Crees que podríamos hablar con Sandra?

—Ni siquiera pienses en eso, no se te ocurra jamás intentarlo si en verdad era tu amiga y la querías. Los muertos a veces se comunican con nosotros, en sueños, visiones, a veces incluso deciden volver como guías y protectores de la gente que amaban. Pero nunca, en verdad NUNCA intentes contactarlos por medio de adivinas, médiums, ouijas o cosas así; si los fuerzas a venir pueden quedarse atrapados en este mundo, condenados a penar como fantasmas sin poder regresar al lugar que les corresponde.

—Oh, no lo sabía, que bueno que me lo aclaras.

—Además este muerto en particular, es... otra clase de muerto, como dije, es una larga historia.

Unos movimientos los hicieron voltear hacia la cama, Iván estaba despertando en ese momento. Abría con gran pesadez sus ojos azul claro, sonrió al ver a Edith.

—Hola preciosa —dijo con una débil pero alegre voz—, creo que estaba soñando contigo.

—De eso estoy seguro —respondió Dante.

—¿Quién es usted?, se me hace conocido, creo haberlo visto antes.

—Es un doctor —respondió Edith—, un especialista amigo de la familia, vino a revisarte.

—Así es, soy el doctor Mondragón. Si me disculpan un momento, haré una llamada, acabo de recordar algo.

Dante se apartó de ellos, tomó su teléfono y llamó a Carlos.

—Hola viejo, ¿sigues trabajando en el caso?

—Así es pequeño, la vez pasada no te pedí el teléfono del nuevo forense, ¿crees que me lo puedas proporcionar? Tengo una corazonada. Y si estoy en lo cierto, ahora ustedes se van a ir de culo al suelo.

—Por supuesto, pero si quieres te lo paso, estoy en el laboratorio con él. Estamos jugando Halo.

—¿Hola? —dijo la voz del nuevo elemento.

—Hola, ¿Jorge verdad?, ¿tienes a la mano la computadora para hacer las comparaciones de ADN?

—Sí, tenemos el equipo ¿por qué?

—Bien, y supongo que también tienes las muestras de ADN del semen encontrado en la ropa de cama de Sandra Quintero, la chica que asesinaron hace casi un mes.

—Si también las tengo aquí, ese caso no lo podré olvidar nunca, fue el primer crimen violento que me tocó revisar. Pero esas muestras se mandaron a la capital. Sus bases de datos son mucho más grandes que las nuestras, y ellos no encontraron ninguna coincidencia.

—Claro, la compararon con listas de criminales conocidos, pero sospecho que no se trata de ningún criminal. Por lo que más quieras, dime que ustedes tienen muestras de ADN de la gente que trabaja en el departamento de policía.

—No de todos, sólo de nosotros, los forenses y nuestros ayudantes. De esa manera podemos darnos cuenta si nosotros mismos contaminamos la escena del crimen con nuestro propio ADN. Pero sólo hacemos esa comparación cuando se trata de cabellos o saliva, o sea, cosas que pudieron caer accidentalmente de nuestros cuerpos al investigar. Sería muy difícil que uno de nosotros se haya masturbado sobre la escena del crimen sin que nos diéramos cuenta.

—Excelente, por favor, ¿podrías hacer una comparación de esa muestra con la de los empleados de tu departamento?, incluyendo todos los que han trabajado ahí el último año. Aun si no estaban activos en esos días. Es muy importante.

—Sí, supongo que sí, dame unos minutos, no toma mucho tiempo, la base de datos no es muy grande.

—Gracias, dile a Carlos que me llame cuando tengan los resultados.

Luego de despedirse y terminar la llamada se acercó de nuevo al par de jóvenes. Iván parecía haberse vuelto a dormir.

—Bien Edith, iré de inmediato a ver a la persona de la que hablamos.

—Está bien, llámame en cuanto sepas algo.

—Lo haré.

Edith lo acompañó a la puerta, apenas estaba subiendo a su auto cuando timbró su teléfono.

—¡Sorpréndeme! —dijo Dante al contestar la llamada.

—¡Maldito seas anciano!, ¿cómo supiste?

—¿Qué cosa?

—El semen en la sábana de la chica, es de Jesús Martínez, el anterior forense. Pero no tiene sentido, el murió varios días antes. A menos que tenga un hermano gemelo o que haya donado esperma, no hay manera. Jorge todavía no puede cerrar la boca, primero lo de las huellas de sangre en la ventana y ahora esto. Tienes que decirme cómo pasó.

—Con gusto, pero es algo complicado, de momento no puedo. Dijiste que él enfermó justo después de lo que pasó en el cine abandonado ¿verdad?

—Exacto, así fue.

—Bien, creo que voy a tener que echarle un vistazo a ese caso después de todo, parece que están relacionados de alguna manera, ¿crees que podrás proporcionarme ese expediente también?

—Huy, me pones en un aprieto... supongo que sí, pero hay ciertas cosas que te tengo que explicar sobre ese caso, hay asuntos personales involucrados.

—No hay problema, puedes confiar en mí, sabes que soy muy discreto.

—Está bien, ¿te parece mañana en el mismo lugar a la misma hora?

—Excelente, ahí nos vemos.

—O.K.

Luego de colgar el teléfono, puso en marcha su automóvil y salió de la propiedad. Recordó las palabras que le había dicho la criatura en su breve encuentro: «No te mataré esta vez, después de todo eres de la familia.» No había tenido tiempo de pensar en ello, ¿qué significaba esto? Esperaba tener oportunidad de descubrirlo, esa frase lo inquietaba mucho. Estaba tan absorto pensando en esto que no notó el Jeep negro que salió poco después de él de la casa con las luces apagadas y comenzó a seguirlo.



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