Capítulo 25

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El doctor le estaba diciendo a Lisa que lograron estabilizar a Namwan a tiempo, pero que no se hiciera muchas ilusiones porque podía fallecer en cualquier momento.

Jennie estuvo a dos segundos de darle un golpe al doctor en el rostro por hacer llorar a Lisa, sin embargo, tuvo que contenerse porque estaban en un hospital.

Se limitó a darle un abrazo, acariciando su espalda mientras le decía que se tranquilizara, que todo iba a estar bien, que Namwan iba a mejorar y pronto podría llevarla a casa para hacerla reír y bromear.

Horas después, el doctor les permitió ver a Namwan unos minutos.

Lisa no dudó en tomar la mano de su hermana mayor, demacrada y con una mascarilla sobre su rostro, y decirle que estaba preciosa ese día. La chica se limitó a reírse con suavidad, acariciándole el cabello a Lisa mientras cerraba sus ojos un momento.

—Lis, ¿podrías traerme algo para comer? —le preguntó Namwan pellizcándole la mejilla.

—Pero unnie... —murmuró—, no quiero dejarte sola.

—No estaré sola, Lis, Jennie estará aquí —Namwan sonrió—. Por favor, Lis, la comida del hospital es demasiado mala y muy poca, mi pobre estómago está gruñendo.

La muchacha mordió su labio inferior, indecisa, antes de asentir mientras miraba a Jennie con súplica para que se quedara. Jennie, por supuesto, no dudó en aceptar, sentándose al lado de Namwan para vigilarla bien.

Apenas Lisa salió, la mayor se volteó hacia Jen.

—Quiero que la cuides —dijo firmemente.

Jennie parpadeó, pensando en decirle que no hablara esas cosas, pero al ver a Namwan decidida, se limitó a asentir.

—Lisa le teme a casi todo —prosiguió como si nada—, así que no te atrevas a hacerle alguna broma para asustarla, porque de seguro se pondrá a llorar y tú no quieres ver a Lis llorando, te rompe el corazón —sonrió—. Lis ama las cosas dulces, así que si alguna vez se enoja contigo, tienes que comprarle un pastel y te va a perdonar. Se pone muy colorada cuando le dices que se ve hermosa, porque Lis no cree que sea linda. Si se lo dices cada mañana, puede que empiece a aceptar que es preciosa.

Jennie tragó saliva, sintiendo sus labios temblando.

—Cuando Lis está triste, tienes que abrazarla y mimarla mucho, es como una niña pequeña a la que hay que darle mucho amor —la voz de Namwan se quebró—. Es muy curiosa, por lo que las sorpresas no suelen resultar con ella ya que va a insistirte para que le digas todo. Hace berrinches si ve algo que le gusta mucho pero no puede tenerlo, aunque le duran sólo unos minutos si empiezas a pellizcarle las mejillas y a hacerle cosquillas. Y, por sobre todo, suele preocuparse mucho de los demás y se deja a sí misma de lado, no quiere que nadie se fije en ella así que por favor, Jennie, por favor, nunca la dejes sola y cuídala siempre, porque Lis es mi bebé y no quiero que nadie le haga daño.

La menor sintió sus ojos húmedos al ver a Namwan observándola, sin embargo, se limitó a asentir mientras la chica sonreía con calma.

—Lo prometo, Namwan unnie.

Quería decir algo más, no obstante, en ese momento Lisa volvió y no tuvo otra oportunidad para hacerlo.

Aunque, cuando salieron, le dio un beso en la mejilla a Lisa para decirle que estaba con ella, y alcanzó a ver la mirada satisfecha de Namwan sobre ambas.

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