03. "También te quiero, desconocido"

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UNA SEMANA DESPUÉS.

Vanessa estaba acostada en su cómoda cama, con la mirada perdida. Ella pensaba en las cartas que había estado recibiendo del desconocido. Cada día de escuela hallaba una en su casillero, él siempre usaba lindas palabras, siempre contaba algún chiste o decía algo gracioso. Todo para verla sonreír, para hacerla feliz aunque sea por unos segundos, para él también ser feliz observándola aunque sea detrás de una columna.

Vanessa también respondía aquellas notas, en todas le pedía que se vieran, en todas él se negaba. Ella no podía esperar más, necesitaba verlo, ella quería conocer como sea y su paciencia se agotaba. Necesitaba conocer a la persona que hacia sus días más alegres, a la persona que le sacaba una sonrisa, a esa persona que la había conquistado a través de sus notas.

—También te quiero, desconocido.

💌💌💌

Al día siguiente Dylan no estaba muy seguro de lo que quería hacer.

"Vanessa, ¿cómo estás? Hoy no estoy muy seguro de hacer esto, pero por lo menos quiero que sepas algo de . Como ya te dije antes, soy demasiado tímido, pero tal vez si sabes cómo soy físicamente seas tú la que me hable. Como te decía, soy alto, tengo ojos azules y cabello oscuro, sinceramente, espero que me encuentres."

Con amor y ganas de que me encuentres, un desconocido.

Dylan dejó la nota donde siempre y caminó hacia su primera clase del día, esta vez no esperó a que su conocida llegara, quería hacerlo, pero sus cinco minutos de atraso no se lo permitían.

Mientras que por su parte, Vanessa pedía permiso para ir al baño, aunque en realidad iba a ver si está vez había nota en su casillero. Y así era, la pelirroja leyó la nota y su felicidad era demasiado grande.

Al fin le había dado por lo menos  una pista y Vanessa no se rendiría hasta encontrar a su desconocido. Su vista viajó por todo el pasillo, pero no había nadie. Recordó que todos estaban en clases. La chica se percató de que ya había pasado un tiempo y que perfectamente ya podía haber ido y regresado del baño. Guardó la nota de forma apresurada y se fue a su clase. Si tan solo no fuera tan distraída, se hubiera dado cuenta de que había quedado mal guardada.

La nota cayó al suelo, el viento la llevó consigo hasta que chocó con los pies de alguien, alguien que quizás la había estado observando.

En la hora de almuerzo Dylan sonreía divertido, viendo desde lejos como su conocida buscaba a cada chico parecido a él, como les gritaba cosas que ellos no entendían. Y no era el único, alguien más la miraba desde el otro lado de la cafetería, con el rostro serio, su almuerzo en una mano y la nota en la otra.


"Fue muy divertido verte gritándole a ese chico de ojos azules, se veía muy confundido. La mejor parte fue cuando le gritaste que era él, porque tenía ojos azules y te dijo que eran lentes de contacto. También me divertí mirando como casi ahogas a aquel chico alto por agarrarlo del cuello de la camisa y gritarle cosas. El pobre, estará traumado de por vida. Y la forma en que le preguntabas a los de cabello oscuro si era tinte. Fue muy gracioso Vanessa, si haces algo así todos los días, almorzar solo ya no resultará tan aburrido."

Con mucha diversión y amor, un desconocido.

Dylan reía y negaba con la cabeza recordando lo sucedido, estaba frente al casillero de Vanessa, a punto de dejar su nota. Una nota en la que sin querer, había dejado otra pista.

Hey, ¿tú quien eres? —Cerró el casillero de golpe al escuchar una voz a su lado. Por lo menos pudo calmarse en poco al darse cuenta de que no era la chica de sus sueños quien le hablaba. Era un hombre.

—No creo que mi nombre te interese. ¿Y tú quien eres? —Dylan realmente se sorprendió a si mismo, nunca esperó que fuera capaz de dar tal respuesta.

El otro chico rió sin gracia y dió un paso adelante.

—Tampoco creo que mi nombre te interese.

—¿Chicos? —Una voz femenina hizo que el corazón de Dylan se disparara y sus nervios crecieran a niveles que jamás pensaría.

Ahí estaba ella, Vanessa, su conocida, su alegría de cada día, su mundo entero, la chica de sus sueños. Ella observó confusa a los dos chicos, no solo por la posible pelea que armarían frente a su casillero, sino que también por la increíble similitud con la descripción del desconocido.

Dylan se fue de ahí antes de que ella pudiera preguntar alguna cosa que terminará de sacarle el corazón por la garganta. La pelirroja estaba confundida, ¿sería él?, ¿si no es así, entonces por qué se fue de esa forma?, ¿él era el desconocido? Aquellas preguntas y algunas más como esas dejaron de atormentar su cabeza cuando escucha una voz masculina llamarla.

—¿Tú eres Vanessa verdad? —Preguntó.

—Sí, ¿tú quienes eres? —Lo miró con una ceja alzada, sin duda tenía carácter.

—Logan, un gusto Vanessa —Ella asintió en respuesta, observó detenidamente al chico y por fin le preguntó.

—¿Eres tú? —Logan la miró confundido —, ¿eres tú el que deja esas notas verdad? —Insistió.

Entonces él recordó aquella nota que había encontrado hace unos días. ¿Por qué no? Si le mentía tendría una oportunidad con ella, por fin la tendría después de meses observándola. Así que asintió sonriendo.

Ella sonrió abiertamente y lo abrazó.

—Al fin me hablas desconocido, ya no tan desconocido —Rió apartándose suavemente —Oye, siento haber tirado tu primera nota —Lo observó con pesar, pero había un problema, Logan no tenía idea de lo que hablaba. Así que solo le quedaba seguirle el juego.

—No te preocupes por eso. Dime Vanessa, ¿aceptarías almorzar conmigo mañana? —Propuso, la pelirroja sonrió y asintió feliz.

Dylan apretó los puños observando la escena, él se había escondido, había visto y escuchado todo, su corazón se hizo añicos escuchando cada palabra.

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