Ch10: Lo que pocos saben 1

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I

Todos allí tenían un rostro que mostraba un miedo del que poco se podría saber en ese instante y a futuro. Algunos tomaban con fuerza una parte de sus prendas para soportar el dolor del recuerdo. Otros inhalaban y exhalaban buscando serenidad para afrontar lo que seguía.

—D-Disculpen... sé que t-tengo que iniciar, p-p-p-pero... es difícil —su acento campirano de Liam estaba en titubeos.

Luan pudo ver un poco de Lily en cada uno, empatizaba mucho hasta el punto de que quería llorar. Ella también había sido llevada a esos lugares, pero solo fue encerrada mas no hicieron una reeducación. Ella sentía algo similar al recordar que Benny, Shannon, Chunk y muchas personas cercanas a ella de las que se perdió el rastro de su vida y cuerpo.

—¿Puedo tomar la palabra? —preguntó la chica Loud.

—Claro —Stevie Fox le dio permiso.

—Te entiendo, Liam. Te entiendo, Stevie. Entiendo a todos en este lugar —miró a cada uno de los chicos—. Quizás no he pasado lo más atroz como ustedes, pero cada vez que pienso en el pasado... no es bonito, es horrible —caminó con dirección a la ventana que estaba al lado de la puerta—. Por años han querido poder superar el trauma... no son los únicos, todos tenemos esa marca invisible, todos perdimos una parte de nosotros, con eso me refiero tanto nuestra cordura como nuestros familiares y amigos... perdí más de lo que creen —todos la miraron con pena—. Yo ya no puedo regresarlos, sin embargo, ustedes pueden recuperar parte de eso —los miró con seriedad y luego con una sonrisa—. Tal vez yo ya no pueda recuperar a parte de mi familia... ustedes... ustedes pueden recobrar su cordura y tranquilidad... no se presionen y no me vean como alguien externa. Recuerden que todo el pueblo sufrió las consecuencias de la perfección —se sentó nuevamente.

Una muchacha de cabello rojizo que le llegaba hasta el mentón y con una raya en el lado izquierdo. Vestía de blusa fucsia claro y falda blanca, con bordados negros. En su mirada se notaba tristeza, más que miedo.

—¿Lindsey? —Pam la notó con una actitud extraña.

—R-Recuerdo... —inhalaba y exhalaba— que me arrebataron de mis padres... —todos podían notar su agitación— m-m-me llevaron a una... habitación... ¡Dios! —dijo eso último para sí misma, reanudó lo que trataba de decir— había muchas c-camillas... —Chloe le dio un abrazo.

Luan tenía las manos de Haiku con las suyas, se sentía que lo que trataba de contar era muy personal para los demás. Ahora notó en el rostro de Lindsey el mismo horror que vio en Lily.

—Nos ataban de manos y pies en la cama —añadió Stevie.

—Y nos colocaban unos sacos sobre el rostro... —agregó Pam para no dejar inconcluso el relato.

—Con unas cubetas... nos echaban el agua encima para darnos la sensación de ahogo... —Haiku se dispuso a tratar de seguir.

Algunos ya estaban llorando por todos los recuerdos que le llegaban a la mente, pero la catarsis debía continuar.

—Solo por no m-memorizar... t-todo lo que una película decía... s-solo por eso —Liam tenía su puño izquierdo cubriendo su boca, sus lágrimas impactaban en su pantalón.

—Por eso... castigaban a todos... solo por no decirles al pie de la letra aquello y lo peor es... q-que debíamos golpear al que se equivocaba —Darcy no soportó más y se quebró.

De lejos se podía observar que de todas las casas de esa calle, la de los quintillizos era la menos iluminada y ruidosa.

II

Marie se sentó en la entrada de su casa, las inquietudes no la dejaban con su mente despejada, pero nada que un abrazo de Liena no quitara. Ya eran cerca de las nueve de la noche, ya la cena había sido servida y degustada.

—Mamá... ¿puedes continuar con la historia? —lo pedía con algo de vergüenza.

—¿Dónde nos quedamos? Sí... ya recuerdo —sonrió un poco y luego borró aquello.

La rubia se levantó para mirar el panorama, su hija hizo lo mismo para deducir que iba a decir su madre.

—Hay veces en donde lo inofensivo termina siendo lo más nocivo, la salvación termina siendo la perdición. No soy tan adulta como para decir eso, pero... —pensaba en el relato. Debía ser más directa, no era momento para dar vueltas— esos chicos lo sabrán pronto —se sentó nuevamente en el escalón de la entrada.

Liena solo miraba con extrañeza a su madre. No había más tiempo que perder, el relato necesitaba continuar...

III

Todos estaban ayudando para empacar algunas cosas en la furgoneta. El señor Lynn podía apreciar una actitud positiva por parte de Rita. Lisa por su parte se mantenía sin expectativas respecto a ese retiro ofrecido, sabía que el dar cosas gratuitas era parecido a los políticos que querían obtener votos a cambio.

Leni y Lincoln empacaban las canastas con frutas y uno que otro fiambre para pasar esa tarde sin molestias. Lola los ayudó por unos momentos solo para ver si es que no eran muy obvios con sus muestras de afecto. Todo estaba en calma.

Lily fue al medio de Lincoln y Leni, como nunca a la bebé le nacieron las ganas de estar cerca de ellos dos. Nadie objetó a eso, solo Lola los observaba mediante el retrovisor, pensaba que sus hermanos parecían una familia muy joven. "¿Tal vez la cigüeña les podría llevar un bebé a ellos?", se preguntaba con mucha curiosidad.

El camino a ese lugar no fue tan largo. Las miradas de todos dentro del auto no pudieron evitar notar a muchos coches ir a la misma dirección. Luan saludaba junto a su muñeco ventrílocuo a las personas que estaban en esos coches. Las demás se mantuvieron en silencio o miraban el paisaje.

—Lily, ¿Cuántos años tienes? —preguntó su hermano.

La bebé le mostró un dedo, eso le había enseñado su segunda hermana mayor. La pequeña Lily había aprendido a hablar más gracias a ellos dos. Pero no era tan apegada a ellos, más lo era con Luan que la hacía reír.

—¡Lily, dile hola al señor Cocos! —le acercó su muñeco.

—¡Cocos! —expresaba mucha alegría con su sonrisa.

Luan tomó con sus brazos a la bebé para hacerla reír con unos nuevos chistes que había creado no hace más de unas horas. Lincoln y Leni aprovecharon ese espacio libre para unir sus manos, se miraron con lentitud para prever que nadie se percatara de eso.

—¡Te quiero mucho, Linky! —solo movió sus labios.

Lincoln supo lo que dijo, se sonrojó por ello. Había momentos que pensaba que una chica muy bonita se había fijado en un flacucho y pequeño chico. Él pensaba que Leni era como la rival de Lori, Carol Pingrey.

Las chicas bonitas salen con los chicos que eran capitanes de equipos de deportes o los populares, él solo era un chico con gustos por esas revistas de personajes inexistentes y con poderes. Pero Leni no era así.

Ella comprendió las cosas de Lincoln, tal como él comprendió su forma de aprender. Nunca vio como algo extraño lo que le gustara a su hermano, su problema era de comprensión.

—Conozco esa mirada, yo sé que eres alguien increíble —sentenció su hermana muy cerca de su oreja antes de darle un beso rápido en su mejilla.

La rubia miró a la ventana con rapidez para aparentar no haber hecho esa travesura con él, trataba de no hacer notar su risita. Le daba mucha gracia la timidez de su hermanito porque con esos sonrojos se deducía que él aún no podía creer que sea cierto en lo que estaban.

Lincoln se acostó sobre las piernas de Leni de manera inesperada, se sentía un poco cansado debido al trayecto no tan largo con rumbo a ese lugar. Leni solo le acariciaba sus cabellos.

—¿Qué crees que haya? —le preguntó solo moviendo sus labios.

—No lo sé, pero creo que será algo aburrido —respondió Lincoln con sinceridad a la duda de ella, obviamente solo movió sus labios.

Lola era la única que podía ver desde el retrovisor todo eso. Desde esa perspectiva, pareciera una película de romance que empieza desde la adolescencia. Solo esperaba que cuando esa llama se apagara... ellos no se llegaran a odiar... o al menos eso pensaba que pasaba, según la conversación que escuchó entre Lori y su amiga Whitney por el teléfono.

Pasaron cerca de veinte minutos y se podía observar un arco de madera con las palabras bienvenidos tanto en inglés como en... un idioma europeo.

—Niños, ya llegamos —expresaba con tranquilidad el patriarca Loud.

IV

—¿Saben que es lo gracioso? —dijo Haiku en un ataque de llanto y risa— Que nos repitieron una y otra vez el metraje que nos mostraron a todos el día del evento, ese lugar de retiro gratuito —lloraba en el hombro de Luan.

Todos en la ciudad sabían sobre ese insigne metraje de la secta, el que dio paso a todo lo que seguiría.

Luan notó a todos con los ánimos abajo, pareciera que estaban casi moribundos. Supo que ya no debían esforzarse en contar algo. Todo allí se sentía lúgubre, por más luces que hubiera.

—Luan.

—¿En qué puedo ayudarte, Liam?

—¿Podrías venir a la siguiente reunión que será mañana?

La chica notó que todos allí querían aquello por sus miradas con algo de esperanza en encontrar algo de consuelo.

—Lo que dijiste... creo que en verdad nos ayudó después de tiempo... nunca había hablado sobre esto con alguien que no sea yo —expresó Darcy con una imperceptible sonrisa.

—Es verdad... no todos aquí somos los único que hemos sufrido, pero... creo que contigo sería como tener una hermana mayor para hablar... —agregó Chandler tratando de secarse las lágrimas.

La excomediante sintió que ese sería un gran paso para entender más a fondo el profundo daño que dejó la secta en lo que alguna vez fue una pequeña ciudad feliz.

Había una radio que alguien en el vecindario tenía encendida y se podía escuchar debido a que su ventana estaba abierta, la letra decía: "Yesterdey, all my troubles seemed so far away...".

V

Los coches se aparcaban en un gran estacionamiento. Aquel lugar de retiro, antes había sido un hangar para prácticas de la fuerza aérea, pero al terminar la guerra lo trasladaron a Florida.

Todas las personas bajaban asombradas por lo bonito que había sido remodelado el lugar, no tardaron en recibir algo de bebidas alcohólicas, pero con bajo alcohol.

Los dos hombres de aquella vez se pararon nuevamente sobre un escenario que quedaba en el medio de ese lugar. Pero solo habló el que tenía una cicatriz, el que cojeaba le dio carta libre.

—Willkommen, damas y caballeros, niños y ancianos —quitó una gran tela que cubría algo y mostró una pantalla blanca—. Cuando terminen de visitar algunos de los hangares que son como museos y terminen de comer, les pedimos que vuelvan para ver una obra maestra de metraje. Pueden seguir en lo suyo —hablaba con mucha educación.

Las personas se encantaron al ver esos tres museos puestos en los hangares, contenían muchas fotografías y cuadros que retrataban las dos guerras mundiales.

Lincoln y Leni aprovecharon el desconcierto para irse lejos de allí, no sin antes avisar a sus padres que estarían juntos y que ninguno se perdería, y poder tener privacidad cerca del bosque.

Lori buscaba a Leni para charlar con ella, pero se enojo porque de repente se fue con Lincoln a... no sabía exactamente qué. Lola vio que se fueron a un lugar discreto, suspiró de alivio y se fue con Lana, Luan y Lily a mirar lo de esos museos...

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