016: "Cercanía"

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Josiah sabía que estaba muerto, perdido, destruido, todo lo que indicara que jamás iba a volver a ver la luz. No tenía ni la más remota idea de cómo Zachary se había dado cuenta de sus más profundos y secretos sentimientos por él, pero sabía que no saldría bien librado de esta. Por su mente se cruzaba lo peor; golpes, patadas, moretones, hematomas. En todos los escenarios que se pintaban en su cabeza el terminaba en el suelo, con la nariz rota y su rostro lleno de sangre. Creía que el chico sentía asco por él y que procedería a usarlo como un saco de boxeo por sentir tales incorrectos y anormales sentimientos.

No podía estar más equivocado.

—Sabes... —Zachary quitó el cabello del rostro del menor para poder ver mejor aquellos hermosos ojos—. En cualquier maldita circunstancia esto me hubiese resultado asqueroso y molesto —Hizo una pausa y profundizó su mirada en Josiah, quien escuchaba con atención sus palabras—. Hubieses acabado como aquella vez, en el piso, con la costilla rota, a mis pies, mientras te decía que eras un maricón —Recordó aquél día y pudo sentir como su corazón se encogía, eso lo extrañó, pero decidió no darle importancia al asunto

«Pero no puedo —Guardó silencio por unos segundos, mirando el rostro de Josiah con devoción y curiosidad en su típica, amenazante y aterradora mirada—. No puedo hacerte tal mierda, créeme que ¡Joder! Quisiera poder levantar mi puño y simplemente destrozarte, pero no puedo, y no quiero hacerlo.

Porque en vez de eso quiero protegerte —Se dijo internamente—. Porque no quiero que pases por la misma mierda que yo, nadie merece eso y tú... No eres la excepción.

Se odiaba y lo admitía. Se sentía incómodo y hasta sucio por pensar de esa forma, definitivamente este no era el verdadero Zachary, era sólo un espejismo momentáneo que se terminaría con el tiempo, o al menos eso quería hacerse creer. Pasó de ver la vida de otros de forma irrelevante a sentir más curiosidad de la que debería por aquél pequeño ojiazul. Pasó de ser insensible, agresivo y cruel a ser compasivo, protector y suave. ¿Qué mierda estaba pasándole? Se odiaba, era definitivo, odiaba ese lado suyo que hasta ahora desconocía. Odiaba al pequeño chico que causaba que su pared de frialdad se derrumbara.

Tomó la mano de Josiah y la colocó sobre su pecho, mirándolo de forma sería y curiosa. Actuando por mero instinto, dejándose llevar por el momento del cual empezaba a contagiarse.

Josiah trató de alejar su mano, pero Zachary lo impidió, tomándola con fuerza. Era tan suave, pálida y pequeña, era perfecta, inconscientemente pensó que tenerla sobre su piel en aquél momento era todo un indiscutible y extraño placer que comenzaba a disfrutar sin cuestionarselo demasiado.

—Quiero irme —Murmuró Josiah con su típica voz bajita y poco varonil, llamando la atención de Zachary—. Por favor.

—No —Sentenció—. Hasta que lo digas —Sonrió de lado de forma seductora aún manteniendo su ceño fruncido.

Josiah negó con su cabeza en medio de un puchero mientras sus ojos comenzaban a cristalizarse. Debía huir, no podía seguir ahí, no sabía cuánto más podría soportar pero estaba seguro de que no sería mucho.

—Vamos —Acarició su mejilla, haciendo que esta se tornara de un tierno color rosa.

Josiah volvió a negar y cubrió su cara con ambas manos, negando con su cabeza una y otra vez. Jamás se imaginó en esta situación, o tal vez sí, pero no de esa forma. Dolía sentirlo tan cerca y a la vez tan lejos, porque sabía que era lo que hacía. El chico no quería sentirlo cerca, tampoco trataba de seducirlo. Era una simple intimidación y vil venganza contra él.

—Bien —Zachary miró el reloj que había en la pared y sonrió de lado—. Las cuatro y cuarenta. Anochecerá en una hora y media, no me molestará esperar un poco más.

La desesperación terminó por consumir a Josiah. Comenzaba a sentirse ansioso y su cuerpo temblaba más de lo normal, no pudo seguir soportando esa situación, sus ojos comenzaron a derramar lágrimas sin permiso alguno de recorrer aquellas hermosas y sonrosadas mejillas. No podía huir por ningún lado, así que simplemente dejó que su espalda se dejara caer, siguiendo el camino de la pared, hasta el piso, en el que se encogió y escondió la cabeza entre sus piernas.

Y en ese momento fue cuando Zachary se dió una bofetada mental y un desagradable sentimiento se implantó en su estómago.

No quería que acabara de esta forma, quería intimidarlo, jugar con la calor del niño, hacerlo sentir nervioso. No quería hacerlo llorar o verlo de esa forma. Pensó en irse y dejarlo ahí, en la soledad de la habitación, ahogando el silencio de sus sollozos, pero cuando intentó volver a la realidad para reconsiderar sus pensamientos, ya estaba en el piso, agachado, mirando a Josiah con sus atentos y inexpresivos ojos verdes. Intentó hablar o decir algo, pero nunca fue bueno en estas cosas y probablemente jamás lo sería. Estas mierdas de dar consuelo o pedir perdón no eran lo suyo.

Acarició la cabeza del menor con su mano haciendo que Josiah la levantara levemente y se sorprendiera al instante al ver al chico frente a él, justo a su mismo altura.

Zachary suspiró de forma pesada y miró a Josiah curioso, estrechando sus ojos. No sabía que decir así que decidió no decir nada y se mantuvo mirando al pequeño, el cual también lo miraba por en medio de sus cabellos de forma tímida. Zachary estaba distraído, y si no era en ese momento, jamás podría huir.

—No te obligatoré a hacerlo, yo- —Sus palabras se vieron cortadas cuando de repente, el menor decidió levantarse del piso y ponerse de pie— ¿A dónde mierda vas ahora? —Soltó mirando cada uno de sus movimientos, parándose también.

Josiah empujó levemente a Zachary y se abrió camino, corriendo hasta la puerta, sintiendo como su vista se nublaba por las lágrimas que aún pedían salir, se limpió con el dorso de su mano y finalmente logró salir del lugar, el estúpido lugar en el que el momento más incómodo y extraño de su vida quedaba dibujado.

Zachary intentó seguirlo pero se detuvo al cruzar el marco de la puerta y ver a la distancia como el pequeño chico corría aterrado por el pasillo, moviendo sus cabellos y creando eco con sus pasos en el desolado lugar. Fue demasiado lejos esta vez, sabía que debió haberse detenido, no debió hacerle eso al pequeño chico que no le hizo nada para recibir tal castigo. Ahora se sentía arrepentido y odiaba aquello. Odiaba sentirse arrepentido y odiaba ese fastidioso sentimiento de remordimiento que lo comenzaba a matar internamente.

¿Debía pedir perdón? Sabía que sí, pero jamás lo haría. No solía pedir perdón por absolutamente nada y no pensaba empezar a hacerlo ahora. Lo dejaría ir, aunque algo internamente le decía que corriera tras el y lo detuviera, que lo rodeara con sus brazos y le demostrara que no debía temer ante él. Pero no lo hizo, se quedó en su lugar.

Se sentía alguien distinto y eso le generaba incertidumbre. No le agradaba en lo absoluto ser tan blando, extrañaba el Zachary al que no le importaba nadie ni nada, el que podía romper corazones y huesos sin sentirse arrepentido.

¿Por qué todo tenía que ser diferente ahora?

Aborrecía la empatía que crecía en su interior para con Josiah, pero sin embargo, quería mantenerlo cerca. Detestaba sentirse de esa forma pero, el inusitado acercamiento de esa tarde le había servido para darse cuenta de algo que incluso a él mismo le sorprendía.

¿Qué tan malo era el hecho de que, en su interior, le haya fascinado aquella cercanía con el pequeño?

•••••••

Dos capítulos cortos que en realidad eran uno solo xD tuve que cortarlos porque me pone medio intranquilo ver un capítulo tan largo idk soy raro jsksj.

Lamento si encuentran errores ortográficos, no edité este y tampoco el anterior capítulo.

¡Gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro