Sus ojos deambulaban por el exterior que le ofrecía la ventana de la cafetería, su mirada posada en el árbol otoñal del cual las hojas bajaban por la fuerza del viento y su debilidad por la estación, su mano mantenía apoyada su cabeza para contemplar la vista a su comodidad, las hojas danzando al compás del viento le ofrecían calma a la mente en desastre de Jimin que intentaba recomponer su vida por causa de una relación tóxica con su anterior pareja, dos meses de pensar mal hacía su persona.

Con un poco de ayuda de sus cercanos y mucha fuerza de voluntad ya estaba logrando salir del hoyo negro en el que se sentía, el olor a café llegaba a sus fosas nasales estimulando sus sentidos y regalandole un poco de alegría, el local no estaba tan lleno y eso le parecía perfecto a Jimin, amaba sentir la paz de la tranquilidad, las conversaciones a penas eran susurros y las risas tan espontáneas que la cafetería se había vuelto su lugar más frecuente.

Con un leve carraspeó la mesera que portaba una sonrisa le sirvió su orden de mocca y un pastelillo de arándanos, Jimin agradeció con una sonrisa.

-Oh, bastardo, ya ordenaste...

Aquellas palabras dejaron impresionado a Jimin, un hombre se había sentado de repente en su mesa aunque asumía que se encontraba equivocado por su expresión que imitaba la suya, la mesera observaba la situación sin saber que decir.

-Y-yo, disculpa, me he confundido, e-es que tie-tienes el mismo color de pelo que mi amigo -tartamudeo el desconocido con una sonrisa nerviosa.

Jimin quedó prendado de cómo sus ojos se achicaban mientras sonreía y que de la sonrisa se asomarán sus encías, lo hacía ver tan tierno junto con su pelo rubio alborotado, cómo si no se hubiera peinado pero seguía siendo tan encantador.

-No hay problema -nego con su cabeza Jimin mientras sostenían sonrisa miradas.

Miel contra café mientras intentaban formular de manera correcta sus pensamientos, Jimin no había visto ojos rasgados más lindos en su vida.

-Ah, y-yo... Mejor me retiro, nuevamente disculpa, eh... -el desconocido se fue parando sin apartar la vista de Jimin -Espero tengas una linda tarde.

Con una gran sonrisa el desconocido se fué, dejando aturdido a Jimin que se había quedado prendado de sus ojos, con una reverencia la mesera, que había presenciado toda la situación, siguió al sujeto y Jimin vió que se sentó con otro hombre que, efectivamente, tenía el mismo color de pelo que él, decidió no darle muchas vueltas al asunto y concentrarse en su pastelillo junto con su nueva lectura.

Rápidamente empezó a leer perdió el sentido de tiempo y espacio, se sumergió en la lectura y las palabras enriquecedoras del libro que llevó consigo, su comida empezaba a disminuir de forma lenta mientras leía, cuándo fué a agarrar otro pedacito de pastelillo se dió cuenta que ya no le quedaba nada, decidió restarle importancia y beber lo que le quedaba de su mocca para irse.

Por su periferia pudo ver cómo dejaban un platito con un pedazo de torta de fresa con nevado, su mirada se fijó con la misma mesera que lo atendió.

-Disculpa, yo no ordené ésto -dijo confuso Jimin.

-Lo sé, fué el chico con aspecto de gatito -le explicó la mesera y le señaló hacía dónde estaba el sujeto del incidente.

Estaba enfrascado en una divertida conversación con su amigo por lo que veía Jimin, miró con una sonrisa a la chica y le pidió amablemente que pusiera la torta en un envase para llevar, con una pequeña sonrisa guardó sus cosas y cuándo finalizó la tarea procedió agarrar una servilleta y un bolígrafo.

Cuando la mesera llegó con la torta en un envase para llevar le pidió el favor de darle la servilleta al sujeto y con una sonrisa de agradecimiento se fué del local.

Ajustó mejor su bufanda y con una pequeña sonrisa fue caminando a su casa mientras sentía el viento golpeando suavemente su cara, con una mano en una de las correas de su pequeño morral y en la otra la cajita con su torta, sin darse cuenta iba pensando en el gesto del sujet con aspecto de gato con una gran sonrisa y sus mejillas sonrosadas.

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Una semana después del accidente con el desconocido volvió a ir a la cafetería sintiendo su típica calidez al entrar al local, fue a su mesa usual al lado de la ventana y esperó a que viniera alguien a preguntar su pedido de hoy.

La misma mesera que lo atendió la otra vez fue a su mesa pero no con sus manos vacías, traía una taza para bebida y una servilleta que le resultaba familiar, con una sonrisa dejó los objetos frente a Jimin que miraba sin entender lo qué pasaba.

-El mismo chico que le regaló el pedazo de torta pagó esto por usted -explicó sonriente la chica -Ha venido toda la semana para encontrarlo nuevamente, pero éso usted no lo supo de mi, oppa -con un guiñó confesó todo y sacó su libreta para el pedido de Jimin que a la final sólo pidió un pedazo de torta de zanahoria.

¿Qué el sujeto había estado viniendo al local con la esperanza de encontrarlo?, le parecía ilógico a Jimin, a diferencia de él, el sujeto desconocido era alguien inolvidable, toda la semana había pensado por lo menos una vez en él, en su bonito gesto y sus ojitos rasgados y brillantes, también en su sonrisa.

Con esos pensamientos en su mente no se había dado cuenta que se encontraba acompañado en su mesa hasta que escuchó un carraspeó y su vista pudo vislumbrar al sujeto desconocido, el dueño que sus anteriores pensamientos. Jimin estaba impresionado, el hombre rubio le regaló una sonrisa abierta que mostraba sus dientes perfectamente alineados provocando que Jimin se sonrojara.

-Hola -saludó muy ansioso el rubio que no borraba su sonrisa.

-Y-yo, hola -correspondió con un graznido el saludo sintiéndose avergonzado inmediatamente, provocando la carcajada del otro hombre.

-Definitivamente eres adorable -soltó de repente, dejando las mejillas de Jimin aún más rojas -Me presentó, soy Min Yoongi.

Yoongi se inclinó lo que pudo en una reverencia y una vez compuesto le regaló una sonrisa a Jimin que se preguntaba si el hombre no perdía la capacidad de sonreír.

-P-Park Jimin -imitó las acciones del rubio e hizo una reverencia.

-Veo que recibiste mi servilleta -el rubio señaló con su cabeza el pedazo de papel.

Jimin se fijó y aprovechó para leerlo de una vez. Arriba estaba su caligrafía y abajo se encontraba la de Yoongi, suponía.

"No te hubieras molestado :) gracias"

"Nunca será molestia mochi ;) no hay de qué"

-¿M-mochi? -el rubio simplemente asintió -¿Po-por qué mochi?

-Te lo diré con el tiempo -dijo con una sonrisa cómplice Yoongi.

Cuándo Jimin iba a protestar por su respuesta, justo llegó la mesera que no pudo evitar emocionarse por verlos juntos, vió cómo Yoongi ordenaba pero no escuchó en ningún momento que fuera algo para llevar, al parecer pensaba quedarse con él.

-Espero no te importe que coma contigo -dijo el rubio una vez que se fue la chica.

Yoongi se encontraba un poco serio esperando su respuesta, Jimin pudo vislumbrar un poco de sus ojos marrones y se perdió un rato en ellos para finalmente negar con su cabeza.

-No hay problema.

Pudo observar cómo sus ojitos desaparecían para convertirse en una rayitas en su carita producto de su gran sonrisa, sin embargo, aún podía ver sus ojos marrones que poseían un brillo de vida único.

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Holis chiquilines, bienvenidos a mi primera entrega de BTS, mi poderosisimo YoonMin.
En multimedia les estaré dejando las canciones me parecieron adecuadas mientras escribía.
Disfruten❤️

Ate: Hyejoon