—Entonces —dijo Rosé, lentamente—, ¿dónde se conocieron?

—En la plaza.

—En un sitio web.

Todas en la mesa miraron a Jennie y a Lisa: la primero frunció el ceño tratando de no lucir enfadada, en tanto la segunda se encogía de hombros, sin dejar de sonreír.

—En un café.

—Se acercó mientras vendía mis pastelitos.

Jennie se giró hacia Lisa con los ojos entrecerrados.

—¿Haces pastelitos?

—Si te dedicaras a algo más que tocarme el trasero, te fijarías que te hago pastelitos —mintió Lisa con una expresión indignada.

Rosé se atoró con su saliva, pero antes de que pudiera hacer algo más, Jisoo se movió para evitar un desastre. Sin embargo, de poco le sirvió, ya que Nayeon le escupió el agua que había estado bebiendo.

Con un chillido de indignación, Jisoo le dio un golpe a Nayeon.

Jennie hizo rechinar sus dientes.

—Nos conocimos en un café que queda en la plaza luego de haber hablado por un sitio web —soltó la de ojos gatunos, dándole un pellizco a la pelinegra en la pierna para que no dijera nada.

Jisoo, limpiando su rostro con una servilleta, las miró con los labios arrugados.

—¿Segura, Jennie? —le dijo con sospecha—. Nunca antes nos habías hablado de esta chica —la sonrisa de Lisa se tambaleó un momento—. ¿No nos estás mintiendo?

Jen observó a la azabache con frialdad y una expresión imperturbable, sin dejar traslucir un poco parte de la mentira. Sin embargo, estaba tardando mucho en responder, y Lisa decidió que lo mejor sería intervenir.

¿Y qué mejor manera de intervenir que humillando a Jennie?

—¡Gatito, ¿no le has contado de mí a tus amigas?! —dijo tomándola del brazo, llamando su atención.

La castaña soltó un resoplido, pero antes de poder decir algo, Nayeon comenzó a reírse como desquiciada.

—¡¿Gatito?! —soltó entre risas—. ¡Jennie, eres su lindo gatito! —Rosé bajó la vista, ocultando su sonrisa—. ¿En la cama maúllas? —incluso Jisoo tuvo que tapar su boca para no reírse como si estuvieran limpiando un vidrio, mientras Nayeon se sostenía de la mesa para no caerse debido a la risa.

—Oh, voy a matarte —Kim se puso de pie mientras Lisa comenzaba a reírse también.

—No si yo lo hago primero, anciana.

Antes de lanzarse sobre su amiga, alguien tomó del hombro a Jennie y tiró de ella, volteándola. Todas se giraron a ver el momento exacto en el que la muchacha alta de antes, que había estado abrazando a Lisa, golpeaba a Jennie en la mejilla con su puño, con el ceño ligeramente fruncido.

La mayor cayó al suelo mientras Lisa soltaba un grito bajo.

—¡Chewy, ¿qué demonios estás haciendo?! —chilló Lisa, poniéndose de pie.

Jennie debía admitirlo: por un breve momento, quería saber cómo se vería Lisa diciendo maldiciones y cosas sucias en la cama.

Borró la imagen mental que se hizo antes de lanzarse sobre la de gran estatura, ahora ambas cayendo al suelo.

—¡Jennie! —chilló la tailandesa.

—¡Oigan, deténganse! —gritó Jisoo—. ¡Rosie, haz algo!

—¿Qué quieres que haga?

—¡PELEA, PELEA! —alentó Nayeon—. ¡Le apuesto a la cara de venado!

—¡Yo le apuesto a mi gatito! —gritó Lisa, y todas la miraron—. ¿No?

Todas rodaron los ojos.

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