Capítulo 50. Christian Grey

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—¡La estrella de la noche!

El viejo Abernathy le da a Ana un abrazo fuerte y una sonrisa que ilumina todo el puto salón.

—Vamos, Jonathan, sabes que es tu noche. No todos los días se retira el mejor jefe de policía del mundo.

El hombre parece complacido, su uniforme de gala muestra todas las medallas y condecoraciones que se ha ganado con el paso de los años.

—Y estoy listo para retirarme, Ana. Prefiero ir a jugar golf que atender llamadas urgentes en la madrugada. —sus cejas se fruncen—. Aunque mi nieto viene a vivir conmigo, así que no estoy seguro.

Ana se ríe, pero luego su cabeza se ladea recordando al jodido rubio que era su amigo.

—¿Nieto? ¿Te refieres al hijo de Jess?

—Si. Convencí a Jess de que cuidaría al chico y solicitó su traslado a Seattle. Ya no deben tardar en llegar. —sus ojos giran para mirar al resto del salón—. ¡Oh, mira! Ahí está Jason con la pequeña Phoebe.

¿Qué?

¿Qué jodidos dijo?

Mi preciosa niña está en medio de la sala con un chico rubio que a primera vista parece el hijo de los Kavanagh. Pero entonces él le dirige una sonrisa engreída y me hierve la sangre.

Carajo, mi jodida peor pesadilla vuelta realidad. Los Abernathy se multiplicaron y de alguna forma todos quieren estar cerca de mis chicas.

Malditos.

Sin pensarlo me aparto de Ana y Abernathy viejo para ir hacia mi hija. ¿Y dónde carajos están Ted y Harry? Se supone que cuidarían a su hermana.

—Por supuesto que no. —Phoebe se ríe cuando me detengo a su lado—. ¡Oh, papá! Te presento a Jase Abernathy.

El chico intenta estrechar mi mano.

—Sé quién es. —y no me agrada—. Te aconsejo que te alejes de ella, prácticamente está comprometida.

—¿Ah, si? —el chico mira a Phoebe y las mejillas de ella se ponen rojas.

—Si. Mi novio Jamie está en el ejército justo ahora.

Nada de lo que dije parece detener el puto chico.

—Entonces no está aquí en este momento, ¿verdad?

Carajo, lo estoy odiando más que a su molesto padre. A quien parece que invoqué porque se detiene a un lado de su hijo con su copia barata de mi Cerecita.

—¡Christian! —tiene el descaro de intentar saludarme—. Veo que ya conociste a mi hijo Jase, ¿Recuerdas a mi esposa Lacey?

—No. —y me importa un carajo—. ¿Estás aquí de visita?

Incluso Phoebe frunce las cejas mirando a la madre del chico.

—Si, solo para la celebración de papá. Volveremos a California pronto.

—Gracias a Dios. —susurro.

Alguien toca mi hombro y volteo, esperando ver a mi esposa, pero son los Kavanagh los que me sonríen.

—¡Jefe! ¿Dónde está Ana? —Leila echa un vistazo a las personas junto a mi—. Carajo, ¿Jesse? ¿Eres tú?

Al menos no soy el único incómodo, si la expresión de Ethan es correcta.

—¡Leila! —Jesse se acerca a ella para abrazarla—. Mierda, si. Cuánto tiempo sin verte.

Lay se aparta y señala a Ethan.

—Recuerdas a Ethan, y este chico es nuestro Liam.

El mejor amigo de mi hija también parece molesto por la intrusión de su versión playera frente a él. Los Abernathy parecen ser los únicos que se divierten.

—Estoy contento de verlos a todos. —sus ojos buscan entre las personas del salón—. ¿Dónde está Luke? ¿Y Ana?

—¡Los buscaremos! —dice Ethan, luego apoya la mano en la cintura de Leila y la empuja con él lejos de nosotros.

Su hijo todavía mira a Phoebe y al otro chico.

—Andando, Phoebs. Prometiste enviarle fotos a Jamie, tu novio, del que estás locamente enamorada.

—Cierto. —mi hija hace un gesto de despedida—. Señor y señora Abernathy. Jase.

Ella y el chico Kavanagh van hacia las puertas francesas del salón, pero el chico rubio no parece rendirse porque va detrás de ellos.

Le hago una seña a mis hijos que están robando canapés de un mesero para que vayan a vigilar a su hermana. Y estoy tan distraído en eso que no soy consciente de la persona que se acerca hasta que un brazo se desliza en mi hombro.

—¡Christian! Dijo Ethan que debería venir a salvarte. —Luke echa un vistazo al jodido Abernathy y a su mujer—. Uy, mierda. ¿Jesse?

El rubio arquea una ceja, pero procede a presentar a su esposa con Luke y Rebecca.

—Ha pasado un tiempo.

—Si, —Luke frunce las cejas—. ¿Qué? ¿Diecinueve años? ¿Veinte?

—Carajo, si. Le diste tu puesto porque tu esposa estaba embarazada de Jamie.

—¡Cierto! —mira del uno al otro—. ¿Ahora están recordando viejos tiempos?

Lo único viejo aquí es su sentido del humor, pero lo ignoro porque hoy debemos ser un frente unido. De ninguna manera el jodido rubio vendrá a meterse en nuestras vidas.

—Solo le decía a Abernathy las novedades, Luke. Como el hecho de que tu hijo y mi hija van a unir nuestras familias en una sola.

—Oh, si. Mi chico está en el ejército, el mejor francotirador de su unidad.

—¿De verdad? —pregunto. Prefiero seguirle el juego a Luke que conversar con el rubio—. No lo habías mencionado.

—Lo supe cuando vino al funeral de mamá. —Luke parece totalmente entretenido—. ¿Por qué no vamos todos por un trago para entrar en ambiente?

—Por supuesto. —palmeo su espalda.

Pero tan pronto como ellos giran hacia el bar, yo voy en busca de mi Cerecita para mantenerla alejada del puto rubio. Por suerte, la ceremonia comienza con los discursos obligatorios y las presentaciones.

Veo con orgullo a mi esposa subir y aceptar el cargo de jefa de la policía, el puesto que dejó vacante el viejo Abernathy, como una mera formalidad porque el papeleo se hizo esta mañana.

Recibe aplausos de reconocimiento antes de bajar del estrado directo a mis brazos.

—¿Y bien? ¿Tienes algo qué decir? —su pequeña ceja se arquea.

—Felicidades, Ana. Es un puesto bien merecido.

—Lo sé. —se muerde el labio inferior—. Y soy tu nueva jefa.

Oh, si.

—Si, nena. Lo eres. —me encanta cuando se pone toda autoritaria—. ¿Qué vas a hacer al respecto?

—Te mostraré cuando mandes a los niños a casa, Christian.

Mierda, si. Ya estoy ansioso por los beneficios de dormir con la jefa.

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A continuación verán una guía visual de los personajes un poquito más grandes ☺️

💙✨

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