Capítulo 1. Jamie Sawyer

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Jamie Sawyer.

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Me recuesto en el sofá de la sala y escucho a Ted hablar de cómo su vida apesta. Otra vez. Le dije que era una mala idea, pero insistió en que lo tenía todo bajo control.

—¡Pero papá! ¡Todos van a ir, no puedo perdérmelo! —chilla al teléfono, tratando de convencer a su padre—. ¡Es solo una película!

¿Todos? Levanto las cejas y lo miro mientras le miente al señor Grey sobre su cita Patricia Lindwood, mi compañera de clases. Soy casi un año más grande que él, así que me necesita para obtener el permiso.

—¿Qué dijo tu madre? —lo escucho preguntar lo mismo de siempre.

—La llamé pero no pude contactarla. —miente—. ¡Vamos, papá! Voy a llegar tarde y ya sabes cómo se ponen pesados.

Espera en silencio un momento, luego escucho al señor Grey preguntando si yo estoy aquí. Ted asiente y se levanta de la silla para ir a la cocina, aún pendiente de la llamada.

¿Cree que su vida apesta? Intenta pedirle permiso a tu madre y luego a tus hermanas mayores sobreprotectoras. Gemelas, lo que significa que son doble problema.

Tan pronto como Ted se mete en la cocina, su hermana Phoebe aparece en el pasillo de la sala. Normalmente se mantiene alejada de nosotros porque cree que somos idiotas, pero hoy se acerca al sofá en el que estoy acostado y se sienta.

—Hola Jamie. —me saluda con su vocecita de 12 años.

—Hola Phoebe.

Tomo la revista de cocina de la señora Grey de la mesita y la abro, fingiendo interés en los platillos que se anuncian como recetas fáciles. Carajo, ahora tengo hambre.

—Entonces... —dice, llamando mi atención—. ¿Es cierto que Ted tiene una cita?

No sé en realidad cuánto sabe Phoebe, podría haber estado escuchando la conversación igual que yo, con su super oído. O tal vez es una trampa montada por la señora Grey.

Encojo mis hombros con indiferencia.

—No lo sé.

—Pero van al cine. —insiste.

—Hum, si.

Al menos ese es el plan que Ted hizo con Patricia. Después de mandarle indirectas por todo un mes, al fin se animó a invitarla al cine y ella aceptó con una condición. Su prima Eva viene con ella, lo que significa que también estoy yendo a la cita de Ted.

Phoebe golpea sus labios con un dedo, luego echa un vistazo al pasillo de la cocina por donde Ted desapareció. Se inclina hacia mi, hasta que su cara aparece por encima de mi revista.

—¿Qué? —chillo.

—¿Tú también tendrás una cita?

Bueno, esto es raro. ¿Qué carajos sabe ella cuando ni siquiera va a nuestra escuela?

—No. —digo, pero mi voz sale más aguda de lo que quería. Reconozco mi tono de mentira.

Si Evangeline es linda, podría intentar algún movimiento. Sus cejas delgadas se fruncen en un puchero.

—Me gustas, Jamie, así que no puedes tener citas con otras chicas. Cuando cumpla catorce años, serás mi novio y papá me dejará salir contigo al cine y de paseo.

¿Qué?

—Pero faltan dos años. —balbuceo, pensando en que yo tendré casi 17.

Phoebe se inclina más cerca, sus ojos azules mirándome fijamente. Esto es tan extraño... Yo solo estoy aquí porque quiero de esos nachos picantes que venden en el cine.

—Será mejor que seas un buen novio, Jamie. —pone sus labios sobre los míos brevemente.

Se aparta de un salto y rodea el sofá cuando Ted regresa de la cocina con el teléfono en la mano.

—¡Catástrofe evitada! Papá no llamó a mi mamá. —suspira de alivio, luego frunce el ceño—. Vete de aquí, Phoebe, no nos molestes.

Ella camina hacia las escaleras, pasando las manos por su largo cabello castaño y yo sigo el movimiento tratando de decidir si lo que acaba de pasar realmente paso.

—Adios, Jamie. —dice, luego sube a su habitación.

Ted la señala.

—¿Qué carajos fue eso, hombre?

¡Yo qué voy a saber! Solo intentaba leer la estúpida revista de cocina.

—No voy a poder ir contigo a esa cita. Creo.

Ted hace un gesto de molestia.

—¿Por qué? Acabo de obtener el permiso de papá, y puedo volver antes de que mamá llegue de su turno. ¿Te estás acobardando?

—No. —pero creo que Phoebe hablaba en serio—. Acabo de conseguirme una novia.

Me mira por varios segundos, luego sus cejas vuelan en su frente y señala las escaleras.

—¿Hablas de Phoebe?

—Si.

Evito decir que fue más como una amenaza, pero nunca antes he tenido una novia, o citas. Intenté acercarme a una chica un par de veces hasta que decidió que yo era demasiado torpe para salir con ella.

—¡Es una niña! —me grita—. ¡Y es mi hermana!

—Ya lo sé.

Ted apoya las manos en la cadera como mamá lo hace cuando está molesta con mi papá.

—Entonces solo ignorala, hombre. Te necesito para que distraigas a la prima de Patricia. —no digo nada, así que insiste—. ¿Estás pensando en tomarla en serio?

Parece decepcionado y bastante molesto, pero puedo lidiar con eso. Justo ahora estoy pensando en el lado positivo de las cosas.

—Por supuesto que sí. Es muy linda, ¿Te imaginas como se verá cuando tenga 15?

—¡Jamie!

—¿Qué? Solo digo que con el tiempo será hermosa como tú mamá, ¿Te imaginas eso?

—¡Hombre, es mi madre! ¡Y mi hermana!

Mi mamá es preciosa y estoy seguro que muchos chicos consideran a mis hermanas muy lindas, si tomo en cuenta la cantidad de chicos que van a buscarlas a casa.

A papá le encanta recibirlos.

—¡Agh! ¡Olvídalo! —pisotea todo el camino hasta su mochila y la levanta—. Solo siéntate ahí y cállate, no tienes qué hablar con Eva.

—Bueno.

Me enderezo y tomo mi mochila para seguirlo, sabiendo que vamos a tomar al menos un par de autobuses hasta el centro comercial donde acordó verse con Patricia.

Se detiene y golpea su puño en mi hombro.

—Ya veremos cuánto tiempo te duras con esa ridícula idea.

¿Hum?

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