Capítulo 40. Liam Kavanagh

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—¡William Kavanagh! —chilla Phoebs tan pronto como me ve.

—¿Qué? —giro sobre mis talones para mirarme en la vitrina de la tienda y mi reflejo luce bien.

Cuando acepté salir con la compañera de Phoebe, Louisa, pensé que podría tomarlo con calma y parecer desinteresado. Me equivoqué.

Pasé mucho tiempo eligiendo el atuendo, practicando peinados y robando un poco de la colonia de papá. Mis manos están tan húmedas que tengo qué limpiarlas en mis pantalones de mezclilla.

—Casi no te reconozco. —Phoebe pasa la mano por mi cabello alborotado—. Voy a admitir que te ves muy guapo.

—¿Si? —nunca me habían llamado guapo. Bueno, si. Mi mamá lo hace todo el tiempo pero es mi mamá, así que no cuenta.

—Por supuesto. —su boca se tuerce en una mueca—. Estoy pensando que en realidad Louisa no te merece.

No lo sabría ya que en realidad no la conozco, pero Phoebe sí y hace una seña a una chica que se acerca.

—¿Vestido rosa fucsia? Por dios.

Sus ojos se ponen en blanco y yo giro para mirar a la chica rubia que se acerca. Lleva, como Phoebe dijo, un vestido rosa chillón y un lazo en la cabeza del mismo color.

Mi camisa de vestir es azul como mis jeans, quizás debí elegir una verde para resaltar mis ojos. La chica se detiene a unos pasos y se echa el cabello rizado y largo sobre el hombro.

—Hola Phoebe, hola William.

—Hola. —saludo, al mismo tiempo que Phoebe susurra: "Voy a vomitar".

—Entonces, ¿Qué película deberíamos ver?

Ya que esta es mi cita, señalo mi brazo para que lo tome y la llevo a la taquilla para que elija una película, luego compro tres boletos porque mi mejor amiga viene con nosotros.

A Louisa no parece gustarle la idea, porque le dedica miradas de molestia.

—¿Ella se queda? —la señala.

—Si, ella se queda. —responde Phoebe—. Así que más te vale que te comportes, Lou.

Supongo que no le gusta que la llamen Lou, porque gira la cabeza y le golpea a Phoebe la cara con el cabello. Tal vez mi amiga tiene razón en lo que dijo la otra vez sobre convivir con otras personas, porque su pelea con Louisa me parece divertida.

—Pero voy a pagar por los dulces, ¿Está bien? —extiendo mi otro brazo hacia Phoebe para que lo tome—. Y si no les importa, estaré en medio para que dejen de pelear.

Para cualquiera que nos mire parezco un chico afortunado con una belleza en cada brazo, y carajo si eso no suena demasiado cool. Harry no pensaría lo mismo, pero es demasiado chico para entender esto.

Lou elige la película, Phebs los dulces, luego entramos juntos a la sala del cine. Ellas siguen lanzando indirectas de ida y vuelta sobre ser malagradecida o estorbo. Empiezo a cansarme de ello, y lo único que se me ocurre es susurrarle algo a Phoebe:

—Si arruinas mi cita con Lou, le escribiré a Jamie y se lo diré. —le doy un segundo para que lo piense—. Estoy seguro que se le ocurrirá un castigo.

Mi amiga me mira como si pudiera apuñalarme. Pero es el turno de Lou de escuchar una advertencia.

—Necesitamos a Phoebe para que sea mi coartada para salir. Si la corres, no podría verte de nuevo.

Sus ojos marrones claros me miran muy abiertos antes de asentir y recostarse en su asiento. El resto de la película se ignoran la una a la otra, así podemos disfrutar del silencio.

La cita termina en una hora y media, luego de eso Lou escribe su número en mi móvil y me besa la mejilla antes de irse. Por lo que dijo, su madre estaba al tanto de la cita. No como la mía y la de Phoebe.

Papá llega por nosotros y llevamos a mi amiga a casa antes de volver a Bellevue. Aprovecho el momento para interrogar a papá mientras conduce.

—Papá, —comienzo, él me mira por el retrovisor—. ¿Cómo hiciste para que mamá se casara contigo?

Papá presiona el freno tan fuerte que el auto se tambalea hacia el frente antes de detenerse.

—Oye, chico. No quiero arruinar las cosas, pero Phoebe está enamorada de Jamie.

Mis ojos se ponen en blanco.

—Esto no es sobre Phoebe. —aclaro, aunque para él, acabo de tener una cita con mi mejor amiga—. Solo estaba pensando que en realidad no conozco su historia.

Papá golpea el volante con su mano mientras continúa conduciendo.

—En realidad, chico, lo arruiné. —sus labios se presionan en una línea—. Jodí las cosas tanto que casi la pierdo. No le digas que maldije.

Eso me hace reír.

—¿Entonces te perdonó?

Le toma algunos largos segundos responder.

—Ella dirá que también lo jodió bastante, así que fue más como perdonarnos el uno al otro y seguir adelante. —se detiene en un semáforo y gira para mirarme—. Y te diría que todo lo que pasó fue necesario para llegar aquí.

—A ustedes dos juntos. —confirmo y papá se ríe.

—A nosotros tres, hijo.

Oh.

Suena como algo que Phoebe diría, pero a ella no le gusta dejarle las cosas al destino. En mi caso, creo que muchas cosas tendrían qué pasar para que la chica que quiero me dé una oportunidad. Apesta ser un niño.

Para cuando llegamos a casa, mamá me interroga sobre lo que hicimos Phoebe y yo antes de dejarme subir a mi habitación. Ellos todavía creen que me interesa mi amiga, pero sé lo que pasará si digo que me gusta una chica que es como diez años mayor que yo.

No lo sé, tal vez debería hablar con ella y decirle lo que siento, o mis planes. ¿Me esperaría como Jamie a Phoebe?

Rayos, ¿Cómo es que las personas pueden lidiar con todo este asunto del amor y la incertidumbre?

Creo que estar enamorado no es para mí.

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3/3

💙✨

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