Los labios de Lisa eran suaves, tiernos y al parecer, muy, muy sensibles.

Porque cuando Jennie mordió su labio inferior, de la garganta de la muchacha se oyó un gemido agudo y excitado.

Notó entonces que estaba sobre el cuerpo de Lisa, en medio del patio de la universidad, con sus centros pegados, y sin saber muy bien el por qué se presionó contra ella.

—¡Basta, que asco, ugh, dejen de besarse!

Lisa rompió el beso, empujándola, con el rostro ruborizado y los ojos nublados por...

¿Placer? ¿Deseo?

¿Disgusto?

La que había hablado fue Tzuyu, todavía en medio de Nayeon y Sana, que las contemplaban con verdadero interés.

Jennie limpió su boca con su muñeca, confundida consigo misma por haber actuado de esa forma cuando no solía reaccionar así.

No es como si Lisa hubiera sido su primer beso. Pero de todas formas, Jennie tampoco besaba a todo el mundo. Los besos eran... eran demasiado íntimos. Reservados sólo para personas que realmente quisiera, no para...

No para una novia falsa, que estaba ahí sólo por dinero y la dejaba quedarse para complacer a su mamá.

Pero Lisa era...

—No seas mala, Chewy —regañó Sana cariñosamente—, tú igual eres así de intensa a veces.

—¿De verdad? —preguntó Nayeon, poniendo una expresión de interés—. Me gustaría verla.

Todas miraron hacia Nayeon, que observaba de forma grosera a Sana. La japonesa puso una expresión de rabia mientras las mejillas de Tzuyu se ruborizaban.

—¡Eres horrible, tonta robanovias! —protestó Sana tomando el brazo de Tzuyu.

—A Chewy le encanta que me ponga así —replicó Nayeon sin dejar de sonreír.

Sana abrió la boca para responder.

—¡Sí! ¡Pelea de gatas! —gritó Lisa cambiando su expresión a la de siempre.

Tanto Sana como Nayeon la miraron de forma incrédula.

Jennie ignoraba a Lisa, sintiéndose todavía confundida consigo por haber actuado de esa forma, por no haber pensado en sus acciones, por haber besado tan intensa y desesperadamente a su falsa novia cuando jamás habían hablado de eso.

No es como si Lisa fuera desagradable, todo lo contrario, la chica era dulce, tierna y graciosa la mayor parte del tiempo, y a Jennie le gustaba eso. Contra su voluntad, se estaba sintiendo más cómoda de lo que correspondía, pero lo que más le chocaba era que a veces no le importaba para nada.

—¡No soy una gata! —se quejó Sana poniéndose de pie—. ¡Me voy, Chewy!

—¿Ah? —Tzuyu la miró, encogiéndose de hombros—. Está bien.

El rostro de Sana se puso rojo por la molestia.

—¡Vete al diablo, Chou Tzuyu, y ándate con esta imbécil! —gritó antes de girarse para irse a pasos enormes.

—Pero qué...

—Eres la peor novia del mundo, Chewy —dijo Lisa riéndose mientras Nayeon tomaba a Tzuyu del hombro para llamar su atención.

A Jennie no le importaba seguir besando a Lisa. Es más, ese pequeño tiempo juntas, lo había disfrutado un montón.

Así que cuando se pusieron de pie para irse a clases, tomó a Lisa de la mano para llamar su atención, en tanto Nayeon como Tzuyu se adelantaban.

—Oye, Li-

—No vuelvas a besarme —le interrumpió de forma seria—. Al menos, no sin mi consentimiento.

Jennie sintió su corazón apretarse, pero se limitó a asentir, como si las palabras no le hubieran dolido.

Aunque por dentro estuviera muriéndose de a poco.

¡Gracias por leer!
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