Ch11: Lo que pocos saben 2

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

I

—¿Y en qué piensas, Linky?

—En nada.

—Dime, estamos solos.

Lincoln se arrodilló frente a ella y la miró con algo de pena. Leni lo notó muy raro desde hace más de una hora.

La nieve caía con la lentitud de un caracol en todo el lugar. Mientras las personas visitaban las estancias y se quedaban impresionadas por los arreglos, los dos hermanos preferían disfrutar esos pequeños momentos, pero juntos.

—Leni... tú te irás a la universidad... y yo seguiré en la escuela.

—No lo creo... no tengo las calificaciones necesarias... lo más probable es que tenga que estudiar algo que no sea de allí... no creo que dé para eso.

—Leni, tú eres muy lista y podrías ser lo que te propusieras, pero... no me refiero a eso.

Un viento helado pasó por el lado donde estaban ellos, ambos se frotaron los brazos, ambos se miraron queriendo expresar lo que les parecía todo hasta ese momento.

—¿Cuándo nos despediremos?

—Linky... no digas eso.

—Eres mayor que yo —miró a la copa de los árboles—. Una vez escuché a Lori hablar sobre las relaciones que no pueden seguir.

—Hermanito, Lori dice muchas cosas, y muchas no entiendo.

—No podremos seguir con esto... soy tu hermanito... no soy un chico.

—Lo eres para mí.

—Pero llegará el momento donde ya no lo seré, y espero poder quererte cómo te quise antes de ser novios en secreto.

Leni notó mucha madurez en las palabras de Lincoln, ni ella a esa edad podría decir todo eso y tratando de que la otra persona entienda. Solo le quedó recargarse en el árbol y tomar con sus brazos a Lincoln para abrazarlo y pasar el rato de ese modo.

—Lincoln, yo solo te quiero a ti, no creo que haya alguien más en todo el mundo que me quiera y quiera como tú.

—Sabes que sí.

—Pero ellos solo quieren a la Leni de afuera.

Y así se quedarían por un largo rato hasta que les dieron el aviso para almorzar y después les mostrarían el metraje. Lola los llegó a encontrar, pero estaba detrás de un arbusto, escuchando en silencio y apenada.

II

Luan abrió la puerta de la casa y encontró a Luna, Lynn y Lucy sentadas en los sofás. No entendía, más que nada, el que Lynn estuviera allí porque debería estar en la estación de policías.

—Sis, a Lily le dio un ataque de paranoia —Luna miraba a Luan con miedo.

—Ella quería atacar a Lucy con un cuchillo —sentenció Lynn con una mirada seria—, vine porque avanzaría algunas cosas aquí, en casa, felizmente pude someter a Lily.

—Subí para ver si estaba bien, pero... ella estaba de pie y, cuando la miré, fue directamente a atacarme, como no me dejé, se fue. Quería salir, pero no la dejé y es por eso que se fue a la cocina y tomó un cuchillo... suspiro... —se le notaba más melancólica que asustada.

—No te preocupes, le dimos algo que la dopó, no hay necesidad de estar alerta —agregó Lynn.

Luan no pensaba que Lily pudiera ser más agresiva de lo que ya se mostraba a veces. Por profesionales en salud mental, le habían dejado en claro que esas secuelas se podrían intensificar. Si tan solo se pudiera saber la verdadera magnitud de la tortura en ella.

—Voy a verla.

Al subir por la escalera, algo la detuvo. Le surgió una necesidad de saber si dijo algo.

—¿Ella habló o solo se mantuvo amenazante?

—Sí, dijo que tenía que irse lejos porque alguien la acechaba, solo eso decía, ni siquiera me miraba al hablar, suspiro... —la miró haciendo un gesto resignación.

Luan abrió la puerta de la habitación de la menor. Sus ojos se notaban perdidos mirando hacia un solo lado. Se percató que le habían atado una mano al respaldar de la cama, les reclamaría al bajar.

—Lily, no sé si puedas escucharme, pero... hay un grupo... personas como tú, creo que si vas allí, ellos y tú podrían darse una mano para superar sus traumas —le tomó la mano que no estaba atada.

Notó que Lily movió uno de sus ojos, probablemente le escuchó, pero le entendió poco. Le afligía ver como su hermana menor era tratada como una demente y atada como un animal.

III

Todos los anfitriones estaban preparando una enorme pantalla de proyección en uno de los hangares, la posicionaron en medio del arco de la entrada para que todo el público no pudiera perderse del filme.

Pero antes de ver aquella película, prefirieron en darles el almuerzo para que la película fuera como el relajo después de ello.

Todos los Loud pudieron reunirse en una mesa de las tantas que habían instalado. Se podía notar el esmero por parte de esos hombres y su inusual propuesta.

—Leni, ¿no tienes hambre? —preguntó su hermana mayor.

—¿Qué? ... No, tengo tanta hambre —lo decía mirando de reojo a su hermano.

Lincoln no era ajeno a la acción de Leni, él también tenía poco apetito. Lo que discutieron no era del agrado de ellos, pero ambos sabían que no se podía dejar de lado porque era más probable que los caminos se separaran a que pudieran continuar con esa relación.

—Apestoso, ¿vas a comer tu parte?

—Eh... no, Lynn —le arrimó su plato con albóndigas.

Lola comía con delicadeza y no podía ser ajena a tener teorías sobre lo que habrían hablado ellos dos. Pensaba que las cosas entre ellos quizás no funcionarían por más tiempo. Esperaba que las cosas terminaran bien.

Terminado el almuerzo, todos procedieron a ir a ese hangar donde había muchos asientos, pero dando preferencia a las personas mayores y algunas mujeres con bebés. La mayoría estaba de pie o cerca de un árbol.

El tipo de la cicatriz y el cojo no dijeron nada, habían calculado bien la hora porque el sol ya estaba casi oculto y el invierno ayudaba a ese ambiente oscuro para apreciar mejor la proyección.

Lincoln estaba entre personas que no conocía y cabizbajo, se podía palpar el desánimo por parte suya, quizás no debió apresurarse y causar que Leni se sintiera triste.

Lo que no se esperaba era que Leni se colocara detrás de él y lo abrazara, que una mano cubriera su vientre y la otra su hombro izquierdo. Lincoln no se exaltó solo tomó con paciencia la mano que cubría su hombro para juntarla con su rostro y transmitirle su cariño y arrepentimiento por lo que le dijo horas antes.

Leni se pegó más a Lincoln, como era muy despistada, no se percató que el cómo lo abrazaba se veía algo extraño. Pero lo bueno es que Lola al tratar de buscar un espacio para poder ver, causó que las personas se movieran y pudieran cubrir el momento de pequeña reconciliación que vivían.

Las grabaciones que se proyectaban mostraban muchas personas viviendo el día a día en Italia, Francia, Reino Unido, muchos otros países del Viejo Mundo, pero con especial énfasis en Alemania y Austria.

Se sentía claramente la diferencia entre costumbres americanas y europeas que, por más que eran descendientes de ellos y les dejaran parte de la cultura occidental, las divergencias eran lo que los hacían únicos.

Pero de un momento a otro esa filmación muda se tornó en catástrofe tras catástrofe. Calles destruidas, hombres jóvenes y adultos partiendo dejando a sus esposas, madres, hijas, hermanas para enlistarse y defender a sus respectivas naciones. Hombres mutilados, desnutridos, pilas de cadáveres, líderes de los ejércitos entre la cólera y la exultación, soldados retornando a paso lento y con un aspecto demacrado. Fotos de tratados que no les hicieron gracia a personas de todo tipo.

Luego se mostraron imágenes de prosperidad, celebraciones y jolgorios por parte de países donde no hubo derrotas o personas a las que se podía asumir que las guerras no les afectó ni importo. Sin embargo, lo opuesto tuvo más incidencia con la banda sonora que acompañaba simulando truenos o sonidos de catástrofes.

No fueron ajenos a figuras conocidas de la última guerra como Stalin, Hitler, Mussolini, W. Churchill, Truman, Franco y más. Lo que coronó el filme fue que las siguientes imágenes fueron más crudas que las anteriores porque mostraron imágenes de personas con signos de inanición, apiladas en fosas comunes y que se podía notar que muchas no portaban uniforme militar.

En ciertas partes del filme había algo muy imperceptible, eran unas imágenes que pasaban muy rápido para el ojo humano, pero no para la parte inconsciente de la mente donde se almacenaría. Repetidas imágenes del nazismo y comunismo, pero unas donde se exacerbaba aquellas ideologías.

Rita abrazó muy fuerte a Lily cuando vio esas imágenes, a la bebé no le interesaba lo que pasaran, solo quería estar en los brazos de su madre. El señor Lynn no dejaba de sentirse horrizado, trataba de tapar los ojos a Lisa que se había sentado en sus piernas para ver mejor aquella proyección. La joven de cuatro años recién entendía lo que significa la palabra horror y miedo.

Los hombres que presentaron aquella visión del apocalipsis en tierra, salieron en unas grabaciones, como niños y como soldados en la última gran guerra. Pero entraron más a escena cuando terminaron de mostrar todas esas imágenes horrorosas.

Las siguientes imágenes fueron de ellos hablando con personas de sus países y convenciéndolas de que se unieran a ellos para acabar con esos males. Se podía ver la credulidad en los rostros de esas personas, no obstante, se les borró esa expresión de su rostro cuando explicaron lo que ellos proponían.

—Más que soldados, fuimos científicos y muchas cosas más —respondió el de la cicatriz.

—Tantas guerras y desgracias, nos enseñaron que ya no puede haber peores cosas, es por eso que todo lo que vivimos lo queremos evitar —agregaba el que cojeaba.

—Al ser hombres de ciencias, nuestros objetivos son claros y sin tener error absoluto.

—Es por eso que queremos crear un mundo sin aquellas abominaciones, sin perder más de lo que ya se fue de nosotros.

—El mundo perfecto es lo que proponemos, en base de que ya podemos predecir lo peor y que vivimos lo peor.

El vídeo ya había acabado, pero a ellos aún les faltaba mostrar algo. Y uno de sus ayudantes llamó a dos personas jóvenes que salieron del hangar.

De ellas salieron dos adolescentes, hombre y mujer, vestían ropas blancas como sus pieles, tenían cabello rubio para el hombre y castaño para la mujer. Las personas se quedaron absortas ante tal belleza inmaculada que desprendían aquellos seres que no parecían salidos del vientre de una madre sino de una pintura renacentista.

—La perfección no solo es cultural o moral, también viene con el componente físico —decían ambos jóvenes al mismo tiempo sin parpadear ni una vez y con unas sonrisas que generaban calma.

Lincoln y Leni observaron a aquellos niño e igual que la gente se notaban absortos ante la perfección estética que representaban. Lola pensó que esa adolescente era más bonita que ella.

—Pero para llegar a estos ideales... ¡Se necesita disciplina, entrega y fidelidad! —arengaba el de la cicatriz.

—Lo hemos logrado en nuestros pueblos, pero... ¡Estoy seguro que aquí lograran aquella perfección anhelada por nosotros! ¡Aquel sueño donde no habrá guerras y viviremos siendo personas representando lo perfecto tanto en lo abstracto como lo concreto! —pareciera que arengaba a unos soldados.

Algunas de las personas guiadas por la emoción del momentos se levantaron diciendo que querían aquello, entre ellos estaban Rita y Lynn, también Lisa, aunque nadie se percató de la emoción poco expresiva de la genio.

Otras personas se mostraban sorprendidas y mostraban sus admiración por lo dado y lo que planeaban. No estaban del todo convencidas, aunque, ellos serían el punto de seguimiento por parte de los hombres y sus ayudantes.

Personas como Lola, Leni, Lincoln, el doctor Feinstein, Harold McBride, Mollie, Haiku, Benny, Dana y muchos otros, les dio igual todo lo que mostraron, se mantenían con el concepto de que eran unos charlatanes. Más que nada el doctor Feinstein, él no creía que ellos fueran alemanes que se oponían al régimen del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán.

El regreso a casa fue satisfactorio para Rita y Lynn, en cambio para Lynn Marie o Lori no les interesaba para nada. No olvidemos a Leni, Lincoln y Lola, aunque la tercera era como una espía, prestaron poca atención o nada, vivían en lo suyo.

—Te quiero, Linky.

—Te quiero, te quiero mucho.

Lincoln se acostó en las piernas de Leni para descansar todo el trayecto a su hogar. En su mente rondaban escenarios donde Leni se iría y volvería con un novio o ya con su familia, y él solo la miraría y recordaría lo que nadie sabe o, debido a Lola, pocos saben...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro