Capítulo 63

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Hola :)


Capítulo 63

Far from the others / close to each other.

Lejos de los demás / cerca entre nosotros.

Zara Larsson - Uncover


DRACO

Draco gritó cuando la vio caer. Sus ojos grises se abrieron mucho cuando el peso de Hermione chocó contra su cuerpo, arrastrándolo al suelo.

—¡Expelliarmus! —volvió a gritar Harry Potter.

Y, por fin, la varita de John Scholz voló por los aires. Pero eso no fue importante, porque el cerebro de Draco solamente podía procesar lo que acababa de suceder. Un Avada Kedavra había golpeado a Hermione.

John Scholz acababa de matar a Hermione Granger, delante de él. Sin que él pudiera detenerlo, sin que él fuera capaz de hacer algo al respecto. Un maldito Avada Kedavra que iba dirigido a él.

El pánico comenzó a desbordar a Draco, pero no dejó que lo consumiera, no esta vez. Necesitaba hacer algo, lo que fuera. No podía perder a Hermione. Joder, ¿cómo iba a perder a Hermione? Su madre le había dicho que todo estaría bien a partir de ese día, ¿cómo coño podía estar nada bien si Granger acababa de morir por su culpa?

Scholz lo observó y, por un instante, Draco supo que él no había calculado eso; que no había esperado matarla por accidente. El mago se puso pálido y dio un paso atrás. Sin que Scholz pareciera consciente de lo que sucedía, una decena de hechizos comenzaron a golpearlo. Los aurores estaban allí y...

—John Scholz, estás arrestado —informó Kingsley Shacklebolt, llegando hasta donde estaban

Scholz, negó con la cabeza y, sin pensarlo ni un instante, se lanzó por la barandilla del puente. No llegó a caer, pues Angelina Johnson lo interceptó con su varita y consiguió hacerlo regresar al duro asfalto del Albert Bridge. La bruja le lanzó una mirada despectiva, como si le asqueara saber que el mago era tan cobarde como para huir de ese modo, a pesar de estar rodeado de aurores.

—He dicho... que estás arrestado —repitió Shacklebolt de forma solemne.

En shock, Draco volvió a observar a Hermione. Su cuerpo aún estaba caliente. Aún estaba allí.

No podía... no podía haber muerto. Hermione debía estar con él, debía quedarse ahí cuidándolo, manteniéndolo alejado de los líos, enseñándolo a mejorar y a convertirse en una puta persona normal de una vez por todas. No, no podía morirse. Draco la necesitaba y... quizás era un egoísta por pensar de ese modo, pero si también ella moría así, eso significaría el final de su vida una vez más. Draco no podía más, que Hermione se hubiera sacrificado por él le hacía sentir como una basura.

—No me lo merezco —le susurró a la joven—, no merezco que tú te vayas y yo me quede aquí.

Acarició el rostro de Hermione, sus mejillas redondeadas y sus labios rosados. Ella no podía dejarlo ahí solo.

—No puede pasar esto. No otra vez...

Sollozó. Todo era su maldita culpa, una vez más. Scholz lo había llevado hasta allí como un maldito loco, planeando lanzarlo al vacío de ese puente y librarse de él como si se tratara de un espectáculo. El muy desquiciado se había dejado atrapar simplemente porque no parecía capaz de verlo siendo libre... y ahora la había asesinado a ella. La única estrella que brillaba en su mundo.

—¿Cómo está? —preguntó Harry, al cabo de unos minutos, llegando hasta él.

Draco levantó la vista como pudo, sin dejar de mecerla contra su cuerpo. Se sentía tan vacío, tan muerto por dentro... Por un instante quiso culpar a Potter de lo que había sucedido. Potter estaba armado, tenía su varita en la mano, ¿por qué no le había lanzado una puta Imperdonable a Scholz cuando había estado a tiempo de hacerlo? ¿Qué clase de auror era ese?

Pero descartó la idea de culparlo al instante. No había sido Potter; había sido él.

—¿Cómo está? —repitió Draco con voz grave—, ¿que cómo está, Potter? Scholz la ha matado por mi culpa.

Y, para su sorpresa, Harry frunció el ceño. Se acercó a ellos dos y se arrodilló en el suelo, quedando a la misma altura que Draco. Después acarició la mejilla cálida de Hermione.

—Está bien —dictaminó Harry—, yo llegué antes.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Draco, totalmente perdido en esa conversación. No sabía qué significaba.

—Mi expelliarmus la golpeó primero. Mi hechizo canceló el de Scholz.

—¿Qué quieres...? ¿Qué significa eso?

—Que yo no apuntaba a Scholz, intentaba atacar a Hermione para que dejara de... ya sabes, de hacer el imbécil. Sabía que intentaría protegerte, no estaba pensando con claridad.

La felicidad pura existía y era, solamente, las palabras que Harry Potter acababa de pronunciar. Volvió a girarse hacia Hermione y trató de reanimarla, con poco éxito. Entonces, Harry le tendió algo: su varita negra. Al parecer, acababa de quitársela a Scholz, cuyos gritos y gruñidos se escuchaban desde allí mientras los aurores le aplicaban un par de esposas mágicas alrededor de las muñecas.

Draco agarró su varita.

Rennervate —dijo en un susurro.

Y Hermione abrió los ojos, por fin.

Fue como si una inmensa tormenta de alegría acabara de caer sobre Draco Malfoy de un momento a otro. La sonrisa se extendió por su rostro, algo que no había sucedido en mucho tiempo, y distinguió que Hermione estaba algo confundida.

—¿Qué ha pasado? —susurró.

—Potter te ha dejado inconsciente —le contestó Draco.

Y quizás a Potter no le pareció gracioso que lo expusiera de ese modo, pero no dijo nada al respecto. Por el amor de Merlín... ¡Harry Potter había vuelto a salvar el mundo! Y Draco, por primera vez, no tenía nada que reprocharle al respecto. Draco Malfoy recordaba sus deudas, siempre lo hacía, y ahora tenía una muy grande con el niño que vivió.

—Gracias —le dedicó.

El moreno asintió con la cabeza y ambos se observaron un instante, comprendiendo que algo acababa de suceder. Algo que cambiaría las cosas.

—¿Qué ha pasado con Scholz? —Hermione, aún aturdida, trataba de mirar a su alrededor.

Draco la mantuvo quieta, no quería que se hiciera daño si se levantaba demasiado rápido. Los dos habían sufrido tantos golpes y lesiones en ese día que era increíble que aún pudieran caminar.

—Está bien, todo está bien —explicó Harry—, ha sido arrestado.

—¡Potter! —lo llamó alguien desde el otro lado del puente.

—Tengo que marcharme. Cuida de ella —le pidió a Daco.

Un detalle como ese le resultó bastante gracioso a Draco. ¿Cómo iba a cuidar él de Hermione? Si ella sola era capaz de ganar una guerra. Acababa de demostrarle, delante de todo el mundo, que Hermione Granger no tenía ningún miedo a arriesgarse por salvar a otra persona. Y, también, que no parecía tener mucho aprecio por su propia seguridad.

—Siento todo lo que te dije, todo lo que hice —se apresuró a decir Draco—, estaba tan furioso que no fui capaz de ver más allá de lo que me decían mis propios instintos. Y pensar que casi te pierdo...

Con esfuerzo, Hermione tomó aire y consiguió sentarse sobre el suelo, quedando frente a frente con él. Draco la observó de nuevo: tenía un aspecto terrible, pero jamás había estado tan hermosa como en ese momento.

—¿Hiciste el hechizo de resurrección? —preguntó.

Más bien, seguro que quería decir intentaste, pues era evidente que no había conseguido llevarlo a cabo. Aun así, ella lo recordaba.

—Sí.

—¿Y qué pasó?

Draco negó con la cabeza, bajando la mirada con cierto dolor contenido.

—Todo está como tiene que estar —le contestó—, eso es todo.

Los dedos de Hermione acariciaron su barbilla suavemente.

—Lo siento.

—No lo sientas. Es mejor así.

Hablar con su madre le había abierto muchas puertas en su mente, también había respondido un millón de preguntas que ni siquiera él sabía que tenía. Quizás, al fin y al cabo, tan solo había necesitado las palabras de amor de Narcissa Malfoy para asegurarle que él no era culpable de nada de lo que había sucedido. Jamás lo habría creído si ella no se lo hubiera dicho.

—Te quiero —susurró Hermione—, ¿me crees ahora?

Se miraron a los ojos de nuevo. Allí, sentados sobre el asfalto frío de ese puente, la situación parecía recién salida de una fábula. Él acortó los pocos centímetros que separaban sus labios de los de Hermione, pero no llegó a juntarlos.

—Te quiero —confesó también él, aunque esas palabras no fueron tan difíciles de pronunciar como las siguientes—, y confío en ti, Hermione Granger.

Y solo entonces la besó. Le importaba un rábano si alguien los veía, si el Ministerio los contemplaba con miradas escandalizadas o si alguien se atrevía a juzgar lo que había sucedido entre ellos dos. Nada era importante, solo Hermione y él. Lo que ellos estaban construyendo sería el inicio de su nueva vida. Una vida que Draco Malfoy llevaba mucho tiempo anhelando, sin saberlo.

Enterró sus dedos en el cabello castaño de Hermione y la acercó un poco más a su boca, saboreando cada uno de sus besos y sintiéndola cerca, muy cerca de él.

Así era como Draco Malfoy quería permanecer durante el resto de su vida.


¡¡Hola, amores!! AAAAAYYYY, ¿De verdad creíais que podría hacerle eso a estos dos? Estoy ENAMORADA de mis pobres Draco y Hermione, ¡no puedo separarlos ahora!

Espero que os haya gustado  muchísimo el capítulo y la resolución de este problemón. Nos quedan ya muuuuy poquitos capítulos para el final, así que regresaré a las dos actualizaciones por semana a partir de, probablemente, el jueves.

Muchas gracias por seguir aquí <3

Os recuerdo que podéis seguirme en instagram, donde me llamo vmcameron213 y os agradezco muchísiiiisimo todos los reviews y mensajes preciosos que me habéis dejado. De verdad que os he visto pasar mucho miedo por Hermione, ¡¡he disfrutado un montón siendo malvada!!

Nos vemos el jueves, ¡¡mil besos!!

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